♱Capítulo 5.♱


—Es que no encuentro explicación racional, Gumi. Pero, no puede ser posible que esto tenga algo que ver con Rin. No tiene sentido alguno.

—Piénsalo, por favor. Llevamos meses así, los pensadores más importantes de la región aseguraron que esto empeoraría antes de mejorar. Además, no es posible que de un día para el otro brotaran flores con tal belleza. Y cómo explicas que una paciente convaleciente no sólo sobreviviese la noche, sino que ahora goce de perfecta salud. Y el ciego...

—Me ha quedado claro- Len se dejó caer sobre su sofá. Y cruzó sus dedos por encima de sus cejas.—Estoy al tanto de la situación. Yo siempre he profesado la ciencia como si se tratase de una religión, pero francamente no se me me ocurre una explicación racional a lo sucedido.

—Hay una muchedumbre afuera. Exigen ver a Rin con la excusa de que es milagrosa.

—No podemos permitir eso, no sabemos que le puedan llegar a hacer- Len se mantuvo en silencio por un par de segundos mientras pensaba—Se quedará aquí hasta que las cosas se calmen. Mañana anunciaremos que partió en horas de la madrugada. Pero, la realidad será que permanecerá aquí, escondida.

Gumi asintió—Así será. Deberías hablar con ella, explicarle lo que sucederá. No quiero que se sienta incómoda o que está aquí contra su voluntad.

—Lo haré ahora mismo- Dicho esto el joven se puso de pie y comenzó a caminar. Su destino final era la habitación donde se estaba quedando Rin. Y al llegar dio un par de golpes en la puerta para anunciar su llegada.

—Rin, ¿puedo pasar?

—Sí- Ella se encontraba mirando fijamente a la ventana. Analizando al incontable número de personas que se encontraban en las afueras de la casa.Len la sujetó de los hombros y la apartó suavemente.

—Debemos hablar. Sé que no te gusta, pero esta vez es realmente importante.

La chica no dijo nada, así que Len decidió seguir hablando.

—Primero, necesito saber si tu tienes algo que ver con la repentina sanción de Kaai Yuki, del hombre ciego que conociste ayer y de la germinación prematura de los cultivos y las flores. - Habiéndolo dicho, el hombre se sintió un poco inepto.

—Han sido curados por la fe del hombre y las plantaciones benditas por nuestro señor- Dijo sin más la rubia.

—¿Dices que la fe hizo todo aquello?. No es posible, son puros disparates. No es posible que realmente creas que es así, ¿verdad?

—Por supuesto, solo se necesita creer para encontrar la salvación.

No había caso seguir discutiendo. Ya la conocía lo
suficiente como para entender que ella seguiría pensando lo mismo.

—Hay otro asunto. Debes permanecer aquí un tiempo. Sin salir en lo absoluto, tampoco podrás hablar con nadie.

Aquellas palabras hicieron que Rin cambiase su seca expresión a una de preocupación, y eso si era verdaderamente extraño en ella.

—¿Estoy siendo castigada?- Preguntó la pequeña en tono de clara tristeza.

—No, no. Claro que no- Len se aproximó a ella. Pero, como era de costumbre retrocedió asustada—Lo siento. No estás siendo castigada, no has hecho nada malo, solo quiero protegerte.

—¿Protegerme?

—Sí, quiero cuidar de ti. Y no permitir que nadie nunca te haga daño. Por eso debo esconderte.

Realmente Rin había sufrido mucho. La habían herido desde siempre, todo lo habían disfrazado de educación. Y la única vez que alguien había dicho preocuparse por ella, se trataba de Kaito. Pero, estaba claro que los sentimientos del arcángel se basaban en el deseo. Lo sabía perfectamente. Aún así  lo permitió.

—No te pasará nada. Lo juro y no lo hago en vano- Se adelantó a las palabras de Rin.

—¿No podré ver el sol?

—Claro que podrás. Tenemos un pequeño jardín cerrado en la parte posterior de la casa. Estarás ahí el tiempo que te plazca. Es más, si gustas comeremos ahí, haremos un picnic.

—¿Qué es un picnic?

—Cuando comemos afuera, se que te gustará- Len le sonrió tiernamente, y ella le respondió del mismo modo—Y sobre eso, necesito te alimentes más. Apenas tocas la comida.

—Está bien.

Con temor de provocar una reacción negativa, el joven intentó acercase nuevamente a Rin, pero esta vez ella se mantuvo quieta. Por lo tanto Len revolvió un poco su cabello.—Estaremos bien.

***

El tiempo pasó realmente rápido. Ya habían pasado al menos 7 meses desde que Rin entró en la vida de una común pareja. Sus planes de matrimonio se pospusieron por el bien de mantener el secreto de la joven que vivía con ellos. Pero, aquello realmente no les molestó. La chica jamás les contó acerca de su pasado, por lo tanto llegaron a la conclusión de que alguien la había mantenido prisionera toda su vida. Eso explicaría su falta de conocimiento sobre algunos temas.  

Pero, encontraron la manera de solucionarlo. Gumi era maestra, así que le enseñaba a Rin en las noches. Resultó ser realmente brillante, podría decirse que una estudiante prodigio, lo  comprendía todo rápidamente. Comenzó a interactuar mejor, permitía el contacto físico con la pareja. Y lo mejor de todo era que había estrechado su relación con Len. El cual había dejado su trabajo para dedicarse de lleno a Rin. Desayunaban, almorzaban y cenaban en el pequeño jardín. A ella le encantaba sentir el sol sobre sus mejillas.

Habían aprendido a convivir. Y la vida comenzaba a tornarse dulce.

Y ese día no era la excepción, la pequeña de cabellos dorados se encontraba sentada en el verde pasto, siempre la rodeaban las más dulces flores. Simplemente estaba ahí, disfrutando del calor y esperando por la merienda, la cual no tardó en llegar. El joven sirviente Piko llegó con una hermosa bandeja de plata, llena de dulces postres. Aquel hombre era el único que conocía el secreto, pero había jurado mantenerlo. Además vivía en aquella casa.

—Señorita, espero no haberla hecho esperar. Sé bien que este es su momento favorito del día.

—No me has hecho esperar- La chica dibujó una sonrisa en su rostro al notar aquellos manjares. ¿Dónde está Len?

—Justo aquí- El mencionado hizo su entrada.

—Con permiso- Piko dejó la bandeja al lado de la jovencita y se retiró, dejándolos solos.

—Hoy, el día me resulta realmente hermoso- Mencionó Len sentándose al lado de su protegida.

—Lo es, el sol brilla especialmente hoy. Es como si estuviese feliz.

—Y especialmente hoy, luces hermosa.

Esas palabras sonrojaron a Rin, ya comprendía perfectamente lo que significaba un cumplido. Y a su vez lo que eso conllevaba.

—Pero, ¿sabes qué? A una princesa como tu, le hace falta un pequeño detalle.

—¿Qué cosa?- Preguntó con curiosidad. Ella ya no solía hacer muchas preguntas, pero estaba intrigada en ese momento.

—Una corona, digna de ti- Sin previo aviso, Len sacó una pequeña tiara de flores frescas y coronó a Rin. Se veía radiante. —No la necesitas, pero ahora no puedo apartar mi ojos de ti, Rin.

Ese acto logró que el ángel pudiese sentir su corazón latir. Siempre había creído que las deidades no poseían uno. Cuan equivocada estaba. Lo sentía, estaba ahí. Y pudo jurar que se estaba saliendo de su  pecho.

—No dejes de mirarme nunca, Len.

—Aunque quisiese, creo que no se me sería posible. No hay otra cosa que me gustaría admirar. Solo tú belleza esta tarde.

Len...-Suspiró.

El pobre ángel no supo qué decir. Pues de aquel chico se comenzó a enamorar.
No lo sabe, pero carga un pecado mortal.
Caja de Pandora abierta estás.

***

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top