♱Capítulo 19♱

La pareja caminó un rato, hasta que encontraron un lugar perfecto para sentarse a merendar. La chica se excuso un momento. Y regresó a la casa por un poco de mermelada.
Len trato de recostarse un poco y disfrutar del sol, pero no tardó en escuchar como si alguien caminara entre los árboles, por lo que se levantó de golpe.

—¿Miku?– No hubo respuesta.
Pero volvió a escuchar aquel inquietante ruido. S levantó del suelo, y dio un par de pasos en dirección al río.

—¿Hay alguien ahí?

Arrepiéntete–Escuchó claramente. Luego, vio todo oscuro y sintió una presión en sus azulados ojos.

—¡Bu!

El joven dio un pequeño salto de susto. Pero, su corazón se tranquilizó al reconocer la voz de su mujer. Quién le había cubierto los ojos.

—Si tu fin es matarme, me hubiese arrojado al río. –Bromeó.

—Tomaré nota de ello amado mío. –La chica cubrió sus labios. –Ya está todo listo. Podemos comenzar a comer.

Desempacaron la comida de la cesta, y la esparcieron por todo el mantel. Len notó enseguida una amplia variedad de postres, y no pudo evitar recordar a Rin. Por lo cual su expresión cambió una triste. Miku claramente notó aquello.

—¿Qué es aquello que te trae pesar amor mío? Sabes bien que puedes contarme lo que quieras.

—No quiero arruinar el momento. Con pensamientos ambiguos.

—Insisto– La dama sujetó una de sus manos con dulzura.

Él no pudo resistirse.

—Rin, ella me recuerda mucho a ti. Y sé que es un pensamiento absurdo. Pero, podría jurar que cuando veo tus ojos yo...

—Len..

—La veo a ella. –Completó su oración. —No quiero que sientas que las comparo, simplemente yo...

—Entiendo–Lo interrumpió. —Me es alentador saber que una parte de mi te recuerda a ella. Es como si ella siguiese con vida, y nos estuviese cuidando. No te lamentes más amor mío.

Por instinto y gracias a la cercanía de sus cuerpos, unieron sus labios en un pequeño beso el cual fue tomando un poco de intensidad.

Luego la falta de aire los obligó a separarse. Comieron en ese lugar, se rieron. Juguetearon y como siempre se juraron amor eterno.

—He pensado en regresar a la capital. Ahí podríamos darle una mejor vida a nuestros futuros hijos. –Propuso Len.

Aquello pareció no gustarle a Miku. —Aquí tendrán una gran vida. Tranquila y libre de cualquier deseo impuro que pueda manchar el corazón de ellos.

—Su excelente educación debe ser nuestra prioridad, Miku. Aquí estoy seguro de que seríamos felices, y que educarías a nuestros hijos con mucho amor. Pero me temo que aquí faltan cosas que son indispensables para una vida digna.

—Supongo que tienes razón. –Aceptó Miku. —Aunque los aldeanos han de repudiarnos aún.

—Gumi afirma que es tema olvidado, ademas daría cualquier cosa por ver a nuestros niños jugando con los de Gumi y Gakupo. –Esto último provocó una tierna sonrisa el rostro de Len. —Luego podríamos llegar a un acuerdo de compromiso.

Nuevamente, Miku mostró su descontento. —El amor es libre, jamás podremos obligarlos a contraer un matrimonio que no quieren. Tu lo sabes bien. Mejor que nadie creería yo.

Len reflexionó rápidamente. —Tienes razón amada mía, me disculpo por mis palabras sin sentido. Pero, me criaron así desde niño y dejar aquellos ideales ha sido un poco difícil.

—Entiendo. No hablemos de eso ahora. Demos un paseo, la vista y el clima son encantadores.

—Lo que usted diga, mi lady.

Dicho aquello, la pareja se comenzó a adentrar en el bosque.

Len estaba encantando por la hermosa vista, y no exactamente por la vista del valle, sino por que delante de si se encontraba la hermosa figura de una bella dama con hermoso cabellos brillantes, quien se había detenido para recoger un par de pequeñas flores.

Sin darse cuenta, Len se mantuvo frente a ella, simplemente contemplándola.
Sin previo aviso, Miku lo volteó a ver. —¿Pasa algo?–Mencionó la chica.

—Nada, solo eres preciosa, y has cautivado mi corazón.

Miku sonrió ante el comentario y sus mejillas se tornaron rojas.

Len tomó asiento a su lado y tomó algunas de las flores que Miku había recogido y comenzó a formar algo con ellas.

Una escena familiar para ambos se repitió, puesto que Len creó una hermosa corona de flores y decoró el cabello de su esposa.

—Gracias, Len- Besó la mejilla del rubio y se levantó del suelo. —Se esta haciendo tarde, voy a volver a casa.

—Iré en un rato- Le sonrió.

Miku le sonrío de vuelta y se alejo de Len.

Este se dispuso a terminar de recoger algunos frutos , y cuando este de disponía a volver a casa, se encontró unos hermosos rosales —Estoy seguro que ella va a amarlas.

Dejó la canastilla con frutas en el suelo y se acercó a los rosales para poder tomar un par de ellas, ni siquiera notó el ocaso del sol, ni mucho menos la  presencia de alguien más.

~Tu falta pagarás. Sufriendo, pensado.
Solo culpándote.

La hora del juicio finalmente había llegado. Ahí estaba, el despechado arcángel, con su rostro cubierto de amargas lágrimas. Sujetando con fuerza un arma celestial. Sabía que él había sido quien corrompió el corazón de su único amor. Sabía bien que esta sería la única forma de salvar su alma. Sabía que aquel humano, rubio y de finos rasgos no merecía vivir.
Lo vió ahí, indefenso mientras recolectaba un par de pecaminosas rosas. Y lo supo, ya habría llegado su momento.

~Y Dios será, quien exterminara,
a aquel hombre de negro que trajo el deseo.~

—Ahg–Gimió de dolor la joven dama, con un punzante dolor en el corazón, ella lo presintió

—¡Len! - Exclamó con todas sus fuerzas. Miku, se apresuró en buscar a Len, corrió como pudo. En su afán su vestido se rasgó, su cabello se soltó, y perdió su corona de flores.

Todo pasó muy rápido.

Encontró a su Amado tendido en el suelo, de su pecho emanaba sangre, y su cuerpo estaba inerte, sin vida.

Lágrimas se escaparon de su rostro, y empaparon las mejillas del joven, ella se abalanzó sobre su amado y lo estrecho contra su pecho. Estuvo así un rato, hasta que comprendió cual era el único modo de salvarlo. Y al parecer aquellos pensamientos hicieron que cierto ente maligno, de cabellos rosados se hiciera presente en la devastadora escena. Había invocado al consorte del demonio. Luka.

—Rin, yo no puedo...

—Por favor, Luka. Qué sea esta mi última voluntad. –Dijo mirando el perfecto rostro de su esposo.

—No podrás, ir ni al cielo ni al infierno. –Aseguró la mujer.

—Infierno, se tornaría mi vida sin él a mi lado. Él me dio razones para vivir, mi vida estaba condenada, Len me salvó. Le debo a el mi total existencia, y mi felicidad. Cada momento a su lado, para mi fue valioso. Por ello lo llevaré en mi corazón. A donde quiera que vaya.

En ese momento , se escucharon las campanas de la iglesia del pueblo. Aquel sonido invadió por completo el valle.

—Mi amor, yaces frío.

Miku deslizó una de sus manos hasta tomar la diestra de Len, en un intento por brindarle calor.

—Entregaré toda mi vida por ti, como juré aquel día.

Las manos de la joven sintieron por última vez la calidez del rostro del chico, detallando sus rasgos, sabiendo que ya nunca más podría verlo.

—Mi pecado Contra Dios.

La delicada piel de la chica, comenzó a brillar, y cada vez el  brillo se hacía más intenso.

Ya has tomado tu decisión, Rin. Espero sinceramente que no te hayas equivocado. –Pensó finalmente Luka, antes de desvanecerse.

—Todos mis actos de traición deben ser pagados con mi muerte.

Así debió pasar desde el principio. Pero, desgraciado sea el destino que los juntó.

—Así que moriré por ti.

Sintió que el agarre que tenía sobre la mano de Len, fue débilmente correspondido. Él comenzaba a respirar de nuevo.

—Creo que es mi destino.

El hombre a quién había amado, ya en dos vidas por fin abrió los ojos. Aunque, su visión era un tanto borrosa.

—¿Miku?–Pronunció débilmente Len. El hombre fue capaz de  sentir su corazón latir de nuevamente, sintió su sangre correr de nuevo por sus venas, y pudo sentir un calor familiar que abrazaba su cuerpo con tristeza. Pero, era muy complicado distinguir de quien se trataba, pues la luz le impedía abrir los ojos por completo.

~Ella se fue, y ya no volverá.
Las alas de un ángel, peligrando están.
Ella lo amó, no quiso verlo morir. Sus alas le
entregó para que él pueda vivir.~

—Esto, debe ser un sueño. –Dijo Len.

—¿Es un sueño bonito?– Respondió el ángel. Su voz se escuchaba en un eco, que rebotaba en todo el bosque. Testigo de aquella desgarradora escena.

Encontró los tristes y melancólicos ojos de Rin, estaban  bañados  en bellas lágrimas de oro. Len lo entendió todo en ese momento, y no pudo evitar sentir un fuerte dolor en su pecho, por lo que él comenzó a llorar al igual que ella.

—Es el sueño más hermoso que he tenido, mi amor.

—Te amo. –Dijo Rin, para enseguida unir sus labios con los de Len, probando por ultima vez el sabor prohibido que tanto había amado.

Al separarse sus miradas se conectaron. Aún se amaban, con la misma fuerza del primer día, siempre se habían amado. Len posó suavemente su mano sobre una de las mejillas de Rin.

—Rin, aún podemos estar juntos...

—En otra vida, quizás. –Respondió ella.

—Rin...hay tanto que quiero decirte.

Ella sonrió tranquilamente, sabiendo que su tiempo había terminado. Él, por primera vez fue capaz de ver su blanca ala. Ella era un ángel. Se había enamorado perdidamente de un humano.

—Nunca lo olvides–Cerró sus ojos.

—Siempre, fuiste tu. Yo...

—Cuanto te amo. –Dijo finalmente Rin. En aquel momento, Len pudo escuchar como si un cristal se hubiese roto, ella ya había desaparecido. Dejando únicamente cientos de plumas negras. El hombre, ni antes ni después volvió a sentir dolor semejante, que vino acompañado con amargas lágrimas. Que ya no valían de nada.

~Ella se fue y ya no regresó.
Él aún la espera vestido de negro, el tiempo pasó pero no renunció. Dentro de él guarda aquel pecado.~

El ángel caído sin alas, se libró del contrato con el demonio, volviendo así a su forma original, salvando a su amado. Dando a cambio su propia vida. Desatando los lazos del pasado que la unían a aquel mundo.

Len sujeto con fuerza una de las plumas negras, y se la llevó al pecho donde presionó con fuerza. En busca de reconfortar su dolor.

~No lo sabe pero, el pecado crece dentro.
Buscado del fruto que nadie debe probar.~

De seguro en un mundo sin pecado, ambos amantes se encontraran de nuevo.

~Esperando poder estar juntos otra vez.~

—Alluring Secret Black Vow.
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Bueno, aquí el final de esta historia. Me he tomado el tiempo de reescribir este libro. Puesto que para mi tiene un significado especial, tanto la canción como lo que representa me marcaron la vida. Y merecía ser escrito como se debe. No soy profesional, seguramente hay faltas ortográficas, problemas de redacción, etc. Pero, hice lo que pude con todo el amor que merece esta historia. Gracias, por tomarse el tiempo de leer. Y espero que les haya gustando tanto, como a mi escribirlo.
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