OO5. car wash

𖥔₊˚ 🔮 ALLURE OF DARKNESS
CHAPTER FIVE — ACT ONE
❝ LAVADO DE AUTO ❞

━━━━━━━━━━

MYSTIC FALLS, 2009.

Alycia miraba el cuerpo de Damon, el cual estaba tirado en el sótano de la casa Salvatore, infectado con verbena y aun sin despertar.

—Dime que lo dejaras ahí para siempre. Es un peligro para la sociedad.

—Hasta que sea necesario.

Alycia respiró hondo y se fué a la sala.

—Lamento ponerte en esta situación. Te puse en peligro.

—Tranquilo. De todos modos lo hubiera hecho.  Hicimos lo correcto.

—Lo hicimos.

Una risa suave, casi amarga, escapó de sus labios.

—Es irónico, porque yo nunca hago lo correcto. Cometo un error tras otro, o simplemente no me importa hacer lo correcto.

Alycia Gilbert era el sinónimo de equivocación.

Stefan detuvo su mirada en ella unos segundos hasta que habló.

—Ven conmigo, hay un lugar que quiero mostrarte.

Alycia lo siguió sin protestar.

—¿A dónde vamos? —preguntó cuando se dió cuenta que estaban saliendo al patio trasero.

—A un lugar secreto. —contestó, con voz misteriosa.

—Si me lo dices, entonces ya no es secreto. —replicó ella, esbozando una sonrisa traviesa.

—Noo arruines la magia, Alycia Arabella Gilbert.

—¿Cómo sabes mi segundo nombre —preguntó, volteando hacia el con los ojos entrecerrados.

—Sueles decir cosas sobre ti o solo dices datos curiosos cuando estás nerviosa. Lo hiciste cuando fuimos a Chicago.

—Yo...no lo había notado. —susurró. No le sorprendió, pues habían cosas que Alycia no conocía de sí misma. Algunas noches no dormía por lo mismo. Todo le parecía confuso, desde que se convirtió no parecía ella misma. Se miraba al espejo y no se reconocía, y teme que la imagen que busca descubir de ella misma, no le guste.

No puede recordar las cosas que solía anhelar, ¿quizás era porque de todos modos no lo consiguiría? No lo sabía. Y era irónico, ya que Alycia Gilbert siempre consigue lo que quiere.

Al llegar a la parte trasera de la mansión, se encontraron rodeados de arbustos gigantescos.

—¿Arbustos? ¿Esto querías mostrarme? Oye, no te ofendas, pero se que son los arbustos, no vivo bajo una roca. —dijo, causando una risa divertida en Stefan.

—Cierra los ojos —Ordenó —. Anda, cierralos —repitió al ver que Alycia no obedeció—. La magia está detrás de los arbustos.

La castaña soltó un suspiro y los cerró. Stefan apretó los labios y negó.

—No confío en ti. —confesó. Y a continuación, se posicionó detrás de Alycia y puso sus manos sobre sus ojos.

—Auch, me dueles, golden boy. —fingió tocarse el pecho dramáticamente.

Alycia sintió como Stefan la guiaba, percatandose de como algunos arbustos hacían contacto con su piel, pero no le dió importancia.

—Mantén los ojos cerrados —Stefan se alejó, ganándose frente a ella —. Ahora abrelos.

Alycia abrió los ojos de golpe, la curiosidad la consumía. Ante ella se extendía un espectáculo de belleza que la dejó sin aliento.

El lugar no era simplemente un patio trasero; era un santuario. Plantas enormes y flores de colores vibrantes se entrelazaban con el pasto verde y brillante. En el centro, un árbol se alzaba majestuosamente, con raíces que formaban arcos en el suelo y ramas robustas que sostenían hojas de un verde claro. Frente a él, una fuente de agua murmullaba suavemente, añadiendo un toque de magia al lugar.

—Vaya... Es... precioso —logró articular, aún embelesada por la vista.

—Lo es —Stefan asintió, también admirando el lugar. Aunque lo había visto muchas veces, aún no podía dejar de pensar lo hermoso que es—. Ven, sigueme.

En un instante, se encontraba sentado en una de las ramas del árbol, invitándola a hacer lo mismo. Alycia lo imitó, acomodándose a su lado, dejando que sus piernas se mecieran suavemente en el aire.

—¿Cómo descubriste este lugar? —preguntó Alycia, meciendo sus piernas.

—Con Damon jugábamos a las escondidas, en ese entonces éramos muy unidos —sonrió con nostalgia—. Se me estaba acabando el tiempo y mi único recurso era este lugar. Al principio solo me adentré un poco a los arbustos, pero quería que Damon no me encontrase, entonces retrocedí más, causando que pise los cordones de mis zapatos, por lo tanto me caí de espaldas, y así fue.

—Cómo en Narnia. —dijo Alycia, apoyando la parte posterior de su cabeza contra el tronco del árbol y cerrando los ojos, dejando que la brisa fresca del atardecer acariciara su rostro.

—¿Crees que Elena me odie cuando se entere sobre la verdad?

Alycia, sin abrir los ojos, respondió:

—Elena nunca podría odiar a nadie. Si, algunas personas no le agradan, ¿pero odiar?, no. Esa es mi área. Es lo que hago mejor.

Desde ahí, tenían una vista espléndida del atardecer, y solo eran ellos en un silencio bastante cómodo.

[...]

Al bajar las escaleras y llegar a a cocina, miró de forma indignante a su gemela y a Jenna.

—¿Están conscientes de que Jeremy está teniendo sexo con Vicki Donovan en nuestras narices? —enarcó una ceja—. O sea, esa chica no se conformó con solo desvirgarlo. —bufó.

—Aly —Jenna levantó la vista de su computadora—, ¿te recordamos que tú hacías exactamente lo mismo con Tyler Lockwood?

—Eso es —Alycia abrió y cerró la boca de forma continua—... diferente —se de defendió—. Tyler no era un drogadicto ni mucho menos era mayor que yo.

—Como sea —Jenna le restó importancia—. Oh, y les aviso que no llegaré a cenar.

—Mmm, entonces si vas a hacerlo. Si vas a salir con Logan Fell —Elena sonrió pícara al mismo tiempo que levantaba sus cejas.

—Voy a ir a torturarlo, en efeco —se excusó la adulta haciendo que las adolescentes soltaran una risa—. ¿No has oído de Stefan?

Alycia comenzó a comer su cereal rápidamente ante el cambio de conversación. Odiaba tener que ocultarle tantas cosas a su hermana cuando siempre le contó hasta lo más mínimo que le ocurría.

—No desde que dejó ese vago mensaje hace tres días —Elena se aclaró la garganta antes de imitar la voz de Stefan—: "Hola, mmm, Elena, yo mmm tengo algo que debo de hacer. Te lo explico en unos días. —suspiró con molestia

Alycia terminó su cereal y se levantó de su sitio tomando su bolso.

—Yo... quedé en juntarme con Dan para ir a la escuela. Nos vemos. Adiós. Las amo.

[...]

—Aun no entiendo porqué estoy aquí —bufó Alycia, mientras ella y su hermana entraban al grill.

Resulta que no logró zafarse por completo del asunto, porque luego de la escuela, Elena arrastró a su gemela al Grill para encontrarse con Stefan, quien le iba a dar una patética excusa de porque no apareció en tres días.

—Porque eres mi hermana. Y necesito que estés para mí si esto sale mal.

—O sea que soy tu pañuelo de lágrimas. —volteó hacia ella con diversión.

—Yo soy el tuyo y tú eres el mío. —ella se encogió de hombros.

—Está bien, está bien. —cuando miraron alrededor, no vieron a stefan, pero si a Matt y Elena no tardó en acercarse. Él estaba jugando billar.

—Hola, Matt, ¿has visto a stefan? —preguntó Elena, sin preámbulos

—No —respondió Matt, haciendo que las chicas se dieran la vuelta, pero antes de seguir avanzando, Matt habló —. Pero si quieren matar el tiempo pueden jugar.

—¿Que dices, Alycia, una partida? —Tyler llegó por detrás de ella, susurrandole al oído antes de plantarse frente a ella.

Alycia lo observó con los ojos entrecerrados antes de cruzarse de brazos.

—¿Con apuestas? —preguntó, enarcando una ceja.

—Con apuestas. —afirmó.

—Genial.

Alycia ordenó las bolas del billar y formó un triángulo con ellas. Luego sacó la bola blanca y lo dejó al medio.

—Les patearé tantas veces el trasero que no podrán sentarte por una semana, idiotas. —alardeó burlonamente.

Tyler soltó una risa burlesca.

—No te precipites tanto, Gilbert.

Alycia tomó el taco y se inclinó sobre la mesa, poniendo como objetivo la bola blanca. Echó levemente el palo para atrás y...

—¡Si! —vitoreó la chica Gilbert mientras su bola sólida se hundía en el hoyo. El chico Lockwood agachó levemente la cabeza, sonriendo.

Si algo que más le gustaba a Tyler Lockwood de Alycia Gilbert, era esa chispa ardiente que aparecía cada vez que ganaba.

Una chispa que lograba hipnotizarlo.

[...]

—Y ahí estaba Vicki, como si nada en el baño. Cómo si no me importara que estén juntos. —le dijo Elena a Matt, quien se enderezó luego de apuntar

—Si, no voy a mentir, tu hermano y mi hermana, eso es raro.

—Dimelo a mí —murmró Alycia.

—Aly...—Tyler intentó hablarle, pero ella lo interrumpió.

—Iré por algo de tomar, luego vuelvo. —se alejó. Se estaba cansando de fingir que el tema de Tyler y Vicki no le afectaba en lo absoluto, cuando era todo lo contrario.

Caminó hasta la barra. Su mirada se desvía al ver a Stefan entrar. Alycia rodó los ojos y se da la vuelta, ignorandolo.

—Hola. —dijo él, sonriendo una vez que llegó a su lado.

—Salvatore idiota. ¿Que se te ofrece? —preguntó, con desdén.

—¿Estás enojada? —Stefan parecía divertido con la situación.

—No.

—Lo estás. ¿Por qué?

Alycia suspiró rendida.

—Elena lo está, y si ella está enojada contigo yo también tengo que estarlo.

—¿Es enserio?

—Si, código de gemelas. Y hablando de Elena, ella se fué con Matt tomaditos de la mano —le guiñó un ojo y se marchó, pero se devolvió soltando un largo suspiro—. No me gusta mentirle a Elena. —confesó.

—Créeme que lo sé.

—Y si, le he mentido con varias cosas, como cuando encontró su muñeca enterrada en el patio —comentó entre risas—. Le dije que Jeremy había sido.

—Adivino, fuiste tú. —Stefan sonrió divertido.

Alycia asintió soltando una carcajada, pero no duró mucho cuando escuchó como alguien tosió atrás de ella. Supo de inmediato quién era. Se dió la vuelta y tragó saliva, soltando una risa nerviosa

—Creo que ustedes deben de hablar. Chaíto. —dijo, prácticamente saliendo corriendo del lugar.

[...]

—¡Eso es trampa! —se quejó el pecoso.

—Dan, eres un mal perdedor. —Jeremy sonrió victorioso mientras que Alycia se burlaba abiertamente de su mejor amigo.

Ya había anochecido cuando los tres estaban en el cuarto del menor jugando video juegos. Daniel tenía una habilidad impresionante para perder y Jeremy para ganar.

—¡La cena ya está lista! —gritó Elena, desde abajo, quien estaba junto a Stefan. Los tres adolescentes no tardaron en bajar—. Stefan cocinó lasaña.

Daniel levantó una ceja.

—¿Ganando puntos para quedarte en la familia? —Alycia y Jeremy rieron divertidos mientras que Elena le arrojó un paño en el rostro al chico.

Stefan rió por lo bajo.

—Algo así.

—Vaya, huele delicioso. —Alycia se sorprendió ganándose a un lado de Stefan.

—Bueno, se que es tu comida favorita, así que espero estar a la altura. —ambos compartieron una mirada y luego sonrieron.

—¿Como sabes que es su comida favorita? —inquirió Jeremy, cruzándose de brazos, al igual que Daniel.

El Salvatore se aclaró la garganta.

—Elena me lo dijo minutos atrás. —respondió, a lo que Elena asiente.

—Jer, Dan, ayúdenme a poner la mesa. —pidió.

Mientras que Elena, Jeremy y Daniel acomodaban los platos y cubiertos sobre la mesa, Alycia se encargaba de colocar la lasaña y Stefan de terminar de preparar el resto de comida que había hecho.

Finalmente cuando todo estaba preparado, se acomodaron alrededor de la mesa y de inmediato el ambiente se llenó de risas y conversaciones. Jenna no tardó en llegar y unirseles, aprovechando también de conocer a Stefan Salvatore.

Él lugar se cargó de una extraña familiaridad, y aunque fuera por unas horas, se sentían completos.

Como una familia.

—Bueno, creo que esto merece un brindis, ¿no? —Jenna levantó su copa y los demás la lmitaron—. Por la deliciosa comida, la familia y los amigos. —el sonido del cristal de las copas resonó en la sala.

[...]

Ya era de mañana y el lavado de autos había comenzado. Alycia llevaba puesto un bikini negro de dos piezas, shorts demasiado cortos con cortaduras en las caderas y una camiseta blanca transparente.

—Hey, golden boy, nada de descuento. Esto no es caridad. —dijo Alycia, viendo a Stefan hablar con una anciana.

Stefan le dijo algo más a la anciana y caminó hacia Alycia.

—¿Estás consciente que Caroline te matará si te ve vestido así? —Stefan llevaba un polerón con mangas.

—Estaré bien. —se rió.

—Quítatelo. Esto es un lavado sexy, Stefan. —añadió, al ver que Stefan la miró con una ceja alzada—. Anda, no creo que seas alérgico al sol.

Ambos se miraron unos segundos antes de estallar en carcajadas. Stefan estaba sonriendo, mirándola fijamente con un brillo extraño en los ojos mientras ella aun reía. Alycia Gilbert tenía esa extraña habilidad de hacerlo sentir así. Una forma que no podía explicar.

Ella lo hacía sentir vivo.

Y el sentimiento le gustaba, al fin y al cabo, era su mejor amiga.

—Ten, sostén esto. —dijo la Gilbert de repente, haciendo que Stefan salga del trance.

El Salvatore agarró la esponja mientras que Alycia tomaba la manguera del suelo. Ella quedó mirando la manguera y sonrió maliciosamente. Lo dió vuelta en dirección a Stefan tirándole agua. Rió escandalosamente al verlo estremecerse por el agua fría.

—Corre, Alycia. —la Gilbert soltó un chillido cuando este le quitó la manguera y la rocío por completa.

—Idiota. —esta vez Alycia puso el pulgar en el agujero causando que salpicara más agua en dirección a Stefan.

Él sacudió su cabeza, haciendo que el agua salpicara. Su camiseta estaba pegada a su torso dejando relucir sus biceps. Sin previo aviso, tomó a Alycia por atrás rodeando su cintura con sus brazos y haciendola girar.

—¡Stefan, te vomitare! —chilló Alycia, entre risas.

Stefan la soltó mientras reía.

Una vez que Alycia tocó el suelo con sus pies, sintió como estos se resbalaban, sin embargo, Stefan la sostuvo antes de que caiga, causando que sus rostros se encuentren a escasos centímetros del otro.

—¿Que se supone que están haciendo? —pregunta una enojada Caroline, a su lado se encontraba Daniel, quien los miraba con los ojos entrecerrados.

Alycia puso su mano en el pecho de Stefan y lo apartó. Ambos contenían una risa al ver a Caroline en ese estado.

—Esto es un lavado sexy, no un parque acuático.

—Prácticamente, es lo mismo. —respondió Alycia.

Caroline soltó un bufido y siguió su camino.

—Tu limpia y yo te observo —Alycia volteó hacia stefan, divertida—. ¿No es un grandioso plan?

—Tu plan apesta.

—Concuerdo. —añadió Dan

[...]

Ella lo sabía. Elena lo sabía.

En cuanto Stefan la llamó para avisarle que Elena sabía sobre los vampiros sintió el pánico recorrer su cuerpo. Aún no estaba lista. No estaba lista para decirle que ella era uno de ellos.

Mientras el tiempo pasaba, Alycia esperaba en la habitación de su hermana. Sentía como sus manos temblaban, su respiración entrecortada y su corazón palpitaba frenéticamente, tanto así que pensó que se saldría de su cuerpo.

Odiaba sentirse así aún siendo vampiro.

La puerta de la habitación se abrió. Elena entró con la mirada perdida, sus ojos aguados y sentía su corazón palpitar rápido.

—Aly. —ella levantó la mirada. Se encontraba asustada, su cuerpo temblaba ligeramente. Elena se acercó hasta ella y la abrazó, dejando escapar las lágrimas.

—Lena...—Elena se separó apartando las lágrimas.

—Fuí a la mansión Salvatore. Yo...yo no estaba segura, pero entonces lo encaré... Alycia, Stefan me contó que el y su hermano son...

—Vampiros. —completó Alycia, ganándose una mirada confundida de Elena.

—¿Cómo lo sabes?

Alycia respiró profundamente para armarse de valor. Empezó a ver borroso por la acumulación de lágrimas.

—Porque yo también lo soy. —susurró, finalmente.

—¿Que? —Elena dió un paso atrás, claramente asustada.

—Soy un vampiro, Elena. —murmuró en voz baja, con la voz quebrada.

—No, no puede ser —Elena negó con la cabeza, sollozando—. Es imposible.

— Yo te lo explicaré todo, ¿si? Y en serio quise decirte, en serio...,pero tenía miedo.  —su voz sonaba desesperada.

—Vete.

—¿Qué?

—Que te vayas. No quiero verte. No ahora.

Sus palabras fueron como balas dirigidas a su pecho. Su alma cae a sus pies cuando Elena ni siquiera la miraba a los ojos.

Alycia se dirigió lentamente hacia la puerta. Volteó hacia atrás esperando que Elena la detuviera y la abrazara, diciéndole que todo iba a estar bien y que iba a estar para ella, pero no fué así. Simplemente mantiene la mirada clavada en el suelo, sin decir nada, rompiendo así por primera vez una de las tantas promesa de gemelas.

"Prometo estar siempre para ti, hasta el fin de los tiempos."

[...]

Su mirada se encontraba perdida en el cielo nocturno. Estaba en los escalones del porche de su casa. La brisa fresca acariciaba su piel, pero no lograba calmar la tormenta que rubia dentro de ella. Su pecho subía y bajaba con dificultad mientras intentaba contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse.

Stefan, quien había estado apoyado contra la barandilla del porche, se acercó y se sentó junto a ella en silencio. Podía sentir el peso de su dolor, el mismo dolor que había visto tantas veces en otros antes que ella. Pero este era diferente, más personal, más profundo.

Ni siquiera el sonido de unos pasos hizo que moviera un músculo. Sabía que era Stefan quién había llegado y se sentó a su lado

Alycia finalmente alzó la mirada hacia él, y sus ojos estaban llenos de lágrimas, reflejando la desesperación que sentía en su corazón. Su voz, cuando habló, fue apenas un susurro, quebrada por la tristeza.

—Me odia, Stefan —dijo, su voz temblando mientras las lágrimas finalmente escapaban, rodando por sus mejillas—. Elena... me odia.

Stefan sintió su propio corazón apretarse al escuchar sus palabras. Sabía que Elena había reaccionado mal al descubrir la verdad sobre ellos, pero ver a Alycia tan devastada lo golpeó con fuerza. Quiso encontrar las palabras correctas para consolarla, para decirle que todo estaría bien.

—Alycia... —comenzó, su voz suave, tratando de encontrar la manera de alcanzar su corazón herido—. Elena está asustada. Todo esto es nuevo para ella, y cuando la gente tiene miedo, a veces reaccionan de maneras que no deberían.

Alycia negó con la cabeza, sus manos temblorosas cubriendo su rostro mientras sollozaba.

Stefan se arrodilló frente a ella, tomando sus manos con las suyas.

—Está confundida, Alycia. Necesita tiempo para asimilar todo esto. Pero te prometo que no te odia. Elena te ama, siempre lo ha hecho, y ese amor no desaparecerá de la noche a la mañana.

Alycia lo miró a través de sus lágrimas.

—¿Y si nunca me perdona? —preguntó con un susurro lleno de desesperación.

Stefan la atrajo hacia sí, envolviéndola en un abrazo protector mientras ella se rendía a su tristeza, permitiendo que las lágrimas fluyeran sin contención. Él le acarició el cabello, ofreciéndole todo el consuelo que podía, aunque sabía que solo Elena podría brindarle el alivio que necesitaba.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top