001. vampires studying
𖥔₊˚ 🔮 ALLURE OF DARKNESS
𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐍𝐄 — 𝐀𝐂𝐓 𝐎𝐍𝐄
❝ VAMPIROS ESTUDIANDO ❞
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MYSTIC FALLS, 2009.
Los meses habían transcurrido con una rapidez implacable, algo que Alycia no veía con buenos ojos. Durante esos cinco largos meses, había tenido que enfrentarse al desafío de ser una vampira recién transformada, aunque afortunadamente contaba con la guía de Stefan. Tres de esos meses los había pasado lejos de Mystic Falls, mientras que los últimos dos permaneció prácticamente confinada en su habitación.
Alycia, en su afilada ironía, se había burlado de Stefan, comparándolo con los Cullen por su insistencia en beber sangre animal. Sin embargo, cuando completó la transición bebiendo sangre humana, el primer sabor fue horrible, un toque metálico y áspero que le erizó la piel. Pero lo que siguió fue como una descarga eléctrica, una fuerza abrumadora que recorrió cada rincón de su ser, despertando en ella un hambre insaciable. En ese preciso momento, Stefan la detuvo.
Él no quería que Alycia se convirtiera en algo que terminaría aborreciendo.
Fue Stefan quien le enseñó a encontrar un ancla, algo que la atara a su humanidad, que sacara lo mejor de ella y le permitiera mantener el control. Para Alycia, esa ancla era Elena Gilbert, su hermana gemela, la persona que había estado a su lado incluso antes de nacer.
Alycia respiró hondo mirándose al espejo. Normalmente, por las mañanas su madre la obligaba a levantarse, pero ella ya no estaba, y Alycia no pudo evitar soltar unas pequeñas lágrimas silenciosas. Una parte de ella había muerto junto a sus padres y ya no había nada que la trajera de vuelta, solo tenía que continuar y seguir con su vida.
Se miró una vez más al espejo antes de apartar sus lágrimas con frustración.
─Aly, vamos o llegaremos tarde ─la voz de Elena hizo que rápidamente agarrara su bolso junto a su chaqueta y saliera de la habitación cerrando con llaves en el proceso. Bajó las escaleras, se despidió con un beso en la mejilla de Jenna y se subió al auto de Bonnie.
─Hola, Bonnie ─murmuró, tomando asiento en la parte de atrás.
─Hola, Alycia ─Bonnie le regaló una sonrisa amable antes de arrancar el motor.
Alycia y Bonnie no eran particularmente cercanas. Sus interacciones se limitaban a breves conversaciones en presencia de Elena, y más allá de esos momentos forzados, sus caminos raramente se cruzaban. Con Caroline, la situación era aún más complicada. La tensión entre ellas era palpable, y cualquier intento de Elena por fomentar una amistad entre los tres había sido en vano. Cada esfuerzo por unirlas solo parecía profundizar la distancia que las separaba.
─Mi abuela dice que soy psíquica ─comenta Bonnie─. Nuestros ancestros son de Salem, lo que es una locura, lo sé.
Alycia se remueve incómoda en su sitio. Stefan la había contado sobre las brujas Bennet y una parte de su historia.
La misma noche en que completó su transición, Alycia y Stefan viajaron a Chicago en busca de ayuda. Necesitaba que una bruja le creara un anillo solar, un objeto que le permitiera caminar bajo la luz del sol sin miedo. Fue entonces, en aquella ciudad, cuando conoció a Lexi Branson, la mejor amiga de Stefan. Para su sorpresa, conectaron de inmediato. En Lexi encontró una amistad genuina, una chispa de confianza que se encendió en el instante en que cruzaron miradas.
─¿Brujas? No existen ─comentó la vampiro, soltando una risa nerviosa y escondiendo la mano dónde tenía el anillo solar en su bolsillo, sigilosamente.
─Exacto ─asintió Bonnie─, pero me lo dice todo el tiempo y yo solo pienso, «Lleven a esta mujer a un asilo», pero luego pensé, predije lo de Obama, y también lo de heath lodger y todavía sigo pensando en que Florida se va a separar en pequeñas Islas.
Alycia esbozó una sonrisa cerrada. Todavía le resultaba difícil asimilar que las historias que sus padres les contaban a ella y a sus hermanos eran, en realidad, verdad. Durante todo ese tiempo, había vivido en una burbuja, completamente ajena al mundo que existía más allá de lo que conocía.
Sacudió la cabeza, intentando apartar cualquier pensamiento relacionado con sus padres. No quería enfrentarse a esos recuerdos, no ahora.
De repente, el auto se detuvo de golpe con un horrible chirrido. Alycia se aferró al asiento sin mucho esfuerzo. Una vez que Bonnie frenó el auto por completo, Alycia pasó la mitad de su cuerpo al asiento de adelante.
─Lena, ¿estás bien? ─preguntó, preocupada.
Elena asintió
─Si, estoy bien. No te preocupes
─¿Que fué eso? ─cuestiona Alycia, volteando hacia Bonnie.
─Era como un pájaro o algo así. Salió de la nada ─se apresuró a decir Bonnie.
─ Bueno, no puedo seguir temiendo a los autos por el resto de mi vida ─dice Elena, y Alycia le acarició el hombro antes de volver a su posición anterior.
─Predigo que este año será fantástico. Y predigo que todo el tiempo de tristeza y obscuridad ha terminado y serán más felices.
Alycia bufó, cruzándose de brazos y echando su cabeza hacia atrás.
[...]
Poco después, las tres llegaron a la escuela para su primer día del tercer año. Alycia se detuvo por un instante frente al edificio y dejó escapar un suspiro, ya anticipando lo que vendría. Detestaba ese primer día. Sabía que tendría que soportar las miradas de lástima de los estudiantes y profesores, esos ojos llenos de compasión no solicitada.
Al caminar por los pasillos, mantuvo la cabeza en alto, con una firmeza inquebrantable, lanzando miradas fulminantes a cualquiera que osara mirarla a ella o a Elena. No necesitaba su compasión, y estaba dispuesta a dejarlo claro desde el primer momento.
─Falta mucho ganado masculino ─comentó Bonnie, una vez que llegaron a la sección de casilleros─. Miren la cortina de baño que su puso Kelly Beach. ¿Seguimos diciéndo "anticuado"?
─No, eso se acabó.
─Encontrar un hombre, tener una frase mmm.. será un año muy ocupado ─bromeó Bonnie.
Alycia volteó a ver a Elena cuándo esta se quedó callada. Miró en la dirección que su hermana miraba y se dió cuenta que observaba a Matt Donovan.
─Me odia ─suspiró apoyando su cabeza en uno de los casilleros.
─Eso no es odio ─aseguró Bonnie─. Eso es un "me dejaste pero soy demasiado genial para demostrarlo, pero en secreto estoy escuchando los grandes éxitos de "Air Supply".
Alycia asintió.
─Matt lo superará. No puede aferrarse a lo que ya pasó. Además, su relación era muy cliché; el deportista con la popular. ─agregó divertida.
Antes de que Elena pudiera responder, Caroline corrió hacia Elena abrazándola con fuerza.
─¡Elena! Oh, dios mio. ¿Cómo estás? Es bueno verte ─chilló con su voz aguda mientras se alejaba del abrazo al que obligó a Elena. Por supuesto, ignoró rotundamente a Alycia.
Elena miró a su gemela en busca de ayuda pero está negó levantando las manos alejándose.
Las clases ya iban a comenzar y, aunque a Alycia no le importaba llegar tarde, está vez no tenía ánimos de vagar por los pasillos haciendo nada. Su recorrido se ve interrumpido cuando choca contra alguien haciendo que sus cuadernos que tenía en la menos cayeran al suelo.
─¿Por qué no te fijas por donde caminas? pedazo de...oh, eres tú ─dejó su agresión a un lado y sonrió al ver a Stefan, quién tenía una sonrisa divertida en su rostro─. ¿No estás muy viejo para venir a la escuela?
Stefan borró su sonrisa y rodó los ojos.
─¿Cómo vas con todo?
─Oh, ¿aparte de la constante ganas de beber sangre humana? Porque Stefan, miro a todos aquí y solo los veo como bolsas de sangre que me llaman para que los deseque por completo. ─exclamó irritada.
─Aprenderás a controlarlo con el tiempo, créeme. En todo caso, si me necesitas, ahí estaré.
─Lo sé ─Alycia suspiró echando su cabeza hacia atrás─. Odio la escuela ─se quejó después de unos segundos—. No sé que hago desperdiciando mi vida malditamente inmortal aprendiendo toda esta basura que nunca voy a usar. De todos modos, simplemente obligaré a los profesores que me den buenas calificaciones. ─comentó con diversión, mientras avanzaba al lado contrario de espaldas.
─No debes hacer eso ─Stefan negó.
─No debo, pero puedo.
[...]
Alycia termina de colocar su arete y baja de prisa por las escaleras encontrándose con Elena y Jenna
─¿Lista? ─preguntó Elena y Alycia asiente─. Nos reuniremos con Bonnie en el grill. ─ avisó Elena a Jenna.
─De acuerdo, diviertanse ─Jenna se detuvo en seco─. Escuchen esto: No lleguen tarde, mañana hay escuela. ─las gemelas reprimieron una carcajada ante su vago intento de comportarse como una figura autoritaria.
─Bien dicho, Tia J. ─Alycia alzó el pulgar en aprobación. Jenna asintió con una sonrisa y se marchó.
Elena suspiró y miró su hermana.
─Pillé a Jeremy drogado esta mañana en la escuela. ─comenta.
─Voy a agarrar a ese mocoso y hundiré su cabeza en el inodoro. ─dijo Alycia, haciendo que Elena soltara una risa mientras caminaban hacia la puerta.
Cuando Elena abre la puerta, se sobresalta al ver a Stefan de pie, frente a ella.
Alycia frunce el ceño
—¿Que haces aquí? —cuestióna de manera brusca. Elena le pega un codazo de manera disimulada.
No es por ser grosera, pero Alycia no quería a Stefan cerca de su hermana. No cuando sabe que esta correrá peligro a su lado. Pero lo más importante, es que no quería que Elena terminara igual que ella.
—Lo siento, yo iba a tocar. —habló Stefan.
Elena miró a Alycia y luego a Stefan.
—¿Ustedes se conocen? —interrogó.
—No/si. —contestaron al mismo tiempo.
Alycia se aclara la garganta y dice:
—Nos conocimos en el pasillo de la escuela. Ya sabes, chico nuevo y totalmente desorientado. —mintió con descaro.
—Oh.—Elena miró a su melliza con los ojos entrecerrados, pero todos modos, asintió poco convencida—...Espera...¿Cómo sabes donde vivimos?
—Es un pueblo pequeño. Solo tuve que preguntarle a alguien —contestó Stefan. Alycia rodó los ojos sabiendo que estaba mintiendo—. Creí que querías esto. —de su bolsillo saca el pequeño diario de Elena.
—Oh, se me cayó y... gracias. —sonríe
—No pienses que lo leí
—¿No? Pues muchos lo harían.
—Yo no hubiera querido que leyeran el mío
—¿Tienes un diario? —preguntó Elena, sorprendida.
Como lo "curiosa" que era, Alycia había leído la mayoría.
—Si. Si no escribo, lo olvido. Los recuerdos son importantes
«Sobre todo cuando tienes más de cien años», pensó Alycia.
Elena y Stefan se observaron a los ojos sin siquiera pestañear. Alycia en ese momento se sintió un mal tercio. Hizo sonar su garganta haciendo que ambos la miraran.
—Bueno, ¿Vamos a ir o no? —interrumpió
—¿Van a salir? —preguntó Stefan.
—Si, nos está esperando alguien —contestó Alycia.
—¿Quieres venir? —preguntó Elena, con una leve sonrisa. Alycia miró a stefan obligándolo a decir que no.
—Claro —respondió este, ignorando las súplicas de alycia.
Elena asintió y fué la primera en salir por completo de la casa.
—Cuidado con lo que haces, Stefan —advirtió la Gilbert mayor antes de seguir a su hermana.
[...]
Apenas llegaron al grill, Alycia se topó con Tyler en la puerta.
—Alycia, ¿Podemos hablar? —preguntó Tyler, viendo de reojo a Stefan.
Alycia suspiró y asintió. Le hizo una seña a Elena y Stefan para que continuaran su camino. Había estado tan absorta en si misma y en sus desgracias que no tuvo tiempo de pensar en su ex novio, Tyler Lockwood.
Ella sabía que aún quería al chico Lockwood, pero aun así, no podía no estar con el y arrastrarlo a sus desgracias, o quizás no quería estar con él porque al segundo que terminaron, el se acostó con Vicki Donovan.
Si, debe ser eso.
Pero a pesar de las peleas, de los gritos constantes, de los celos y demás, a Tyler Lockwood le resltaba fácil amar a Alycia Gilbert.
—¿Que quieres, Tyler? —espetó ella, bruscamente
—¿Como eso de "¿Que quieres, Tyler?". Aly, me terminaste por un mensaje de texto. —él meneó el teléfono en sus manos, observandola incrédulo
—Que bueno que eso no te impidió acostarte con la Donovan drogadicta —la castaña lo vió furiosa mientras que Tyler se quedó mudo, sin saber que decir—. Si, eso creí. —Pasó a su lado para entrar al Grill.
Bien, quizás estaba siendo muy dura con Tyler cuando ella hizo lo mismo, pero Tyler no se esperó ni un día para encamarse con Vicki Donovan..., al menos ella, esperó dos días. Pero estaba demasiada ocupada para pensar en sus errores.
—Entonces, naciste en Mystic Falls —escuchó hablar a Caroline, inclinándose hacia Stefan. Elena, Stefan, Bonnie y Caroline se encontraban en la misma mesa juntos. Alycia se encaminó hacia ellos y tomó asiento a un lado de Bonnie.
Stefan asintió
—Me mudé cuando aún era joven.
—¿Padres? —cuestionó Bonnie.
—Mis padres fallecieron —Alycia miró incómoda mientras que Elena le dirigió una mirada compresiva.
—Lo siento —dijo.
—¿Hermanos? —está vez preguntó Caroline.
—No tengo contacto con él. Solo somos mi tio y yo.
—Entonces, Stefan, como eres nuevo, supongo que no sabes nada de la fiesta de mañana. —comentó Caroline, ansiosa.
—Es por el regreso de clases, en las cascadas —añade Bonnie.
—¿Tu irás? —le pregunta a Elena—. Quiero decir, ¿Ustedes irán? —se corrige.
—Claro que irá —se apresuró a decir Bonnie
Alycia deja de tomar atención cuando ve a Vicki pasarle algo a escondidas a Jeremy. De inmediato se pone de pie caminando hacia ella.
—Aléjate de mi hermano, Donovan .—es lo primero que dice al llegar
—¿Que? —Vicki frunce el ceño.
—Que te alejes de mi hermano —repite Alycia, esta vez apretando la mandíbula—. No eres buena compañía para el. Si quieres hundirte, hundete sola y no arrastres a Jeremy a tus porquerías.
Vicki aprieta los puños, enojada.
—¿Es por las drogas o porque no soy de la misma clase social?
—No seas patética. Tienes dieciocho y él quince. Déjalo en paz.
—Es el que me busca como perrito faldero, Alycia. Mejor dile a el que no se acerque a mí.
—Bueno, de partida tu debiste darle entrada, ¿o me equivoco?
Vicki la mira furiosa y alza la mano para darle una abofetada, pero esta nunca llegó al rostro de la Gilbert. Alycia toma su muñeca con fuerza, con la mirada fija en Vicki.
—Te lo advierto, Donovan. Si no te alejas de mi hermano, tú y yo tendremos problemas. —espetó, y soltó su muñeca con brusquedad.
Todo esto ante la fija mirada de un pelinegro detrás del ventanal del Grill.
[...]
Alycia avanzó por el pasillo de la escuela hasta llegar al aula del profesor Tanner. Sinceramente, detestaba sus clases y, aún más, al hombre que las impartía.
Al entrar en el salón, se sentó detrás de Elena.
—La batalla de Willow Creek ocurrió al final de la guerra en nuestro propio Mystic Falls. ¿Cuántas bajas hubo en esta batalla?
«No tengo idea, usted es el profesor», pensó Alycia, pero se mordió la lengua para no decirlo en voz alta.
El profesor Tanner recorrió el aula con la mirada hasta detenerse en Bonnie.
—Señorita Bennett.
Bonnie levantó la cabeza, dejando a un lado los garabatos en su cuaderno.
—Umm... ¿muchas? —respondió en tono juguetón—. No estoy segura... algo así como un montón.
Alycia contuvo una risa, al igual que la mayoría de la clase.
—Lo tierno es pariente de lo ignorante, señorita Bennett —la corrigió Tanner con una sonrisa falsa, mientras volvía a buscar con la mirada a su próxima víctima—. Señor Donovan, ¿le gustaría aprovechar esta oportunidad para desafiar el estereotipo del deportista?
—Gracias, señor Tanner, pero a mí me gusta el estereotipo.
—Señorita Gilbert —dijo de nuevo. Ambas chicas voltearon hacia él—. Elena —aclaró—. Estoy seguro de que puedes iluminarnos con uno de los eventos más importantes de la historia de este pueblo.
Elena abrió la boca para hablar, pero no pudo articular palabra.
—Lo siento, no lo sé —dijo finalmente, avergonzada.
—El año pasado fui indulgente por razones obvias, pero las excusas personales terminaron con el verano —respondió Tanner con frialdad.
Elena apretó los labios, incapaz de replicar. Uno de los rasgos más característicos de Elena Gilbert era su amabilidad, incluso con personas que no lo merecían, como Tanner. Esa bondad solía dejarla lastimada, y eso hacía que Alycia fuera extremadamente protectora con ella.
Tras la muerte de sus padres y su conversión en vampira, esa sobreprotección se había vuelto casi una obsesión.
Alycia miró al profesor con furia y, sin pensarlo, habló.
—¿Acaso sus padres murieron la misma noche, profesor Tanner? Si es así, dígame, ¿cómo se supera eso en cinco meses? Si usted tiene un método para hacerlo, sería genial que lo compartiera con el resto de nosotros.
—No le he dado permiso para hablar, señorita Alycia —respondió Tanner con los dientes apretados, al notar que la clase estaba expectante.
—No necesito el permiso de nadie para expresar lo que pienso, y mucho menos de alguien como usted.
Elena miraba con preocupación a su hermana y luego al profesor, temerosa de lo que podría suceder. Conocía demasiado bien a su gemela como para saber que, cuando Alycia comenzaba a hablar, no se detenía, especialmente cuando estaba enfadada.
—Creo que debería volver a la universidad y tomar clases sobre cómo ser un buen profesor, porque si sigue así, lo más probable es que arruine su carrera —espetó Alycia.
El rostro del profesor Tanner se tornó rojo de la vergüenza.
—A dirección, Alycia —ordenó, claramente furioso.
—Perfecto —dijo Alycia, mientras recogía sus cosas bruscamente y se dirigía a la puerta. Justo antes de salir, se giró para mirarlo una vez más—. Una cosa más, tal vez, si dedicara más tiempo a enseñarnos en lugar de juzgarnos, algunos de nosotros estaríamos más interesados en la historia de Mystic Falls. Considere renunciar.
Sin prestarle atención a las miradas que la seguían, abrió la puerta y la cerró con un golpe al salir.
—Ojalá se lo lleve el de abajo pronto —susurró con rabia mientras caminaba hacia el baño de mujeres.
Dejó sus cosas sobre la encimera del baño y abrió el grifo para mojarse el rostro. Aún estaba furiosa, y su enojo se intensificó hasta el punto en que comenzó a apretar el lavamanos con tanta fuerza que lo rompió en mil pedazos. Maldiciones salieron de su boca mientras daba grandes zancadas por el baño, sintiendo que su ira solo crecía con el tiempo. Pasó una mano por su cabello, intentando calmarse.
—Hey, ¿estás bien? —La voz de Stefan rompió el silencio, y sintió una mano reconfortante en su hombro.
Alycia lo miró, sus ojos chispeantes de rabia, y respondió con una intensidad que apenas contenía su furia.
—No, no estoy bien. Solo quiero arrancarle la cabeza a ese maldito profesor y arrojar su cerebro a los perros —respondió con desdén.
—Dudo que tenga en realidad —bromeó Stefan, tratando de aligerar el ambiente.
Alycia se detuvo, sus ojos encontrándose con los de Stefan. La intensidad en su mirada se suavizó ligeramente, y una pequeña risa escapó de sus labios. Stefan observó, satisfecho, cómo su tensión comenzaba a disiparse.
—Vámonos. Mejor salgamos de aquí antes de que te den una doble detención —sugirió, señalando los restos rotos del lavamanos.
Alycia, aún con una chispa de rebeldía en sus ojos, sonrió con un aire de inocencia . Sin perder ni un segundo más, se dirigieron hacia la salida del baño
[...]
El plan era sencillo: aún faltaba una hora para la gran fogata, así que Alycia decidió dormir un poco. Sin embargo, sus planes se vieron interrumpidos por unos golpes en la ventana. Aguzó el oído y una sonrisa traviesa apareció en su rostro al escuchar una respiración agitada, un corazón acelerado y algunas maldiciones entre dientes.
Caminó hacia la ventana y abrió las cortinas de golpe, provocando un grito estruendoso de Daniel. Si no se hubiese aferrado al marco, probablemente habría caído. Alycia abrió la ventana para dejar que su mejor amigo entrara. Daniel llevaba una camisa de cuadros, una camiseta blanca debajo, jeans desgastados y unas viejas converse. Su rostro se iluminaba con una gran sonrisa.
—Hola —saludó él, abalanzándose hacia ella con entusiasmo.
—Hola, Dan.
Alycia y Daniel... cualquiera diría que eran almas gemelas. Ellos lo creían así. Se conocieron en el jardín de niños y desde entonces eran inseparables, el dúo perfecto.
Daniel se quitó la chaqueta y la dejó caer sobre una silla cercana.
—¿Y bien? ¿Qué tal el chico nuevo? —preguntó con curiosidad, frotándose las manos—. Bonnie me contó de él —aclaró, con un brillo de anticipación en los ojos.
Alycia rodó los suyos, con algo de fastidio.
—Normal.
—¿Normal? —repitió Daniel, incrédulo—. Bonnie lo describió como un dios griego.
—Bueno, ella se deja llevar. Ni que fuera Jared Padalecki.
—Bah, da igual —dijo él encogiéndose de hombros, minimizando el asunto antes de esbozar una media sonrisa—. Te extrañé. Las vacaciones con mi hermano son una tortura.
Alycia dudaba que unas vacaciones con el atractivo hermano de Daniel pudieran ser una tortura. Daría lo que fuera por estar en su lugar, pero jamás lo admitiría, al menos no delante de Daniel.
—También te extrañé, idiota —respondió ella con una sonrisa, abrazándolo con fuerza.
De repente, la puerta de la habitación se abrió. Era Elena.
—¡Dan! —exclamó con una sonrisa al verlo, caminando hacia él para envolverlo en un cálido abrazo—. Llegas justo a tiempo para la gran fogata. ¿Vienes? —preguntó cuando se separó de él.
—Por supuesto, pero antes de eso... ¿qué tal el chico nuevo?
[...]
La gran fogata ya había comenzado y Alycia solo se dedicó a beber y bailar.
—¡Ayúdenme! —Alycia volteó de inmediato al escuchar el desesperado grito de Elena. Del bosque, salió ella y Jeremy, este último cargaba el cuerpo inconsciente de Vicky Donovan.
Rápidamente, corre hacia sus hermanos, preocupada.
—¿Están bien? ¿Que sucedió? —preguntó.
—Estamos bien. Es... Vicky... La encontramos así en medio del bosque.—contestó Elena, torpemente.
Alycia ve a Vicky y abre los ojos al ver la mordida en su cuello. Sabía que no era cualquier mordida.
—¿Vicky? ¡Vicky! ¿¡Que sucedió!? —exclamó Matt, alterado.
Varios rodearon el cuerpo de Vicky que yacía sobre una mesa. Su cuello no dejaba de botar sangre por dos agujeros profundos.
—Es su cuello. Algo la mordió.
—¡Alguien llame a una ambulancia!
Alycia volteó a ver a Stefan, preocupada, pero este ya se había marchado
[...]
Stefan llegó a su casa totalmente desesperado.
—¿Que está pasando? —preguntó Zach Salvatore.
—Alguien más atacó hoy, Zach, y no fuí yo ni Alycia.
Antes de que Zach pudiera decir algo, Stefan corrió hacía su dormitorio y al llegar, sintió que algo andaba mal. Lentamente, volteó hacia atrás y vió un cuervo volar por su habitación. Siguió al cuervo con la mirada hasta llegar a la ventana, encontrándose con la presencia de su hermano.
—Damon.
—Hola, hermano. —Damon esbozó una sonrisa ladina, con superioridad.
—El cuervo es demasiado, ¿no lo crees?
—Espera a qué puedo hacer con la niebla.
—¿Cuando llegaste? —preguntó Stefan, repentinamente.
—Quería ver tu primer día de clases —Damon evitó responder—. Cambiaste tu cabello. Me gusta. —dijo, mientras deambulaba por la habitación.
—Han pasado quince años, Damon.
—Gracias al cielo. No soportaba los noventa. Ese horrible look grunge no te quedaba bien. Recuerda, Stefan, es importante mantenerte alejado de la modas pasajeras.
—¿Por qué estás aquí? —preguntó Stefan, nuevamente, esta vez cansado de su hermano.
—Extrañaba a mi hermanito
—Odias los pueblos pequeños. Es aburrido. No hay nada que puedas hacer.
—Me las he arreglado para manteneme ocupado.
—¿Sabes que esa chica sobrevivió?, fué algo muy torpe de tu parte.
—Ah —Damon chistó la lengua —Eso puede ser un problema...para tí.
—¿Por qué estás aquí ahora?
—Podría hacerte la misma pregunta. Sin embargo, estoy bastante seguro que tu respuesta se puede resumir en dos pequeñas palabras: Alycia y Elena. —se burló.
Stefan se tensó ante la mención de ambas chicas.
—Ella me dejó sin aliento. Elena. Es idéntica a Katherine. Y Alycia —Damon se mordió levemente el labio inferior—...que chica tan ruda. ¿Crees que acepte salir conmigo? —Damon sonrió aun más al notar la mirada furiosa de su hermano.
—Se lo que estás haciendo, Damon. No funcionará.
—¿En serio? Porque veo la furia en tus ojos, hermanito. Dime, realmente, ¿por quién en verdad estás en este pueblo? ¿Elena o... Alycia?
[...]
Luego de que la ambulancia se llevara a Vicki, acompañada de Matt, Alycia y Elena se fueron a casa para acompañar a Jeremy mientras que Daniel se quedó en el Grill al ver a Caroline ebria y en un muy mal estado.
—Ten, bebé café —Caroline niega —Caroline, no quieres que tú mamá te vea en ese estado, ¿o si?
—Da igual. De todos modos, ella no está en casa. Está trabajando. —ella apoyó su cabeza en sus manos.
—Caroline...
—¿Por qué no fué conmigo? —pregunta de repente—. ¿Por qué los que yo quiero no me quieren a mí? Soy inapropiada. Siempre hablo de más, y Elena siempre dice lo correcto. Ni siquiera se esfuerza y el la escogió —se pasó su mano por su rostro. Sus ojos brillaban por las lágrimas acumuladas—. Ella es a la que esogen siempre, para todo. Y...y yo hago mi mayor esfuerzo, pero nunca me eligen. ¿O...soy yo el problema?
—Caroline —Daniel tomó sus manos entre las suyas—, eres preciosa, inteligente y única. No Necesitas competir ni compararte con nadie. Tienes esa esencia que nadie más tiene.
Caroline levantó la cabeza, tímida.
—¿Tu...crees eso?
—No lo creo. Lo sé —Caroline lo miró y sonrió—. Ahora vámonos, te llevaré a casa. Mañana hay escuela —dijo el pecoso, tomando el bolso de Caroline mientras la ayudaba a levantarse.
—¿Desde cuando te preocupa la escuela?
—Desde que le director me amenazó a mi junto a Aly con la expulsión el año pasado. En mi defensa, Aly me obligó a tirar esa piedra al salón donde estaban dando clases.
Caroline rió divertida.
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