11
—Dime que no me he estado acostado con el prometido de Off Jumpol —el suspiro del doncel le confirmo a Renzo que era cierto —Mierda Gun, esto está mal cuando se entere de que acosté contigo mi ucciderà —Gun no le dijo nada solo levanto su mano que tenía el maldito anillo.
—El matrimonio es con los Bermuti no con Jumpol —Renzo solo se dejó caer en un asiento completamente manso —Si ese es el caso ¿Por qué todos dicen que te casaras con él? Además de mencionar que es el padre de tu hijo, ¿En serio Phunsawat? —Jumpol había sabido como joderlo.
—Lo de mi hijo es cierto así como también que comparte mis genes con los de Jumpol, pero el matrimonio ni en sus más locos sueños —la mirada del hombre se deslizó hasta el anillo —Ya lo sé ¿De acuerdo? El hijo de puta logro ponérmelo en un descuido —el brillo de diversión en los ojos de Renzo no le gustaron al doncel.
—El descuido incluía una sesión de marcas de posesividad —el doncel noto la mirada en su cuello y busco en donde verse notando que tenía un pequeño morado que antes no había notado haciéndolo fruncir el ceño —Eso no te incumbe, pero lo que puedo decirte es que el compromiso con Jumpol no es real y no menciones el maldito anillo porque me lo quitaré en cuanto pueda —Renzo no pregunto no porque no deseara sino porque alguien más irrumpió en la oficina.
— ¡Dime por qué carajos hay rumores absurdos de ti junto con Jumpol! —un muy enojado hombre ingreso a la oficina gritando — ¡El maldito matrimonio es conmigo no con Jumpol! ¡¿No pudiste mantener las malditas piernas cerradas o pedírmelo a mí?! ¡Maldita puta! —el golpe en la lujosa madera del escritorio del doncel fue lo que captó la atención de Adolfo Bermuti y que causo un estremecimiento en Renzo al observar como el doncel tenía una furia en sus ojos.
— ¡¿QUIÉN MIERDA TE CREES QUE ERES PARA IRRUMPIR DE ESA MANERA EN MI CASA?! —el cuello del doncel estaba rojo del enojo que contenía y en su frente una vena se marcaba firmemente palpitante —Sin embargo estás aquí en mis dominios así que te recomiendo que respondas mis preguntas o no saldrás vivo de esta casa incluso de esa habitación —la calma con la que actuaba el doncel le decía a los dos hombres que estaban ahí que era terreno peligroso.
Gun era un doncel que podía gritar para desahogar su furia y quizás obtener un castigo leve, pero cuando se mantenía calmo con suaves palabras destiladas de veneno y amenaza todos en la familia temblaban al saber que nada bueno salía de esas acciones.
—El que debería de hacer las preguntas soy yo, yo soy el agraviado con toda esa situación, nuestros hijos serán quienes tengan problemas en reclamar su puesto —Gun no pudo soportarlo, si todo se tenía que acabar de esa manera entonces que sucediera.
— ¿Nuestros hijos? ¿En verdad piensas que eso sucederá? —La mirada arrogante del doncel no se apartó viendo de pies a cabeza a su prometido —El único heredero de mi puesto siempre será mi hijo porque solo he tenido uno hasta el momento —Adolfo tenía la intención de hablar, pero el doncel se le adelantó.
— ¿Qué? No pensarás que en verdad me iba a casar contigo, estoy muy consciente de que solo quieren una alianza para poder en un futuro convertirse en quienes dirigen mi familia inculcándole a quienes fueran nuestros hijos lealtad a los Bermuti por sobre los Phunsawat —el color del rostro se le fue al hombre al verse descubierto ante uno de sus motivos para el enlazamiento —Son muy tontos debo decirlo, esta farsa solo se dio porque los demás clanes de mi familia exigían un compromiso y los acepte a ustedes porque con tus amigos cerca, pero con tus enemigos mucho más cerca —Adolfo sintió como su orgullo fue herido.
—Por tus palabras deduzco que los rumores son ciertos, no solo le abriste las piernas a Jumpol, sino que le pariste un hijo y ahora te casas con él —una mirada de asco total recorrió al doncel —Los clanes Phunsawat estarán tan felices con saber la noticia de que han sido liderados por una vil puta y aunque no obtengamos algún beneficio de esto si podre saborear tu caída desde lo más alto en donde alguna vez pudiste estar —La carcajada burlona que se escuchó causo que en el lugar la temperatura bajara a nivel acelerado.
— ¿Vil puta? —Se carcajeó —No tienes mejor manera de insultarme —Gun se limpió una lágrima falsa —Puedo ser una puta en realidad soy la mejor puta tan obscenamente deliciosa que soy deseado por todos, me prometen todo a mi alcance —los dedos del doncel bajaron suavemente por su cuello observando fijamente los ojos de su hasta el momento prometido.
—Tú eres uno de ellos me ofreciste más poder fuera de mi familia como dentro de ella, me bajaste todas las precarias ilusiones que tu cabeza pensó que podría tener mmm me ofreciste libertad —gimió, el doncel gimió cuando termino su oración como si saboreara él más discolo manjar —Lo único que no pensaste es que yo tengo libertades y siempre he actuado como deseo solo he fingido someterme, siempre he sido el depredador y ustedes simples presas con las cuales me encanta jugar, pero al menos por intentarme encerrar en una burbuja de amor te diré un secreto —Gun se había acercado lo suficiente hasta el oído de Adolfo —Sé que ustedes tienen a mi hijo y ese error les costara tantas vidas iniciando por la tuya —antes de que el hombre pudiera hacer algo Gun le había cortado la yugular rociándolo de sangre por la presión con la que la sangre salió.
Gun solo sintió lo cálido de la sangre en su rostro y torso de su cuerpo sin inmutarse asesinar al heredero de los Bermuti era solo la primera muerte de esa familia que tendría en sus manos. El doncel tenía que apresurar sus planes iniciando con darle una lección a su bruja madre quien era la responsable de que ese imbécil hubiera ingresado a la residencia.
Santino le hubiera avisado de la visita de Adolfo para saber si podía o no ingresar y que no fuera notificado quería decir que su madre seguramente había autorizado que este ingresara desde la entrada donde muy posiblemente lo estuviera esperando.
Salió de su oficina buscando a su madre porque esta era la última vez que ella hacia algo así tendría que disciplinarla para que aprendiera donde estaba su maldito lugar y no tomarse atribuciones que no le correspondían.
La encontró cerca de la entrada de la casa en donde la confrontaría sin importarle ya nada, todos aprenderían a respetarlo o morirían ahora sacaría esa fiereza que llevaba, hoy eliminaría la paciencia de santo que había mantenido.
— ¿Me puedes explicar por qué carajos dejaste que Adolfo ingresara? —todos los que estaban ahí observaron como la mujer dio un leve salto además de cómo sus ojos se ensanchaban al ver la sangre en el cuerpo de su hijo, pero aun así se recompuso rápidamente.
—Es tu prometido porque no lo dejaría ingresar, era mejor cortar las rumores que tienes con el asesino de Jumpol —la fría sonrisa en el chico ensangrentado era tétrica — ¿Cómo sabías que era mi prometido? Sabes madre siempre supe que tu boca simplemente servía para que un hombre tuviera su pene en ella —la mujer no respondió nada ante el tono helado de su hijo sentía como su cuerpo le advertía que se mantuviera callada.
—Ahora por fin decides cerrar la boca debo de asumir que quieres que hable, traigan algo para limpiarme —los guardias libres rápidamente le dieron un pequeño paño que el doncel paso por su rostro limpiando la sangre, pero continuo con la ropa de su torso algo que no se quitaría, pero él lo estaba intentando descolocando a todos ahí —Estoy muy consciente de que odias a Jumpol con lo que se supone es tu corazón así que creo que lo que pienso comunicarte no te gustara —el doncel tiro con lo que intenta quitarse la sangre que tenía en su ropa.
—Los rumores son bastante correctos, Khalan ese pequeño que odias casi tanto como a mí es hijo de Jumpol y mío quien heredara mi posición esa que tanto anhelaste para tu Phaithoon —la palidez y luego la furia de la mujer fueron inconfundibles y eso le divirtió al doncel en medidas estratosféricas —ERES UN MALDITO —la mujer hizo el intento de abofetearlo, pero Gun le tomo la mano deteniéndola.
— ¿Por qué te quejas?, lo heredé de ti madre —apretó con más fuerza aquella muñeca y luego con fuerza la trajo estando muy cerca —Cuando me fui de esta mierda de hogar conocí a Jumpol, fue amor a primera vista que hubiera sido duradero si solamente tu maldito hijo no hubiera metido sus narices casi me mata y a Khalan lo que le costó su vida a manos de Off —Off ese nombre le retumbo en la cabeza a la mujer quien tenía la mirada perdida.
—Aunque si lo piensas es tu culpa, nadie te insto a que le metieras mierdas a Phaithoon acerca de heredar la posición o que me tratara como la mierda si no hubiera intervenido ah nuestro Phaithoon seguiría vivo —la mirada incrédula de su madre al doncel le causo gracia —No me veas así por la verdad si me hubieran tratado bien cuando regrese jamás me hubiera ido nunca hubiera conocido a Jumpol y concebido a Khalan, las cosas hubieran sido tan diferentes incluso mi adorado hermano mayor estuviera aquí con nosotros nada feliz, pero al menos vivo —con fuerza se logró liberar del agarre de su hijo.
—Tú le arrebataste todo a Phaithoon usurpaste su posición y causaste su muerte —en un rápido movimiento la tomo del cabello causando que su cabeza se fuera hacia atrás levemente — ¿Yo? Fuiste tú quien lo hizo, te acostaste con el hermano de tu marido el verdadero padre de tu primer hijo y sospechas que también mío ¿Me equivoco? —la mirada de la mujer era de miedo porque aunque la familia Phunsawat no era demasiado malvada tenía una regla especial.
Dentro de los Phunsawat no importaba con cuantos amantes estuvieras o a quien amaras la regla que todos tenían que obedecer era que si estaban casados solo podías tener hijos con quien tenías un matrimonio, la fidelidad no importaba, pero si la línea sanguínea regla que se aplicaba a todos en general sin importar género.
Gun estaba sometido a esa regla justo como los otros líderes de clanes y si la regla era violada tenía su respectivo castigo sin embargo el doncel centraba en la excepción de la regla porque cuando dio a luz no estaba casado.
El doncel estaba consciente de que si quería tener más hijos solo podía tenerlos con Jumpol independientemente si estaban casados o no solo un hombre podía ser el padre de sus hijos, no podían obligarlo a casarse, pero si quería mantener su posición debía seguir las reglas y esa era una de las más grandes era anticuada, sí, pero esa regla era la manera en la que su abuelo le había mostrado el compromiso a su difunta abuela.
Una infidelidad era fácil de cubrir, pero un hijo no lo era además si esta regla se cumplía se evitaban luchas de sangre por aquellos que nacieron bastardos un ejemplo de eso era su madre y su hermano.
— ¿C-cómo? —el miedo en los ojos de su madre le indicaban que sabía cuál podría ser su castigo —Papá tenía un muy bajo conteo de espermas lo que le decía que era casi imposible que pudiera ser padre, quedarte embarazada tan rápido luego de la boda no fue muy inteligente y papá lo entendía así que con una prueba de ADN lo confirmo lo más interesante fue que tenía ciertas coincidencias —la mujer también podría expresar más miedo como en ese momento.
—Sé que Phaithoon era hijo de mi tío y deduzco que papá también lo sabía, mi nacimiento no sé cómo se produjo, pero sabía que yo era su hijo, el verdadero —la mujer unió puntos en su cabeza y comprendió todo.
Su difunto marido siempre vio a Phaithoon como alguien desechable sin valor a pesar de que este se esforzó para tener la validación de quien creía su padre, pero Gun siempre la tenía desde unos días después de que nació arrebatado de los brazos de ella para enviarlo lejos a mantenerlo protegido y a entrenarlo para el puesto que le correspondía.
Y lo entendió por primera vez entendió que Aat nunca le daría el puesto a Phaithoon siempre había sido Gun el elegido quien fue forjado para la posición que mantendría, lo alejo de todos al saber que siendo un doncel su camino en el poder sería solitario sin confiar en nadie realmente.
Tratado con poco interés por su propia familia porque si tu familia te dañaba las traiciones de otras personas no te dolerían tanto, Chiara lo entendió y lamento que su marido había creado al hombre perfecto para ese puesto lo había hecho de una manera que no le importara a quien dañar para cumplir sus objetivos.
Su hijo había crecido sin amor o al menos una muestra de cariño, todos le mostraron respeto y acataban sus órdenes desde que aprendió a hablar por eso no tardo en acostumbrarse al puesto que ahora ocupaba y por primera vez la mujer se arrepintió de todas las decisiones que había tomado con respecto a sus dos hijos.
Ella había dado a luz dos hijos sin embargo solo se concentró en uno y el otro lo dejo olvidado incluso cuando podía comunicarse con él y en su mente los recuerdos de los ojos brillosos de su hijo cada vez que ella hablaba con él se apagaban año tras año.
Su error fue haberse escudado solo en un hijo cuando también hubiera podido hacerlo con Gun, entendió por qué el doncel amaba tanto a Khalan. El pequeño era el único que le dio amor quien le sacaba sonrisas y tal vez ella sabía que el amor y devoción que Gun sentía por su hijo quizás no era solo porque llevara su sangre sino porque fue el único que lo trato bien, con amor sin herirlo.
—Lo siento —la mirada de en serio que tenía Gun le dolió de cierta manera a su progenitora —Eso ya no importa madre lo que quiero que sepas es que te espera tu castigo, pero quiero que tengas presente que no es por el nacimiento de Phaithoon esa es solo una excusa sabes por lo que realmente te estoy castigando es por haber entregado a mi hijo a los Bermuti —lo sabía, Gun sabía de sus tratos con los Bermuti.
—N-no —la enorme sonrisa sádica en el rostro del doncel la hizo callar —Lo hiciste ahora debes de responder por ello eso no está a discusión —Santino quien había presenciado parte de la conversación tuvo un escalofrío ante lo que se le venía a la pobre mujer.
—Encárgate —Santino asintió ordenando a algunos hombres que la llevaran a alguna habitación y la mantuvieran vigilada hasta que fuera el turno de su castigo.
A la señora Chiara Phunsawat se le castigaría por haber tenido el hijo de un hombre del que no debía, había violado la regla principal de los líderes y nadie podía evadir siempre el castigo. La manera en castigar el hecho para hombre era diferente al de mujeres y donceles.
El castigo correspondía en que se elegiría una habitación cualquiera, pero que no contendría ventanas, debían de colocar una cama en el centro y alrededor de la habitación tendrían diferentes juguetes sexuales o cualquier cosa que sirviera en el sexo además en la cabecera de la cama estaría el lubricante suficiente para lo que le quisieran hacer.
La mujer pasaría por todos los de la familia Phunsawat todos los que estaban en la residencia principal debían de poseer a la mujer como desearan y cuantas veces lo desearan sin importarles las súplicas a la mujer lo cual se llevaría tres días intercalados.
La cama era especializada para lograr retener a la mujer atada de manos y pies, ella sería colocada desnuda completamente y quien estuviera en la habitación le podía hacer lo que quisiera menos matarla, el tercer día de la humillación se le daba un afrodisiaco donde su único alivio seria que alguien se la follara fuerte y extenso.
Al final cuando la mujer pasara los días recuperando su cuerpo haría la segunda fase del castigo en donde se elegía a un hombre y ella debía de complacerlo en todo con el detalle de que todos la verían y debía de disfrutarlo o al menos fingir que lo hacía.
Luego de eso las mujeres de la casa le daban una golpiza donde no moriría, pero si quedaría muy mal, el motivo del modo del castigo no era complejo si había sido tan puta de parir el hijo de otro hombre no habría problema en abrírsele de piernas a unos cuantos, que todos la vieran tener sexo con otro hombre era la forma en recompensar la humillación que le causo a su esposo al hacer que todos supieran lo que había hecho y la golpiza era la forma de salvar su vida.
El castigo no era de lo más lógico, pero cuando lo implementaron todavía eran muy atrasados o eso decidían creer, lo único que importaba era que a nadie se le había implementado el castigo y la madre de Gun sería la primera.
—Envíame a los del círculo de sangre —la sorpresa de lo dicho causo que quien recibía la llamada se irguiera en su silla.
— ¿Estás seguro? Tú sabes lo que eso significa —si era un juego el mismo viajaría para patearle el trasero.
—Estoy seguro ya estoy harto de ser una buena persona, envíalos —eran buenas noticias sin dudarlo aunque hizo una mueca cuando el sonido de finalización de llamada se coló en sus oídos.
Que recibiera la llamada era algo inaudito siendo sinceros nunca esperó a que el día llegara, pero ahora las negativas se acababan por lo que el líder regresaba o al menos aceptaba su puesto.
El círculo por fin volvería a estar bajo las órdenes de su verdadero líder de aquel que los ayudo a salir de las cenizas en las cuales las fuerzas policiales los habían dejado.
Creado: 08/01/2023
Publicado: 25/03/2023
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