▬ CAPITULO QUINCE!




CAPÍTULO QUINCE!

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Septiembre, 2023.

Seulmi se negó por segunda vez. Dejando atrás el local, había salido apresuradamente tomando por sorpresa a Yugyeom, quien no tardó en seguirla queriendo detenerla a la vez.

—¡Seulmi!

—No, Yugyeom. Me niego.

El chico, quien estaba por decir algo con tal de que ella se detuviera, se colocó en posición recta una vez algo pasaba alrededor de su cuello, abrigándolo un poco del aire flácido que había ese día, dándose cuenta se trataba de una bufanda negra. Seulmi, quien desde antes se había dado cuenta que Yugyeom comenzaba a tener una reacción tipo alergia ante el cambio climático, se había esforzado en tratar de descubrir al chico, quien negó todo con tal de poder hablar en paz. Ella, insistiéndole, le hizo salir del local para ir hasta donde su auto para sacar dicha prenda, y que no muriera de frío.

—Está mejor así. Puedes resfriarte y tienes mucho trabajo para que se te atreviese algo así. —Murmulla ella concentrada en acomodar la prensa en cierta zona. —Puedes lavarla y guardarla al llegar a tu casa.

—¿A casa? Pero debo devolvértela..

—Claro que no. No te dejare ir así de desabrigado con este clima. —Niega de nuevo. Estirando su mano acomodó mejor la presentación de adelante. —Parece que tiene perfume. Aish, debí lavarla mejor antes de venir.

Mientras que Seulmi arreglaba mejor de la prenda para poder abrigar a YuGyeom, él se había quedado quieto ante los movimientos cercanos que ella hacía. Quedándose inmóvil en cuanto ella luchaba porque se viera presencial, él luchaba por intentar que aquel momento fuera eterno. Tristemente, no había sido así.

—¿Luce bien así? Creo que ya está mejor. —Dejó de lado el arreglar la bufanda para mirar hacia arriba donde Yugyeom estaba, alarmándose cuando notó como los ojos de él se habían colocado brillosos. —¿Estás bien? ¿Aún tienes frío? Espera, tengo una chaqueta extra de mi padre en..

Antes de que siquiera avanzara, fue detenida de forma pronta por el agarre que hacía Yugyeom en su brazo, la había sujetado sin mucho esfuerzo haciendo que no se fuera de con él. Tardando un tiempo en verla, dejó que sus ojos se estabilizaran lo suficiente para poder tener la valentía de encararla una vez más. Seulmi no supo descifrar cómo los ojos se Yugyeom la veían, pero no sentía que fuera algo relacionado al clima en el que ambos estaban juntos. Detalló cada segundo de como parecía recobrar fuerzas relamiendo sus labios listo para decir algo de lo que había hecho.

—No es la bufanda. Descuida.

—¿Eh?

—En realidad. Solo me sorprendí de verte tan cerca derrepente—Intenta aclarar, trabándose un poco. Señaló a sus ojos, dando a entender eso.

—Lo siento. Intentaré solo quedarme as..-

—No, no es eso. Es que estuve sorprendido por algo en especial. —Niega. Parpadea unos segundos para retirar la faceta de antes, mira a los lados intentando que sus ojos se sequen. —Es solo que, luego de tantos años, ya no eres parte de mi imaginación y ahora te tengo aquí.

Seulmi sorprendida por su reciente aclaración, se había vuelto ahora ella la inmóvil, esto fue el empuje para Yugyeom en continuar con lo que decía.

—Antes también, durante un tiempo en pandemia estuve tan centrado en intentar distraerme de todo lo que sucedía, que un día simplemente caí en cuenta que solo ibas a vivir en mis letras y en mi mente. Desde ahí no dejé de mentalizarme sobre que todo sería parte de mi cabeza solamente. No tenía planeado honestamente volver a encontrarme contigo pero no por ser grosero, si no, porque me daba vergüenza de mi. —Dice de forma amarga. Una vez sus ojos parecieron volver a la normalidad, tuvo que aguantar las ganas de restregar aquellos, pues con decir aquello, parecieron volver a lo primordial. Cubriendo sus ojos soltó una risa amarga por el silencio que Seulmi tenía. —Que patético me veo hablando de eso primero. Se suponía todo a su paso, pero ahora, estoy seguro que lo arruine.

Seulmi, aún sorprendida por eso negó despacio. —Claro que no.

—A lo que me refiero, es que desde un principio hice algunas cosas mal, y fui el que lo arruinó por dejarme llevar en el mal momento de todo. —Decía, sus ojos mirando hacia otro lado menos al rostro de ella dejaba en claro que tenía vergüenza. —Fui estúpido de pensar que, dejar todo a la deriva sería la solución a las cosas.

—No hagas esto, por favor.

Seulmi veía como poco a poco su rostro se iba transformando a uno con sentimientos tristes mezclados, haciendo que su pecho se estrujara de verlo así. Era doloroso ver a quien antes tenías en mente reluciendo en el escenario, a estar destrozado por dentro. En cambio, Yugyeom no quería parar. Necesitaba liberarse de aquello que le pesaba durante tanto tiempo, y sabía que podía desahogarse, pues estaba con la persona correcto para hacerlo. O eso esperaba.

—Hace dos años, me encontré a tu madre en el HomeComing que hice con los chicos cuando estuvimos promocionando el regreso. —Empezó a decir, fijando su mirada ahora en ella, quien asentía escuchándolo. —La reconocí y saludé detrás del escenario. Estuve asustado en un principio pero aún así ella me habló muy bien y me hizo saber que podía seguir contando con su apoyo tal cual como una madre, eso lo mantuve cerca mío y ella parece que igual, pues hablamos y me hizo entrar en razón de muchas cosas. Hasta la fecha sigue comportándose como una y eso se lo agradezco mucho.

No era un hecho que tomara por sorpresa a Seulmi. Yugyeom había sido como el hijo pequeño que su madre jamás había tenido. Apesar de que al principio lo trataba como un amigo de su hija bastante normal, con el tiempo le tomó cariño incluyéndolo en su pequeña familia. Que a pesar de que Yugyeom era propio y cara de la suya, siempre podía correr hacia los brazos de aquellos cada que quisiera. Desconocía que eso siguiera funcionando hasta entre esos años, ya que su madre jamás había dado señales acerca de algo parecido.

—En algún momento termine sincerándome acerca de lo que sucedió y le expliqué mi versión de la historia. Sobre cómo fue todo el inicio de la pandemia. Nosotros, los chicos.. —Titubeó. Sus dedos fueron hacia el puente de su nariz para intentar controlarse. Seulmi notó como aquellos temblaban en lo que continuaba con su explicación. Ella, en total silencio para respetar su espacio. —Lo hice con la esperanza de que podría gritarme acerca que porque te habría hecho eso, pero sólo se sentó y me abrazó. Me repetía que no era mi culpa pero yo no lo creía. Sabía que lo era.

>>> Me la pase creyendo que había hecho lo mejor para los dos. Pero ya luego, me había caído la razón de que no fue así. Estoy seguro que si eso hubiera sucedido ahora, jamás nos hubiera arriesgado de esa manera tan horrible.

La primera lágrima resbaló por el rostro de Seulmi ante el golpe de recuerdos,  y la figura que ahora aparentaba de Yugyeom intentando todo su esfuerzo en seguir siendo fuerte, afrontando algo como lo fue en su momento su relación. Tantos años se habían resumido en cuestión de segundos, aclarando su mente en cuanto un Yugyeom ya sollozando frente suyo le hizo reaccionar. Estando algo helada, solo miraba con sus ojos abiertos y expectantes, queriendo por dentro el tacto de Yugyeom en sus mejillas como hizo el ademán, pero pareció detenerse antes de tiempo, cerrando sus manos a tiempo.

—Estuve durante meses enfocado en que quería seguir haciendo en mi vida y en lo malo que según yo estaba siendo en mi trabajo, que dejé de lado nuestra historia. Pensando que eso me haría sentir menos triste o abrumado, pero fue todo lo contrario.

—Yugyeom.

—Todo el tiempo extrañaba lo que fue. Lo que yo había roto lo extrañaba y necesitaba tanto. Pero yo mismo lo había apartado. Y después..

Yugyeom tiene que detenerse pues sus emociones mezcladas hacen que su llanto se explote aún más. Bajando su cabeza en lo que las lágrimas caían tal cuales saladas rodando por sus mejillas llegando hasta su barbilla. Lleva su mano a la frente para evitar que ella lo notara así, pero sólo hace que siga tocando y tocando fondo en su sufrimiento, al punto de caso arrodillarse por el dolor interno que tenía. Seulmi, quien no permite que sea así finalmente da un paso adelante. Agachando su cuerpo lo suficiente para sujetar el brazo de Yugyeom y poder verle a la cara. Estando aquel a la altura de su pecho, puede ver su rostro húmedo por todas sus lágrimas. Con su pulgar, de forma lenta va limpiando cada una de ellas.

Él solo siente que puede llorar cada vez más al sentir su tacto, pero de a poco sorpresivamente se calma. Con su vista borrosa se enfoca en Seulmi, quien le dedicaba la mirada más tranquila y comprensiva antes alguna vez recordaba por él. Su mirada solo logra cristalizarse de nuevo en cuanto ella le reconfortaba a cada instante. Sintió largo momento hasta que dejó de sacar lágrimas. Mirando en el instante desde su posición más bajo a donde ella se encontraba. Sus ojos hablaban más de lo que él podía expresar siquiera, por eso, es que solo esperaba a tranquilizarse para poder darle un fin o continuación a lo que ambos enfrentaban.

Yugyeom tenía miedo de decir algo erróneo así como de dar a incitar algo totalmente opuesto a sus intenciones. Pero al mismo tiempo, no se abstenía de decir todo lo que tanto había guardado. Era algo confuso ya teniendo los pies en las tierra. Sin embargo, solo tenia que quedarse bastante objetivo a lo que iba, no esperando que al mismo momento se convirtiera en un niño el cual perdió un juguete preferido. Dejando su cabeza a la altura del abdomen de ella y pasando sus brazos en su cintura, siendo el momento y lugar donde él se desahogó de todas esas penas. No había nada más.

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Seulmi cerró apresuradamente la puerta de la camioneta con todas sus cosas en mano. Guardando la llave en su bolsillo, se encamine de forma constante hacia el centro de la playa. Mirando a las personas en su posible mejor momento vacacional, solo se centra en encontrar a su otro acompañante. Aquel, reconociendo que estaba en un espacio determinado para que las olas no llegaran es cuando se acerca por fin.

Yugyeom suspiró en cuanto su pecho se había estabilizado. Dando un trago corto hacia la botella de agua que había abierto, dejándola solo unos segundos en sus mejillas antes de pasarla. Sentía su rostro arder por todo el llanto que había sacado. Tanto que tenía que tocarse las mejillas de tan duras que habían quedado. Agregando la vergüenza que sentía por haberse dado cuenta que estuvo llorando un largo rato hasta que pudo calmarse. Creyendo que su compañera le ofreció el espacio solo por también vergüenza, era todo lo contrario.

—¿Estás bien? —Comentó Seulmi de primera en cuanto se sentó alado suyo. Yugyeom asintió sin mirarle por la misma pena. —¿No te duele siquiera la cabeza?

—Solo es un poco, pero está bien.

—En este rato que estuve pendiente, me di cuenta que muchas familias vienen aquí. Inclusive los hoteles cerca estaban llenos.

—¿De verdad? —Preguntó curioso. Se mantuvo mirándole hasta que ella asintió por su pregunta. —Es un lugar lindo. Buen espacio para todas las parejas y matrimonios.

Ella solo intenta distraerse del posible comentario indirecto que lanzó mirando hacia las personas que pasaban cercas de ambos. No ayudo mucho en que una pareja joven estuviera a unos cuantos metros lanzándose agua del mar entre risas. Seulmi tuvo que mover sus ojos de un lado a otro por la cantidad de familias y noviazgos que se veían. En un instante, comenzó a reírse después de haber caído en ver a unos adolescentes pelear a lo lejos.

—¿Qué sucede? ¿Te estás riendo del Niño que se cayó? —Preguntó Yugyeom sorprendido por ese suceso. Seulmi niega de inmediato haciendo que él se gire a ver ahí. —Eres mala.

—Claro que no. Solo recordé algo gracioso.

—¿Qué cosa?

—¿Recuerdas esa vez cuando éramos aún aprendices y una chica me robó mis audiculares? Que empezamos a pelear.

—Oh, si lo recuerdo. —Aladee él moviendo su cabeza al mismo tiempo, atrayendo su memoria a unos años atrás. —Pero recuerdo aún más cómo teníamos que jugar piedra papel o tijera, sobre quien iba a ensayar más.

—Obvio. Te ganaba todo el tiempo. —Presume Seulmi.

—¡Siempre escogías piedra! Eso era una trampa. —Señala Yugyeom de forma seria, cosa que no duró tanto, pues al terminar rió por ello.

—Claro que no. Tú la mayoría de veces colocabas tijeras y a eso es fácil de ganarle. —Seulmi coloca sus manos detrás, sintiendo la arena meterse entre sus dedos. Ambos miraban hacia el cielo, con la hora exacta del atardecer en el. —No puedo creer que a esa edad todo lo arreglábamos con piedra, papel o tijera.

—Recuerdo que lo hicimos hasta en un comeback tuyo. Sobre que si yo ganaba te elegiría el concepto y los vestuarios.

—Pero perdiste y yo me salvé de ese concepto bastante oscuro que tenías pensado.

—No tiene nada de malo el que había escogido. Solo tienes malos gustos. —Le señala en broma, causando que ella riera. —De todos modos, eso me preparó para los siguientes años de mi vida con los chicos. Si perdía, tenía que hacer cosas en el dormitorio y yo odiaba eso.

—Pero al final yo te ayudaba con eso.

—Claro. No era tan malo perder cuando eso pasaba.

—Era lindo cuando en lugar de limpiar, comenzábamos a hablar de cosas distintas dejando todo al último. Aún recuerdo los momentos cuando Jinyoung nos molestaba con que no alzábamos, pero nos terminaba ayudando. —Dice Seulmi de forma pausada. Colocando sus manos sobre sus rodillas.

—No le gustaba admitirlo pero se divertía con nosotros aunque le provocáramos dolor de cabeza por todo lo que decíamos. —Bromea Yugyeom. Ambos, se miran instantes para reír al uni sonido. —Eso teníamos mi hyung y yo en común. No lo aceptaba, pero me gustaba ese tiempo que pasábamos juntos.

—A mi igual.

La brisa del aire pegaba justo en sus rostros. El cabello largo de Seulmi hacía que tuviese que ajustarlo para poder estar menos nerviosa de lo que ya. Yugyeom notaba esto, pues hacia gestos cuando el cabello se metía entre sus ojos ante el aire. Dando un ambiente un poco más intenso a su charla tranquila. Sin contar que hace minutos, estaba ella consolándolo por su golpe de realidad y ahora, confesando públicamente lo que quizás ya sabía, pero igual que hace casi diez años, seguía haciendo latir su corazón con fuerza. Pasó saliva de forma rápida dándose cuenta que estaba mirándola mucho, queriendo pasar desapercibido solo llevó sus ojos al frente, con el atardecer.

—Fueron años muy buenos.

—Opinó que de los mejores.

—Luego crecimos, nos volvimos adultos y ahora odiamos las responsabilidades. —Vuelve a bromear Seulmi, ganándose una tímida sonrisa de Yugyeom por ello, quien al final, aceptó. —Supongo que así es como mi mamá me decía que tendría mi vida propia. Me gusta.

—¿Te lo repitió en estos años?

—Algunas veces si. Como no tenía un plan solo me guiaba por lo que mis cercanos me decían. Pero, eso también me detuvo de hacer muchas cosas que pude haber hecho. —Murmura difícilmente. Tocando en su mente aquel tema, pero sin decirlo de forma directa. —Ya no me arrepiento de tantas cosas, solo de pocas.

—Me imagino que pudo haber sido difícil con, tú sabes, lo que sucedió.

—Un poco. Pero no todos mis amigos se fueron. Pude reunirme con antiguos compañeros de la academia y pasar mucho tiempo con mi abuela. También trabaje. Pase tiempo con Bambi y Saeran, sobre todo.

—Digo lo mismo con Dalkyum.

—Oh, ese pequeño peludo. ¿Ha estado bien?

—Obvio que si. Mi madre lo está cuidando ahora que he estado ocupado con mi regreso. Justo ahora deben estar juntos.

—Deberías mandarme fotos de él. No me haría mal tener unas cuantas en mi teléfono.

—¿De verdad?

—Oye. Bambi y Saeran tampoco son tan celosos. No les importará que yo sepa acerca de Dal. Además, podría llevarte hasta el restaurante de la señora Shin. Ahí aceptan mascotas.

Más allá de la broma hecha, existía la duda de si hacer eso era correcto o no. Es decir, Yugyeom tenía el dilema en su mente sobre si eso significaba que después de ese día, las cosas cambiarían en su manera de relacionarse. A diferencia de Seulmi, que exponía sin temor alguno el que siguieran en contacto.

—Eso significa.. —Seulmi se gira a mirarlo en cuanto el comienza a hablar. Yugyeom se frota la mano con su pantalón devolviéndole la mirada luego de segundos. —.. ¿Qué estaremos en contacto?

—Bueno. Si eso no te molesta.

—¡Para nada!

—Entonces, si. Podemos seguir comunicados el uno con el otro.

Los dos enfocados en sus palabras, las repiten una y otra vez en sus mentes. Sin siquiera ellos saber, ya se encontraban con aquel antes inexistente dolor extenderse por su interior. ¿Qué sucedía? No le encontraban explicación a algo tan de la nada, pero ninguno dijo algo al respecto. Sus ojos solo estaban en el atardecer bello que existía en la playa. Los demás no importaban, pues al menos en el momento, no existía nada más para ellos. Con el presente latido fuerte en sus corazones, era suficiente para conocer la respuesta que durante tantos años habían querido encontrar.

Pero parecía que estaba lo suficientemente enterrada en el pasado, para que alguno diera el paso a arriesgarse. O eso piensa Seulmi en cuánto Yugyeom le indica que tenía que regresar a casa pronto.

—En cuánto llegue a mi hogar. Prometo vaciar mi galería en tu chat con fotos de Dal. —Decía Yugyeom alado suyo, caminando con cierta distancia hacia el camino libre donde estaban estacionados. —Esperare mi invitación tranquilo.

—No te olvides de los demás. Les preguntaré a Bambi y Saeran si gustan de posar también.

—Yugyeom. Es hora de irnos. —Aparece el manager de aquel frente a ambos a unos metros. Este hace una reverencia hacia Seulmi la cual es correspondida. —Seulmi, te esperan tus padres. Me encargaron que te dijera.

—Muchas gracias. Tengan un buen regreso. Mucho cuidado.

—Por favor despídete de ellos de parte mía. —Pide Yugyeom con sus manos juntas. Seulmi asiente sonriente por eso y él lo celebra en secreto. Agita su mano en cuanto se iba encaminando de regreso junto a sus acompañantes. Poco a poco desapareciendo de su cercanía.

Seulmi correspondió los primeros segundos ante la despedida, pero ya que Yugyeom se había dado la vuelta, se quedó solo en su lugar mirándole. El mismo sentimiento de antes la estaba asfixiando mucho, quedándose sin comprender del todo que estaba pasando. Sintiendo solo como sus cabellos se movían en cuanto aquel automóvil había arrancado para irse.

—¿Cariño? —Escuchó la voz de su madre detrás suyo. Saliendo del trance se giró hacia aquella, quien intentaba descifrar su sentir por su expresión. —¿Está todo bien?

—Mamá. Me siento extraña.

—¿Qué sucede, Mi?

—Siento que necesito hacer algo pero mi mente me dice que no es lo correcto. ¿Qué es lo que debo hacer?

—Siempre te he dicho que sigas a tu corazón. El siempre tiene la respuesta de todo.

—Está bien. —

Seulmi lleva sus manos hacia su chaqueta para abrirla, sacándosela de encima apesar del frío que hacía. Igual que su gorro, dejándolo en una silla que estaba por ahí.

—¿Qué haces?

La pregunta que Seulgi hace hacia su hija, desaparece en cuanto se dio cuenta que aquella ya no estaba. Mirando a los lados preocupada al no encontrar rastro, es cuando la figura a unos cuantos metros, pero no yendo hacia la playa o algo, si no, aquella corría en dirección a la camioneta que aún no desaparecía del lugar. Con su boca entreabierta por la sorpresa, cubre la boca de su esposo de inmediato, quien estaba igual de sorprendido cuando este planeaba gritarle a la chica que se devolviera. Aunque Seungbin se preguntaba desde cuándo tenía tanta habilidad física para llegar casi a alcanzar aquel automóvil.

—¡Kim Yugyeom! ¡Espera! Por favor, detente.

Pide a gritos, sin importar que el aire se metiera y eso secara su garganta. Tampoco se fijaba en que algunos le miraban extrañados porque gritaba hacia una camioneta que no tenía planes de detenerse. Sus pies estaban ardiendo por la velocidad, lo cual le hace una mala jugada al instante. Debido al cansancio y que su voz se fue apagando, sus pies también se detuvieron frenando de a poco la velocidad que tenía. Soltando el aire por lo cansado que estaba, su humo solo le golpeaba. Teniendo el frente confuso sobre aquello, es cuando algo le devuelve las fuerzas que había perdido.

En cuanto el auto había estacionado de manera extraña, es cuando decide volver a acercarse rápidamente, sin pensar en otra cosa más que en separar esa distancia creciente que sintió desde el primer instante. Dejando de lado su miedo y dar su primer paso ahora que pudo encarar a Yugyeom del otro lado.

—¿Seulmi? —Cuestionó este una vez había bajado del automóvil. Se veía exaltado, sorprendido y algo nervioso, las mismas emociones que tuvo desde que había llegado.

—No puedes volver a Seúl. No vayas a casa todavía.

—Pero yo..

—No te vayas sin antes saber lo que yo tengo que decir para ti. Sin que sepas cuanto he luchado para seguir disfrazando que estoy bien desde que rompimos. Cuando todos los días me ha quemado viva. —Expresa con una voz golpeada, pero no dejando de ser aquella característica de si. —Para mi tampoco ha sido fácil afrontarlo desde el momento uno. Te perdone pero también me quiero perdonar a mi por haberme ocultado tanto tiempo esto que siento. Como si no valiera nada, cuando sabes que es todo para mi.

Yugyeom se queda bastante helado por cómo Seulmi se expresaba. Su rostro dejaba en claro cuánto llevaba aguantando eso en ella, al igual que como ahora ella se transformaba en aquello que durante mucho no tenía que ver.

Seulmi nunca fue una persona característica de mostrar el lado malo de sus sentimientos. Siendo reservada en las ocasiones que mostraba eso, dependiendo las personas. En un pasado, era costumbre a cierto punto que Yugyeom la descubriera frustrada por sus planes, pero eso se fue esfumando conforme los dos se habían cansado de sentirse agotados, tirando todo, en lugar de quedarse a sobrevivir. En cuando ella logra ablandarse, que se da cuenta de los colores que ahora todo tenia.

Su relación siempre había tenido esa característica. Sin importar que momento estuviera pasando el otro, estarían ahí para intentar quitar el lápiz gris de encima. Fuera con acciones, palabras o solo pasar el tiempo juntos, lograban mejorar mucho la vida del otro. Esta fue la misma falta que habían tenido en esos años separados.

—Cuando estaba en parís, inclusive antes de saber que tú estarías ahí. Me encontré en una situación bastante complicada que me cambió.  Una persona parecida a ti estaba en el hotel, lo vi y, sin pensarlo comencé a caminar hacia él. No pensé nada, no dije nada, solo comencé a seguirlo. —Revela inmediatamente. Yugyeom delinea sus ojos sintiendo como los mieles de aquella se cristalizaban, volviéndolos rojos. —En cuanto me di cuenta que era alguien totalmente diferente, es cuando me quebré. Estuve mucho tiempo preguntándome. ¿Por qué no era Yugyeom? Solo deseando que desde un principio hubieses sido tú. Porque sin prestarle atención a que fuéramos desconocidos ahora, yo iba a ir corriendo hacia ti en cualquier momento.

>>> No importaba cuánto tiempo había pasado entre nosotros. Nunca antes me importó las horas que tenía que esperar para verte cuando estabas ocupado con la música, así que ahora, tampoco me iba a importar el tener que gritar frente a todos tu nombre para saber que seguías en mi.

Ninguno estaba preparado mental o físicamente para ver llorar a una persona importante para ti. Menos si estas lo suficientemente consciente de que aquello, era el reflejo de sus cicatrices escondidas. Tu instinto es reaccionar al instante e intentar ayudar a que deje el llanto.

Pero no era algo que Yugyeom aplicaría para Seulmi. Sin perder mucho, acortó los pasos para acercarse a ella, quien no dejaba de soltar su llanto oculto por tanto tiempo. Igual que como ella había sido con él, sujeto su cabeza con suavidad dejando sus pulgares en sus pómulos. Acaricio ellos, intentando que eso fuera a servir.

—Estuve meses afrontando la realidad que día con día me azotaba. Intenté avanzar de mil maneras, pero, jamás funcionó porque no me atrevía. Jamás pude verle la cara a otro hombre sin dejar de pensar en que no eras tú, por eso no volví a tener ninguna otra relación.

Hace conexión en Yugyeom los momentos cuando se encontraba en Japón. La llamada con Bambam y todos los consejos que alguna vez le dijo Jaebeom. Esos días cuestionándose a fondo que era exactamente lo que pasaba con Seulmi. Las noches tontas donde se desvelaba tal cual un rechazado que exageraba todos sus sentimiento. Todo ello se esfumó al escucharle decir eso. La neblina que antes decaía en ella, se fue quitando de a poco. Siendo su corazón lo único que escuchaba y a Seulmi confesarle todo su dolor.

—Gyeom. —Llamó hacia ella. El punto que había alcanzado Yugyeom se rompió al escuchar aquel apodo venir de ella. Sintiendo sus lágrimas también caer. Aquellas también eran de la culpa que sintió por haber pensando mal de ella. —Por favor. No te vayas.

Él solo se encarga de seguir acortando la distancia hasta que no queda más. Colocando su cabeza con suavidad en su hombro pasando su otro brazo por su espalda. Quitando por fin, los tantos metros que le separaron durante todos esos años.

—Te extrañe. De verdad te extrañé todo este tiempo.

—Yo también, Seulmi. Como a nada en el mundo te extrañé.

Se confiesan mutuamente. El aire derrepente solo mueve sus ropas pero no les hace sentir ningún frío. Siendo únicamente los dos por fin en su momento. Es cuando Seulmi aprisiona la cintura de Yugyeom finalmente para acercarse tocando suavemente su corazón. Un sitio donde había llegado para quedarse. Porque jamás se habían ido del otro.

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Seulgi se cruzó de brazos en cuanto el respaldo del asiento fue aprisionando su espalda de a poco. Miró hacia la noche, sintiendo el aire fresco tan casual que había por la carretera. Poco a poco había dejado de ver el mar oscuro para sólo ver las casas de la cuidad. Jugó un poco con el cinturón en lo que ahora iba hacia la carretera. En el estéreo se estaba reproduciendo Under Pressure de Queen, solo que su volumen estaba bajo.

—¿Ya tienes pensado lo de esta semana ?

—Si pero no sé si alcanzaré a terminar siquiera la comida de mañana. Mañana tengo que pasar por Bambi y Saeran a casa de mi hermana. Después al estilista y luego con Suji a un proyecto. Los demás días se irán arreglando conforme los eventos crecen. Diablos. ¿Por qué tenían que hacerme tan exitosa.

—Que modesta. —Dice Seungbin. —Puedo ir yo por los perros a casa de tu hermana. Si ya salgo volando de ahí, te llamaré primero antes que la ambulancia.

—Oh, cállate. Mi hermana te adora.

—¿Tú crees? Quizás es ambiciosa. Me pedirá dinero cada vez que intente hablar con ella.

—Como si tu familia no lo fuera.

—Bueno pero a ellos nunca les importo. Se preocupan mucho más porque Bambi esté lejos de ellos que yo. Quizás es momento para volverme un foráneo.

La broma que hace provoca que el suelte una risa en voz alta, Seulgi, quien también se ríe lo manda a callar con el dedo en los labios por el ruido.

—Shh. Harás que se despierten.

Seungbin mira a su esposa antes de pasar al retrovisor. Ajustando un poco aquel, pudo presenciar mucho mejor aquello que se encontraba detrás y que le impedía hacer chistes. Más allá de molestarse, solo sonrió con más ganas ante la escena.

Yugyeom descansaba sobre el hombro de Seulmi, quien tenía la cabeza algo hacia al enfrente por el movimiento que hacía la camioneta. A su lado, las cosas de ambos les hacían bulto para acomodarse mejor. En ese instante, Yugyeom pareció despertar unos segundos, sin llegar a abrir los ojos, con su mano derecha comenzó a palpar lo que había sentido causando que despertara, llegando hasta la cabeza de Seulmi. Con cuidado, empujó esta para que la colocara encima de la suya y no se lastimara el cuello. Solo así, es cuando vuelve a quedarse dormido.

Seungbin y Seulgi comparten una sonrisa mutua después de presenciar aquello.

—Hicieron un buen trabajo.

—Cariño. Ellos hicieron todo lo que les recomendamos. ¿No crees que en las invitaciones en diez años nuestro nombre aparezca en los créditos?

Seulgi asiente convencida por la idea de su marido. Sin borrar su felicidad, es cuando se dedica a continuar igual de radiante hasta que pudiesen llegar a casa.

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AUTHOR'S NOTE!

Probablemente el capítulo más largo hasta ahora de AYF al casi llegar a más 5000 palabras, pero totalmente merecido. ¡Podemos gritar finalmente que ya no somos hijos de padres divorciados! El drama hasta ahorita tuvo una pausa y parece que el arcoíris se colocó arriba de nuestros protagonistas.
Ay, que bonito es el amor. Ojalá me amarán. 🙂‍↕️
No se preocupen que esto no termina aquí, solo es el comienzo de la verdadera historia, así que nos vemos gente guapa que comenta y lee.

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