▬ CAPITULO DOCE!
CAPÍTULO DOCE!
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Marzo, 2023.
Seulmi fue recibida con su padrastro revolviendo sus cabellos, en lo que terminaba los hotcakes en la cocina de la casa de sus padres. Seungbin había despertado un poco más tarde, pero era fin de semana, nada fuera de lo común para su rutina.
—Buenos días.
—Casi tardes, Seung. —Mencionó señalando al reloj. —¿No tenías entrevistas hoy?
—Las cancelé.
—Pero. Seungbin, mientras Mamá está en París ¿quien nos mantiene?
—Por Dios, tenemos el suficiente dinero para sobrevivir, tonta. —Mencionó. Seungbin tomó un plato para comenzar a desayunar. —Además, pedí algunos días para que no estuvieras sola aquí.
—Aww.
—No es eso. Me da miedo que quemes nuestra casa ahora que vives con nosotros. —Rió, Seulmi se cruzó de brazos ofendida, separándose poco después ya que su desayuno casi se quemaba. —¿Lo ves?
—Te recuerdo que tengo un departamento donde vivo yo sola desde hace cuatro años.
—Y sigo sin captar como es que tú madre te logro dejar ir. —Negó entre risas. Seulmi apagó la estufa sentándose enfrente suyo para igual desayunar. Sintió sobre sus piernas a BamBi haciendo que parara de comer. —Por cierto, ¿tienes planes para hoy?
—No en realidad. Planeaba sólo lavar ropa y alzar. ¿Por qué? —Preguntó con medio hotcake en sus mejillas.
Seungbin la miró pensativo antes de dedicarse a acariciar a Bambi. Intercambiaron miradas entre padrastro e hijastra pensando a fondo en lo que el otro tramaba.
—Porque tengo un gran plan para nosotros. Pero primero, necesitas ordenar la cocinar. —Dijo, señalándome con el tenedor. En lugar de una respuesta clara de "si" recibió la expresión ofendida de ella por aquello. —¿Qué?
—¡Yo ordene la cocina ayer! Y eso que fuiste tú el que desordeno todo con la pasta.
—Pero no puedes negar, que me quedo muy bien. —Apuntó con su dedo hacia los trastes. Su cabello se movía de lado en cuanto discutía con Seulmi. —Ya. ¡Soy el hombre de esta casa!
—¡No digas cosas machistas o te correré de mi casa! —Seulmi sujetaba la espátula de los panqueques, aquella se movía como si estuviese apunto de golpear al mayor, quien se abrazó a sí mismo.
—Recuerdo que yo la pague con mi sueldo. —Susurro el hombre para sí mismo. Cortó un trozo más para llevarlo a su boca y comerlo de mala gana.
—Te escuché. –Dijo Seulmi. —Pero, ¿cuál es el apuro por hacer algo?
—Solo quiero pasar tiempo con mi hija. ¿Por qué clase de hombre me tomas?
—Uhm..
Seungbin estuvo apunto de levantarse en un total drama, pero su manga de la pijama se atoró en la esquina del comedor haciendo que se regresara de golpe. Seulmi saltó en carcajadas mientras el hombre intentaba quitarse de ahí, riendo pero en desgracia pues su plan dramático no había salido.
—De acuerdo, eso no funcionó. Pero, me voy a vengar. Lo juro por el amor de mi vida..
—¡No jures en nombre de mamá! –Lo volvió a señalar con la espátula, esta vez, Seungbin alzó las manos inocente hasta que ella la bajó. Alzó sus cejas de forma divertida, burlándose de él. —Ajá. ¿Cómo planeas vengarte?
—¿Aun recuerdas la usb que decía algo como 2010?
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La rubia acomodó sus piernas en modo indio dejándose caer sobre el sofá que estaba detrás suyo. Soltó una carcajada seguido de cubrir su rostro. Negó varias veces escuchando la risa de su padre del otro extremo.
—¡Que vergüenza!
—¡Que bebé tan tierna!
Seungbin rió desde donde estaba que era el sofá; acarició a BamBi quien estaba en su regazo, este se espantó un poco ante las risas que ambos compartían. Desde hace un rato a su padrastro se le había formado la idea de ver videos de niña que Seulmi tenía en una carpeta. La mayoría eran de los años en los cuales estaba en primer grado; saltándose hasta el grado superior y sus primeros días bailando. Todos esos videos fueron grabados por su padre cuando estaba aún con ella. Por ese mismo punto antes odiaba verlos porque le recordaba a su memoria. Con el tiempo, prefirió tomarlo como un buen recuerdo.
Contando que ahora ya no estaba sola, si no, tenía a Seungbin; la otra luz que su padre le había enviado cuando más lo necesitaban su madre y ella. Haciendo memoria, esa era la razón por la cual ahora se burlaban de los primeros pasos de Seulmi.
¡Seulmi está dando sus primeros pasos! Se escuchaba la voz de su padre detrás de la cámara.
—Parece que son tus primeros tropiezos. —Murmuró Seungbin entre risas.
—No se porque papá decía que antes lo hacía muy bien. Lo estoy haciendo terrible. —Negaba con su cabeza mirando a la computadora, esa estaba en la mesa de centro donde ambos veían sus recuerdos. De un segundo a otro el video terminó por lo que estirando su mano presionó a otro de esos. —Oh, creo que es cuando recién comencé a bailar.
—¿Desde los siete años bailas? Creía que empezaste apenas en Séptimo grado. —Dijo Seungbin mirando atento acariciando con su otra mano a Bambi.
—Empecé por los siete, pero me centre más en eso cuando cumplí los 12. —Explicó. Seungbin asintió. Dos años después de que su padre falleciera decidió retomar lo que hacía en un principio solo para pasar tiempo con aquel, por lo cual, Seulgi la había colocado en una academia de baile en la cual pasó buenos momentos antes de convertirse en una. El video demostraba su buena actuación. —Creo que tenía mucha más habilidad antes que ahora. Yo misma me estoy humillando.
—La ultima vez no lo hacías mal. ¿Cuanto años tiene?
—Oye. Sigo practicando desde entonces. —Amenazo de broma a su padre. —La academia sigue teniendo sus frutos.
—Entonces no se porque te pagan más en el supermercado que cuando bailabas.
—No siempre te pagan por bailar, Seungbin. A veces hasta tenías que pagar tu mismo por tu lugar si querías resaltar.
—¿De verdad? Yo los deleitó con mi poder de baile, ¿y aún así tengo que pagar para estar ahí? Dios. —Dijo colocando su mano sobre su pecho, dramatizando.
—Bienvenido al mundo de la música en Corea del Sur. Si algún día te hacen bailar, estaré en primera fila para grabarte y gritar como loca. —Tomó su teléfono y fingió como si fuese ese mismo momento. Agregó gritos como loca fanática que ella bien reconocida.
—Aunque quitando de lado que te roban más del dinero que te pagan.. ¿no extrañas eso? ¿El aire todo seco que te entra por los pulmones y que te deja sin bailar? —Musitó en broma, solo que Seulmi no se reía en lo que pensaba. —Creo que te divertías más ahí que cuando entregas muestras de productos en el supermercado.
Desde el día en que Seulmi había sido dada de baja por así decirle en la industria, se había replanteado que haría de sí misma en esos años. Pasando por distintos trabajos los cuales se encontraban lejos de la cuidad —por miedo a ser reconocida— terminó por aceptar que su destino era Seul junto a sus padres y lo que sea que llegara a su vida. En el año fuera de la cuidad había superado un tanto junto con ayuda de un psicólogo que estaba ahí para su superación personal. No lo negaba, a veces tuvo recaídas graves de eso mismo pues se adentraba demasiado en el pasado.
Ahora que estaba bien, no se había puesto a pensar del todo en aquel rendimiento que había dejado con los años.
—No he tenido tiempo para pensar en eso. —Murmuró mirando a la computadora. De un click se había salido de donde los videos estaban dejando solo la pantalla de inicio. —En realidad creo que es difícil verme de nuevo en eso.
—¿Quieres verte realmente en eso?
Seulmi se giró a ver a su padrastro, antes de cuestionarle a que se refería este se adelantó para mover con sus propias manos dicho aparato. Su hijastra se sorprendió de verlo manejar con tanta facilidad, pues siempre se negaba a tener conocimiento de ella pidiéndole siempre ayuda, pero ahora era una mentira revelada. Cuando acabó, dejó la pantalla frente a Seulmi.
—¿Qué se supone que debo ver?
—A ti.
Seulmi no dijo nada desde que otro video había comenzado. Empezaba recién explicando con unas fotos de corta duración mencionando su regreso musical. El inicio de su presentación le hacía quedarse mirando sin creer del todo que era ella, solo que cuatro años antes. Admitía que era adictivo y aún recordaba la coreografía a la perfección. ¿Quien no se acordaría de dicha coreografía que te trajo una fama incontrolable en el mundo del espectáculo? Por nada del mundo la olvidaría. En cuanto era enfocada no evitaba sonreír por su entusiasmo y confianza al bailar, que como usualmente. Ya no pasaba ahora.
Cayendo del lado más analítico, se juzgó internamente porque a su mente trajo todo el dolor que pasó detrás de eso. La canción como tal no había sido escrita ni producida por ella, algo que claramente mantuvo alerta a los que en ese momento le apoyaban. El primer punto malo era ese, Seulmi solía escribir todas sus canciones o al menos la mayoría de ellas, desde ese álbum episodio fue la diferencia para ella. Se unía a las piezas difíciles el cansancio que fue el crear la coreografía, además de la producción que se llevó más tiempo del necesario. Fue la canción que le llevó a un tour mundial, pero había sido agotador soportar mucho del trato de ese entonces.
—Wow.
—¿Lo ves?
—Era increíble.
—Lo eres aún. –Corrigió. —Me siento raro de ver videos tuyos totalmente arreglada, pero sigamos, hija.
Mirando mal a su padre comenzó a dar click en varios videos donde se veía mucho más claro la forma en que danzaba en aquel entonces. Seulmi no era tan alejada de la realidad, supo que era eso gracias a la energía de su cuerpo conforme crecía sin parar. Recordaba a la perfección como en la academia fue haciendo amigos por tanto el mismo nivel como de otros, apesar de tener solo 14 años fue recomendada a muchas agencias, en la cual, tuvo el agradecimiento de caer en JYP, siendo aquella la que le dio el impulso de comenzar de manera más profesional.
Seungbin por su parte, no recordaba del todo pues aún no era del todo presente en la vida de ella al ser solo un novio de su madre. Sabiendo la dificultad que sería tomar la palabra de la única hija de su pareja seguir saliendo sería dificil, pero no imposible. Con el pasar del tiempo se ganó el corazón de aquella, siendo un dúo inseparable. Que hasta ahora, seguía formándose y uniéndose sin importar que. Aquello era también una forma de acercarse más a lo que tanto le lastimaba, Seungbin eso quería, que Seulmi fuera feliz olvidándose o volviendo a lo que la hacía ser ella misma.
—Así que.. ¿fuiste tercer lugar en una competencia y por eso te quedaste como trainee por dos años? —Mencionó Seungbin comiendo de palomitas. La menor asintió mientras le señalaba con sus dedos a su misma presencia pero mucho más joven.
—La Seulmi de ahí del centro te confirma eso. Estuve durante tres años enteros hasta que me mude a SM..
—¡Hey, ese nombre no se dice aquí! —La regaño lanzándole palomitas, Seulmi sonrió antes de atrapar algunas y comerlas.
—La que debería de vetarla soy yo, no tú.
—¿Por qué no? Sabes que, puedo hacer algo mucho mejor. Demandarlos.
—Seungbin. —Advirtió. —No puedes hacerlo. Es inútil ganar una demanda contra ellos.
—No me llamo Jung SeungBin por nada, eh. —Se señaló con orgullo. —Es enserio, puedo ganarles todo lo que yo quiera.
—Claro que si. —Siguió en broma mientras movía su mouse algo lejos de los videos que antes un anuncio se atravesara en medio. Quejándose por completo mientras lo quitaba, otra notificación aparecía. Leyendo el mensaje de cerca para murmurarlo a su padrastro. —Seungbin, mamá dice que le llames, que es importante.
—Uh. —Seungbin se quedó pensando. Tomó su teléfono revisando las notificaciones. —Tengo muchas llamadas perdidas, ¿se habrá caído al mar?
—Espero que no. —La rubia negaba entre risas. Seungbin entró a las llamadas para presionar el icono que le hacía entrar a una llamada.
—¿Cariño? Dime que no te caíste al mar.. ¡Lo sabía! ¿Te encuentras bien? Debes tener más cuidado, corazón. —Conforme la llamada seguía, Seungbin se fue alejando. Seulmi solo se reía por cómo sus padres podrían ser en ocasiones.
Mientras se burlaba de su padre, abrazó sus piernas en lo que otro video se reproducía frente a ella. Se habían saltado varios años hasta el 2017, el año donde había despegado en solitario y por alguna razón, había olvidado. No se trataba de un video sobre ella bailando. Era un detrás de cámaras de la primera vez que se presentaba en el escenario luego de la separación de su grupo proyecto. Se reflejaba como una habitación se llenaba de flores junto a aplausos, siendo completamente grabado. Aguantando las ganas de reírse, no pudo más cuando se vio a sí misma con el pastel en el suelo que había tirado por accidente de la alegría.
"¡Seulmi completó su primer día como solista, pronto será una gran estrella!"
"No digas eso, ¡aún falta mucho!"
"No falta tanto, para mi siempre has sido una estrella"
El video terminó con ella de 19 años siendo rodeada de aplausos colocando la pantalla en negro. Un corto mensaje de apoyo anunciando lo orgullosos que se encontraba de aquella finalizó con la emoción. Soltando un suspiro analizó durante un tiempo no muy largo lo que había visto. Finalmente, sonrió mientras abría paso a otro. Un ruido extraño la hizo desconcentrarse un Segundo. Cerró sus ojos mientras ocultaba su rostro entre sus piernas por aquel, quedándose en su mismo lugar siendo aquel estruendo raro lo único que se oía.
Era su estómago rugiendo. Tenía demasiada hambre.
Después del desayuno improvisado, no había comido nada. Entre su padrastro y ella se habían entretenido con limpiar y tener la casa ordenada, que ya había pasado un largo rato del último bocado que había dado. Su flojera era tanta que no quería realmente cocinar algo. Ella solo quería seguir viendo sus videos en la sala con su computadora y sin nada más que hacer por ese día tan fresco. Las nubes solo oscurecían un poco su casa, de no ser por las luces encendidas, estaría completamente a oscuras.
Estaba en una verdadera cueva de la cual no quería escapar nunca. Dejó resbalar su cuerpo hasta que incluso su nuca quedó debajo del asiento del sofá. Mirando a la misma nada pensó realmente que hacer. ¿Debería hacer de comer? ¿Esperar a Seungbin? ¿Comer dulces? ¿Hacer como que como algo pero en realidad tomo agua y me idealizo la comida? Era lo que rondaba su mente. Algunas lucían muy recomendables para la pereza que cargaba en ese momento. En realidad, demasiado recomendables. En cuando la opción de dulces se puso en su mente algo activo otra idea perdida.
Reponiéndose de inmediato, se dirigió hasta el otro extremo de la sala donde colgaba sus bolsas. Tenía un mueble de ese estilo también en su habitación en el departamento, pero con sus padres tenía una costumbre de dejar algo aún así de ella. En ese momento, al haber llegado a casa de sus padres, lo primero que hizo fue aventar todo su equipaje sin importarle para distraerse de lo que fuese necesario. Su bolsillo de mano había quedado en el estante que estaba en la sala, por lo cual, tomando ese regresó a su mismo lugar sentándose en la misma posición de antes mientras abría el zipper.
Una característica de Seulmi, o de la familia Park en si, era que para todos lados necesitaban snacks. Su mamá desde siempre había tenido en bolsillos o tarros ciertos dulces para que pudieran disfrutarlos en momentos tranquilos y relajantes en los que no necesitabas una comida, solo querías algo más. Cuando Seungbin comenzó a vivir con Seulgi se fue acostumbrando a esa "regla" que tenían ambas por lo cual en cada saco que usaba, se podía escapar un dulce que o su mujer le dejaba, o él mismo guardaba. Por eso, es que la idea de los dulces reactivó su memoria de algunos que había comprado en el aeropuerto de París de regreso a Incheon, donde ahí manejaron hasta Seoul, en el recorrido también había comido algunos, obvio.
Movió la pantalla de su computadora para poder ver mejor en como estaba ahora sentada. Colocando un video al azar de su misma fue el fondo mientras volteaba su bolso para que los dulces cayeran en el suelo. Tomando el primero que encontró, abrió este y lo metió a su boca. Se comenzó a reír de sí misma, pues una que otra basura se había salido por el movimiento, al igual que otras cosas más pesadas de ella. Tomando entre su mano encontró las pulseras que los bailarines le habían dado. Hizo conciencia en sí misma y se fue colocando las que encontraba en sus muñecas.
Por curiosidad, fue metiendo más sus manos sobre el bolso encontrándose con más presentes. Recordaba que Lea había mencionado acerca de que algunos le habían escrito cartas de apoyo y uno que otro dibujo. En sus manos sintió el papel rozar sus dedos, por lo cual se detuvo y sacó no más de tres hojas. Una se veía a lejos que tenía marcador, otra estaba sencilla mientras que la última, estaba más arrugada. Tomó la que menos se veía presentable para doblarla correctamente y dejarla estirar. Volviendo a las otras dos, se carcajeaba sola pues eran dibujos mal hechos de Seulmi, pero tenían bonita intención, pues había varias firmas y palabras bonitas ahí.
No sabía que tan fuerte se reía, hasta que Seungbin se asomaba a veces aún sin colgarle a su madre. Hacia un gesto de horror en lo que Seulmi se reía como loca, pero lo dejó pasar, pues así era usualmente.
Por lado de Seulmi, había encontrado hasta pequeños regalos como llaveros o juguetes, además de los recuerdos que había traído de París. Mientras intercambiaba de vez en cuando a comer dulces, aún cuando su bolso se veía vacío, localizo muy al fondo lo que parecía ser otra carta de aquellos chicos. De forma curiosa, metió su mano para sacar aquella hoja la cual se veía intacta, demasiado, muy diferente a las otras. Por la parte de atrás estaba escrito un número que no reconoció, por eso es que sintiéndose intrigada la abrió. Desdoblaba sus hojas hasta que la hoja mediana se dejaba ver. Sus ojos saltaron solo de leer la primera línea. Abrió tanto la boca que el dulce se había salido de ahí.
Algo más o menos como:
"De alguna manera esto es inesperado tanto para mi que escribo esto, pero, necesito saber que hacer después de lo que sea que salga.
Quiero tomar un buen camino y buenas decisiones, por lo cual, necesito tomar un poco de tu tiempo para poder conversar algún día, más allá de algo rápido, pues creo que hay mucho por decir.
No regresaré a Corea hasta en unos meses por la gira y vueltas con mis Hyyngs, pero a partir de esta fecha estaré disponible más seguido. Si estás de acuerdo, ¿crees que podrías esperar por mi?
De ser así, te dejare mi teléfono en algún lado para que me confirmes, de no, no te molestes que no interrumpiré más.
Good Day." Estaba escrito en el papel.
Al terminar de leer dio vuelta rápidamente para volver a ver el número. Girándola de vuelta, repasó las palabras escritas de forma muy apresurada. Aseguró en su mente que había sido algo rápido, pues podía sentir a través de algo su desesperación en las palabras. Fuera de eso, nadie podía tener esa letra tan entendible como no entendible en el mundo.
No conocía a ninguno otro que pudiera escribir de esa forma tan extraña. Su corazón se quería salir del puro nervio que sintió en cuánto al sacar su teléfono y comparar un viejo contacto, el número era el mismo que el que estaba escrito. Era él.
Seungbin entre risas regreso a la sala, diciendo las últimas palabras a su pareja colgó la llamada con una sonrisa que Seulmi no veía, pues estaba procesando todo. Tenía un icono de carga en su frente mirando todo con cierto miedo. Seungbin se sentó en el sofá.
—Tú madre llegará pasado mañana. Debiste escuchar cuando contaba lo del mar. Fue demasiado gracioso. —Musitó aún en su mundo, sin darse cuenta que Seulmi ni atención le prestaba. El mayor se cruzó de brazos mirando de nuevo a la pantalla del aparato, con su mirada la señaló. —¿Qué haces escuchando a Cigarettes After Sex? Luego me dices viejo a mi.
Don't Let Me Go se reproducía la mitad de la melodía y Seulmi no tenía recuerdo de haberla escuchado. Después de dejarla en videos suyos, se fueron reproduciéndose con el pasar más y más que terminó con aquella canción. Se dejó resbalar una vez más sin decir nada, Seungbin solo se entretuvo quitando el video, mientras que aquella comenzaba a tener una crisis.
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—De acuerdo. Dime la urgencia en este momento.
Cha Sehyeon colocó sus manos en la mesa dejando en claro su seriedad del asunto. Después de haber encontrado la tarjeta o carta en su bolsillo, había dejado la casa de sus padres con la excusa que tenía una salida. A mitad de camino, tomó su teléfono para llamar a su opción más viable del momento, era era Sehyeon. También se había convertido en un punto clave de la superación de Seulmi en los años, pero debido a su apretada agenda, se complicaba el verlas. Ese día, ahí estaba apesar de esos días ocupados.
—Espero sea importante o te juro que te dejare varada en este momento.
Seulmi suspiró. —Estuve revisando las cosas de mi viaje a París. Bueno, en realidad tenía hambre y recordé que guardo siempre mis dulces. Al momento de sacarlos fui obteniendo muchos regalos que me dieron conocidos que estaban también en París en ese momento. Me comencé a comer el primero que encontré pero sabía extraño, por lo cual, cambié de caramelo a uno más rico y..
—Okey, okey. Ya entendí que tenías hambre. ¿A que realmente vamos?
Seulmi miró a los lados con nervio antes de tomar la iniciativa con eso. Saco del bolsillo de su suéter gris aquella hoja intacta para dejarla frente a Sehyeon. Aquella la miró extrañada, casi que burlándose por tanto temor en una simple nota. Sehyeon abrió el papel para relee todo el texto escrito. La reacción de Seulmi, no se comparaba en ese momento a la de su amiga.
—¿Es de quien creo que es? —Preguntó con su boca más que abierta. Seulmi asintió con la cabeza causando que Sehyeon soltara un grito de alegría de la nada, asustándola. Aquella se repuso de inmediato mientras miraba con emoción la carta.—Hoy renació el romanticismo.
—Ya. ¿De qué estás hablando?
—¿Qué esperas que diga? El chico es inteligente. —Aludió mientras sacudía la hoja. Miraba con una sonrisa malévola detalladamente donde el número estaba escrito en ella. Se atrevió a preguntar con picardía. —Así que.. ¿ya guardaste su número?
—¡Por supuesto que no! Ni siquiera he tenido tiempo. La leí, huí de casa, te llame y aquí estoy. Siendo humillada por ti. —Se quejó mientras bebía bruscamente de su caramel macchiato reteniéndolo en sus mejillas unos segundos.—Esto es tan malo.
—Ya. ¿De donde le ves lo malo? El chico quizás solo quiere ser amigable de nuevo. ¿No es que antes de ser novios eran mejores amigos?
—Si, pero aún siéndolo, nos veíamos como algo más. Siento que si acepto, algo muy malo pasará después.
—Entonces no le respondas. —Dijo simple, alzó los hombros un poco llevando sus labios a su café americano. Seulmi la miró mal ante eso. —¿Qué? Si tanto crees que es malo no le des siquiera esperanzas. Es sencillo. No quieres, no lo llames y quema la nota. Si quieres, llámalo y se arreglará.
—¿Qué pasará exactamente cuando hablemos? Ni siquiera sé qué le puedo decir. Han pasado años, Hyeon. No estoy segura ni de lo que soy, mucho menos de lo que podemos hablar o llegar. ¿Qué no me dice que lo hace solo para hacharme en cara las cosas? ¿O si solo es para gritonearnos de nuevo? No quiero sufrir.
—No eres alguien nuevo, Seulmi. Eres la misma chica de antes, claro, con diferentes pensamientos y muy distinta en cosas, pero de eso se trata. Creo que si él está dispuesto, te aceptará y comprenderá. No niego que pueda haber un roce, pero, ¿no crees que si él quisiera hacer algo malo lo hubiera hecho primero? Para nada, en cambio, aún te sigue pidiendo TU permiso para siquiera llegar a platicar. Ni siquiera privó tu espacio pidiéndole tu numero a alguien más, sacó sus dotes de poeta retirado y eso causó la nota. ¿Eso no dice algo?
La mirada de Seulmi se suavizó en cuanto las palabras de su amiga entraron a la cabeza. Desvío de forma lenta sus ojos hacia el papel, el cual estaba del justo lado donde el teléfono se veía. Quizás sería peligroso, pero nadie dentro de la cafetería estaba más que ella.
De un suspiro, calmo sus ansias. Tomó su teléfono propio para desbloquearlo y comenzar a teclear en aquel.
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