▬ CAPITULO CATORCE!
CAPÍTULO CATORCE!
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Meses después.
Septiembre, 2023.
—¡Orden número trece, lista!
El sonido que dejaba el timbre cada que se anunciaba la entrega de un nuevo pedido, llegó. Quien dejaría dichos platos en la mesa, colocó ambos sobre su bandeja para retirarlos de forma menos brusca. Con una sonrisa en sus labios dejó a los clientes quienes agradecían por la comida. Regresando a la cocina, se sostuvo de la barra soltando un suspiro cansado, que se reflejó en la mascarilla de plástico que tenía puesta.
—El día de hoy tenemos a mucha gente. —Musita con el mismo tono cansado que podía reflejarse en su mirada. Sus compañeros, quienes estaban no muy lejos asintieron convencidos por su palabra. Los tres, estaban por mandar el trabajo en el restaurante por un tubo.—Pero está bien, significa más paga para mi.
—Nosotros más bien. Aunque opino que este día tengamos la paga doble nosotros. Tú tendrás vacaciones con solo medio día de trabajo. Es lo justo para los pobres. —El mayor de los hermanos Shin, Hyungseok, se queja colocando las manos sobre sus caderas, mostrando su pose de estar ofendido ante aquello. Una de las chicas ríe por su posición, mientras que la otra lo golpea en el lado de su nuca. —¡Oye! Eso no fue Justo.
—Recibirías mejor paga si dejarás de quejarte y recogieras las mesas. Anda. —Menciona Minha. Hyungseok bromea con ella haciéndole gestos antes de desaparecer por el pasillo para recoger platos en las mesas. Minha seca sus manos con aquel trapo secador estando cerca de la rubia. —¿Mamá sabe acerca de todo?
—No recuerdo haberlo dicho, pero estoy segura que Hyungseok oppa ya se lo hizo saber.
Las dos giraron a ver cómo la dueña del restaurante, la señora Shin, acomodaba la caja registradora mientras Hyungseok estaba frente a ella diciéndole un montón de cosas sin parar. Rieron al notar como ella parecía ignorarlo y él se quejaba siguiéndola.
—Nunca me sorprende. Jamás se guarda nada. —Murmura la hermana de aquel. —Estaremos bien por hoy. Creo que mamá y papá seguro querrán ir a cenar después de toda la clientela que tenemos. Cerraremos temprano, en unas dos horas.
—Ya. ¿Cenarán todos juntos justo el día que me voy? —Bromea la rubia.—Me siento muy ofendida. En tres años en la vida me he perdido una cena familiar. Son crueles.
Minha la mira con los ojos entrecerrados. —Eres bastante dramática. Ya se porque te pedían participar en dramas. Loca Seul.
—Es mi especialidad.
—Todos te perdonan el abandonarnos por el amor. Espera, a excepción mía. —Seulmi expande su risa con aquella. Minha cruza sus brazos sobre su pecho mostrándose ofendida. —¡No te rías! No me parece justo que dejes el restaurante para reencontrarte con tu primer amor y nos pisotees después de tantos años. Cuatro, para ser exacta.
—Unnie, ¿por qué hablas como si fuera a la guerra? Solo voy pero no a quedarme, volveré a arreglar otras cosas. Tampoco es para tanto. —Dice Seulmi recalcando aquello.
—No puedes culparme. Hace meses te fuiste de viaje en cuestión de pocas semanas hacia Hongkong, después a París y luego a no sé dónde más. ¡Ahora vas a una playa! Te perdías, Seulmi. Te perdías. —La risa delata como Minha estaba feliz por el siguiente paso que daba, haciendo que Seulmi se aliviara un poco más. —Tengo derecho y oportunidad a pensar eso.
—No te preocupes, unnie. Pase lo que pase hoy en Hamdeok, no hará que los deje atrás. —Con un puchero, Minha la abraza moviéndola un poco en dicho abrazo. —Prometo que les diré cuanto antes cuando esté allá y regrese.
—¡Seulmi! —La voz de Hyungseok entrando a la cocina hace que ambas se separen y le miren. La sonrisa del chico deja en claro que estaba por pasar. —Tus padres ya están aquí.
—Gracias oppa.
Saliendo del lugar acompañada de ambos, pasaron de forma cuidadosa de entre los clientes sin interrumpir a nadie para completar. En la puerta, Seulgi les saludaba con la mano desde su lugar mientras que Seungbin atendía una llamada, detras de ellos, una camioneta blanca que los llevaría a su destino. Los ladridos de Bambi hicieron que Seulmi lo tomara en sus brazos, a diferencia de Saeran, quien estaba tranquilo dentro del vehículo.
—Buen día, señora Park y señor Seungbin. —Saludaron los hermanos. Seungbin sonrió hacia ellos aún con la llamada atendiéndose, al igual que Seulgi, quien estaba más disponible.
—Buen día, chicos. ¿Están bien? —Ambos asintieron. —Me alegra mucho eso. ¿Estás lista, cariño?
—Si mamá.
—Toma muchas fotos. ¡Tráenos algo de arena!
—Unnie, eso creo que ya es ilegal.
—No me importa. Si te dicen algo dices que es para mi. Al cabo, me veré hermosa en un traje de rallas. —Bromea Minha haciendo reír a todos. —Mucha suerte. Te veremos aquí en unos días.
—Hasta pronto, Mimi.
—Nos vemos, oppa.
—¡Seulmi-ah! —Un grito inesperado causa que solo su mascota entre a la camioneta. Dirigiéndose hacia donde antes, miró a la señora Shin acercarse. —Casi te vas sin despedirte de mi. ¿Qué clase eres?
—Señora Shin, volveré quizás mañana. No lo vi necesario.
—No importa, solo vengo a decirte que tengas cuidado, y mucha suerte en esto. —Alade sujetándola por los hombros. Seulmi la escucha con una sonrisa asintiendo ante sus palabras. —Estamos contigo en cada cosa que hagas. Por favor, cuídate mucho.
Creo que ya se donde Minha saco lo dramático. Pensó.
—Gracias, señora Shin. —Murmura sujetando la mano de la mujer, quien la retiró poco después siendo abrazada por Minha. —Nos vemos en unas 73 horas a todos. Regresare con mucho que decir así que espero lo soporten. —Sacudió su mano una última vez hacia ellos antes de subir hacia la camioneta por fin.
La madre de los hermanos se acercó hasta el lado del copiloto, donde la madre de Seulmi estaba. —Manejen despacio en este viaje. Cuídense mucho y disfruten.
—Muchas gracias, señora Shin. Cuídense igual usted y su familia. Regresaremos lo más pronto posible. —Sujetando la mano de la señora se sonrieron cómplices entre las dos. Al soltarse, los padres de la chicos se despidieron de la mano de aquella familia antes de finalmente arrancar lejos, por un camino más fiable hacia su destino. Miró sobre el espejo retrovisor a Seulmi, quien estaba detrás. —Bebé. ¿Les explicaste todo?
—No todo, mamá. —Rascó parte de su nuca. —No quise decirles que podría renunciar al restaurante desde la llamada que el abogado Lee. Ni siquiera estoy segura si va a salir bien eso.
—Hija. Recuerda que ellos te apoyaron cuando estuviste lejos de cámaras y por ende, son como tu familia también. Merecen saber la verdad. Sé que primero quieres arreglar esto, pero, intenta decírselos ¿si? —Apoya de manera suave Seulgi, desde su lugar extendió su mano para que Seulmi la tomara. Acariciando sus nudillos reconfortó a la chica un poco. —Intentemos pensar que esta vez puede ser diferente.
—Y lo será. Espero Seulmi recuerde lo que le dije. Puedo ser un actor pero a la vez un buen abogado y demándare a todos. —Dice Seungbin desde el lado del piloto, su esposa se suelta a reír contagiando a la menor de ellos. –Aish. No puedo creer que las mujeres que gobiernan mi vida se estén burlando de mi.
—Lo siento, Seungbin. Pero eso fue gracioso. —Dice Seulmi con Bambi en sus brazos.
—Bien, creo que es hora de mover el testamento y dejar solo a Saeran en él.
—Deja mis nietos en paz. —Murmura Seulgi mientras bajaba sus lentes de sol para mostrar sus ojos, los subió segundos después de fulminar con la mirada a quien manejaba. —Por ahora, solo pensemos correcto y será correcto. Si no es correcto.. sé muy buenas tácticas para desmayar a gente.
—¡Mamá!
—Solo decía.
—Y el peor de los tres soy yo, fatal. —Susurra Seungbin con la mirada al frente. Ganándose un golpe de Seulgi poco después.
Negándose entre risas, Seulmi sostuvó bien a sus perritos mirando por la ventana. El día soleado estaba bastante fresco con el aire que se sentía golpear en sus mejillas, dejándolas frías. Manteniendo ese momento feliz, queriendo que el sentimiento se quedara mucho más por el resto del día, del largo día que le esperaba en Eulwangni.
Eulwangni era conocido por ser una de las playas más bonitas que podía tener Corea. Siendo punto de reunión donde muchos podían pasear libremente o sólo estar aventurando un rato antes de volver a la rutina de siempre. No era algo de familia el ir de vacaciones tal cual a una playa, aunque todos tuvieran tiempo suficiente, preferían ir a distintos lugares los cuales pudiesen disfrutarse a todas horas. Pero, la razón de su visita por ese día, era la misma razón por la cual muchos le pedían que su destino no cambiara depende sus decisiones.
Ella podía decirles que no se preocupaban acerca de eso, que nada cambiaría. Pero, tampoco conocía cuál sería el destino de eso. Que cambiaria de ahí, ni que seguiría en su rutina. Sin embargo, no se preocupaba en ese preciso instante de que pudiera resultar de su decisión.
Disfrutaba sacar la cabeza por la ventana del auto dejando que el aire fresco golpeara su rostro. El intercambiar canciones en la más de hora de recorrido hacia la playa. Jugar con los peluches de Bambi y Saeran. Las peleas absurdas de sus padres acerca de lo que querían para la siguiente semana. Era un buen momento, para dejarse de preocupar por todo. Tomándose el tiempo para detenerse en el café más cercano a su destino, comiendo algo express antes de llegar.
—¿Y mamá? —Pregunta Seulmi al ver a Seungbin sentado solo en una mesa.
—Iría a pedir algo y después al baño. —Seulmi asintió mientras se cruzaba de brazos encima de la mesa, deteniéndose a mirar la mesa. —También, ehm. Creo que estuvo hablando con amigos.
—Saben que no me molesta que sepan los medios que están conmigo. —Musita al ver a donde llevaba la falta de dirección al tema. Seungbin suspira dejando su mano encima del brazo de aquella. —Está bien~, estamos disfrutando y no tengo idea de si dirán algo, pero, se sabrá entonces.
—Tú mamá y yo no queremos que nadie te lastime, menos ahora.
—No lo harán. Estaré bien. He estado bien. —Musita sujetando la mano de su padrastro, quien la acaricia intentando perderse en el momento de estrés ante llamadas previas. —Por favor, tómense el tiempo para disfrutar en lugar de pensar en cosas así. Me sé cuidar de ese tipo de personas.
Seungbin sorbió su nariz, intentando mirar a otro lados por cómo sus palabras le habían golpeado. —Ah. Basta, ¿cuando creciste tanto? —Cubrió su rostro. —Antes bailabas canciones de bebés y ahora eres una adulta madura. Estoy tan triste, creo que es la edad.
—Claro que no, Seungbin.
—Volví y Seungbin parece estar llorando. ¿el drama se terminó? —Preguntó Seulgi cuando se unió a ellos, con su bebida caliente en manos. Sus lentes negros miraban la situación con risa. —Andando, no es momento de llorar, debemos avanzar a Eulwangni.
—Cuando esta chica se esté casando, espero que ahí enserio llores. —Apunta.
—Por supuesto, cariño. –Menciona Seulgi rodando los ojos, que apesar de no verse, sabían que ella hizo ese gesto, llevándose a rastras a su esposo con Seulmi detrás de ambos. Saliendo de la pequeña -gran- cafeteria que se habían encontrado en camino a Incheon.
Toca la arena fresca con los pies descalzos te hacía olvidar perfectamente de todo. Era un sentimiento bastante fresco que podía ser liberador y bastante tranquilizante para tu alma. Era algo que necesitaba con demasía, y que ahora disfrutaba.
Llegar a Eulwangni había sido completado, el primer paso de lo que quizás cambiaría su perspectiva de muchas cosas.
—Wah. Tenía tanto sin visitar la playa. —Murmuró la rubia aferrándose al abrigo que portaba, pero los pies estaban en la arena. Girándose hacia sus padres, quienes acomodaban sus cosas, miró de nuevo hacia el sol en su perfecto punto. —Es tan precioso.
—Debemos ver muchos lugares aquí. Tiene que valer la pena el rentar a esta bebé. —Murmura Seungbin dejando la mano sobre el espejo de la camioneta. Seulgi, mientras se bajaba del lado del copiloto. —Sin importarnos nada, venimos a lucirla.
—Bien sabes que no. —Cortó Seulgi.
—Pero no importa. Es un buen lugar para que visitemos cada espacio, mamá. —Dice Seulmi.
—Ella me entiende. —Seungbin pasa un brazo alrededor de los hombros de la más joven, quien ríe por el rostro ajeno que se deformaba en una mueca. —Es nuestro momento perfecto para ser la familia más funcional y vacacionar por horas aquí. Después de abandonar trágicamente a mis post nietos con su tía.
—Bambi y Saeran nos perdonarán. —Apoya Seulmi dándole palmadas a su padrastro.
—Saben que no. Vayamos adentro.
Jalando de los hombros de aquella, se adentraron a los locales más cerca disfrutando de vez en cuando en el momento que alguno de los dos se perdía. Seulmi se divertía de como ambos regresaban al mismo momento, compartiendo recuerdos de esas mismas tiendas.
Se pelaban pero reconciliaban con el ambiente tratando de divisar lejanamente los nervios que se pausaban entre los tres ahí. Los cuales, inevitablemente se posaron en el momento exacto de la tarde cuando la notificación del momento, les hizo saber cuál era la razón principal de esa vuelta formada.
—Creo que me gusta todo aquí. —Murmura Seulmi.
—Deberías estar agradecida que pierdo mi tiempo aquí. —Menciona Seungbin dirigiendo la mirada al emoji, asustándose por lo que veía, sigilosamente se acercó hacia Seulgi para susurrar en su odio. —Parece que si perderemos mucho el tiempo.
—Oh. Seulmi. —Aquella se giró después de dejar algo en su lugar, que era como una especie de gancho para el cabello, prestándole atención a la voz suave de su madre. —Parece que se hace tarde, ¿no?
Aquella, quien parecía debatirse por lo que dijo, dejó escapar una sonrisa antes de hacer caso, saliendo de la tienda con sus padres atrás apresuradamente tropezando entre los pasillos procurando salir a tiempo. Seulmi, quien sacó su teléfono para revisar este, mordía ligeramente su labio inferior actualizando su teléfono con internet para recibir lo último posible. Su corazón dio un hueco al cual que la notificación de su teléfono a la vez. Esperando por aquello, guardo aquel mientras sus padres fingían perderse con cosas alrededor, pero estando pendiente a la vez.
Sonrió hacia sus padres estirando su pulgar hacia arriba, relajando a aquellos dos, quienes parecían morirse más de nervios que la propia razón. ¿La razón? Bueno..
KAKAOTALK!
KAKAOTALK!
Yugyeom AOMG
¿Estás por ahí ya?
Mi manager y yo llegaremos en cinco minutos.
Visto.
▬▬▬▬▬ ‼️‼️‼️ ▬▬▬▬▬ <<
Yugyeom ajustó el gorro en su cabeza para que no se cayera en el camino del auto. Del piloto, estaba su manager mientras que el piloto estaba su asistente como tal, y atrás, él, completamente solo, mirando al horizonte. Revisaba a cada segundo su aspecto por medio del reflejo que daba su teléfono al estar apagado o en la cámara. Colocaba sus manos en su mejilla para tocar que estuviera en la temperatura correcta, donde no se pudiera ver lo rojo en su rostro por los mismos nervios. Era algo como un reflejo que tenía su cuerpo, que al momento de avergonzarse, hacía colocar su rojo tan rojo como un tomate.
Quizás por eso fue la burla tanto tiempo de sus compañeros, pero en fin.
Había contado el tiempo desde que salieron de casa hasta donde ya se encontraban. A solo pocos minutos de tener el lugar que su ubicación que el teléfono le daba. No estaba perdido o distraído, solo su mente se concentraba más en lo que decía en su pantalla que lo que sucedía alrededor. Haber tenido que despertar temprano para hacer cosas en la agencia debido a su regreso de poco tiempo, además del próximo lanzamiento de lo que sería otro proyecto en su carrera, tomaba parte de sus días que se le hacía imposible no sentirse cansado, pero de eso se trataba para él el seguir adelante en esos momentos. Ni siquiera sabía cómo había tomado lo que creía un día fácil para darse un espacio y hacer una locura que tantas veces deseo, pero claro, ahora se sentía distinto que previamente.
De un suspiro, que casi lo hace atragantarse, hace que poco a poco deje de sentir el auto andar, mirando a los lados entiende que se habían estacionado, listos para poder salir. Desde ahí, apretó entre sus manos el pantalón cargo gris que portaba ese día.
—Yugyeom. Ya estamos.
—Si, Hyung. Gracias. —Anuncia al mayor. Con sus dedos tibutear, logra abrir la puerta de atrás, pero antes había sido detenido por su manager.
—Yugyeom. Por favor no tardes, recuerda que debemos irnos a tiempo para que descanses. Tienes aún más promoción.
Le sigue. Yugyeom deja caer su cabeza de lado. Las promociones de su sencillo nuevo hacia que estuviera tan ocupado entre los programas de televisión hasta ahora, pero no quería pensar en eso, hasta que su manager lo dijo.
—Estará bien, hyung. No estoy seguro de que salga, pero trataré de hacer lo que pueda.
—Gracias. Suerte, por cierto.
—No suenes tan duro, bajarán conmigo. —Yugyeom ríe, contagiando a los otros dos.
—¿Tan rápido? —Pregunta él.
—No debes hacer esperar nunca a una chica, hyung. —Dice antes de salir del auto, mirándoles desde fuera.
El manager chasquea la lengua dirigiéndose a su asistente. —Él sabe bastantes cosas.
Bromeando con sus colegas de trabajos, miró hacia el frente. La pequeña brisa con el mar y sus olas algo fuertes se escuchaban bastante acogedoras para relajar el nervio que cargaba. Sus mayores, alado, seguían el camino por la playa mientras que él se había quedado un poco cerca de la orilla donde estaban los autos, revisando su teléfono. Caminado mientras alzaba la vista para intentar reconocer a lo lejos lo que buscaba en ese instante. Aquel local donde seguramente le esperaba lo peor o mejor, estaba a lo lejos.
—Es ahí. —Señaló su manager haciendo que asintiera. —Bien. Ten cuidado, nos veremos aquí mismo en un rato.
Asintiendo convencido, Yugyeom se aferró al abrigo que portaba gracias a las temperaturas altas del aire, causando que su rostro se congelara un poco, cambiando al instante que la temperatura normal del lugar lo recibiera. Tomándose el tiempo para mirar a los lados, agradeció a quien lo había recibido. Dispuesto a sacar su teléfono para intentar cuestionar por mensaje acerca del otro posible paradero, se detuvo al escuchar a alguien reírse a lo lejos, activando su memoria después de reconocerlo. Acercándose un poco, sonrió para sí mismo mientras disfrutaba la vista que había.
Estando no tan a lo lejos, la escena se metió tanto en su pecho que saltó en el lugar cuando se dio cuenta de lo obvio que había sido, pues claro, lo habían reconocido al instante. Intento disimular de la mejor forma, hizo una reverencia corta manteniendo su postura normal ante las suceso que agitó su corazón.
Estaba por fin, después de tanto tiempo, frente a frente a quien había sido tan imposible durante muchos años.
—Hola. Lo siento, me asuste al verte detrás de mi. —Dijo la voz calmada de ella, mientras hacía una reverencia a él. Yugyeom negó de inmediato por eso, cambiándolo a qué estaba bien.
—Lo lamento. No sabía cómo decir que ya estaba aquí. —Musitó con sus manos. Pensando de manera rápida, señaló a quienes le acompañaban. —¿Me puedo sentar?
Seulmi asintió indicándole que tomara asiento frente a ella. Ahora si, estaban los dos completamente solos.
—Perdón si llegué a tardar. Habían muchos autos en la carretera. –Se disculpa cuando ya estaba frente a ella.
—Descuida, está bien. —Le hace negar con sus manos, las mismas que usó para que él se sintiera aliviado por eso. —Rayos, soy tonta. ¿Gustas algo de tomar o comer antes? No quisiera que antes de algo, no comieras.
—Está bien. Antes de venir hice tener algo a mi estómago. —Musitó con una sonrisa nerviosa.
—Me hace sentir mejor. —Añade Seulmi con la mano sobre su pecho, Yugyeom aguanta las ganas de reír pero termina haciéndolo, ella se gira a verlo pensando de forma seria que decir acerca de algo, pero no funcionaba tal cual. —Entonces, ¿has estado bien en estos meses?
—Si. Bueno, he estado algo ocupado trabajando en música nueva. Quiero sacar un álbum completo y requiere algo de tiempo. —Dice Yugyeom jugando con parte de su sudadera, aguantando las ganas de ver el rostro que seguramente Seulmi le daba por estar sorprendida por la información. —Además, saque una canción hace poco y tengo que estar en promociones.
—¿En serio? ¿Cómo se llama?
—Se llama LOLO. Pero es un juego de palabras con la palabra 'Low' en inglés. —Comienza a decir, olvidando un poco el nervio fluyendo en su plática con ella. —Es algo como "Low Low Low Low"
—Suena genial. ¿Tienes promociones por ahora? —Yugyeom asiente, Seulmi deja que él vea un poco sus manos las cuales tiemblan un poco por el frío, pero él no se mueve por eso. —Debe ser agotador venir hasta acá teniendo una agenda ocupada. Sigo pensando que pudiste esperarme para yo visitarte cerca de donde trabajas.
—Está bien. Es lo mínimo que puedo hacer si yo fui el que dio el paso con aquella hoja.
—Es muy buena la canción, es un gran trabajo.
—Muchas gracias.. —Yugyeom se mantuvo en silencio unos segundos al desconocer él como llamar a la contraria. No podía usar lo mismo que antes, pero optó por lo más sencillo. —Gracias, Seulmi. Me gustaría decir algo bien de ti, pero no sé mucho de que ha sido para hacerlo, y no quiero decirte algo erróneo.
—Mi vida no ha sido muy interesante estos últimos años. —Asiente convencida un par de veces, este gesto, involuntariamente Yugyeom lo copió en lo que ahora le escuchaba. —He trabajado en un restaurante cerca de mi departamento y también he ayudado a mis padres en campañas o eventos que tienen, pero mayormente he estado disfrutando el tiempo viajando. Hace no mucho visite Hongkong y tengo planes de regresar pronto.
—Eso suena increíble. —Yugyeom junto sus manos haciendo mini aplausos hacia ella, fascinado por lo que le contaba.
—Pero es corto comparado a ti. Cuando te vi estabas en una gira grandiosa disfrutando con tus millones de fans que iban a verte. Es un orgullo eso. —Seulmi musitó mirando directamente a Yugyeom, quien su mirada pareció brillar por eso. —Lea no paraba de decir que lo habían logrado.
—Noona es muy exaltante con lo que dice a veces. —Dice avergonzado.
—Lo sé, fue mi manager y mi roomie, ¿crees que no la conozco? —Bromea causando que él se riera junto a ella, de forma suave.
—De hecho, ella fue una de las personas que me animo a hacer esto.
Seulmi, quien no había sentido la primer bajada de aquel momento, tomó por completa sorpresa a su ser eso que Yugyeom decía. Lo creía, más que nada porque él lucía bastante agitado o conmocionado desde que había llegado ahí.
—Quiero ser directo como siempre, y ahora, para ser sincero, estoy muy nervioso.
—Yo también lo estoy.
—¿Crees que podamos dejar de evitar mirarnos y finalmente encontrar a nuestros ojos? —Pide Yugyeom después de haberse torturado varios segundos al momento de disminuir sus nervios, pero esos tarde o temprano se debían superar si quería tener algo en ese día. —Sabemos dónde está nuestra mirada.
—Está bien. —Acepta ella.
—Yo solo puedo decir, que estoy feliz de estar aquí. —Dice finalmente mirándola, con ella expectante. Los nervios subiendo por todo su cuerpo, pero intentando que no se notara en su voz. —Me sienta bien de alguna forma el ambiente.
—Me parece bien el que sea así. —Comienza a decir Seulmi. —Estaba nerviosa de que te sintieras incómodo.
—¿Por qué?
—Porque la ultima vez que nos vimos en el concierto, huí de ti. —Agacha la cabeza, intentando ocultar su vergüenza por ello. —Solo salí corriendo sin siquiera preguntarte qué tal tu vida. No fue algo bueno de mi parte.
—No estoy molesto por eso. —Seulgi sube la cabeza al escuchar la respuesta de Yugyeom. —Si hubiese sido al revés, hubiera estado igual de sorprendido que tú. Se te veía casi que igual que yo.
—No me esperaba esa noche el verte en el escenario. Suena tonto a comparación de que pude ver los anuncios, letreros y etcétera, pero no lo hice por distraída.
—No te preocupes, no estuve molesto contigo en ningún momento. Creo que a diferencia de eso, tuve una buena noche.
Ambos, sin saber cómo proseguir la información, movían sus manos un tanto desesperados por no saber cómo continuar, solo dejaron que el momento del silencio los acompañara en ese momento para protegerlos de algo impulsivo que llegase a salir de sus pechos, pero hasta la misma trabajadora de la caja los empujaba a tratar de ser menos serios y enfrentar a lo que realmente llegaban ese día.
Seulmi, quien escondía sus manos en el suéter grande, con un Yugyeom más grande que ella -porque si, había crecido pero ella no sabía de dónde exactamente- quedando arriba de su cabeza apesar de estar sentados donde mismo.
—Yugyeom.
—Seulmi.
De un suspiro, ambos conocieron el tono. Al mismo tiempo, se habían llamado para intentar llegar al inicio de lo que los llevo ahí.
—Tenemos que hablar de cosas bastante importantes. Para ser honesta, no quiero que se alargue mas el tiempo que ya hemos perdido mucho en todos estos años. —Pide Seulmi en un tono desesperante, que sorprende a YuGyeom, pero se queda donde mismo. —Tampoco quiero asustarte con lo que puedo llegar a decir. Es difícil para mi.
—Seulmi. —Él habla, ella calla al instante. Sin mover su mirada de ella, intenta calmarla con solo sus ojos. —Está bien. Ya estoy aquí y tú igual.
La rubia asiente, convencida de lo próximo que les esperaba.
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