YOUR LOVERS STAY MY AGE - chapter eighteen
Una chica, cabello rubio y ojos castaños se acercó a nosotros unos minutos después, me percaté que en realidad era menor que yo. Enredó su brazo con el de Chris y besó sus labios con una sonrisa, la cual de antemano sabría que unas pocas horas—o incluso en unos pocos minutos—, desaparecería por un comentario que Chris haría.
Con la intención de darles cierta privacidad, levanté mi copa y di un sorbo a la champagne, procurando esconder una pequeña mueca que fusionaba la tristeza, la decepción y la diversión del asunto. Tenía sentimientos encontrados de saber que había llegado el día de conocer a una "yo". Igualmente procuré mirar a un punto distante de ambos.
—Meredith, estoy poniéndome al día con mi amiga Monet. Deberías ir de vuelta al hotel. Te alcanzaré más tarde—dijo quitando la mano de su brazo; recordé aquella vez que quitó su mano de la mía en casa de mi madre—. Debo esperar un poco para recibir la pintura—señaló con la cabeza la pintura detrás de mi; la ironía de que decidiera comprarla me hizo reír un poco, pero logré disimularlo para no llamar su atención.
—Pero, Chris...
—Te dije que fueras a la habitación—lel tono era severo y sabía que no había separado sus dientes, la rubia se despidió de mí sacudiendo su mano y salió de la galería en dirección al hotel que compartía con él.
—¿Compraste la pintura?—pregunté cuando estuvimos solos.
—Un recuerdo tan personal debería quedarse entre aquellos que lo vivieron, Monet.
El café siempre era una buena opción cuando el clima enfriaba de esa manera. Aquella noche definitivamente no fue la excepción. Tras recibir la pintura, Chris me invitó por un café, me aseguré de ser yo quien eligiera el establecimiento.
La cafetería ya había adaptado el menú y había decorado con la intención de celebrar Halloween. Todo estaba en diversas tonalidades de naranja, acompañado de brujas y calabazas.
—Es un buen café—dijo tras bajar la taza y tomar la servilleta limpiando su boca y un poco de la barba sobre sus labios.
—Si, lo es—dije removiendo con una cuchara el mío mientras le miraba. Él sintió mi mirada y la devolvió. Una sonrisa que parecía del mismo demonio—. ¿Qué?
—Creo que soy yo quien debería preguntar. Eres tú quien me está mirando a mi—bajé la mirada riendo.
—Te inspeccionaba—admití y él soltó una carcajada.
—¿Y que es lo que encontraste?—dijo recargándose en la silla, arqueando una ceja.
—¿Verdaderamente quieres saber?—pregunté imitando la acción de la ceja, dejando finalmente la cuchara en el pequeño plato que había bajo mi taza.
—De no querer, no lo habría preguntado, Monet—dijo cruzándose de brazos e inclinó la cabeza hacia el frente, mirándome a través de aquellas gruesas pestañas.
—No has cambiado—dije cruzándome de brazos, una pequeña sonrisa en mis labios, él sonrió de vuelta y separó sus labios para decir algo pero lo detuve hablando antes—. No es un cumplido.
—¿No lo es?—sacudí la cabeza.
—Sigues siendo el mismo Chris que conocí hace años. Me di cuenta cuando mandaste a Meredith a su habitación.
—¿Qué quieres decir?—pregunto irguiéndose en su asiento.
—Es chistoso. Quiero decir, de antemano sé que nunca fui buena contando chistes para ti pero...—reí—. Yo estoy creciendo y tus amantes se quedan de la edad que yo tenía cuando salía contigo—no rió conmigo—. Sabía que no reirías, pero créeme, es bastante simpático conocer la verdadera razón por la que terminaron las cosas.
—Monet...
—¿Qué? ¿Pedirás disculpas ahora? Lo que hiciste y como lo hiciste más que horrible fue cobarde. Te amaba, confiaba en ti.
—¿Qué es lo que quieres que diga? Iba a ofrecer una disculpa, pero evidentemente no la quieres. A este punto es lo único que puedo ofrecerte.
—Si, porque la explicación viene sola—suspiró mirando mi bufanda en su cuello—. ¿La trajiste a propósito? Porque las líneas de doblez me dicen que estuvo guardado buen tiempo.
—La usé como amuleto. Quería encontrarme contigo. Y si no lo hacía, mínimo podía sentir tu presencia en la galería.
—¿Puedo preguntar algo?
—De cualquier manera lo harás, así que adelante—suspiró finalmente soltando sus brazos cruzados para tomar su taza y dar otro sorbo.
—¿Acaso el golpe de nuestras almas gemelas te lleno de tristeza? Dime, que quede solo entre nosotros, ¿el amorío también te mutiló? Han pasado años, Chris y a pesar de ello mutilaste una parte de mi ser y cada vez que llega el otoño, Halloween, cada vez que escucho cierta música, cada vez que siento frío seco, recuerdo cuando fui a buscarte y no estabas. Recuerdo cuando bailamos, recuerdo todo muy bien. Es raro recordarlo todo tan bien. ¿Tú lo haces?
—Monet...
—¿Si quiera te das cuenta que le harás lo mismo a Meredith y que de alguna manera me estás haciendo cómplice al no decirle nada? Si alguna vez sentiste algo por mi, Chris... deja de hacerle esto. Sé cómo termina, para ti empieza de nuevo y no te importa, pero sé a donde va a caer ella. Y no es justo. Lo que le pediste esta noche, ir al hotel, también me lo hiciste a mi, no sé si lo recuerdas. Justo aquí, en Nueva York. Me sentí tan estúpida cuando al final decidí quedarme.
—Es un poco egoísta que pidas eso. ¿No crees? Que termine con ella y que salga con personas mayores, siendo tú ya mayor—solté una carcajada que llamó la atención de algunos otros comensales.
—Chris, lo último que yo quisiera es regresar contigo. Tuve suficiente. Ni siquiera tengo interés de tenerte verdaderamente como un amigo después de lo que hiciste. Si te pido que salgas con personas "mayores"—hice comillas con los dedos—, es porque ninguna de ellas merecen lo que me hiciste. Y sé que ese patrón ya lo conoces bien. Lo tienes dominado.
—Supongo que aquí se separan nuestros caminos finalmente, ¿no?—dijo comenzando a quitarse la bufanda, con la intención de regresarla.
Deseaba tenerla de vuelta, pero los recuerdos que venían con ella, era algo que quería dejar con él.
—Quédatela—dije sacando de mi bolso el dinero para pagar el aún humeante café frente a mi, dejándolo sobre la mesa—. Gracias por la charla, la necesitaba—le sonreí tomando mi gabardina colocándola sobre mi de nuevo, saliendo de la cafetería, dejando a Chris y el fantasma de nuestro amorío detrás.
Hemos llegado oficialmenfe al final de la historia. ¿Me duele? Si. ¿Me alegra? También. Finalmente le dimos cierre y nuestra querida Monet no se dejó manipular por Chris más. Creció física y mentalmente.
Fue una experiencia agradable llevar a cabo esta historia corta. Con esta última nota me despido y no les prometo nueva historia de Chris hasta nuevo aviso (en lo que se me ocurre una nueva idea), pero si gustan pueden pasarse por Kiwi que igual es de él.
Finalmente quería agradecerles por quedarse hasta el final de este pequeño recorrido. Espero lo disfrutaran tanto como yo
Me despido, esperando verlos de nuevo ya sea en otra historia ya publicada o alguna nueva que decida traer a l vida.
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