I REACHED FOR YOU - chapter six

Salí del departamento tras discutir con mis dos amigas sobre lo que había pasado. Chris estaba regresando maldiciendo, solo él sabía porqué. Por lo poco que logré escuchar antes de que colgara era referente a mi, había escuchado que había dicho mi nombre antes de colgar.

Pasando su mano por mi cintura me hizo avanzar al auto pero no dijo nada. Ambos subimos manteniendo el silencio. Comenzó a conducir a la dirección que durante la tarde le había mensajeado. Aguardé en silencio a que se disculpara y que quizá se le escapara otro "te amo" como el de la tarde pasada cuando veniamos cantando en estos mismos asientos. Esperaba que se disculpara y dijera que estaba estresado de que mi madre no lo aceptara y que sentía miedo por el amor que me tenía, pero nunca lo dijo. Nunca dijo lo que tenía.

—Noté que estas teniendo tensión con tus amigas. Especialmente con Claire.

—Discutimos en la mañana—dije encogiendome de hombros.

—Vivir en la misma casa debe ser difícil.

—Solo al inicio. Ambas somos bastante orgullosas y tardamos en pedir disculpas, pero ya pasará. Es algo relativamente común entre nosotras—me enderecé al ver la casa de mi madre alzarse frente a nosotros—. Es aquí.

El recorrido había sido corto ya que mi madre en realidad vivía bastante cerca de la universidad donde estudiaba. Yo pude haber optado por continuar en su casa en lugar de pagar renta junto con mis amigas, pero ambas creíamos que la independencia era importante.

    Bajamos del auto y Chris me siguió al porche. Segundos después toqué el timbre esperando a que mi madre me abriera. Desde el exterior ya podíamos oler el exquisito aroma de la pizza que mi madre había preparado.

    La puerta se abrió mostrando a mi madre quien limpiaba sus manos con un trapo de la cocina. Como era de esperarse, vestía impecablemente a pesar de estar cocinando todo el día. Era uno de los mayores dones de mi madre. Su organización es algo que siempre había aspirado a heredar y que en realidad consideraba que si tenía.

    Los ojos de mi madre lo miraron primero y después me miraron a mi. Su entrecejo se movió, pero no terminó de fruncirse, fue un leve gesto que probablemente Chris no logró ver, pero yo sí. Sentí que el corazón se hundía en mi pecho.

    —Hija, llegaste—se acercó a abrazarme—. Debiste traer tu bufanda, el clima está comenzando a enfriar.

—La olvidé en el sofá—me excusé—. ¿Podemos pasar? Nos vamos a congelar.

—Seguro—, mi madre se hizo a un lado y nos dejó pasar—. ¿No vas a presentarme a tu amigo?

—Esperaba hablar durante la comida—dije y mi madre asintió.

—Tomen asiento, ahora vengo con la comida—dijo y nos dirigimos a la mesa. Chris abrió la silla para que yo tomara asiento y esperó de pie para también abrirsela a mi madre.

Cuando estuvimos todos sentados con nuestros platos servidos, nos miramos durante unos segundos, intercambiando miradas entre los tres. Chris a modo de romper el hielo, comenzó a comer y pronto elogió a mi madre.

—Hacía años que no probaba una pizza tan buena. Tiene un toque de pizza totalmente italiana. Quiero decir, siento como si estuviera allá, no como la de las comidas rápidas que están completamente americanadas.

—Mi mamá tiene estudios culinarios.

—Y justamente me especialicé en la cocina italiana. Así que agradezco el elogio—mi madre dijo sonriendo y sentí como el peso que sentía en la espalda comenzaba a desaparecer.

El resto de la cena continuamos platicando y riendo. Varias veces intenté tocar ligeramente con el dedo meñique la mano de Chris, pero éste simplemente tomaba su servilleta y limpiaba su boca o tomaba su copa llena de vino tinto y bebía.

Tras terminar la cena mi madre trajo el postre. Mi favorito de cuando era niña: profiteroles. Sonreí al ver como nos colocaba uno a cada quien en nuestros platos y después dejaba el recipiente que contenía más en el centro de la mesa.

Trocé un pedazo del postre cubierto de chocolate y tan pronto lo comencé a masticar mi madre habló.

—¿Qué intenciones tienes con mi hija?—preguntó mirando a Chris con las manos juntas, los codos recargados en la mesa y sus dedos rozando sus labios.

Tosí, puesto que la sorpresa de la pregunta de mi madre me había hecho casi ahogarme con el pedazo de postre.

—Mamá...—sus ojos dejaron la figura de Chris para mirarme a mi—, nosotros—estiré mi mano para tomar  la de Chris con la intención de entrelazar mis dedos con los de él, sin embargo, él la retiró palmeando suavemente el dorso y luego bajándola a su regazo. Todo lo que pude sentir en aquel momento fue vergüenza.

—Le aseguró que no tengo malas intenciones.

—¿Y como se supone que crea eso cuando mi hija llega contigo a mi casa? Ella por lo menos tiene la mitad de tu edad—la mirada de mi madre seguía penetrante en mi—. No sé qué está pasando, Monet. Pero terminas esto. Ahora—se levantó recogiendo su propio plato y seguido el de Chris para llevarlo a la cocina.

—Creo que lo mejor será que me vaya—dijo poniéndose de pie mientras mi madre seguía en la cocina

—Te acompañó al auto—dije poniéndome de pie con él.

Una vez fuera, cuando estaba por subir al auto me acerqué con los brazos cruzados. Estaba molesta por cómo había quitado mi mano cuando estaba por anunciarle a mi madre nuestra relación.

—Voy a arreglar esto. Hablaré con ella. Me quedaré a dormir aquí. Mañana iré al campus desde aquí—dije tallando mi frente por el estrés de la situación.

—Estoy seguro de que arreglaras esto—dijo besando mi frente, una vez que quité mi mano—. Igual quiero aprovechar para darte algo—dijo y rebusco en el bolsillo de su pantalón hasta dar con él y sacarlo. Un pequeño llavero con una característica bufanda, una hoja otoñal y un corazón rojo de metal, era verdaderamente hermoso y significativo—. De camino hacia acá quería pedirte que te mudaras conmigo. Pero llegamos antes de que pudiera pedirlo.

La molestia de que soltara mi mano durante el anuncio a mi madre de pronto desvaneció por completo.

—¿Estás seguro que quieres que me mude contigo? ¿Dodger no sentirá que estoy invadiendo su espacio?

—Ambos te queremos en la casa. ¿Vendrás?

—Me encantaría—sonreí—. Ahora voy a regresar con mi mamá—dije y mirando sobre el hombro noté que no estaba mirando hacia nosotros, estaba limpiando la encimera de su cocina y nos daba la espalda. Aprovechando aquello di un casto beso en los labios de Chris—. ¿Mañana puedo llevar mis cosas a tu casa después de la escuela?

—Seguro. Debo irme. Hablamos mañana—dijo dándome el llavero y subiendo a su auto, pronto alejándose de la casa.

Regresé al interior y suspirando comencé a ayudar a mi madre a limpiar la mesa. Mi madre se acercó a mi y detuvo mis acciones colocando sus manos sobre las mías. Cuando levanté la mirada sus ojos conectaron con los míos. Su preocupación era perceptible.

—¿Qué estas haciendo, hija? Es un hombre y tú eres una niña.

—Tengo veinte años, mamá. No soy una niña—dije con molestia quitando sus manos, su mirada cambio, ahora estaba molesta.

—Cuándo tú naciste él tenía la edad que tienes ahora, Monet. ¿Entiendes eso? ¿Por qué un hombre estaría con una niña?

—Porque ambos nos enamoramos—mi madre rió.

—Te diré la realidad. Tiene más control sobre ti de lo que te imaginas. A los hombres como a él, les gusta manipular a la gente, sobre todo niñas inocentes e ingenuas. Solo piénsalo un momento, Monet. Con su aspecto físico, con su capacidad económica y su edad podría tener a cualquiera de su edad, pero te escogió a ti, a una niña manipulable.

—Él no es así—el interior de mis ojos comenzó a picar en aviso de que alguna lágrima podría escapar en cualquier momento, sin embargo, me mantuve firme—. Y yo lo amo.

—Estas confundiendo el amor con una idea.

—¿Y que es el amor si no una idea? Me gusta como se siente estar con él. Me siento protegida, me siento amada.

—No sé qué tonterías has cometido hasta el momento con él, pero necesitas terminar con esto. No es correcto. Te lo estoy advirtiendo antes de que sea demasiado tarde.

—Siempre me inculcaste la independencia, mamá. Bueno, tomaré esa independencia que me diste y yo seré quien tome la decisión aquí y es que no dejaré a Chris te guste o no.

Okay, solo puedo decir... Monet siendo Monet.

    La verdad es que estoy en total acuerdo con Maren AKA la madre de Monet. No sé qué piensen ustedes. Si su madre fue muy dura, si fue demasiado, si debió ser más dura, etc.

    En realidad siento que este capítulo a pesar de no ser tan... ¿entretenido? Era bastante necesario, por eso mismo es un poco más extenso, pero es que el asunto es que Monet necesitaba un jalón de orejas... el cual de momento claramente no tuvo mucha función pero bueno... hahaha. Veremos cómo impacta al futuro.

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