Capítulo 25°: Arco III Parte VI



Arco III Parte VI


He cruzado océanos de tiempo para encontrarte...

—Drácula de Bram Stoker


Para el momento en el que Yoongi apareció nuevamente en la floristería, habían pasado alrededor de dos horas desde que terminó su turno.

Y no era como si no hubiese querido apresurarse (no solo por la advertencia de 1.0, sino por un críptico texto de Seokjin pidiéndole que regresara), era solo que no había tenido suficiente energía como para aparecer nuevamente después de esfumarse hasta su casa en el inframundo para una corta visita a sus padres.

Visita en la cual Yunji repentinamente no quería dejarlo ir.

Le había tomado tiempo y esfuerzo y una cantidad casi alarmante de pánico correr desde el lugar más cercano en el que su agotada energía lo dejó tirado hasta la floristería, con su maldita túnica negra que no lograba desaparecer recogida entre sus brazos y su pobre guadaña que nunca había encontrado un uso digno, colgando de la cintura como si fuese un disfraz atrasado de Halloween.

Para cuando llegó a la puerta del jardín trasero de Kim Seokjin, su cuerpo estaba empapado en sudor, las puntas de su cabello se le pegaban incómodamente a la frente y los mechones más largos revoloteaban sin mucha gracia sobre su espalda. De haber sido de mañana, habría lucido casi exactamente igual al primer día que conoció al Seokjin de esta Tierra.

De haber sol, probablemente estaría a punto de desmayarse.

Respiró hondo y con la llave de repuesto que había conseguido una semana atrás para recibir una nueva orden de macetas, abrió la puerta del jardín trasero con cuidado.

Todo estaba en silencio.

Honestamente, Yoongi no sabía que esperarse; 1.0 seguía enviándole mensajes incoherentes y no podía escuchar ningún ruido extraño que lo ayudase a dar forma a su pánico. La noche era tan silenciosa que podría escuchar un alfiler cayendo al suelo. Ya sabes, como el cliché que era la vida de Yoongi en general.

Pero es que era bastante tarde, ya se apresuraba la medianoche y, en un día de semana común, no había razones para que hubiese ruido.

Aun así, él habría esperado que hubiese ruido.

Yoongi examinó con cuidado la imagen que lo recibió con un escalofrío cuando la puerta logró abrirse por completo:

Seokjin estaba, por su puesto, bastante tranquilo a plena vista, sus aires de galanteo nunca cambiaban alrededor suyo; pero eran las tres botellas de vino vacías a sus pies junto al juego de jardín quienes delatarían su nerviosismo, su postura mucho más tensa de lo que una persona probablemente ebria estaría le decía a Yoongi lo suficiente como para saber que Seokjin le había pedido que regresara no precisamente porque lo extrañara.

La copa que sostenía el vampiro contra sus labios ligeramente arqueados y los ojos cerrados le dieron al general un pequeño sentimiento de deja vù de la última vez que habían bebido juntos.

La única diferencia en la escena era, quizá, el otro Yoongi.

El general sintió como si estuviese viendo una foto de ese día desde la perspectiva de una tercera persona.

O quizá no.

Porque el Yoongi de un mes atrás no estaría sentado de rodillas junto a las botellas de vino, con la cabeza apoyada en el regazo de piernas cruzadas de Kim Seokjin, y su cabello siendo acariciado temblorosamente por la pálida y espasmódica mano del vampiro.

...Bueno, pero ¿Qué estaba pasando?

Desde la puerta, observó a Seokjin bebiendo trago tras trago de su copa totalmente llena de vino hasta vaciarla, y observó con la misma intensidad cómo su otra mano parecía descansar con dedos temblorosos sobre la coronilla del otro Yoongi, cuyos brazos acunaban su propia cabeza encima del regazo de Seokjin.

Algo dentro de Yoongi se agitó con fuerza, pero su auge no fue suficiente como para perturbar la burbuja silenciosa de las dos personas que a ojos cerrados parecían tranquilamente...no respirar.

Efectivamente, Seokjin no necesitaba respirar, no había un corazón que latiera dentro de su cuerpo, pero la otra persona... ¡Claramente tampoco estaba viva!

Solo en ese instante Yoongi pareció despertar de su estupor y analizar mejor la escena ante sus ojos.

De hecho, la mano de Seokjin temblaba por encima de la cabeza del otro Yoongi porque no estaba descansando en contra de nada; la persona que aparentemente se apoyaba contra él no era más que una proyección espiritual.

Era una proyección espiritual de un fragmento de alma. ¡Eso era lo que quería decir 1.0!, Lo que estaba viendo Yoongi era una proyección de sí mismo de un tiempo pasado.

Y ¿Cómo era que Yoongi había llegado a esa conclusión?, bueno, él mismo no estaba seguro, pero quizá era la manera en la que las moléculas de su cuerpo parecían reaccionar de repente a lo que veía; como si dijeran, desde lo más profundo: él hace parte de nosotros.

Esta proyección tenía las uñas bastante largas, casi como garras que parecían amenazar con atravesar el cráneo de la cabeza que sostenía; cabeza cuyas largas hebras de cabello lucían opacas y quebradizas bajo la ligera luz de las lámparas de techo.

Sus túnicas eran de un estilo antiguo, visiblemente quemadas en algunas zonas que flotaban con la poca brisa que alcanzaba a entrar al jardín de Kim Seokjin, y la expresión en su rostro era plácida: ojos cerrados de pestañas oscuras y una ligera sonrisa que levantaba casi imperceptiblemente las comisuras de sus labios.

Era como verse en un espejo.

Yoongi no pudo evitar preguntarse si quizá estar con Seokjin traería ese tipo de expresión en su rostro. Si ese sería el tipo de expresión que otros verían en él, y quizá por eso aquellos en el Territorio que prestaban atención aseguraban que, en secreto, ellos dos eran almas gemelas. Ellos dos hacían parte el uno del otro.

Pero entonces Seokjin abrió los ojos cuando la última gota de vino pasó sus labios y su propia expresión martirizada casi hizo que Yoongi se sintiese culpable incluso de los pecados que aún no había cometido.

Aquel que era su paz y refugio, ¿Cómo es que siempre parecía llevar ese rostro de sufrimiento cuando estaba con él?

Los ojos abatidos se encontraron con los ojos cálidos de Yoongi, a través de los dos metros de tierra y las veinte millones de galaxias que parecían separarlos.

—Estás aquí.

—Me pediste que regresara.

La sonrisa en los labios de Seokjin nunca llegó a sus ojos. Era ese tipo de sonrisa que Yoongi preferiría no ver si le pedías su opinión. Muchas gracias.

Con una pequeña risa forzada, Seokjin desvió la mirada.

—¿Qué haces escondiéndote detrás de la puerta?

—Tratando de descifrar qué está pasando. —dijo Yoongi, encogiéndose de hombros.

En ese momento, el fragmento de alma que dormitaba dulcemente junto a los pies del vampiro abrió los ojos que eran del color de la sangre, y sin prestarle una pizca de atención al nuevo visitante, alzó su mirada que sostenía todo el amor que existía en el mundo hacia Seokjin, rompiendo en una sonrisa deslumbrante que mostraba sus encías y los pequeños caninos que delataban su naturaleza vampírica.

El pequeño vampiro se veía como una versión más joven del actual Yoongi, muchísimo más pálido, de garras disparejas, y una expresión tan suave que para el general era foránea en su propio rostro.

Tan dulce que podría causarle un coma diabético.

Instintivamente, y según 1.0, Yoongi podría asegurar que este fragmento de alma era suyo, pero no lo era.

Este fragmento de alma le pertenecía totalmente a Kim Seokjin, y Min Yoongi no sabía cómo distinguir pies o cabeza en esta situación.

¿Era él, pero no era suyo? ¿Desde cuando su propia alma había estado incompleta? ¿Había sido antes o después de la muerte de Seokjin?

En el fondo de su cabeza, los datos de 1.0 habían comenzado a fallar y a presentar intermitencias.

[Fragmento de alma cumple con las características del alma del general Min Yoongi]

[Fragmento de alma pertenece al general Kim Seokjin del Territo-Min Yoongi del Territorio].

[Fragmento de alma pertenece al general Kim...Yoongi del Territorio].

[Fragmento de alma identificado, ¿Desea proceder?]

¿Podría ser que el fragmento de alma que buscaba en esta Tierra era este? Pero ¿Cuál era la explicación lógica de esto?

El Seokjin que tenía frente suyo había bajado la mirada en algún momento hacia aquel que lo observaba con adoración, una expresión complicada en su rostro.

—Lo había olvidado —murmuró casi para sí mismo, su voz tan baja que, de no ser por la silenciosa noche, cualquier otra persona se lo habría perdido.

Seokjin extendió su mano como un gesto inconsciente, a milímetros de la mejilla de aquel que se apoyaba en él —Ha pasado mucho tiempo, quizá tu padre también olvidó tu rostro y es por eso que está molesto conmigo. Yo también lo estaría.

Pero el fragmento de alma a sus pies solo sonrió sin responder.

La implicación de Seokjin era que, si el Vampiro Elemental recordara el rostro de su hijo amado, habría reconocido a Yoongi en el momento en que entró a su vida...al menos su rostro; y si el propio Seokjin no hubiese olvidado a esta persona, habría reconocido que el propio tirón de su alma no había sido amor a primera vista, sino el reencuentro después de siglos con el rostro de la persona que había amado más.

Incluso así, ¿Eran estas dos personas la misma incluso si llevaban el mismo rostro? Seokjin no estaba seguro. Una parte de él entendió automáticamente que lo que veía ante sus ojos no era más que un suspiro de algo, una imagen, nada físico ni tangible.

No era completamente una sorpresa, desde que había estado bebiendo la sangre de Yoongi le era cada vez más común sentir el alma viva de las cosas, el espíritu de lo que estaba vivo. Así que cuando había abierto la puerta de su habitación, no le tomó mucho tiempo darse cuenta de que lo que estaba ante sus ojos era...como ver a un fantasma.

¿Por qué ahora? Se había preguntado, ¿Por qué ahora que todo estaba bien?

Seokjin era inteligente, no era difícil para él deducir que quizá en su agonía, aquella persona que amaba y se había sacrificado por salvar su vida, no lo había abandonado por completo, sino que una parte de su alma se había quedado atorada en el plano terrenal y ¿No hacía eso que la excusa de Yoongi meses atrás tuviera sentido?

Si este fantasma había estado acompañándolo, aferrándose a los objetos del pasado como si fuesen una atadura, ¿No sería este fragmento de alma lo que estaba buscando Yoongi en primer lugar?

La verdad era que, en casi tres siglos, Seokjin casi nunca había vuelto a sacar sus objetos del cajón en el que los había guardado celosamente. No sería hasta que conoció a Yoongi y comenzó a beber su fuerza vital que comenzó a usar nuevamente las cosas.

Entonces no era casualidad o destino, simplemente eran las consecuencias de sus actos poniéndose al día con el presente.

Quizá este fantasma había estado a su lado por trescientos años y solo ahora, gracias a los efectos secundarios de la sangre de Yoongi, tenía la oportunidad de usar sus ojos para verlo.

Si hubiese podido verlo antes, se habría ahorrado trescientos años de soledad.

No pasó mucho tiempo antes de que el fragmento de alma volviese a cerrar los párpados y dormitar sobre el regazo de Seokjin. Plácidamente. Tranquilamente. Silenciosamente.

Este último tomó otra botella a sus espaldas y con precisión sirvió otra copa en lo que Yoongi se decidía a entrar por fin al jardín.

—Sé que estás esperando una explicación, pero no estoy seguro de saber por dónde comenzar. Creo que ha llegado, por fin, el momento para enloquecer y perder el control. Treinta décadas después.

Las pequeñas luces que colgaban del techo del jardín proyectaban su tenue luz cálida sobre los fríos rostros de sus visitantes. Yoongi sabía que él mismo tenía más conocimiento que el propio Seokjin sobre la situación, pero no sería él quien lo señalara primero.

Y si su conocimiento sobre el propio Seokjin no fallaba, sabía que este estaría haciendo gimnasias mentales para imbuirle lógica y razón a toda la situación que, claramente, no tenía sentido.

Algunos segundos se perdieron en silencio hasta que Seokjin se estiró hacia la mesa a sus espaldas. Solo en ese momento Yoongi prestó atención a la cantidad de botellas de vino aun cerradas que Seokjin tenía y registró los tres objetos, cuidadosamente colocados uno al lado del otro enfrente de ellas.

Yoongi reconocía dos de esos objetos y no pudo evitar fruncir el ceño.

El collar era bastante similar al que le fue entregado por el Seokjin de la Primera Tierra, y con sus caóticos recuerdos de la Tierra 4.83 recientemente restaurados sabía que tenía el mismo collar en su posesión antes de morir allí.

Era el mismo collar, un collar de estrella fugaz.

¿Y la pluma?

¿No era una versión un poco antigua del mismo estilógrafo que le fue entregado por el Kim Seokjin de la Tierra 4.83?

El único objeto que no reconocía era el pequeño tintero de mármol negro cuya tapa traslucida tenía forma de diamante y, al verlo, una pequeña idea comenzó a formarse en el cerebro de Yoongi.

Y es que para nadie era un secreto que los cerebros de los genios tenían una forma bastante particular de sacar conclusiones de la nada.

1.0, ¿No parece como sí...la historia se repitiera una y otra vez?

Salvo algunos puntos importantes y obvios, ¿No estaba repitiendo los mismos patrones cada vez?

Si seguía esa lógica, Yoongi creía que este fragmento de alma, de quien fuera, podría obtenerlo si Seokjin le entregaba ese tintero.

Así como el collar que le entregó el Seokjin de la Primera Tierra.

Así como el estilógrafo que le entregó el Seokjin de la Tierra 4.83.

Si este tintero era lo más importante para el Seokjin de este mundo, entonces allí estaría el fragmento de alma que estaba buscando.

Si ese fragmento y el fragmento de alma de Yoongi eran el mismo, eso todavía no sabría cómo explicarlo, pero por el momento, decidió operar bajo la premisa de que el fragmento de Seokjin que buscaba estaba en ese tintero.

Ese tintero era la bengala de este Seokjin.

El fragmento de alma de Yoongi era un problema para después.

1.0, examina los componentes de este fragmento de alma.

Sentados uno al lado del otro, ambos observaron en silencio al joven vampiro que parecía no tener una sola preocupación en el mundo y dejaron que los minutos se consumieran por si solos en la tranquilidad del jardín.

—¿Crees que somos...la misma persona? —la voz de Yoongi era un susurro que alteraba cualquier rastro de armonía que quisiesen fingir en ese momento.

Seokjin, con suficiente alcohol en su sistema como para comenzar a sentir su consciencia deslizándose, respondió a la ligera —Ciertamente se sienten como la misma persona.

—Él es tu primer amor.

Seokjin asintió, como señalando lo obvio —Y tú el último.

El corazón de Yoongi se saltó un latido y luego se calmó. Seokjin estaba ebrio.

—Por un momento pensé...ha pasado tanto tiempo, ¿Cuál es la probabilidad de que en trescientos años alguien nazca con un rostro igual al mío? Es algo bastante probable ¿Verdad? Pero ese es mi problema con las probabilidades. No significan nada hasta que ocurren. De no ocurrir sigue siendo solo un numero sin sentido. Pero, Yoongi... ¿Importan las probabilidades si él está muerto y tú no sientes nada por mí?

La risa sin humor de Seokjin burbujeó como champaña y la persona en su regazo volvió a levantar la cabeza para mirarlo con ojos tristes, todavía llenos de amor.

—Incluso si son la misma persona —murmuró tan bajo como un mosquito —¿De qué me sirve saberlo?

Miró al Yoongi en su regazo y luego al Yoongi sentado cerca suyo y sonrió, esta vez su sonrisa se caía un poco en los bordes y sus ojos cristalizados por el alcohol parecían contener todo el peso del mundo.

Yoongi resopló —Idiota.

Tomó la mano de Seokjin de la cual colgaba precariamente la copa de vino y la dejó en la mesa, con esa misma mano entrelazó sus diez dedos juntos y cerró los ojos ante las miradas igualmente sorprendidas de los dos vampiros.

—En todas las vidas que compartimos, en todas las líneas de tiempo y todos los espacios que existan en cualquier galaxia o universo en el que existan nuestras almas, Kim Seokjin siempre tendrá un Min Yoongi, y eso no lo puede cambiar ni siquiera la muerte ¿De acuerdo? Así que no llores, no me he ido a ninguna parte, y ciertamente no me iré pronto.

Seokjin no sabía que sus ojos se habían humedecido en algún momento, tampoco sabía exactamente a qué se refería Yoongi. Mierda, ni siquiera se había dado cuenta de que básicamente se había confesado estando ebrio. Pero lo que si sabía era que Yoongi estaba allí con él.

Que realmente nunca se había ido.

[General. Reporte de progreso: fragmento de alma detectado presenta anomalías de naturaleza elemental].

[Actualmente, la proyección presenta cualidades de dos fragmentos de alma de portadores diferentes, causando incoherencias en el reporte anterior]

[Fragmento de alma de Min Yoongi]

[Fragmento de alma de Kim Seokjin].

[Fusión de características moleculares].

[Fragmento de alma detectado, porcentaje de carga: 3,01% 2% (Kim Seokjin) – 1,01% (Min Yoongi)].


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Han YinXi era muchas cosas.

Era un buen estudiante, y un muy buen veterinario.

Era un licántropo, muy buen cocinero, veloz, ágil, hijo filial, vecino servicial, amigo incondicional.

YinXi era muchas cosas que otras personas podían considerar una ventaja para la vida en sociedad y si había algo que YinXi no era, quizá, sería miope.

YinXi se enorgullecía de su visión 20/20.

Nunca había tenido una relación tan estable y sana como la de sus ojos con el visiómetro.

Pero entonces... ¡¿Por qué de repente podía ver dos Min Yoongi?!

—Bueno, la situación es un poco complicada si el niño también puede verlo —dijo Yoongi.

—¿Tú crees? —remató Seokjin, actualmente tratando de volverse uno con el mostrador después de recordar todas las cosas que hizo y dijo el día anterior en medio de su estupor alcoholizado.

Realmente no tenía tiempo de aceptar el hecho de que básicamente había confesado sus sentimientos de una forma completamente anticlimática sin recibir respuesta de la otra parte; estaba demasiado ocupado tratando de olvidar que se había avergonzado a sí mismo y que estaba casi experimentando nuevamente tener su corazón roto, no solo por Yoongi mayor, sino también por Yoongi joven, fallecido treinta décadas atrás y cuyo espectro se apoyaba contra él como si realmente pudiera tener contacto físico.

Ahora, no solo estaban todos estos pequeños problemas, también estaban los grandes problemas.

Como que parecía que otros podían ver al joven vampiro fantasma y de repente había comenzado el rumor por internet, esa misma mañana, de que su floristería estaba embrujada, resultando en cero clientes en el día y la casi suspensión de su canal de Youtube por uso de lenguaje inapropiado en su sección de comentarios.

También estaba el hecho de que Yoongi seguía actuando como si nada y eso ponía de los nervios a Seokjin, que se había saltado por primera vez una clase de pilates porque no podía dejar de preocuparse porque el fragmento de alma lo persiguiera por la calle cuando claramente su figura era medio transparente.

Y luego, como a eso de las cuatro de la tarde, cuando Seokjin estaba a punto de darse por vencido y cerrar por el día, habían recibido dos visitas. Ninguna de las cuales, Seokjin estaba preparado para ver.

Min Yunji.

Y un hombre alto, de piel pálida cuyo nombre Seokjin no recordaba, pero estaba seguro de saber quién era a juzgar por el ramo de claveles amarillos ( ) y una obvia mirada de desdén.

Bueno cariño, saluda a tu padre biológico de hace trescientos años.

Entonces, esta era la imagen que Han YinXi se había encontrado al llegar media hora después de las cuatro:

Lucy, tranquilamente barriendo hojas caídas en la entrada de una extrañamente vacía floristería; Kim Seokjin, echado sobre el mostrador acompañado de, no uno, sino dos Min Yoongi con marcadas diferencias entre sí; y una chica de túnica negra y cabello corto con humo saliendo de sus pies, se hallaba sentada en el sofá de la ventana junto a un hombre de alrededor de dos metros, traje de los años 20s y un ramo de flores amarillas casi marchitas sostenidas contra su pecho.

YinXi podía reconocer un momento incómodo cuando había uno, y este definitivamente lo era.

—Tenemos que deshacernos de él —con voz vehemente, la chica se cruzó de brazos y exhaló con fuerza. Su ceño fruncido no hacía más que exacerbar el ímpetu con el cual creía tener la razón.

—¡No! —gritaron dos personas al mismo tiempo: el hombre de dos metros que bien podía ser una imagen a blanco y negro y Min Yoongi, el que se veía mayor a ojos de YinXi.

El Min Yoongi que se veía más joven, imperturbable, sonreía y trataba de jugar con el cabello de Seokjin, aun desplomado sobre el mostrador.

—Después de tres siglos acabo de descubrir un único rastro de mi hijo mayor ¿Acaso no existe límite para la cruel frialdad de ustedes los Segadores?

—Dicen que el cielo es el límite —Yunji era una roca inamovible. Era, obviamente, la hermana de Yoongi.

—Noona ¿Qué quieres hacer? ¿Exorcizarlo? ¿Desde cuándo somos curas? ¡No hay manera de ayudarlo a cruzar! Es apenas un suspiro de fragmento, no es un alma completa y mucho menos uno de los siete espíritus. Ni siquiera podemos rastrearlo para definir a quien pertenece.

—Podemos usar la fuerza bruta.

—¿No crees que estás siendo irracional?

—No, siguiente pregunta.

Yoongi, visiblemente frustrado, no tenía manera de explicarle a su hermana por qué, absolutamente, no debían deshacerse de este fragmento de alma.

En primer lugar, obviamente hacía parte de Yoongi; una parte de su alma que se habría fragmentado en alguna instancia del espacio-tiempo y que había ido a parar aquí. ¡Era incluso posible que su cuerpo en el Territorio hubiese vivido toda su vida sin un fragmento de su alma!

El pensamiento humano no alcanzaría jamás a imaginar el dilema de saberse como una existencia multidimensional. ¿Habría perdido este fragmento al mismo tiempo en todas partes o solo contaba en este espacio temporal?

Yoongi pudo haber perdido este fragmento de su alma incluso antes de que el Yoongi de esta tierra muriese tratando de salvar a Seokjin; pero si todos los Yoongi existían al mismo tiempo en todas partes, pudo incluso haberlo perdido en el mismo instante en todos los espacios y eso explicaría muchas cosas y a la vez no explicaría nada.

Y luego estaba el hecho de que su fragmento se había fusionado en algún momento con el de Seokjin.

¿Eso hacía alguna diferencia? ¿Tendría que separar los fragmentos en algún momento? ¡¿Acaso era posible?!

La parte menos lógica y racional de sí mismo le dijo que tal vez ese fragmento era la parte de sí mismo que siempre llevaría consigo a Seokjin, donde quiera que fuese, por eso sería imposible que no se buscasen el uno al otro con la esperanza de completar aquello que se hallaba incompleto.

¡Pero él no podría decirle nada de eso a Yunji!

Tanto Seokjin como YinXi habían estado guardando silencio todo este tiempo, siguiendo con la mirada los tranquilos movimientos de Lucy, quien cerraba la floristería, como el único símbolo de calma que existía en el lugar.

En el silencio incomodo de la tienda, se pudo escuchar el suspiro exasperado de Yunji.

—¿Es porque sientes que este fragmento le pertenece a tu alma, Yoongi? Tengo que informarte que eso sería imposible. Es mejor que sea imposible.

En ese momento, tanto Seokjin como el fragmento de alma levantaron sus cabezas y miraron hacia Yunji con perplejidad. Incluso Yoongi estaba ligeramente sorprendido (en parte también porque creyó que la proyección no podía entender lo que pasaba a su alrededor a juzgar por su falta de reacción a cualquiera que no fuese Seokjin).

—¿Qué quiere decir la señorita con eso? —genuinamente curioso, el vampiro elemental se giró hacia la insufrible chica que le había estado llevando la contraria toda la tarde —He visto muchas cosas en todos mis siglos, he participado de muchos encuentros con tu gente a lo largo de los años y nunca he presenciado que un alma lleve el rostro de una persona a la que no le pertenece.

Yunji ni siquiera le dirigió una mirada al hombre, por el contrario, toda su atención estaba enfocada en Yoongi, con la terrible intensidad que este último conocía bastante bien.

De repente, un mal presentimiento se aferró a los cortos cabellos de su nuca y no pudo evitar el pequeño estremecimiento que recorrió sus extremidades.

Esa mirada de Yunji no eran buenas noticias.

En ningún universo, en ninguna línea temporal, que su hermana lo mirara de esa manera era una buena noticia.

—Yoon —comenzó lentamente, como probando lo apropiado de su voz, tratando de medir las reacciones del otro y controlar a sí mismo el movimiento de su propia boca—sé que nunca te has dedicado realmente al negocio familiar y es inevitable que muchas cosas se te escapen y no logres comprender, pero incluso tú no puedes desconocer el hecho de que, si este fragmento de alma te pertenece, si en el pasado tu alma...cruzó de forma incompleta, quiere decir que alguien, después de tu muerte, cruzó un tabú que nunca debe ser roto.

La seria mirada de Yunji se paseó por todas las personas que escuchaban en silencio dentro de la pequeña recepción de la floristería. La brillante luz cálida de las lámparas no hacía nada para enmendar la lúgubre sombra que envolvía sus rostros.

Seokjin se enderezó de golpe, a punto de decir algo, sin embargo, la mano de Yoongi sobre la suya lo interrumpió de golpe, sosteniéndolo tan fuerte que el mensaje era obvio: no digas nada.

No digas nada, por lo que más quieras no digas nada.

Yunji, por su parte, siguió hablando.

—La razón por la que vine fue, precisamente, porque hubo una fluctuación anómala en el Libro de la Vida ayer, por lo tanto, no me tomó por sorpresa encontrar esta escena el día de hoy. Lo que sí me sorprende es que tú, Yoon, no hayas hecho nada, aun sabiendo el por qué he venido.

...Bueno, mierda.

No era que Yoongi no lo supiera, era que no había tenido tiempo de pensarlo.

El libro de la vida.

¡El libro de la vida!

¡Si tan solo se hubiese buscado a sí mismo en el libro de la vida habría recolectado el maldito fragmento y hecho preguntas después!

Con el obvio reconocimiento de su rostro, Yunji repitió decidida: —Tenemos que deshacernos de él. De lo contrario...

De lo contrario. Yunji no tenía que terminar, Yoongi entendió todo muy bien.

Dentro de todas las cosas que un Segador aprendía y dentro de todas las habilidades que adquiría al momento de nacer existían ciertas reglas que, bajo cualquier circunstancia, se debían cumplir.

En primer lugar, no tenían permitido divulgar sus secretos con otras criaturas, razón de su primer castigo al llegar a este lugar porque simplemente no podías andar por ahí mostrando tu guadaña y tu copia del Libro de la Vida a cualquier persona.

En segundo lugar, pero no menos importante: existían tabúes que, por ningún motivo se debían romper. El más importante de todos: las almas pecadoras que no tenían derecho a redimirse, no lograban cruzar a la otra vida. No tenían derecho a renacer.

Estas almas pecadoras sin derecho a redimirse eran, de hecho, las almas de los vampiros, los que jugaban con las reglas entre la vida y la muerte.

Lo que quería decir que, si este era un fragmento del alma de Yoongi, significaba que, de alguna manera, renació —lo que a su vez implicaría que alguien rompió un tabú—; y lo más probable sería que alguien haya realizado un ritual de purificación después de su muerte para ayudarlo a cruzar al otro lado, engañando las reglas por un pequeño margen de error y permitiéndole continuar en la rueda de la reencarnación hacia su siguiente oportunidad.

El hecho de que apareciera este fragmento fue, para el libro, como si el alma de un recién nacido llegara a la tierra por primera vez, asomando su cabeza y causando la anomalía. Es decir, delatando trescientos años de incognito.

Yoongi no tenía que ser un genio para saber que Seokjin, probablemente sin conocimiento alguno de esto, habría tratado de ayudar al alma de su primer amor a cruzar y esperando que pudiese renacer. No necesitaba ser un genio para distinguir que la expresión en el rostro del vampiro no era una de sorpresa al momento de escuchar a Yunji hablar de los tabúes.

Yoongi ni siquiera se planteó que el culpable fuese el vampiro elemental porque un vampiro de su envergadura sabría que no tendría que hacer lo que un vampiro nuevo haría motivado por la emoción y la pérdida.

Porque si no fuese Seokjin, ¿Quién haría algo así por el alma de Yoongi?

El general sabía que nadie le habría enseñado a Seokjin a ser un vampiro, que nadie le habría dicho que habría reglas que no debía trasgredir.

La llegada de Yoongi, de cualquier manera, había agitado el avispero.

Si tan solo él hubiese mirado el Libro de la Vida, se habría dado cuenta de este detalle mucho antes, habría recolectado el fragmento de alma y lo habría hecho desaparecer así de la vida de Seokjin.

¿Por qué?

Porque aquellos que rompían un tabú debían ser castigados.

No solo aquellos que lo llevaran a cabo, sino el alma que se veía beneficiada también tendría que pagar un precio.

Yunji estaba allí porque tenía que llevar a cabo un castigo. Tendrían que erradicar el fragmento de alma o atenerse a cualquier castigo que el Consejo de Segadores o, peor aún, el Gran Tribunal del otro lado, les impusiera.

Fuese lo que fuese, Yoongi no creía que lo fuesen a tratar bien teniendo en cuenta que ni un solo día se había presentado a trabajar.

Maldita sea, Min Yoongi, piensa más rápido la próxima vez.

—Yoon, no tenemos tiempo para-

En ese momento, un dolor punzante atravesó el cráneo del general, tan fuerte que lo obligó a doblarse por la cintura, cegó sus ojos con una luz blanquecina y le quitó el aire en lo que tomaría a un segundo pasar al siguiente.

De la nada, su cuerpo se sintió como si lo estuviesen prendiendo en llamas.

—¡Agh!

—¡¿Yoongi?! —la voz de Yunji se superpuso con la de Seokjin, pero él ya no podía registrar nada más que las constantes señales de alerta de 1.0 en el fondo de su cabeza.

[Repentina caída de signos vitales]

[Se registran fallas de sincronización en la IA 1.0]

[Falla del sistema. Reinicio automático en 3-2-...]

Las imágenes se agolparon en su cerebro en una sucesión interminable de recuerdos, casi como cuando recuperó a medias el archivo de memorias de la Tierra 4.83, pero estas imágenes eran mucho más extensas; abarcaban una extensión casi incalculable de tiempo.

Una tras otra, imágenes de sí mismo y una vida completa que habría vivido sin darse cuenta se reprodujeron en su cabeza. En lo que duraría un parpadeo, Yoongi revivió recuerdo tras recuerdo como pasar las páginas de un almanaque.

Ah, Yoongi pensó, ya había estado aquí.

La realización lo golpeó tan fuerte como la primera imagen que se grabó con brazas en su cerebro al cerrar los ojos por el dolor repentino.

El general Min Yoongi había llegado a esta Tierra por primera vez, trescientos años en el pasado.


⭒⭑✷✧✷✧✷☾✧✷✧✷✧⭒⭑


N/A:

(1)Clavel amarillo: Desprecio (en algunas culturas pueden encontrarlo como rechazo o desilusión)

Hasta el momento han leído el equivalente total de palabras de "Dune" de Frank Herbert. 

¡FELIZ NAVIDAD atrasada y FELIZ AÑO NUEVO adelantado!

El siguiente capítulo (creo) será el final del arco, el arco 4 es una de las razones principales de todo este lío. Como verán, Yoongi a duras penas reconoce que hay algo dentro suyo que anhela a Seokjin, pero en su desconocimiento no logra diferenciar del todo y señalar su momento de: oh, oh... Así que necesitará un poco de ayuda. 

Lo siento por toda la divagación y por todo lo que me toma escribir cada capítulo, pero que sepan que lo hago con mucho amor y espero con ansias que le den cariño a esta locura a medio formar que todavía no está ni siquiera cerca de la mitad. No recuerdo haberlo mencionado, pero ATLWCNS está estructurado para tener un total de 14 arcos. 

¡14! 

¡Vamos por el tercero apenas!

Nuevamente, lo siento por la demora. 

Les adoro, gracias por todo el apoyo este año y los anteriores, y por su preocupación por mí en general que a veces va más allá de considerarme un pixel más en este mundo. Realmente han hecho que los días que pasan no se sientan tan duros y me motivan cuando siento que no vale la pena continuar con este proyecto debido a todo el tiempo que ha pasado.

Gracias, mil y un millón de gracias. 

Y sin más, espero que tengan días maravillosos, nos vemos pronto con la siguiente actualización. Espero que este nuevo año esté lleno de todas las cosas buenas que se merecen. 

Con cariño, Andy. 

Mua <3.


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