Capítulo 12º: Arco II Parte III


Arco ll Parte lll

Unos instantes han quemado todo de nosotros: salvo dos rostros, dos máscaras donde se graba una sonrisa desganada. Las palabras entre nosotros caen suaves.

Eugenio Montale.


Cuando Kim Seokjin se enteró de que, nuevamente, era sospechoso de un asesinato, se lo tomó con bastante calma. Aparentemente, al menos.

No era como si no le importara, Seokjin tenía que admitir que le importaba bastante, ¿A qué clase de persona no le importaría?

Pero eran las circunstancias de su vida las que no le permitían que le importara lo suficiente.

Quizá Seokjin estaba un poco dañado por dentro, o quizá todas las cosas que lo atormentaban eran demasiado para sí mismo como para que la perspectiva de ir a prisión no fuese tan relevante.

Una persona murió, Seokjin debería estar preocupado. O por lo menos eso pensó mientras aguantaba la respiración en la bañera.

Debería estar preocupado.

Le importaban las personas, le gustaban las personas. Pero Seokjin había leído su propia declaración de seis años atrás y sabía que él mismo había acusado a esa mujer de tener que ver con la tragedia de su familia.

Entonces Seokjin debería estar preocupado porque esa persona estaba muerta, pero no hallaba en sí mismo que le importase lo suficiente-

Quizá Seokjin estaba un poco dañado por dentro, de la manera en la que todas las personas estaban un poco dañadas también, pero él no sabía cómo lidiar con todo ello y esa era la diferencia entre él y los otros que no eran acusados constantemente de cometer crímenes.

Ya sabes, amnésico, huérfano, un poco fracasado y todo lo demás.

Algunas personas podían lidiar con las tragedias de sus vidas, pero Seokjin no sabía cómo lograr tal hazaña.

Jungkook, buen, buen Jungkook, él dijo que Seokjin no debería preocuparse porque la policía nuevamente tendría problemas para acusarlo por falta de evidencias reales, y crear un caso en su contra solo con evidencias circunstanciales como la última vez, sería como dispararse en el pie. Seokjin no debería preocuparse porque solo los culpables se preocupaban y él era inocente.

Pero esa era la cuestión ¿No es así?

Ni siquiera Seokjin mismo estaba del todo seguro de ser alguien inocente.

Que no quepa espacio para la malinterpretación. Era más probable que Seokjin se hiciese daño a sí mismo primero que a otra persona. Era ese tipo de ser, corroído hasta la médula, absolutamente solo en sus paredes de cemento pulido y sus trajes costosos y su ridícula, absolutamente ridícula falta de memoria de los eventos importantes de su vida.

No tenía mucho que perder.

Y se odiaba.

Se odiaba.

Se odiaba.

Se odiaba.

Pero no creía ser capaz de hacerle daño a otra persona. No conscientemente, al menos.

Nótese el detalle: consciente.

El médico tratante del caso de accidente de Seokjin hablaba de momentos de disociación, junto con su insomnio y su estado de ánimo y lo llamaba respuestas al trauma. TEPT o algo por el estilo.

Bien.

Seokjin tenía muchos momentos de disociación, y a veces pasaban horas, muchas horas, en las que no sabía a dónde se había ido el tiempo.

¿Era posible? ¿No ser inocente?

Seokjin quería ser inocente. Pero tampoco podía hallar en sí mismo que le importara lo suficiente. Era porque se odiaba a sí mismo de la manera en la que quería que los demás también lo odiaran. Entonces tendría sentido y quizá podría morir por eso.

El médico hablaba de depresión. Nunca mencionaba la bañera ni el ahogamiento, pero sugería que Seokjin no debería vivir solo.

Seokjin estaba solo. A veces estaba Jungkook y en contadas ocasiones el pequeño Wonwu de cinco años que entendía muy bien a Seokjin, con su mente simple y su libro de sílabas.

Pero ellos no estaban siempre y tampoco tenían que estar siempre. A Jungkook le pagaba por la molestia y Wonwu, básicamente, no tenía otra opción cuando el Jeon mayor lo dejaba a su cuidado (como si no fuese la peor idea alguna vez concebida). Lo único constante en la vida de Seokjin era el propio Seokjin, que era muy mala compañía para sí mismo y para cualquier otra persona.

Seokjin estaba un poco dañado, de la manera en la que nadie debería estarlo.

Si fuese una pluma justo en ese momento, sería un Sheaffer Snorkel al que le aplicaron demasiada fuerza: muy difícil de reparar…muy difícil de reparar, no imposible, no imposible, pero tan difícil que quizá no valía la pena la molestia.

Lo único bueno de los Sheaffer Snorkel era que prevenían que ensuciaras tus manos. Seokjin era bueno para no ensuciarse las manos. Era bueno para huir de los problemas y para evitar minas terrestres.

Como cuando despertó del accidente y dijo que no recordaba los últimos cinco años. La verdad era que eso había sido una mentira a medias en el momento, pero ocurría esta cosa curiosa con las verdades que no podías soportar y las mentiras que no podías mantener y fue como si su cerebro se forzase a sí mismo a olvidar los fragmentos más grandes, volviendo irreconocible la imagen completa.

El médico, una vez más, lo llamó amnesia psicógena y dijo que era por el trauma, porque todo era por el maldito trauma y Seokjin no quiso hablar de eso, porque nunca quería hablar de nada, y simplemente no quería saber. La verdad. Él no quería saber. No quería entender, tampoco, las pocas cosas que sí sabía, las pocas imágenes que parpadeaban en sus recuerdos y provocaban las peores migrañas.

Era una ironía aquel tatuaje cicatrizado en el centro de su pecho como un feo recordatorio de lo que Seokjin no podía entender de sí mismo.

Seokjin recordaba…a medias, algunos puntos menos importantes y algunas cosas que lo atormentaban profundamente.

Seokjin recordaba a Min Yoongi…a medias.

Un poco de su rostro y su nombre, un poco de un dolor tan extraño que no sabía explicar y tan profundo que prefería no recordarlo.

Sabía que dolía, profundamente, horriblemente, pero no sabía por qué. Tampoco quería saber.

Sería estúpido no saber quién era Min Yoongi, pero eran los detalles los que se le escapaban.

Sabía un poco que esa persona habitaba su antiguo apartamento, que había llegado allí de alguna manera. Sería algo fácil de averiguar con solo una pregunta a Jungkook, quien manejaba básicamente todas sus finanzas desde que tenía veinte años o algo así, no obstante, Seokjin prefería no preguntar, prefería que Jungkook no supiera que podía llegar a querer saber cosas.

Seokjin sabía que había conocido al hombre. A Min Yoongi. No tenía claras las circunstancias, pero era bastante obvio teniendo en cuenta el trabajo de la otra persona. Y también sabía que tenía una necesidad casi desesperada de verlo.

Y lo odiaba.

Las cosas que no podía controlar.

Lo odiaba.

Lo evitó por un año completo, de hecho. Seokjin, al principio, no había tenido ese tormento de nombre constantemente flotando en la neblina de su memoria. Nop. No fue sino hasta unos meses atrás cuando encontró su nombre escrito en un documento enterrado en lo más profundo de un cajón de recuerdos y una fotografía arrugada y un poco rota casi pegada a la madera del fondo por la temperatura del apartamento que había estado cerrado por meses.

Si había intentado deshacerse de su recuerdo o borrar alguna evidencia de lo que fuera, se había olvidado de la pequeña foto marchita de dos personas que sonreían como si no tuvieran ninguna preocupación en el mundo.

Y lo odiaba.

Lo odiaba.

Lo odiabaodiabaodiaba.

El Seokjin que le devolvía la mirada en la fotografía. Ese Seokjin que sonreía. Este Seokjin no lo conocía, no sabía si alguien realmente lo había conocido, no sabía qué tan diferente era o si era diferente en absoluto.

Podía estar muerto. Ojalá lo hubiese hecho. Ojalá. Ojalá.

Tenía demasiada vida bailando en sus ojos, quizá por eso se le arrebató un poco. ¿Y la otra persona? Seokjin se preguntaba muchas cosas, tantas que era casi ridículo. Seokjin esperaba…que la otra persona siguiera sonriendo, entonces quizá Seokjin tendría un motivo para sonreír de vuelta.

La verdad era que, muy en el fondo, Seokjin quería reconocer a la persona que miraba cada día en el espejo. Quería. Moría cada día un poco con la fuerza de ese deseo.

Profundo. Profundo deseo.

Quería. Quería tanto que dolía.

La verdad era que tenía miedo.

Ese miedo era ligeramente doloroso. No lo suficiente. Como un pequeño pinchazo de una espina. No dolía exactamente, quizá ardía un poco. Era soportable. Seokjin podía soportar el dolor.

Quizá por eso fue por lo que le preguntó a Min Yoongi la primera cosa más importante para Seokjin. Le preguntó si se conocían, le preguntó si se habían visto antes.

Una cosa que Seokjin definitivamente sabía de Min Yoongi era que el hombre era un muy buen mentiroso.

Casi le creyó cuando dijo que no.

Nonononono.

Maldito mentiroso. Sintió un poco de anhelo desconocido y corroído.

Por primera vez en mucho tiempo, Kim Seokjin sintió una punzada de algo que no dolía.

Picaba un poco, como una comezón.

Pero no dolía.

Fue la diferencia más grande.

Que no dolía.

Sabía que Min Yoongi debió ser alguien importante. Seokjin sabría, al menos, ese tipo de cosas sobre sí mismo. Y, no por primera vez, se preguntó si las cosas habrían sido diferentes si no hubiese perdido todos sus recuerdos de esta persona.

¿Quizá era su mejor amigo? Podría llegar a ser, el documento que había encontrado era una especie de acta de voluntades a beneficio de ese hombre.

Podría ser que…¿Seokjin estaba enamorado? Era una posibilidad menor, no descartaba el hecho de que podían o no gustarle los hombres, era solo que a Seokjin no le había gustado alguien antes y no estaba seguro.

Debería ser una cosa que sabría ¿Verdad? Si estaba enamorado, quería decir, no si le gustaban los hombres. Estaba bastante seguro de que podrían gustarle los hombres. No era su preocupación más prioritaria.

Pero Seokjin no sabía, ya sabes, si le gustaba él en específico.

Así como había cosas de las que estaba completamente seguro y cosas que seguían en la oscuridad, una cosa que se destacaba por encima de las otras era que tenía claro que el alejarse de esta persona había sido una decisión consciente, mucho antes de su accidente, y si las razones detrás de esta decisión eran iguales al tipo de cosas que dolían y atormentaban, Seokjin prefería no saber.

Y prefería entonces no tener a esta persona.

Figurativamente. Porque nadie tiene personas.

Seokjin, figurativamente, prefería no tener a esta persona.

Porque estaba cansado de las cosas que dolían y atormentaban. Y no recordaba a Min Yoongi para saber si valía la pena el esfuerzo.

Se preguntaba si lo hacía, si quizá valía la pena. El dolor y el tormento. Por Min Yoongi quizá valdría la pena.

Pero, si lo hubiese hecho, quizá Seokjin no lo habría olvidado, quizá habría más evidencia de su vida en la vida de Seokjin que una simple foto arrugada y desechada y el borrador de un documento que jamás salió a la luz.

Sin embargo, bueno.

Bueno.

También estaba esta otra teoría en la que Seokjin había pensado más de una vez. El por qué se había obligado a olvidar a Min Yoongi, el por qué lo había alejado y borrado de su vida tiempo antes del accidente y el por qué parecía que la otra persona pretendía hacer lo mismo.

Quizá Seokjin quería proteger a Min Yoongi.

De algo más, o de sí mismo.

Seokjin tenía miedo de pensar en que esa fuese la verdad. La verdad detrás de todas las cosas que desconocía…quizá no las querría saber.

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—¿Seokjin?

—¿Sí?

Jungkook lo había sacado de la estación de policía y metido en su auto mientras Seokjin había estado perdido en sus pensamientos de nuevo. Estaba seguro de que Jungkook insistiría en la terapia nuevamente en algún momento del día, pero Seokjin había asistido con tres profesionales diferentes y no se había sentido cómodo con ninguno y, al final, lo dejó atrás.

Quizá eso era lo que necesitaba: dedicar su vida a buscar un terapeuta.

Quizá adoptar un gato.

O volverse Drag Queen.

Seokjin tenía problemas que quizá podían resolverse con maquillaje y canciones de Madonna.

Eso de ser un presunto asesino cada pocos años le daría un poco de publicidad a su imagen.

—Seokjin…¿Me escuchaste?

—Por supuesto, siempre te escucho.

—Eres un terrible mentiroso.

—Eso es porque no lo estoy intentando. 

Jungkook comenzó a conducir el auto lejos de la estación, mirando a Seokjin por el espejo superior con ligera decepción y un poco de preocupación. Seokjin no sabía cómo podía distinguir una cosa de la otra, y pensó que era posible que se lo estuviera inventando al igual que se inventaba sus pequeños escenarios imaginarios. De todas maneras, Seokjin le pagaba para preocuparse y a veces para fingir ser su amigo.

Buen, buen hombre Jungkook. Él decía que no fingía. Como si Seokjin fuese a creerle.

—Te decía ¿Quieres que te deje en el apartamento o quieres dar un paseo?

—¿No tienes trabajo?

—Eres mi trabajo.

—Vaya, eso es reconfortante. Hoy quiero dar un paseo. Solo déjame en el puente más cercano o cerca del río Han. Entre más alto, mejor.

—Por favor, no más alusiones a suicidio o puedo llorar ¿Eso quieres? ¿Que llore? Realmente puedo hacerlo. No tienes idea de lo cercano que estoy a un colapso emocional.

—Bienvenido al club, servimos té los jueves y hacemos excursiones a azoteas y puentes colgantes los domingos.

—¡Qué lástima! Los domingos tengo la custodia de mi hijo.

—Tsk, tsk, los niños no están permitidos —Seokjin murmuró por lo bajo para luego señalar como una ocurrencia tardía —Espera, todos los días tienes la custodia de tu hijo ¿De qué custodia hablas de todas maneras? ¡Eres padre soltero!... ¿Verdad? Diez años de amistad a la fuerza y no puedo creer que ahora me entero de que no eres realmente un padre soltero.

Soy un padre soltero. Un padre soltero que solo tiene tiempo los domingos. Debes comprender. Sin planes de muerte en días con Wonwu.

—No eres divertido. Me muero de aburrimiento.

Jungkook se carcajeó medio consternado, porque nunca podía saber si Seokjin hablaba en serio lo suficiente. Al final, terminó por dejar a Seokjin en un café bastante solitario cerca a su casa donde el periodista solía sentarse a editar los artículos que le enviaban cada pocos días del periódico local.

Un desperdicio de talento, si le preguntabas a Jungkook, pero ya había pasado un año y Seokjin seguía sintiendo que no era del todo capaz de retomar una vida que no recordaba. Ni siquiera podía recordar algunas cosas básicas de la práctica de su carrera, así que regresar a su puesto de trabajo anterior solo serviría para generarle más estrés.

Seokjin ya tenía suficiente estrés y los medicamentos que le eran recetados solo servían para relajarlo lo suficiente como para noquearlo por horas o dejarlo disociando lo suficiente como para no poder decir qué estaba haciendo a determinado momento.

Así que Jungkook prefería que su amigo por encargo trabajase tranquilo, más que todo si era en un lugar con cámaras que podían verificar su paradero y servir de coartada para el sujeto que se veía envuelto en asesinatos cada pocos años.

Cosa curiosa eso ¿No? De estar consciente de cada hora del día para posibles coartadas convincentes.

A Jungkook no le pagaban lo suficiente, pero la verdad era que se había encariñado un poco con este caso mental de amigo que le había concedido la vida y ya no podía hacer nada para deshacerse de él, incluso si quisiera.

Cosa que no quería. 

No siempre.

Se despidió sin mucha fanfarria antes de verificar que el hombre entrara al café y esperó que este caso no causara la misma cantidad de accidentes que la última vez que se vieron envueltos en algo por el estilo. Jungkook ya había tenido su dosis de locura por una vida completa. Era suficiente.

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02:04 p.m.

Abogado Jeon “amigo barato”

Hey, así que, olvidé por completo que tengo que ir a la corte ahora mismo    2:04 p.m.

Fuente de ingresos Kim Seokjin.

¿Qué quieres de mí? Estoy intentando ser un humano funcional por una vez y trabajar   2:04 p.m.

Abogado Jeon “amigo barato”

No puedo recoger a mi hijo   2:05 p.m.

Mi pobre hijo, solo y desamparado   2:05 p.m.

Asustado, con frío   2:05 p.m.

Preguntando por su padre o su tío Jinnie   2:05 p.m.

Fuente de ingresos Kim Seokjin

¡Déjame en paz!   2:06 p.m.

Iré por él. Iré por él   2:06 p.m.

Amigo, sabes que mataría por ti   2:06 p.m.

Abogado Jeon “amigo barato”

Por cuestiones legales, jamás tuvimos esta conversación   2:06 p.m.

Claramente es una broma ¿Verdad?   2:10 p.m.

¿Seokjin?   2:15 p.m.

Fuente de ingresos Kim Seokjin

:)  tee-hee  2:15 p.m.


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02:40 p.m.

Kim Seokjin no estaba seguro de cómo había terminado en esta situación.

Ser tacleado por un pequeño ser humano a media tarde ciertamente no estaba dentro de sus planes del día, pero aparte de la incomodidad de su trasero y el hecho de que golpeó su herida craneal la verdad se estaba muy cómodo en el piso.

Debería quedarse en el piso el resto de su vida, era tranquilizador.

Lastimosamente, Seokjin era un adulto y un niño estaba llorando y gritando incoherencias sobre su regazo, así que supuso que tenía que hacer algo al respecto.

—¡Seokjin-ssi! ¡¿se encuentra bien?! —Las tías de la escuela gritaron casi al mismo tiempo que el pequeño Luo dejaba a Wonwu en el piso para correr a levantarlo.

No tuvo en cuenta el poder, no solo de un niño de cinco años ¡sino de dos!

Wonwu no esperó a que sus pequeños pies tocaran el suelo alfombrado antes de lanzarse por su cuenta a taclear a Kim Seokjin, que ya estaba a punto de sentarse, de vuelta al suelo.

—¡oof!

Justo en las costillas.

Quizá eso no era tan malo, morir aplastado por dos tiernas criaturas lloronas. Al menos sería una muerte más cómoda de lo que habría esperado que deparara su futuro.

Seokjin se quedó en el piso mirando el techo que tenía patos pintados ¿Por qué tenía patos pintados de todas las cosas? Contemplando sus decisiones de vida mientras dos cachorritos se apretujaban en su pecho y lloraban.

Al menos esperaba que no lloraran por su culpa. Podía entender el llanto de Wonwu, él lloraba si veía a otros llorar, así era su pequeño razonamiento empático de cinco años de desarrollo. No sabía quién era la otra bolita de llanto.

Como sea. Seokjin se quedó en el piso. Esperaba no ahogarse de verdad, no porque no quisiese, sino porque sería traumático para los dos bollos.

—¿Seokjin hyung? ¿Necesita ayuda? —El pequeño Luo lloriqueó. Seokjin tenía la leve impresión de que él era la mala influencia de estos niños.

—Estoy bien, de hecho. El suelo es terapéutico.

—General Kim ¡Waaaaaa!

—Tío Jinnie wuuuu…

Terapéutico.

Cerró sus ojos por unos segundos, intentando no sumirse en sus pensamientos porque actualmente estaba en una guardería llena de niños asustados, dos bollos llorando en su pecho y un Luo adolescente lloriqueando mientras llevaba a las otras criaturas al patio.

La tía más joven se disculpaba a lo lejos —¡No sabemos que le pasa a XiXi! Ha estado teniendo pesadillas, por favor disculpe Seokjin-ssi.

Por supuesto. Por supuesto. ¿Quién no tenía pesadillas? Pobre pequeño bollo. Llora todo lo que quieras.

Seokjin todavía tenía los ojos cerrados cuando sintió que alguien se arrodillaba junto a su cabeza y, de repente, uno de los bultitos en su pecho era levantado sin mucho esfuerzo.

Oh no. ¿A dónde fue el pequeño bollo?

Cuando abrió los ojos, sintió que quizá si había sucumbido a sus terribles, obsesivos, muy, muy problemáticos pensamientos, porque ahí estaba él.

Min Yoongi. Mal hombre, terrible hombre Min Yoongi.

De todas las personas que Seokjin tenía que encontrar en el piso de una guardería, tenía que ser Min Yoongi.

Min Yoongi-ssi sostenía al niño como sostenías a un cachorro con las patitas colgando al frente, encogido en sí mismo mientras los sollozos restantes se escapaban de vez en cuando. Min Yoongi-ssi tenía el rostro pellizcado y un rubor avergonzado cubría su rostro y era esa visión.

De repente era el pensamiento problemático más tranquilo que había tenido Seokjin en mucho, mucho tiempo.

Min Yoongi-ssi tenía el cabello negro y un poco demasiado largo para un policía, su uniforme negro con las insignias le quedaba un poco grande en la cintura, pero se ceñía en sus hombros, ya no llevaba el overol blanco que usó más temprano. Sus ojos eran pequeños, muy oscuros, muy tranquilos. Eran ojos engañosos.

No tenía un solo lunar visible.

Pero, de alguna manera, Seokjin sabía que había uno muy pequeño en su clavícula, escondido debajo de las capas de tela.

Seokjin, que era un buen actor por sobre todas las cosas, no tuvo que fingir la sorpresa que inundó su expresión desprevenida cuando lo vio. De todas las personas, la última que esperaba ver en la guardería donde estudiaba Jeon Wonwu era este criminalista que más temprano ese día lo había mirado como un desconocido sospechoso de asesinato.

Ojos fríos y todo, con un poco de juicio en ellos que parecía que odiaban hasta la última sucia molécula de su cuerpo.

—¿Min Yoongi-ssi?

La voz de Seokjin tuvo el mismo efecto que un puñetazo en el estómago para Min Yoongi.

Tacha eso, el puñetazo en el estómago le serviría más a Yoongi en el momento.

Min Yoongi, que había perdido toda su mierda en el instante en el que reconoció la voz de Seokjin en la puerta, se había quedado paralizado demasiado tiempo para alguien que participaba en persecuciones peligrosas solo porque podía, y miró sin poder evitar la caída mientras el anticristo se aferraba por su vida al regazo del periodista.

Yoongi tenía que admitir que fue una hazaña admirable para un niño de cinco años; quizá le diría a su madre que lo inscribiera en clases de alpinismo.

Solo pudo patearse el trasero para hacer algo cuando se dio cuenta de que el hermano Luo comenzó a llevar a las otras pequeñas bestias al patio. Mirada consternada, esperando que Yoongi fuese el adulto responsable que, claramente, no era.

Fue solo cuando tenía asegurado a su demonio en miniatura cerca de su pecho que Yoongi se dio cuenta de que estaba cara a cara con el último hombre en la tierra con el que debería ser visto en ese preciso día —Ah, Kim Seokjin-ssi…déjame ayudarte a levantar.

Yoongi estaba actuando como actuaba cuando estaba bajo presión: sin pensar. Antes de que Seokjin respondiese algo, el criminalista ya había dejado a su anticristo sentado en el piso, colocado detrás del periodista y levantado su torso con las manos debajo de sus axilas y un poco de contacto de su pecho.

Seokjin se enderezó instantáneamente, completamente cohibido por el repentino contacto físico, agarrando a Wonwu contra su pecho para evitar que se deslizase y abriendo los ojos como si acabase de ser electrocutado.

Estaba seguro de que había sido electrocutado.

Probablemente lo fue. Los policías solían llevar atizadores.

—¡Ah! ¡lo siento, lo siento! ¿Se encuentra bien? ¿Fue muy brusco? —Yoongi lo soltó de inmediato, o casi de inmediato, cuando su cerebro se puso al día con su cuerpo, que fue como unos segundos demasiado tarde. Volvió a arrodillarse cerca del hombre y a abrazar a su llorón anticristo en su regazo solo para tener algo que hacer con las manos, demasiado distraído para pensar mejor en la situación —¿Seokjin-ssi?

—Estoy viviendo una experiencia religiosa.

Yoongi parpadeó.

Seokjin parpadeó de vuelta.

—¿Se golpeó la cabeza?

—Definitivamente.

Menciona situaciones incómodas.

El criminalista miró al hombre como si fuese la primera vez que se detenía a hacerlo. En realidad, si lo reflexionaba un poco, era la primera vez en un año que Yoongi realmente lo miraba, y ¿Cómo podría mirar para otro lado? Yoongi era un estúpido en toda regla.

Seokjin estaba más delgado que la última vez que lo vio, pero su cuerpo era alto y sus hombros anchos y su cuello estilizado lo hacían ver elegante y frágil como una belleza del renacimiento. Yoongi podría decirlo porque era la única época que reconocía del arte. Cosa que fue el mismo hombre frente a él quien se lo explicó una vez.

Su cabello castaño seguía siendo más largo atrás y seguía usándolo sin peinar, todo desordenado por su cabeza, junto a su camisa blanca y sus pantalones de vestir lo hacían lucir completamente…como un sueño de Yoongi en el que definitivamente no debería estar pensando.

Al igual que más temprano ese día, Yoongi pensó que los ojos de Seokjin seguían teniendo tanta vida como lo recordaba, solo que un poco menos de brillo, un poco de cautela.

Como un pequeño animal al que le pisaron la cola y ahora miraba con reproche a todo lo que se acercaba.

Seokjin levantó la mirada a los ojos de Yoongi, claramente confundido por el silencio y la mirada demasiado obvia de Yoongi, que de repente no podía cerrar la boca. Al diablo su entrenamiento y experiencia, era Kim Seokjin de quien estábamos hablando, la persona que podía pedirle a Yoongi que le bajara la maldita luna y este le traería las estrellas también y de paso un agujero negro que los librara a ambos de esta situación.

—Lo lamento mucho, Seokjin-ssi. YinXi despertó de una pesadilla y está un poco somnoliento aún, verá, es mi hijo adoptivo no oficial. Quiero decir, es el hijo de mi vecina y yo su figura paterna, no es mi hijo de verdad, no tengo hijos. He estado soltero por un tiempo.

Yoongi se mordió la mejilla al mismo tiempo que el cachorro de tigre en sus brazos levantaba sus ojitos llorosos para mirar a su padre adoptivo con obvia vergüenza ajena. Unos ojos tan pequeños no deberían poder mirar así, que falta de respeto.

Estaba a punto de disculparse con Seokjin-ssi y salir corriendo a enterrar su cabeza en el terreno de tierra más cercano como un jodido avestruz cuando el hombre frente a él de repente rio.

Rio.

Yoongi no estaba alucinando. El hombre estaba riendo. 

Seokjin rio, las esquinas de sus labios tan ensanchadas que cerraban sus ojos y sus orejas enrojecidas. Rio y dijo: —Es bueno saberlo.

Y lo había dicho como si fuese en serio.

Yoongi, que se había quedado sin palabras, parpadeó boquiabierto hacia el hombre que podía pedirle que secuestrara un panda y él lo haría, definitivamente lo haría, y pensó… bueno…estuve jodido desde un comienzo ¿Verdad?

¿Qué clase de situación es esta?

Yoongi nunca había dejado de estar enamorado sin remedio de Seokjin. Este había sido solo uno de los muchos instantes en el tiempo en los que la vida se detenía para recordárselo.

Solo que no era justo que fuese el mismo día en el que Seokjin se convertía en un sospechoso con el que Yoongi definitivamente no debería estar hablando, mucho menos, teniendo pensamientos inapropiados.

Bajó la mirada del rostro de Seokjin al pequeño rostro pellizcado del niño que el otro sostenía con fuerza en sus brazos. Se parecía escandalosamente demasiado al abogado Jeon, lo cual hacía bastante obvia la siguiente conjetura de Yoongi de que el niño no podía ser hijo de Seokjin. De hecho, este niño había nacido alrededor del mismo tiempo en el que nació XiXi, solo que había sido demasiado pequeño como para que Yoongi lo recordase.

Era más fácil mirar cualquier otra persona, cosa, ente, lo que fuera, que mirar a Kim Seokjin. Coqueto, inteligente y malvado e injustamente atractivo Kim Seokjin.

Del rostro arrugado como una pasa del Jeon pequeño, Yoongi deslizó su mirada nuevamente, esta vez al maletín del periodista que había resultado por caer, desparramando su contenido interior, a algunas baldosas de distancia.

En el piso podía ver algunas láminas de papel, un bloc de notas y una pluma que era oh tan reconocible para Yoongi como las insignias de su propio uniforme.

Yoongi, que era una especie de ser humano no demasiado complejo, nunca había creído en las cosas como el destino ni aquello que estaba escrito para ser de una manera determinada por los siglos de los siglos, amén. Yoongi no creía que las personas caminaban por caminos previamente pavimentados y que, si por azares de la vida, terminaban desviándose, serían encarrilados nuevamente a donde tendrían que haberse dirigido en primer lugar.

Yoongi no creía en las casualidades, tampoco. No creía en las cosas predeterminadas ni en los encuentros fortuitos.

Pero, quizá era una broma, una broma muy poco divertida, cuyo remate alcanzaba su punto álgido con la mirada a aquella pluma que le recordaba a Yoongi que, quizá, si creía en el destino después de todo.

Y en las casualidades.

Y en el hecho de que había desviado su propio camino previamente pavimentado, lo había trazado a la fuerza, había retrocedido con la determinación de un animal lastimado y se había adentrado en la maleza y el barro; solo para ser arrastrado de vuelta.

Solo para estar de nuevo frente a Kim Seokjin.

—Quizá deberíamos levantarnos del piso —escuchó su voz decir, la voz de Kim Seokjin, un poco vacilante, quizá porque Yoongi se había quedado demasiado tiempo mirando el piso, o quizá porque Seokjin ahora era ese tipo de persona vacilante.

El criminalista asintió y pegó una sonrisa en su rostro que no sentía, porque desviar el camino era tan, tan, difícil, pero sabía que tenia que hacerlo de nuevo inevitablemente.

Y todas las veces que fueran necesarias.

Que mierda.

Yoongi ni siquiera podía pensar correctamente en por qué esa era la cosa adecuada de hacer cuando simplemente quería sacudir al hombre frente a él y gritar y gritar y gritar como si lo hubiese extrañado toda la vida y no solo durante un año.

Decirle que lo extrañó.

Y que todavía lo amaba.

Lo amaba. Lo amaba. Lo amaba.

Y luego dejarlo ir porque era la cosa correcta de hacer.

Parecía que una persona nueva estaba dentro de su cuerpo. Una persona que no podía controlar y que no hacía parte de sí mismo, pero que al mismo tiempo era su mismo deseo desproporcionado que se dirigía única y exclusivamente a Kim Seokjin.

Sacudiendo su cabeza y casi rebotando en su regazo a YinXi, Yoongi se inclinó hacia adelante para recoger las cosas del otro hombre en el suelo. Tal vez como una acción simbólica de entregar todo nuevamente y dar mil pasos atrás sin detenerse.

No necesitaba entregar su corazón en su manga, porque eso ya lo había hecho años atrás. Simplemente le daría una última mirada para saciar su caprichoso anhelo y luego cerraría los ojos a las cosas que no necesitaba ver ni saber.

Cosas como el destino y el uno para el otro y estar escritos en piedra, simplemente no funcionaban en el mundo real. Este encuentro desafortunado solo era un recordatorio de lo mucho que le gustaba al universo burlarse de Min Yoongi.

Luego se iría.

Era lo correcto de hacer, pero por su vida no podía pensar en el por qué.

Justo cuando su mano se acercó a la primera cosa cercana, la pluma, un pequeño grito casi de terror congeló sus movimientos, solo para ser sacudido por la pequeña mano de un niño de cinco años que se abalanzó, no por primera vez en el día, hacia el frente.

Han YinXi se escurrió del regazo de su figura paterna barata y tomó con reverencia entre sus pequeñas manos la pluma negra y roja que parecía tener ceniza volcánica en su interior, mirándola con asombro y obvia incredulidad, expresión totalmente ridícula en su pequeño rostro.

Yoongi miró sin querer a Seokjin, que parecía igual de sorprendido que él mismo cuando dijo: —Tu pequeño hijo quizá parece un poco demasiado impresionado por mí o mis cosas.

—Viene de familia —respondió Yoongi, que era experto en poner un zapato en su propia boca para hablar cuando estaba frente al periodista —¡Quiero decir! Es un niño curioso, eso viene de familia, familia de sangre, lo cual yo no soy. ¡YinXi! No tomamos cosas ajenas, ¿Recuerdas eso al menos?

Seokjin volvió a reír, como si el día de Yoongi no estuviese ya lleno de cosas extraordinarias.

Y solo por un segundo, cuando escuchó el sonido bajo y comedido que era tan diferente a la usual risa escandalosa que recordaba, Yoongi pensó que no importaba. Yoongi pensó que deseaba más días extraordinarios. Yoongi pensó que desviarse de su camino pavimentado podía esperar un día más.

Solo un día más. Por favor. Por favor.

Le sonrió de vuelta a Seokjin y la imagen pareció congelarse en alguna parte de su memoria. Dos hombres bajo un techo lleno de patos, sentados en el suelo incómodo, uno sosteniendo un pequeño niño curioso que miraba a un lado a su, igualmente pequeño, compañero de guardería que sostenía con cuidado una pluma que no había dejado de mirar en ningún momento.

Lo que las otras tres personas en el cuadro ignoraban era que, justo en el momento en el que el criminalista Min Yoongi acercó su mano a la pluma, una voz lejana y extrañamente parecida a la suya, sonó con monotonía dentro de la cabeza del soldado Han YinXi en el cuerpo de un niño de cinco años.

La voz decía:

[Hibernación en pausa]

[1.0 saluda al soldado Han. Segundo al mando]

[Fragmento de alma localizado: Visconti Homo Sapiens Dark Crystal]

[Recolección obstruida. Esperando ordenes]

[¿Desea proceder…?]

¡¿Qué se suponía que debía hacer ahora?!

Pensó Han YinXi desesperanzado con la pluma en sus manos, un objeto tan ordinario que poseía sin querer el extremadamente valioso fragmento de alma de su querido general Kim Seokjin.

¡¿Qué hacer?!

Han YinXi podía llorar lágrimas de sangre.

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24/11/XX

02:50 p.m.

En un barrio de clase media-alta con una calle ancha que ascendía había una casa abandonada en medio de la colina con un olmo cuyas ramas muertas sobresalían como un guardián acechando desde la oscuridad de su patio.

En la puerta de esa casa aparecería el primer grafiti de muchos que plagarían poco a poco la ciudad.

Decía:

¿Quién puso a Sol en el olmo del diablo?

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N/A:

Hasta el momento han leído el equivalente total de palabras de "Harry Potter y el prisionero de Askaban" de J.K. Rowling.

Para los que andan de curiosos, aparentemente ese libro tiene un total de 107,253 palabras en su versión original. Hasta el momento llevamos 110,116 palabras con ATL.

ATL cumplió un año de publicación el 8 de septiembre ¿Pueden creer? ¿Y que solo llevemos 12 capítulos? ¡Tengo planeados como 100 en mi cabeza! ¿Qué haremos? Siento como si el tiempo se me acabara ¿Tiene sentido?

Y bien, ¡tengo algunas cosas que actualizar sobre mi vida que a nadie le importan pero que compartiré de todas maneras!

Así que deseaba un trabajo y ¿Adivinen qué? Regresé al mismo lugar que había dejado. Y fue una decisión terrible para mi salud mental, pero aún estoy allí. Y bueno, será temporal, pero no sé qué tan temporal, y la verdad creo que puedo morir de desesperación a este paso porque ni siquiera me pagan bien.

En fin.

Es la razón por la que he estado desaparecida nuevamente.

Eso y la ansiedad. Y que estamos en epoca de tormenta y casi me ahogo. Y que me gusta alguien que resultó ser cristiano y yo soy agnóstica y no pensé que me fuese a sentir tan triste por ese el hecho de que solo nos miramos de lejos. Y que estoy resfriada y creo que es mi cabeza embotada escribiendo y no sé si el capítulo tuvo sentido y no sé qué hacer con mi vida porque tengo estas constantes ganas de desaparecer y hacerme uno con el viento.

Ya sabes, días normales y corrientes.

Por otro lado, tengo un conflicto interno con el hecho de que el pasado de "él rio" de reír, no lleva tilde en la O. Me parece una falta de respeto porque mi cabeza no puede leerlo correctamente si no lleva tilde.

También quiero recordarles que este arco va a estar plagado de menciones a suicidio, homicidio, violencia, TEPT y demás. Por favor, abstente de leer si esto es un desencadenante para ti. Y sí, sé que ya lo mencioné en el descargo de responsabilidad, pero me gustaría recordar que ninguno de estos temas pretendo tratarlos de manera profesional y madura porque no es mi objetivo que mis personajes sepan qué hacer todo el tiempo. Quiero recalcar que es el propósito del arco. No reflejan ni mis opiniones ni mi criterio personal. Mantente a salvo. 

Ahora, quiero saber qué hay de nuevo con sus vidas.

Espero tus comentarios y que tengas días maravillosos. !!!

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