Capítulo 2

El mismo día se repetía, una y otra vez. Aunque últimamente Yoongi no recogía a Seokjin por la noche, cuando esto sucedía sabía que Yoongi se quedaba pasando la noche en su estudio. Probablemente eso quería decir que tenía una fecha límite por cumplir, por lo que Jin se dirigía a su casa solo, empacando la comida que había puesto para Yoongi en uno de los contenedores de plástico para llevar y haciendo su camino a casa él mismo.

Se quedaba despierto esperando a Yoongi en esas noches, incluso si a veces él no regresaba a casa hasta que salía el sol al día siguiente.

—Hyung —reprendió Yoongi, cuando regresó a casa y encontró a Seokjin soñoliento en el sofá. —Te dije que no me esperaras despierto en días como este. Puedo dormir pero tú tienes que ir a trabajar.

—Lo sé —Seokjin sonrió somnoliento. —Pero me gusta esperarte.

Yoongi persuadía a Seokjin para que durmiera, mientras él comía la comida que Seokjin le había preparado y se iba a trabajar nuevamente. Jin se despertó a la mitad del día asustado y corrió hacia al trabajo.

Sus conversaciones eran las mismas, sus vidas se había convertido en una rutina, pero esas pequeñas cosas hacían que Seokjin sonriera cada vez más.

Seokjin miró el reloj, faltaban cinco minutos para que el restaurante cerrará  y Yoongi no había llegado. Eso probablemente significaba que estaba atrapado en su estudio otra vez. Seokjin empacó cuidadosamente la comida en cajas para llevar y la metió debajo de su chaqueta. Rápidamente ayudó a cerrar antes de desearle a la propietaria una buena noche y subir la colina.

Seokjin abrazó su abrigo más cerca de él y se ajustó la bufanda. El invierno empeoraba y el abrigo de Seokjin estaba desgastado hasta los últimos hilos. Nunca le contaría a Yoongi sobre eso ya que él había estado usando su abrigo por más tiempo y acababa de coser los agujeros que surgían.

Suspiró y siguió caminando, pasando por las otras casas que apenas se mantenían de pie. El lugar que él y Yoongi compartían estaba casi en la parte superior de la loma, al menos el ejercicio lo mantenía sano, y la vista era bonita.

Miró hacia atrás para comprobar la vista detrás de él; un hombre estaba a unos pasos detrás de él, tambaleándose, pero Seokjin no le prestó atención. Veía borrachos todos los días en el barrio.

Respiró profundamente el aire frío de la noche y sonrió al ver las luces de la ciudad que brillaban a la distancia. Volvió a concentrar su vista en el camino para continuar su ascenso, pero una mano agarró su cabello y gritó de sorpresa. —¡¿Qué...?! —Se giró para ver que el hombre se había acercado justo detrás de él y había agarrado un puñado de su cabello.

Inmediatamente reconoció al joven como uno de los Alfas que habían venido al restaurante. Recordaba al Alfa solo porque él y sus amigos eran un poco raros. La mayoría de las personas que acudían al restaurante eran hombres viejos y casados ​​de mediana edad que tomaban una copa o cenaban rápidamente antes de irse a casa.

El mismo grupo de Alfas le habían lanzado comentarios sexuales toda la noche y los había ignorado a todos.

—Eres más bonito que un maldito Omega —el borracho sonrió, y lo agarró aún más fuerte por el cabello. Seokjin luchó pero el Alfa se aferró aún con más fuerza, arrojando a Seokjin contra una pared. Seokjin se levantó tan rápido como pudo pero fue agarrado y arrojado de nuevo. El Alfa siguió murmurando acerca de Omegas y Seokjin con fuerza lo golpeó en el pene.

Solo dio unos pocos pasos antes de que lo agarraran por el tobillo otra vez. Cayó de tal manera que el cemento había raspado su mejilla y el Alfa gruñó —maldito pedazo de mierda —sujetó a Seokjin contra su cuerpo y se acercó a su rostro— maldita mierda Beta, ¿Piensas que eres importante solo porque eres bonito?

Seokjin luchó pero el Alfa era más fuerte que él, y en segundos sintió el aire helado de la noche de invierno en sus piernas desnudas mientras el Alfa rasgaba sus pantalones. Pateó con renovado vigor, gritando, pero el Alfa se bajó los pantalones, se acomodó entre las piernas de Seokjin y lo penetro.

El cuerpo de Seokjin se tensó y su boca se abrió en un grito silencioso. Un dolor candente  subió por su espalda. El Alfa gimió, su polla estaba demasiada hinchada para penetrar sin ninguna preparación o lubricación. —Mierda relájate, maldito agujero —empujó con más fuerza hasta que Seokjin gimió y su cuerpo se desgarró; la sangre abrió paso, deslizándose por sus piernas.

Seokjin arañó el suelo debajo de él cuando el Alfa comenzó a moverse. Cada una de sus terminaciones nerviosas se sentía como si estuviera en llamas. El Alfa gruñía por el esfuerzo de moverse dentro de un cuerpo que no estaba preparado para la intrusión, pero se abrió paso, rompiendo las tiernas paredes internas y utilizando la sangre como lubricante.

Llamó desesperadamente a Yoongi, rascando el concreto hasta que sus uñas se rompieron y trozos de asfalto se clavaron debajo de las uñas. Ni siquiera podía moverse a través de todo el dolor y se tendió en el suelo frío con sus dientes castañeteando cuando el Alfa lo violó.

Pensó que el dolor no podía empeorar, pero se había equivocado. El Alfa se vino con un gruñido dentro de él y casi de inmediato su pene había vuelto a engrosarse. Seokjin gritó de nuevo, sus muslos temblaban mientras intentaba escapar del dolor, pero el nudo lo mantenía fuertemente atado al Alfa. Creció dentro de él, arrancando un cuerpo que no estaba construido para tomarlo, estirándolo hasta que solo pudo jadear y ahogarse de dolor.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero su mente le dijo que debía haber pasado por lo menos media hora, porque el nudo comenzó a desinflarse lo suficiente como para poder huir. Se agarró del suelo e intentó arrastrarse, pero las manos del Alfa lo agarraron por la cintura y lo arrastraron hacia atrás.

Gritó e intentó luchar, pero todo era en vano. De repente el Alfa se deslizó hacia un lado y su agarre se aflojó. Seokjin no comprendió lo que estaba sucediendo, pero se arrastró hacia atrás en un arrebato de desesperación hasta que una mano cálida ahuecó su muñeca. —Hyung —dijo una cálida voz— te tengo, hyung. Estoy aquí.

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