Un hombre


Merce

Estoy siendo arrastrada a un precipicio, mi habitación da vueltas, no puedo dejar de gemir, mis manos luchan entre alejarlo o acercarlo mas a mi entrepierna, sus labios están sobre mis pliegues y su lengua se desliza con habilidad hasta hacer círculos sobre mi clítoris, mis dedos habían tocado antes ese punto, pero de lejos es nada comparado con lo que él hace en este momento, siento que mi cama se encoge cada vez más, su cuerpo es enorme comparado con el espacio que ocupa.

—Señor Kim —me incline un poco cuando una mordía acompaño a sus dedos entrando en mi —santo cielo.

—Seokjin —mordió mi muslo y lamio el lugar —dilo Mercedes —movió sus dedos un poco mas dentro de mi —¿Cómo es que me llamo? —lamio desde donde tenia metidos los dedos hasta volver a mi clítoris para succionarlo y atraparlo entre sus dientes.

—¡Seokjin!

El gritar prácticamente su nombre hiso que su boca se pegara mas a mi húmeda entrada, no hallaba como parar de retorcerme por la cantidad de terminales nerviosas que tocaba, las cuales hacían que toda mi piel se sintiera sensible, estaba ardiendo, mordí mis labios cuando movió sus dedos un poco mas rápido, yo no era virgen, pero solo había estado una sola vez con un chico, él cual solo metió su miembro se movió un poco y se vino en el condón a los minutos.

Me dolió, quede insatisfecha, avergonzada y además sangre un poco mas de lo que esperaba por la falta de lubricación, el sujeto no me causo nada, solo una terrible incomodidad. De ahí pensé que el sexo no seria lo mío y me dedique a la escuela además de trabajar.

No es que el sexo no era lo mío, es que nadie me lo había mostrado antes de esta manera.

—Se...se... ¡SEOKJIN!

Me aferre a las hebras suaves de su cabello, tirando con fuerza tanto que logre inclinarme de nuevo, las piernas me temblaron sobre esos hombros anchos que aun traían la camisa puesta, yo estaba totalmente desnuda, se había encargado de hacerlo el mismo, mientras me colocaba en la cama como si fuera el mejor platillo del mundo.

Y su lengua me lo demostró.

Se separo de mi dejándome hecha un lio con mis respiraciones, eran erráticas, no sabia que hacer con mis manos, mis piernas se cerraban por la fuerte sensación de sensibilidad que aun tenia por aquel orgasmo glorioso.

—No quiero mentirte preciosa —se comenzó a quitar la camisa de manera lenta — no es la primera vez que pruebo un coño joven —por alguna razón esas palabras me molestaron —pero con total sinceridad, es el mejor que he comido, y seguramente hare que sea lo que coma siempre.

Iba a protestar, pero cuando quito su camisa mostrando su torso desnudo, cualquier pensamiento que tuviera desapareció, sus cuarenta y seis años no se veían reflejados en su cuerpo, el único numero que se me venia a la mente era el seis, por ese abdomen tan definido y marcado, tenia un tatuaje que iniciaba en el pecho izquierdo extendiéndose por su brazo hasta el codo, mis piernas resbalaron cuando mi humedad se incrementó.

—¿Tomas algún anticonceptivo? —negué con la cabeza —eso me indica que no eres sexualmente activa —de nuevo dije que no — es una pena, no traje preservativos —saca su gruesa polla hinchada y dura de sus pantalones para masturbarla de manera lenta —en realidad quería adentrarme en ti, estoy limpio en cuanto a enfermedades, soy un hombre sano como podrás notar —las palpitaciones que daba su miembro me tenían hipnotizada —pero no hare esto asi, necesitaremos al menos un condón.

Él no me tomaría, aunque se notaba lo ansioso que estaba, sentí una clase de desesperación por pensar que la enormidad entre sus manos no entraría en mí, que me arrastre gateando por la cama hasta llegar a su miembro. Como si fuera un gato restregué mi mejilla por la longitud, saque mi lengua para lamer la vena marcada de un lado.

—Por favor Seokjin, tomare la pastilla, y puedes venirte fuera, solo por favor, Follame.

La metí en mi boca moviendo la cabeza lentamente.

Seokjin

Ya me había hecho a la idea de no meterla, aunque no me importa hacerlo a pelo con ella, no era de caballeros abusar de esta manera.

Pero sus ojos me suplicaban una nueva liberación, su boca me había aprisionado dentro de su garganta, me estaba regresando el favor oral y aunque se notaba que esto no lo había hecho antes, la sensación de que esta asi de necesitada por mí, me hace disfrutar cada lamida de su lengua inexperta.

—¡Maldición niña! —tome su cabeza —respira por la nariz.

Me observo con sus ojos avellana para asentir, empecé a mover mis caderas contra su boca, sus dientes raspaban de vez en cuando, pero aun asi me hubiera mordido, no paparía, podía tocar su campanilla, mis testículos se tensaron, pero no quería correrme en su boca, por lo que me salí de ella generando ese sonido de Plop.

Me miro algo triste, sus ojos estaba llorosos, su boca tenia saliva que escurría por sus comisuras, y su cabello despeinado daban el aspecto necesario para que siguiera follandole la boca.

—Sube mas a la cama, tu espalda debe tocar la cabecera, y quiero que trates de tocar tus tobillos.

Sin pestañear hiso lo que le dije, su lindo coño quedo expuesto, brillando y goteando por la humedad que producia.

Tome su ropa interior mientras me quitaba los pantalones completamente, sacando el cinturón de petrilla, ate una de sus muñecas a sus piernas con la ropa interior y la otra con mi cinturón, quedo totalmente abierta, su espalda un poco arqueada, pero lucia perfecta para lo que deseaba hacerle.

—Desde mi esposa no siento un coño sin condón, tratare de contenerme lo mejor que pueda.

Pero apenas la punta toco su sensible clítoris, ella gimió mientras miraba como me alineaba para entrar en ella. Metí la punta.

—Eres jodidamente estrecha.

—Seokjin, un poco más, un poco más.

Me hundí un poco más, hasta que un jadeo salió fuerte de su boca, hiso su cabeza hacia atrás lo mas que pudo, la tome de las pantorrillas y empecé a mover mi cadera, cada vez que la metía su interior la absorbía más, se notaba que le dolía un poco, pero también por el sonido de humedad que se hacia al chocar mi cadera contra su lindo coño me decía que lo estaba disfrutando, alcance su boca para poder saborear cada gemido, sus lindos pechos chocaban contra mis pectorales, sin medirme di un poco mas fuerte, haciendo que tratara de soltar sus manos,

—Seokjin quiero tocarte.

—Pídemelo de nuevo.

—Déjame tocarte.

Solté sus manos, sin salirme ella envolvió sus piernas rápidamente sobre mi cadera y sus manos se fueron a mi espalda, me asegure de dejar marcas en sus pechos como en su cuello, haciéndola gemir cada vez mas fuerte, dije que me saldría cuando necesitara correrme. Me fue imposible su orgasmo me apretó tanto que me exprimió de manera literal dentro de ella, sus jadeos disminuyeron un poco.

—¿Es normal tener este hormigueo?

Le quite el cabello del rostro —¿Duele? ¿Hace cuanto no estabas con un hombre?

—Después de esto, creo que nunca he estado con un hombre.

—Explícame.

Se levanto para sentarse en mi abdomen dejándome ver su glorioso cuerpo.

—Hace tres años estuve con alguien —beso mi cuello —pero no se compara nada a esto, perdí mi virginidad en tres minutos.

—Eso es terrible querida, debemos reafirmar como se tratan a las diosas.

Conocí toda su casa, la folle en cada rincón, de una y mil maneras, cayo exhausto en mis brazos, la desperté solamente para despedirme e irme a la oficina, pero yo quería estar con ella un poco más.

—Buenos días padre.

Mi hijo menor entro por la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, se había teñido el cabello de nuevo, quisiera decir que es igual de responsable que su hermano, pero en realidad no es asi, a él le encanta su libertad, además de que es muy joven aun para decidirse que es lo que desea de la vida.

—Buenos días Tae, ¿Cómo te va?

—Perfecto padre, hace poco tuvimos una asamblea en la universidad, estábamos con los discursos del primer bimestre, y creo que me enamore.

—¿Asi? —me senté mandándole un mensaje a Mercedes.

—Si, es una novata, recién entro a primero, es preciosa, debes de verla, es mas puede que si la veas, trabaja en uno de tus cafés —llamo mi atención —estuve investigando y su nombre es Mercedes.




*La autora bebiendo juguitos de maldad*

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