tormenta
- Tío bruno...¿Podemos ir a caminar?.- Estaba aburrido, llevábamos encerrados desde el día de ayer por la tormenta, todos estaban en casita y nadie quería salir por lo peligroso pero yo quería ir a caminar.
- Camí sabes que hay una tormenta.- Bufé para seguir vistiendo a las ratitas con algunos vestidos que mirabel me había dado.
- ¿Por qué agarras a mis amigas como si fueran unos juguetes?.- Dejo su libro aun lado para comenzar a mirarme.
- No lo sé...a ellas no parecen molestarle es más parece que le gustan.- Terminé de vestir a una ratita, está tenía un vestido color lila y un sombrero grande con una pluma.
- Alma te queda muy bien ese vestido.- La ratita se fue con Bruno.
- ¿Tienen nombres?.- Pregunté confundido.
- Sí, está es alma , la de allá es emili, la de la esquina es agustina, la otra de la tasa es lilo.- Todas saludaban con un chillido.
- Oh bueno yo creo que ya terminé de vestirlas a todas..- Me acosté boca abajo, estar mucho tiempo sentado hacía que me doliera el culo..
- Tengo una muy buena vista desde aquí ¿Sabes?.- ¿Vista? A si..mi trasero era su vista.
- Ujum.- Seguí recostado sin que me importará aunque si no fuera por una nalgada todo estaría de maravilla.
- ¡Bruno! No hagas eso..- Me sobe con una mano.
- ¿Te parece bien si disfrutamos de la tormenta?.- No me dejó articular alguna palabra, este ya se encontraba besándome apacionadamente.
Sus manos viajaron por mis caderas, eran gruesas, con dedos largos, con venas pero lo que más me gustaba era que su tacto me erizaba la piel.
Gustoso de succionar mis labios hasta dejarlo hinchados, bajo hasta mi pecho.
- Tienes unos botones muy lindos por aquí..- Succionó uno obligandome a taparme la boca para no emitir un sonido vergonzoso.
Con su otra mano pellizcaba mi otro peson.
- Vamos Milo..no reprimas tu voz, quiero escucharte..- Le enseñé el dedo de inmedio haciendo que soltará una risita.
- Milo...eres muy malo.- Succionó mi cuello, todavía seguía jugando con mi pecho pero algo en mi me decía que no iba a durar mucho.
Despojo mis pantalones dejándome solo en boxer, el hizo lo mismo con él.
En su parte baja se remarcaba un falo...era grueso pero suficientemente largo como para asustarme.
- Tranquilo, tranquilo solo me voy a frotar no lo voy a meter..- Sus palabras me transquilizaron.
Había sujetado mi cintura fuertemente, pegó su parte baja con la mía iniciando un Vaivén de caderas.
Mis gemidos eran reprimidos por besos húmedos y apacionados.
Mis ojos estaban en blanco, mi propia saliva caía por mi barbilla.
- M..maldita sea, estás jodidamente hermoso.- aumento más el ritmo haciéndolo parecer que fue apropósito.
Mis manos no bastaban, ahora mordía la almohada, mis manos apretaban fuertemente las sábanas.
Los dos sabíamos que nos íbamos a venir.
Bruno siguió aumentando más y más hasta que no pude aguantar, mordí más la almohada poniendo mis ojos en blanco.
El simplemente suspiraba desesperado, también se había venido. Por suerte la puerta nunca fue tocada por alguien, los dos solo nos quedamos abrazados.
El sueño me consumió por completo...todo fue gracias a esa tormenta.
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