Obsesión

La puerta era tocada fuertemente, Mirabel y dolores estaban a fuera.

Mirabel intentaba alejar a dolores de la puerta mientras que ella forsejeaba para quedarse.

Bruno enojado se levantó de la cama dejando a un Camilo dormido.

- ¿Se puede saber que sucede aquí?.- Su voz era más ronca y grabe de lo normal, las dos chicas se asustaron al notar la presencia del mayor.

- ¡T-tio Bruno!, Jeje no sabíamos que estabas aquí también queríamos hablar con Camilo..- Mirabel trataba de inventar otra excusa que sirviera de ayuda.

- Ajá ¿Y tú dolores?.- Ignoro por completo a la de lentes, estaba enojado. Había tenido una gran siesta para que lo despertarán de esta manera.

- Pues solo venía a ver a Camilo..- Las dos chicas estaban peleando, mirabel no quería que viera al tío Bruno y a Camilo ya que luego iria a decirles a los demás así que los estaba protegiendo.

- Camilo está dormido, miren chicas por favor vayan abajo en unos momentos nosotros bajaremos.- Bruno ya cansado cerró la puerta sin esperar alguna respuesta.

Divisó a un Camilo abrazando la almohada pensando que era el tío bruno, el mayor solo sonrió.

Peleaba consigo mismo si darle un beso en la mejilla o un abrazo. Al final se decidió por un pequeño beso.

Beso la mejilla del menor, aún estaba insastifecho así que bajo hasta la clavícula del menor, besando y acariciando con una mano los cabellos del menor y con la otra su cintura.

Paso a succionar levemente el cuello, tras unos minutos vio orgullosamente su obra que había creado.

El menor estaba despertando poco a poco, al ver a su tío Bruno acariciando su cintura lo exaltó pero después se calmo.

- Tío Bruno, hola.- Una sonrisa placentera se mostró en sus labios.

- Hola Camí, ¿Dormiste bien?.- lo sentó encima suyo.

- Si es contigo siempre duermo bien.- Se recostó una vez más en el pecho del contrario.

- Hey..¿Que te paso en el cuello?.- Señalo la misma marca que el mismo había echo, más no diría que el lo hizo así que iba a hacer que el menor pensará que lo pico un bicho.

- ¿¡Eh!? ¿Pero como?.- Se levantó del regazo del mayor haciendo que este mismo bufara. Se paró enfrente del espejo que tenía en su cuarto, diviso la marca y suspiró, sabía que su mamá se iba a enojar así que solo la curaría con una de las arepas de la tía Julieta.

- Pequeño ¿Quieres ir a comer?.- se levantó poniendo sus chanclas.

- Por supuesto, vamos tío Bruno.

Los dos bajaron normales, la marca no era muy notoria pero aún así se esforzó en cubrirla.

Tomo asiento a lado del mayor, la comida transcurría normal aunque se le ocurrió tomar la mano de su tío por debajo de la mesa.

Bruno se asustó cuando sintió una mano pero al ver qué era la de Camilo se tranquilizó, con su pulgar acarició la mano suavemente viendo como el menor se estremecía por el tacto.

- Camilo, ¿Que tienes mijo? No has probado otro bocado a mi comida, ¿Sabe mal?.- Julieta estableció una pequeña conversación.

- ¡Oh!, Por supuesto que no tía Simplemente estoy lleno así que no se preocupe.- agarro fuertemente la mano del mayor, este solo seguía acariciandola.

- Entiendo, ¿Por qué no se van al pueblo a caminar? Tal vez puedan ir a ayudar nosotros estaremos aquí así que les toca ir a ustedes.

- Si tia, vamos tío Bruno.- dejo de agarrar la mano para comenzar a caminar al lado del mayor.

Estaban en un silencio agradable, pero había un problema. Bruno quería acorralar al menor para besarlo, sus impulsos estaban controlados pero era obvio que no aguantaría más tiempo.

- Tío Bruno la fuente está lejos...¿Podemos tomar un atajo?.- Estaba haciendo un puchero así que el mayor no pudo negarse.

- Claro pequeño vamos...- El callejón estaba solitario y muy extenso, el menor solo iba saltando.

Era una oportunidad, acorraló al menor en una esquina, el movimiento fue brusco dejando a un Camilo aturdido.

- T-tio Bruno...eso dolió jaja.- Sobó su hombro derecho, antes de poder decir otra palabra sintió otros labios encima de los suyos, sus ojos parecían salirse del asombro.

Bruno se separó extasiado, quería más pero por ahora era suficiente. Con una sonrisa burlesca apreció el rostro que tenía debajo suyo, sonrojado y con restos de saliva en sus labios.

- Andando sobrino mío, así nunca llegaremos a la fuente.- Una vez más se burló del menor, este solo siguió acompañándolo pero más cerca que ese rato.

Bruno estaba sastifecho por ahora, tal vez el siguiente paso serían caricias hacia su sobrino, pero ahora tenían que ayudar al pueblo.

Una nueva obsesión creció para él, los labios del menor eran exquisitos y quería seguir besandolos, oh Camilo pobre chico no sabía que había despertado a una bestia hambrienta por su amor y su cuerpo.

Amaba todo de el, hasta sus pequeños sonrojos, Lo quería solo para él.

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