bebé rechoncho
- Bruno cariño...¿Estás libre?.- Acaricie el hombro de mi esposo para ver cómo este solo se limitaba a verme sonriendo.
- Te amo tanto..¿Te han dicho lo muy lindo que eres?.- Besó mi mejilla.
Entre risas podíamos apreciar lo cansado que uno estaba, no me quejaba aunque Bruno ya no estaba casi nunca en la casa. Me hacía sentir mal ese dato pero por lo menos tenía a mi bebé..
Estaba recién nacido, era hermoso mi pequeño Ariel...
Él es un bebé de un año, estaba rechoncho y sus mejillas eran rojitas. Cabello rizado aunque solo tenía unos pocos y ojos verdes...¿Por qué me recordaba a Bruno?.
- ¿Te quedarás con Ariel?.- Me abrazo por detrás.
- Claro, ya sabes que él no se despega de mí..- Mire por mi rabillo al pequeño que se acercaba a nosotros rápidamente.
- ¡N-no, mami e mía!.- Ariel se acercó gateando al menor.
Camilo divertido alzó a su bebé dándole un beso, este solo río por el beso dado anteriormente.
- bueno, entonces se me cuidan los dos yo estaré trabajando. Nos vemos más tarde.- Se despidió besando nuestras frentes, este salió por la gran puerta de madera .
Al irse note que Ariel estaba algo inquieto y juguetón, sonreí en mi interior sinceramente esté niño es un ángel.
- Bien Ariel, te has quedado con papi ¿Quieres hacer algo?.- Lo senté en el sillón prendiendo la televisión.
- Mami e mía.- Inflo sus cachetes.
Rei bajito admirando a mi hijo.
- Por supuesto, mami es tuya mi pequeño amor.- Lo abracé acurrucandolo en mis brazos.
Los programas eran tan aburridos pero sinceramente me estaba entreteniendo más con mi pequeño.
Avecez podía observar a Bruno llegar a altar horas, no me importaba pues si tenía a alguien más por lo menos yo..yo tenía a mi pequeño bebé..
Me sentía triste más sin embargo tenía un hijo que dependía de mi y no podía huir simplemente así que tendría que hacer todo lo posible para animarlo.
Me había encariñado mucho con mi bebé, aunque no sabía si aquel hombre en verdad nos amaba.
Suspiré tratando de alejar aquellos pensamientos inseguros que siempre me atormentaban, había pasado un año desde aquel pequeño insidente dónde pensábamos que Bruno me era infiel. La respuesta fue incorrecta, solo salía a trabajar en secreto.
Aún así desconfiaba en él y claro porqué no hacerlo? Un día llegó oliendo a alguien más. Me había dado una leve depresión que duró unos cuantos meses pero por la salud de mi bebé tuve que arreglar todo sin apoyo de mi pareja.
Bruno se comportaba como un maldito hijo de perra, nunca tenía tiempo para el pequeño Ariel y eso me dolía. Ver a mi pequeño hijo deprimirse al ver los niños del pueblo jugar con su papá, llorando me preguntaba si Bruno en verdad lo amaba.
¿Por qué tengo que ser tan débil?, Solo asentí esperando que por lo menos creyera que si lo amaba pero la verdad nunca será descubierta.
Mire mis brazos viendo cómo mi pequeño bebé miraba con atención a la televisión, admirando a la botarga bailar de aquel canal.
- Ariel...¿Quieres a mami?.- Me sentí algo triste por querer que un pequeño bebé me entendiera.
- ¡Y-yo..a a mi mami!.- Sonrió para aplaudir con sus manitas, apretó mis mejillas entre sus manos sonriendo y balbuceando.
Suspiré cansado yendo a la cocina, había dejado a Ariel en su sillita.
- ¿Quieres tú papiya?.- Ví cómo este negaba.
Saque verduras para hacer una sopa de estás, necesitaba despejar mi mente por un rato y no era una opción ir al pueblo.
La gente me miraba mal al igual que Ariel, yo no quería que vieran tanto a mi hijo así que siempre lo tapaba o ponía gorros y un cubrebocas.
Este siempre me reprochaba, quería convivir con los otros niños pero él solo era un bebé de un año...no podía hacer eso.
- Ten cariño..sopla antes de comer.- Extendi su plato de un oso.
- Gachas mami.- Sentí tristeza al escuchar sus palabras...me sentía amado de nuevo, quería seguir en los tiempos donde vivía en casita.
Dónde Bruno y yo convivíamos mejor, tal vez casarnos no fue la mejor opción.
- Mami, po que no comee?.- Regresé a la normalidad para apreciar a mi plato que seguía intacto.
- Oh, perdona Ariel ahora comeré..- Me preguntaba también el porque mi bebé era alguien tan hablador con su poca edad..
Puede decir más palabras que un niño de su edad, al igual que aprender y leer..bueno leer casi no.
- Mami.- Contesté con un "Mm".- ¿Pa..pi, vena a comer?.- Mordió la cuchara haciendo una mueca al sentir el sabor a fierro.
- No..no vendrá cariño..- sonreí levemente viendo cómo mi bebé solo agachaba la cabeza.
Maldito Bruno, ojalá te pudras.
- Oh bebé..sabes que papi te ama, verdad?.- Esté negó, eso solo rompió más una parte de mí.- B-bueno pues papi te ama.
Ariel solo negó repetidamente.
- Papi nio e ama...- Soltó su cuchara para tallar sus ojitos.
- ¿Tienes sueño, cariño?.- este asintio.- Venga a dormir bebé rechoncho..- Bromeé para cargar a aquél bebé que necesitaba de un papá que lo amara..
¿Qué haré, que voy a hacer?, Bruno ni siquiera sabe si estamos bien o si nos hace falta algo..
Él solo se va y regresa hasta el otro día, Ariel aún siendo pequeño nota mi incomodidad al estar con Bruno.
Me siento patético...se supone que yo tengo que educar a mi bebé..mi bebé rechoncho.
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