『🥂𝙭❄』

Los copos de nieve caían como pequeñas hadas danzantes sobre las calles de Tokio, el frio decembrino azotaba con suaves ventiscas nevosas ciertos cabellos castaños que se movían a compas de aquellas hadas de hielo.

Haruki caminaba por la acera mientras disfrutaba de la suave melodía que salía de sus audífonos, la voz del ángel de jazz era algo que le hacía sentir paz interna, algo que mantenía su corazón en calma. Iba a reunirse con la banda en un restaurante para charlar un poco, pero primero debía encontrarse con su novio en la estación del tren.

—Stay with me... Mayonakanodoa o tataki—susurró con voz suave mientras esperaba que el semáforo de peatones cambiara su luz a verde, cantaba en voz baja mientras movía sus dedos como tocando un bajo invisible— Kaeranaide to naita ano kisetsu ga ima me no mae.

Estaba distraído mirando un pequeño copo de nieve que había quedado flotando frente a él, sonrió con ternura dándole un suave soplido para que siguiera volando sin rumbo alguno, estaba por avanzar con la multitud en cuanto la señal del semáforo así se lo indicaba, pero, de un momento a otro sus ojos quedaron cegados por un par de manos que los cubrieron totalmente.

—O-oye, ¿qué crees que haces, imbécil? —cuestionó tratando de apartar esas manos que cubrían sus ojos, después de una pequeña batalla logró zafarse, rápidamente se dio vuelta notando un par de ojos color oliva.

Era Akihiko...

—¿Así tratas a tu novio ahora? —preguntó dejando escapar una risa, y es que Kaji tenia una voz tan profunda.

—Me asustaste, tonto...—murmuró el castaño acomodando su media coleta trenzada, sus mejillas se tornaron de un suave carmín mientras sonreía viendo esos ojos verdes de ensueño.

—Lo siento, ca-ri-ño—deletreó Akihiko tomando la mano de su pareja deliberadamente.

Aquellas acciones hicieron sonrojar aún más al de ojos de miel, rápidamente desvió la mirada sintiendo como el calor escalaba desde sus mejillas hasta sus orejas, vivir el amor con Aki era emocionante día con día.

—V-vamos, Ue y Sato deben estar esperándonos— dijo el bajista el tiempo que empezaba a caminar de la mano de su pareja.

Hace mucho que había pedido la vergüenza de demostrar su amor en público, siempre tuvo el temor existencial de que todo sea un simple sueño, pero al ver los ojos verdes brillantes de Kaji sabía que todo estaba sucediendo de verdad.

Después de caminar unas cuantas cuadras finalmente llegaron al restaurante, entraron dando pasitos por el recibidor, Mafuyu y Uenoyama se encontraban en una mesa de las más cercanas a una de las ventanas laterales de aquel establecimiento. El de ojos azules se encontraba calentando las manos de su novio con suaves soplidos.

—¡Por aquí Kaji-san! —exclamó Sato en cuanto los vio llegar, rápidamente alzo su mano para llamar la atención de esa pareja.

Estando entonces todo a la mesa una mesera trajo lo que habían ordenado junto a dos pares de bebidas, aquel cuarteto charlaba y reía, Akihiko especialmente había pedido un poco de sake para brindar con sus amigos.

—Brindo por el éxito de la banda y nuestra música—dijo Ritsuka mientras alzaba su pequeño vaso

—¡Brindo por Haruki y por sus hermosos cabellos! —exclamó Kaji al tiempo que abrazaba a su novio de medio lado.

—¡Kanpai! 

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