Parte sin título 6
Shinji por otra parte estaba frustrado en las calles hace mucho que había terminado su turno, y ahora se dirigía aquella joyería donde había visto aquella cadenita la cual, él quería regalar a Kaworu. Sus primos se quedaron con todo el dinero de su sueldo, su tío lo odiaba y deseaba verlo sufrir. Shinji no tenía el dinero, solo un billete de un yen, ochenta y siete centavos era todo lo que tenía en el bolsillo. Lo volvía a contar varias veces pero era inútil ni siquiera le alcanzaba para comprar los más baratos de la estantería. Shinji entonces miró la armónica que llevaba en su bolsillo y pensó: "Quizás, solo quizás", el joven cambió entonces de rumbo y se dirigió a una casa de empeños que según le había dicho Mari estaba cruzando la calle a mano izquierda. El chico dio con la tienda de empeños y entró al lugar el cual estaba siendo atendida por un hombre de bigote blanco y unos lentes enormes. El chico con un leve carraspeo llamó la atención de aquel hombre quien estaba revisando el inventario. El anciano volteo a mirar al chico que estaba tembloroso y un tanto retraído.
-¿puedo ayudarte? Preguntó.
-Emm. Sí, señor. Quisiera..
Shinji tocó la armónica que estaba en su bolsillo, a pesar de que él le había dicho a Kaworu que el instrumento no valía mucho, la verdad es que mentía. Shinji si guardaba un inmenso cariño por la armónica el hecho de renunciar a ella le dolía bastante. Casi recordaba cómo fue que la encontró dentro de ese montón de basura luego cuando pasó las noches tratando de hacerla funcionar; las veces en que espiaba a profesores de música mientras éste enseñaba a sus alumnos a tocar bien la armónica; el que los hermanitos de Shinji le pedían que les tocara algo. El joven tragó saliva, el instrumento contenía varias memorias de su anterior vida. Como si fuese una película fotostática, Shinji recorrió todos esos recuerdos y finalmente se detuvo en uno, ése fue cuando Kaworu le pidió que tocara algo para él. Ver a su novio sonreír, luego acordarse de la alegría en su rostro provocaron en Shinji una decisión clara.
-Y bueno chico. ¿Qué quisiera?
El joven miró al frente y se acercó al mostrador sin titubear.
Shinji recibió un mensaje de su novio diciéndole que se reunirían en casa de éste último. El joven tenía entre sus manos aquel regalo que llevaba consigo, bastante satisfecho, por fin, había logrado conseguir el tan anhelado regalo para Kaworu. Aunque eso le había costado su preciosa armónica, pero finalmente, Shinji había aceptado que era la decisión correcta. Ésta vez el chico tocó la puerta y fue recibido por Diana, una de las cuidadoras de Rei.
-Hola, Diana.
-Ahh-. Shinji-kun. Qué bueno que llegaste. Estábamos por salir.
Shinji miró a las dos jóvenes mujeres, Rei se encontraba en silla de ruedas, sus ojos estaban algo decaídos, y su sonrisa era débil. A pesar de su aspecto demacrado y decaído, la joven peli-azul le sonrió a su cuñado. Shinji corrió a abrazarla.
-Me da mucho gusto verte, Rei-chan. Feliz Navidad.
-A mí también me da mucho gusto verte, Shinji-kun. Feliz Navidad para ti también.
Después de saludarse, Shinji buscó por toda la casa si había rastro alguno de Kaworu-kun, pero ésta no estaba por ningún lado. Al adivinar a quien buscaba, la peli-azul le dijo.
-¡oh! Kaworu me dijo que allí venía se le hizo tarde en el segundo trabajo.
-Ya veo. Entonces lo esperaré.
-¿seguro, Shinji-kun? Preguntó Diana. Íbamos a pasear por el condominio.
-Vayan ustedes, chicas. Yo espero a Kaworu.
Diana y Rei asintieron, dejaron a Shinji solo, éste se sentó en el sofá de la casa mientras recorría con la mirada el departamento humilde de Kaworu, mientras sostenía entre sus manos el regalo para su novio. A pesar de que Shinji extrañaba su armónica se seguía aferrando de que había tomado la decisión correcta. Era por el bien de Kaworu, a él le urgía más esa cadena para su reloj para que pudiese ver la hora todo el tiempo que quisiera. Además la cadena combinaba perfectamente con su reloj. Además con un poco más de dinero podía comprarse otra armónica y está vez aprender a tocarla bien. Shinji sonrió y esperó a su novio mientras movía las piernas, cantaba para que el silencio no lo abrumara tanto: "Pero pase lo que pase, y aunque otro me acompañé, en silencio pensaré tan solo en ti, igual que el mendigo que cree que el cine es un escaparte. Igual que una flor resignada, decora un despacho elegante. Prometo llamarle "amor mío" al primero que no me haga daño. Y reírse será un lujo que olvide cuando te haya olvidado"
Finalmente la puerta crujió, Shinji dejó de cantar, para ver cómo la puerta se abría, Kaworu había llegado, vestía una chamarra negra, una gorra café oscuro, y guantas negros. El chico se incorporó del sofá mientras el joven le sonreía y se quitaba la chamarra negra, dejándola sobre el respaldo de una silla. Ambos enamorados corrieron abrazarse y besarse, Shinji sintió los labios de su novio como si fuese una especie de milagro navideño, por ese momento juntos, el miedo y la incertidumbre se fueron.
-Qué bueno que llegaste, Kaworu-kun.
-Feliz Navidad, mi amor.
Shinji no dejó de abrazarlo y darle besos en las mejillas junto con la frente. El peli-blanco correspondió sus atenciones.
-Je, je. Bastante tráfico ¿no?
-Si. La ciudad está hecha un caos. Pero me alegra haber llegado a tiempo.-Kaworu un tanto extrañado vio que el departamento estaba en silencio.
-¿y Rei?
-Diana se la llevó a dar una vuelta en el condominio.
-Ya veo. Así que estamos solos.
-Supongo que Rei-Chan y Diana-Chan querían darnos algo de privacidad.
Kaworu sonrió mientras iba a la cocina y sacaba algo del refrigerador. Shinji distraídamente pasó sus manos sobre el respaldo de las dos sillas.
-Sabes. Estaba pensando en el sonido de tu bella armónica cuando venía para acá. En el bonito sonido que tiene.
Shinji bajó los ojos, un poco nervioso "mi armónica" pensó Shinji con el corazón en un puño. Si supiera Kaworu que había ido a la casa de empeños.
-Emm. Si un sonido bonito. Musitó Shinji.
Kaworu salió de la cocina mientras miraba a Shinji un tanto desconcertado.
-Shinji-kun. ¿pasa algo? ¿no quieres tocar tu armónica?
-Oh bueno. Creo que lo mejor es que nos sentemos. Dijo Shinji agarrando a su novio de su mano, sentándolo en el sofá.
Shinji le dio a su novio aquella caja bonita envuelta en un papel dorado con un listón lila, Kaworu sonrió al verla. Él se paró y sacó de un estante donde estaban los pocos libros que había en la casa, un regalo envuelto en un papel rojo con un listón dorado. El joven Ikari tomó el regalo con gran emoción, los dos novios se sentaron. Kaworu le dijo.
-Tú primero.
Shinji dio una leve sonrisa mientras desenvolvía el regalo, era un estuche de madera con los mismos colores que su armónica y con unas ramitas de romero alrededor, Shinji tragó su saliva.
-Qué bello. Un estuche para mí...
Kaworu desenvolvió también su regalo mientras sacaba de la caja, la bella cadena de oro.
-¡Oh! Una cadena para mí... Reloj. Dijo con pena.-
-Deberías probarla. Si quieres te la pongo, enséñame tu reloj, cariño. Verás qué.. -Trató de decir Shinji para aligerar la situación.
-Shinji-kun. Ya no tengo mi reloj.
-¿Qué? Inquirió Shinji un tanto asombrado.
-Lo tuve que empeñar para darte tu obsequio.
Shinji estaba asombrado, su novio, ¿de verdad había regalado algo tan preciado, solo por él? ¿renunció a algo de su familia solo para comprarle un regalo a él? Shinji estaba asombrado. ¿Rei estaba al tanto de que su hermano había donado aquel reloj? Se le hacía una situación tan surrealista. Aún así Shinji dijo con gran estupefacción.
-Y yo empeñé mi armónica para darte tu regalo.
-¿Qué? Inquirió Kaworu.
El joven peli-blanco estaba asombrado, Shinji realmente había dejado ir algo muy importante para él, solo por... Los dos se abrazaron fuertemente mientras lágrimas caían sobre sus mejillas. Entre sollozos, Shinji le dijo.
-No puedo creer que dejarás ir algo muy importante para ti. Un recuerdo de tu familia.
-Tú eres importante, Shinji-kun. Y tú y Rei son mi familia ahora, Shinji-kun. Y yo no puedo creer que tu dejarás algo muy valioso para ti, solo por mí.
Shinji no dijo nada, tomó la mejilla de su mano mientras se la acariciaba. Los dos intercambiaron miradas mientras compartían un segundo beso.
Los dos intercambiaron miradas mientras se daban un segundo beso. Cuando se separaron los dos se sonrieron con cierta alegría, lágrimas de felicidad rodaban sobre sus ojos.
-¡oh! Shinji-kun ¿Quieres chocolate caliente y pastel de frutas?
-Claro me encantaría. Dijo él.
Fue una navidad inolvidable pues Kaworu y Shinji se unieron muchísimo más como pareja. Lastimosamente al año siguiente, Rei falleció debido a su enfermedad. Shinji estuvo con Kaworu hasta el final, consolándolo en los momentos difíciles debido a la muerte de su gemela. El joven Ikari sabía que nunca podría llenar el vacío que dejó Rei, pero estaría con Kaworu hasta el final. Esa navidad en la que ellos intercambiaron un parte del otro era para entender que a pesar de que no fuesen los mejores momentos ni la mejor época, se tenían el uno al otro. Conocerse fue parte de los mejores tiempos. Shinji se fue a vivir con su novio haciéndole compañía mientras ambos miraban el crepúsculo que estaba empezando a ocultarse entre la basta ciudad con smog y edificios enormes. Shinji tomó la mano de su novio y solo pensó: Mañana será otro día.
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