Parte sin título 3
La temporada de tormentas se avecinó a la ciudad, por lo que cada tarde caía un enorme aguacero. A Shinji no le gustaba la lluvia además de que siempre se terminaba empapando porque el inútil de su primo casi nunca llegaba a tiempo, por lo que cuando éste arribaba, Shinji ya estaba todo empapado. Era un milagro de que aún no se hubiera enfermado, además el chico no debía darse el lujo de enfermarse, Fuyutsuki le bajaría el sueldo, y su padre lo mataría. Por otra parte, un sujeto llamado Kaji estaba muy al pendiente de cuando el muchacho recién llegaba a pasar su tarjeta.
-Vaya, Shinji. No te vayas a empapar otra vez. ¿no quieres que te de un aventón?
-No, no muchas gracias. Prefiero esperar a mi primo.
-Vamos, hombre. Al paso que vas acabarás enfermándote.
Shinji no sabía qué responder ante eso, es decir, Kaji era uno de los hombres más cotizados de la fábrica, era bastante difícil decirle que no, dado a lo persistente que era. Sin embargo, Shinji no sabía cómo actuar en un momento como ese. Sin mencionar que el chico no estaba interesado en Kaji de la misma forma en la que él lo veía. Cuando lo miraba a los ojos no sentía ese tipo de conexión que sintió al momento de ver los ojos rubís del inspector Nagisa.
-Esperaré de todas formas, muchas gracias.
-Je, je. Si cambias de opinión por favor dímelo. Le dijo Kaji guiñándole el ojo.
El chico suspiró con cierto alivio al momento en que Kaji se fue a su sesión de trabajo. Al momento de llegar al área correspondiente, el chico solo pudo sentarse en su lugar, mientras que el resto de sus compañeras llegaban. La primera en arribar fue por supuesto Mari dando un gran bostezo, al ver a su amigo, entusiasmada se acercó a él.
-Hey, cachorrito. ¿Qué tal tu paseo por la ciudad?
-Ni lo menciones. Me mandaron rete lejos a comprar el pan.
-¡oh! Debiste llamarme yo con mucho gusto te llevaba. Dijo Mari.
-No, no te molestes, Mari. Tuve una ayuda.
-¡oh! De quién.
Shinji solo pudo sonrojarse, no estaba seguro si expresa lo que le había ocurrido con su mejor amiga pues a él todavía le avergonzaba. Por otra parte, Mari no le quitaba la mirada con cierto aire inquisidor. Shinji se mordió el labio, qué difícil era tratar de engañar a la chica de lentes.
-¡oh! Está bien, está bien. Me encontré con el inspector Nagisa. Y me ayudó a encontrar una forma de llegar. Aunque bueno, ocurrió un accidente caí encima de él.
-¡oh! El príncipe inspector. Qué romántico. Quizás sea el destino. Por otra parte, qué afortunado eres, tener a dos príncipes a tus pies.
-¿ príncipes? Inquirió.
-La cuatro ojos se refiere a Kaji y a Nagisa. Intervino una voz dura femenina.- La diva del área B, Asuka Langley Soryu acababa de llegar. –Son los más cotizados por los simios de aquí. Los aman y los envidian.
-Je, je. Ambos son gays. ¿Sabías? Inquirió Mari. –Dándole un codazo a Shinji.-
Shinji se sentía incómodo, es verdad que a él también le gustaban los chicos, pero en este momento no quería causar problemas. Su familia estaba ante todo que el hecho de tener una pareja. El chico solo pudo tragar algo nervioso, no quería ser parte de un triángulo amoroso entre dos solteros cotizados de la fábrica.
-Aunque si pudiésemos elegir a alguno de los dos para el cachorrito, Nagisa sería el indicado, ¿no princesa?
-¡Bahh! Nagisa no sale con nadie.. desde que..
-¡Shh! Cállate que las paredes tienen ojos. Le sermoneó Mari a la pelirroja.
Shinji ahora estaba interesado, "Nagisa será como yo" se preguntó a sí mismo Shinji. El joven quiso preguntarle más a su amiga y a Asuka sobre Kaworu Nagisa, el hecho de por qué no salía con nadie. Pero en ese momento el resto de las empleadas llegaron por lo que todos tuvieron que regresar a su trabajo. De cualquier forma, Shinji se quedó preguntándose a sí mismo sobre la indiferencia de Kaworu con respecto a las citas. A la hora del almuerzo, Shinji esperaba encontrarse con alguno de los inspectores pero ninguno de ellos apareció, quizás, fuese porque comían en otra parte o en horario diferente. El chico junto con Mari se dirigió a la bandeja de la cafetería para agarrar un poco de los bocadillos, Shinji pidió un bento con gyozas mientras que Mari pidió el de Noriben, los dos se sentaron a comer el almuerzo en compañía de otras dos chicas del área, de las cuales Shinji, no recordaba sus nombres. Aún seguía lloviendo al parecer y ésta vez la lluvia era demasiado fuerte. Cuando las dos chicas se retiraron al baño, Shinji se quedó con Mari quien seguía contemplando a Asuka quien estaba rodeada de varias chicas en una mesa al opuesto. El chico de pelo castaño oscuro podía notar que su amiga suspiraba al ver aquella pelirroja.
-Emm. ¿pasa algo con Soryu? Preguntó Shinji.
-No es nada. Es solo que me gusta observarla es todo.
-Cualquiera diría que estás enamorada.
-¿enamorada yo? Ayy, cachorro, cómo crees. El enamorado eres tú.
-¿yo? Inquirió.
-Sí. Je, je. Yo tengo mucho colmillo, pude ver que estabas un poco decepcionado porque el inspector Nagisa no está aquí.
-No. No para nada. Además ya oíste a Asuka a él no le interesa salir con nadie.
-Puedes hacerlo cambiar de opinión.. Nunca hay que decir nunca. Le animó Mari.
Shinji solo suspiró a veces Mari era demasiado optimista con respecto a las relaciones, aunque la verdad, Shinji podía ver un poco la frustración en sus ojos, se notaba que se estaba muriendo por Asuka Langley Soryu, pero ésta era tan vanidosa que no la notaba o fingía que no le hacia caso. Las chicas como Soryu eran como estrellas, inalcanzables. El chico miró a su amiga quien a hurtadillas seguía mirando a la joven pelirroja que se reía a carcajadas con las otras empleadas. Para distraer un poco a Mari de su tristeza, el joven le preguntó.
-Cómo está eso de que el inspector Nagisa no sale con nadie.
- Según esto es que tiene que pagar las deudas de sus padres. ¿sabes? Él era de familia rica.
-¿Qué? No te lo creo. Dijo Shinji.-Qué podía estar haciendo un hijo de millonarios trabajando en una fábrica como ésta, sus padres debieron haber derrochado el dinero de una forma bestial como para dejar a su hijo en la ruina. –
-Así es. Los padres de Nagisa murieron en un accidente hace ya varios años. Y bueno, no le dejaron nada. Solo un montón de deudas..
-Vaya. Musitó Shinji.-Y creía que mi padre era malo-
-Siempre puede haber peores padres. Le dijo Mari.
Durante el transcurso de la tarde, Shinji mantuvo toda su atención en los textiles mientras que la lluvia se seguía suscitando ahora era más fuerte que antes. Al terminar la tan laboriosa jornada los empleados de la fábrica salieron en fila para regresar de lleno a sus casas. Mari le había dicho a Shinji que podían irse junto en un taxi. Pero el chico todavía estaba seguro de que su primo pasaría por él como se lo había prometido.
-¿estás seguro? La tormenta es bastante fuerte.
-Ve a casa Mari. No te preocupes por mí. Le aseguró Shinji con una sonrisa.
Mari trató de convencer a su amigo que se fuera con ella, pero el chico siguió diciéndole que lo mejor para ella es que se fuera. La chica no estaba muy segura pero aún así respetó las decisiones de su amigo. Por lo que Shinji se quedó debajo del tejado de la empresa para esperar a que su primo pasara para recogerlo. Sin embargo, éste no aparecía por ningún lado, y el agua ya estaba inundando todo. Maldita sea, otra vez, lo habían abandonado, se dijo Shinji. Y conseguir taxi en este momento iba a estar más complicado.
-Así que te dejaron solo ¿no? Shinji-Kun.
"oh no" Esa voz, a lado de éste se encontraba un hombre de cabello largo castaño oscuro amarrado con una coleta de caballo. Royji Kaji estaba en ese lugar con su clásica mirada descarada y con un cigarro en su boca, mirándolo como si fuese un trofeo. A Shinji le incomodaba un tanto aquella mirada, era como si lo desnudara completamente.
-Entonces. ¿Te ánimas a ir conmigo? Puedo darte un aventón.
-No. Muchas gracias. Mi primo no tarda en pasar por mí.
-¡mm! Llevas diciendo eso casi desde hace 3 horas.
-No tarda yo lo sé.
-Je, je. Eres muy optimista. Vamos, Shinji-kun, te doy un aventón.. Podemos esperar en mi casa hasta que la tormenta se calme.
Shinji sabía a lo que se refería, pero no quería ir con ese hombre, algo en él no terminaba de convencerle. Sin embargo, la tormenta estaba demasiado fuerte, no tendría otra opción de aceptar la propuesta de Kaji de ir con él a su casa. A juzgar por su actitud, Kaji no solo se limitaría en refugiarlo en su casa sino que también quería llevarlo a la cama de cualquier forma. Shinji no sabía qué hacer se le acababan las opciones. Estaba a punto de aceptar cuando de pronto una voz intervino.
-Ryoji. Yo lo llevaré.
-¿inspector Nagisa? Inquirió Shinji-kun
El inspector Nagisa acababa de arribar con un enorme paraguas, llevaba además un impermeable color café claro con un par de guantes negros y una bufanda. Parecía protagonista de una de esas novelas de Sir Arthur Conan Doyle. No sabía por qué pero Shinji al momento de verlo se sintió un tanto aliviado.
-Je, je. En serio Kaworu-kun, no te molestes. Yo me haré cargo.
-¡Ahh! De hecho, preferiría irme con el inspector Nagisa. Dijo Shinji.
-Je, je. Vamos, Shinji-kun. No quisieras pasar la tarde con ese aburrido ¿no?
-No, de hecho, me viene bien. Explicó Shinji.
-Ya lo oíste, Kaji. Dijo Kaworu.
El inspector Nagisa le puso la mano en el hombro del chico, Shinji en ese momento sintió un especie de confianza y tranquilidad, de nuevo, aquella conexión entre el inspector Nagisa y él comenzaba a florecer. Por otra parte, era impresionante la enorme confianza que el inspector vociferaba. Pues no le retiró la mano en ningún momento, Kaji incluso tuvo que retirarse un poco y dijo.
-Bueno, Shinji-kun. No te vayas a arrepentir después.
-No, te aseguro que no. Dijo Shinji.
A Kaji no le quedó más remedio que irse, por lo que Kaworu y Shinji decidieron tomar un taxi cómo la lluvia seguía fuerte, el tráfico en consecuencia también se intensificó. Kaworu no estaba seguro de si poder llevar a Shinji a su casa así que lo mejor era llevarlo a un restaurante que conocía bien. Un sitio sencillo, en medio del taxi, Kaworu miró distraídamente la ventana mientras que Shinji sostenía apretaba sus manos para tratarse de darse claro. Por fortuna no se había mojado tanto.
-Oye. ¿Te apetece tomar una buena taza de chocolate?
Shinji se le quedó mirando, el inspector Nagisa le estaba haciendo una proposición. La verdad es que Shinji deseaba pasar más tiempo con él. El chico solo pudo asentir, Kaworu entonces le indicó al taxista que los llevara a otra calle. Por supuesto tardaron unos minutos por la lluvia pero finalmente llegaron al restaurante. Kaworu pagó al taxista y sin soltar el paraguas ayudó a Shinji a entrar en la cafetería.
Al entrar al lugar, Shinji notó que el lugar era modesto pero sencillo, el joven miró que había pocos comensales en el lugar, por lo que, él y Kaworu se sentaron en un sitio bastante alejado del resto, donde fácilmente podían tener privacidad. Las gotas de lluvia seguían contra la ventana cayendo ferozmente. Dentro de poco llegó un muchacho camarero para tomarles la orden, Kaworu pidió para él y su acompañante dos tazas de chocolate, Shinji deseaba también cooperar por lo que también pidió una rebanada de pastel que ambos terminaron compartiendo. Al llevarse un trozo de pastel a la boca, Shinji sintió una sensación de gran comodidad, Kaworu por su parte, solo pudo verlo sonreír de forma sencilla.
-Espero que Kaji no te haya molestado a él no le gusta que le digan que no.
-No para nada. Es solo que deseaba esperar a mi primo un poco más es todo.
Kaworu sonrió mientras se llevaba un trozo de pastel a la boca y tomaba un poco de ese chocolate.
-Ya veo, Ikari-kun. Pero deberías tomar la sugerencia de tu amiga la próxima vez que te den aventón. En la ciudad suele hacer mucha lluvia en las tardes.
-Sí, lo tomaré en cuenta. Gracias inspector Nagisa.
-Por favor, Ikari-kun. No estamos en la fábrica. Aquí puedes dejar de ser tan formal.
-¡oh! Emm lo siento. No estoy tan acostumbrado. En el campo solemos tratar a nuestros superiores con honoríficos.
-Entiendo. Supongo que debe ser un cambio muy radical. El campo y la ciudad son muy diferentes después de todo.
-Sí lo es. Al principio pensé que no me ubicaría. Además en casa de mis tíos somos demasiados.. Y..
"bueno en el campo también eran demasiados" por lo que la cosa allí no cambiaba, igual en ambos sitios a Shinji lo descuidaban, y asumían que Shinji no necesitaba ser protegido. En casa, por ser el mayor de los hermanos y en los primos porque era igual. Si no fuese por Mari, probablemente no hubiese podido sobrevivir en la ciudad. Shinji volteo a mirar a Kaworu quien se le había quedado contemplando con una mirada ensoñadora.
-¿pasa algo?
-No nada. Es solo que hace tiempo no me sentía cómodo es todo.
Shinji solo pudo sonrojarse, a él le pasaba lo mismo, el chico de peli-castaño oscuro, deseaba preguntarle a Kaworu si era cierto lo que le había dicho Mari, sobre si realmente él no salía con nadie.
-emm. ¿Puedo preguntarle, inspector Nagisa?
-Solo si dejas de llamarme "inspector Nagisa", y de hablarme de "usted" Ikari-kun
-Oh. Bueno pero tú puedes llamarme "Shinji"
Kaworu sonrió, emitió una risita suave y dijo.
-Bueno es un trato. ¿Qué quieres preguntarme?
-Emm. ¿Qué haces trabajando aquí? Un chico como tú..
Shinji pensó en preguntarle lo de su escasa vida amorosa, pero no era una buena pregunta, Kaworu podría ofenderse de ella, por lo que mejor preguntar sobre si es cierto lo de eso de que era de familia rica empobrecida. Sin embargo, decidió preguntarla de forma diferente, no quería delatar a Mari. Como era de esperarse, Kaworu pareció sorprenderse de esa clase de pregunta pero aun así dijo bajando la mirada.
-Supongo que ya te lo contaron.
Shinji se sorprendió, ¿acaso su lenguaje corporal lo delataba? Se apresuró para intentar corregir su pregunta, de disculparse con Kaworu por haber sido tan impertinente. No obstante, el joven peli-blanco tranquilizándolo añadió.
- Los rumores de que mi familia era rica son ciertos.
Shinji se sorprendió y solo preguntó.
-¿cómo?
-Mi madre era de escasos recursos. Desde muy joven quiso salir de la pobreza por lo que se acercó a mi padre. Al ser muy hermosa y carismática no le costó trabajo seducirlo por lo que se casaron. Mi madre se volvió ludópata y mi padre le siguió en su juego. Ambos gastaron el dinero de la familia hasta quedarse sin nada. A ellos les interesaba más salvar su propio pellejo que sus propios hijos, huyeron porque debían dinero, dejándonos solos a mi hermana y a mí.
Shinji escuchaba la historia con interés y a la vez con gran tristeza, Kaworu había sufrido bastante, Mari tenía razón siempre podían haber peores padres. El joven de pelo castaño oscuro solo pudo tomar la mano de Kaworu mientras le dedicaba una cándida sonrisa que el otro respondió. Shinji dio una acaricia a la mano del otro. Y los ojos de ellos se encontraron en una suave mirada similar a la miel.
Al salir del restaurante, la lluvia ya había cesado, quedando solo unas cuantas gotas en el ambiente, era una suerte pues al menos el tráfico comenzaba aligerarse. Al menos eso creía Shinji puesto que a ambos les costó un poco encontrar un taxi. Ambos se quedaron en una estación de autobuses en lo que esperaban el camión. Tanto como el inspector como el joven empleado no sabían que podían decirse. Era una sensación nueva para ambos; Kaworu no sabía cómo sentirse hace mucho tiempo que no había sentido una emoción similar a la que sentía por Ikari. ¿le había revelado su parte más vulnerable a un joven al que apenas conocía? Si bueno Shinji era especial pero había mucha gente que.. No, de todas las citas que había tenido, el joven Nagisa, Kaworu estaba seguro de que no existía nadie como aquel chico frágil y delicado. Shinji por otra parte sentía exactamente lo mismo que su acompañante. No era mentira lo de esa conexión que estaba empezando a formarse entre ellos. En un momento los ojos castaños oscuro se fijaron en los rojo rubí, una mirada suficiente para hablar y expresar, sin más, Shinji cerró los ojos, y Kaworu se acercó compartiendo un beso. Los cerebros de ambos parecían ir en piloto automático finalmente el claxon del autobús sacó a Shinji de su ensoñación. El joven abrió los ojos sorprendido y se apartó del inspector visiblemente avergonzado.
-¡oh! Disculpa, yo, no sé qué pasó.
-No, no pasa nada. Fue mi culpa. Se apresuró a decir Kaworu.-Me dejé llevar.
Shinji solo pudo sonreír con timidez. Al momento de subir al camión ninguno de los dos volvió a comentar nada sobre aquel beso. Sin duda alguna era una nueva sensación para ambos.
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