Capítulo 30
Pinot Gheeshlod le estaba dando la bienvenida al otoño con una fiesta en honor al incremento en las ventas de vino de los últimos meses.
Todos estaban reunidos en la zona cercana a la alberca; habían alrededor de once o doce mesas, y en cada una de ellas estaban sentados una pequeña parte de la gran cantidad de trabajadores que había en el viñedo, y por su puesto, en la hacienda.
La fiesta había sido idea de Sofía, quién había llegado de visita hace una semana y que estaba encantada de que el negocio de su fallecido padre estuviera incrementando de una manera tan rápida y eficiente. Por su puesto, cuando Sofia le planteó la idea a su hermana lo primero que recibió por respuesta fue un "no", sin embargo con ayuda de Lauren al final consiguieron convencer a la morena para que accediera a festejar.
Cada uno de los trabajadores había sido invitado, desafortunadamente no todos habían podido llegar a la fiesta ya que se habían tomado el día de descanso como oportunidad para viajar a sus casas. Camila contrató un banquetero muy a pesar de las cocineras, quienes habían insistido en trabajar, solo para poder consentir a todo su personal, sobre todo a ellas, ya que para la castaña ya era la hora de consentirlas con rica comida tanto como lo hacían ellas con su hijo y con ella misma todos los días.
- Hey, ¿qué se supone que haces, Mila? - preguntó Sofía con una sonrisa en el rostro al ver como su hermana se agachaba para buscar algo debajo de la mesa de golosinas
La voz de su hermana tomó por sorpresa a la castaña haciendo que se levantara de rápidamente golpeándose contra la mesa.
- ¡Los dulces! - chilló Sofia al ver como la mesa se movía bruscamente y sacudía algunos dulces fuera de sus cestos haciéndolos caer
- Acabo de golpearme con la mesa ¿y te preocupan más los dulces? - dijo con indignación
- Mujer, son dulces. - respondió haciendo que la morena rodara los ojos con fastidio - Ok, ok, ¿te dolió el golpe, hermanita?
- Vete al infierno. - gruñó
- La casa de mamá queda muy lejos de aquí y realmente no estoy de animos para ir. - suspiró - Ella aún está que echa humo por las orejas porque prefiero pasar las próximas vacaciones navideñas contigo en Pinot Gheeshlod. - estiró su mano y quitó una envoltura de dulce que tenía la castaña en el cabello - En fin, ¿qué se supone que hacías?
- Estoy buscando mi brazalete. - dijo frustrada - Jauregui creyó que sería buena idea esconderlo.
- ¿El que te regaló Normani? - la castaña asintió - ¿Por qué no le dices que si no te lo da la vas a dejar sin besitos por todo un mes? - dijo subiendo y bajando las cejas
- ¡Sofia! - le soltó un golpe en el hombro y después murmuró: - No digas esas tonterías aquí. Pueden escucharte los trabajadores, ¡O Nicholas! - se quejó
- O vamos, Nicholas está aún más encantado con Lauren que tú, el la adora, es como su heroína. ¿No lo has notado? "Lauren esto, Lauren lo otro... Lauren me llevo a cabalgar con los Issartel, Lauren me está enseñando a nadar, Lauren, Lauren, Lauren" - dijo haciendo comillas con los dedos e imitando la voz de su sobrino
- A ellos les gusta pasar tiempo juntos, eso es todo. - comenzó a caminar observando por cada mesa por si veía su brazalete
- Si Nicholas no fuese un niño creería que está enamorado de ella. - la morena hizo una mueca de disgusto - Afortunadamente la ve más como una segunda madre, ya sabes, se siente seguro, la quiere y confía plenamente en ella, incluso es más feliz haciendo nudos con Lauren de lo que lo es cada que visita a Ryan y él lo lleva con sus abuelos a ver obras de teatro.
Camila rodó los ojos ante la mención del padre de su hijo. La comunicación con el cirujano se había vuelto totalmente nula luego del incidente de su última y única visita a Pinot Gheeshlod. La castaña evitaba a toda costa cualquier cosa que involucrase hablar con el pelinegro por dos razones, una porque no quería seguir tolerando sus berrinches y tonterías de que ambos deberían estar juntos para darle una familia real a su hijo, y dos porque no quería más problemas en su vida.
Y bueno, quizá una tercera razón era la ojiverde molesta que en estos momentos la estaba mirando desde una de las mesas donde estaban los trabajadores. Lauren tenía un par de jeans totalmente azul oscuro, sus botas y una camisa lisa color crema que resaltaba sus ojos verdes, sumándole que tenía una sonrisa traviesa en los labios; todo un conjunto que volvía totalmente loca a la castaña, quién gruñó al verla tan tranquila y riéndose de ella.
- Voy a asesinarla. - murmuró
- Sí, claro, y yo voy a deshacerme de todos los mensajes dramáticos de nuestra madre. - dijo con sarcasmo
- Cierra la boca y ayúdame a buscar mi maldito brazalete. - recogió un mechón de cabello que se deslizó por su frente y continuó avanzando entre las mesas para buscar el brazalete
- Lo encontré. - dijo Sofía de la nada soltando una carcajada
- ¿Dónde? - preguntó rápidamente, el brazalete realmente era importante
- Ahí. - señaló hacia la ojiverde y entonces Camila se llevó sus manos hacia su rostro para después soltar un grito de frustración - Tranquila, solo dile lo que te dije y verás como deja de molestar. - le guiñó un ojo
Negando con la cabeza la morena miró nuevamente en dirección hacia la ojiverde y la encontró aún con esa sonrisa traviesa en su rostro sosteniendo entre sus manos el brazalete que le había quitado.
- Ugh, la odio. - murmuró entre dientes mientras avanzaba hacia donde se encontraba Lauren
Al ver como la morena se acercaba Lauren se levantó de su lugar para también caminar hacia la mujer que adoraba tanto hacer enojar.
- Hola. - saludó con una sonrisa en el rostro mientras que con una de sus manos jugaba con el brazalete
- Te juro que te mataré. Dame eso. - extendió su mano esperando que la ojiverde le devolviera el brazalete - Más te vale que me lo devuelvas.
- ¿O si no qué?
- Te voy a despedir. - la morena se cruzó de brazos mirando a Lauren con autosuficiencia, sin embargo aquella seguridad en sus palabras se vió eliminada al oír como la ojiverde se comenzaba a reír
- ¿En serio? Creí que ya habíamos hablado de esto, nena. - negó con diversión - No puedes despedirme. Mi trabajo aquí es para toda la vida a menos que yo decida irme. - le guiñó un ojo
- Sólo dame eso. - se acercó para arrebatarle el brazalete pero la ojiverde fue más rápida y lo alejó poniéndolo en alto al alzar su brazo - Maldita sea, Jauregui.
- Tienes dos opciones, guapa. - alzó aún más el brazo al ver como la morena comenzaba a saltar para tomar su brazalete - La primera es darme un beso.
- Primero muerta. - dijo para después volver a saltar para alcanzar lo que Lauren tenía en la mano
- La segunda es aceptar tener una cita conmigo. - Camila dejó de saltar al oír aquello y entonces la miró fijamente como si estuviese buscando en el rostro de la ojiverde algo que le indicara que solo estaba jugando, pero lo único que vió fue sinceridad y nerviosismo en su mirada
- ¿Ah? - miró hacia los lados para asegurarse de que nadie las estaba viendo y después la miró - ¿Una qué? - preguntó
La mayoría de las personas que trabajan en Pinot Gheeshlod ya se habían acostumbrado a verlas pelear constantemente, así que ya no era tan divertido perder su tiempo para verlas molestándose la una a la otra. Aunque en lo personal, Sampietro disfrutaba de ver a su niña Camila siendo ella misma cada que Lauren la provocaba al hacerle maldades como si ambas fuese unas niñas.
- Ven. - bajó su brazo y la tomó de la mano para llevarla lejos de donde estaban todos los trabajadores
Sin soltarla, Lauren la guío por los jardines de la hacienda hasta llegar al enorme árbol donde ella misma había puesto un columpio para Nicholas con ayuda de Sampietro.
- Camila, no te soporto. - empezó a hablar la ojiverde - Tienes un carácter del demonio. - la morena abrió la boca indignada con intención de reclamar, sin embargo Lauren colocó un dedo en sus labios para que se callase - Escúchame, no hables. - pidió - Estoy arta de tener que robarte besos siempre. Quiero poder besarte sin tener que recibir golpes de tu parte o amenazas. Me gustas, y sé que te gusto. Somos mujeres adultas, sé que tienes un hijo, y eso no me importa en absoluto porque yo adoro a tu hijo, es el niño más dulce, listo y agradable del mundo entero. También sé que puedo ser muy molesta, pero todo lo que hago es para llamar tu atención porque me gusta cuando estás sobre mi todo el tiempo gritándome. - confesó con las mejillas encendidas - No me malinterpretes, no soy una mujer sumisa, pero eres tan ardiente cuando te enojas y te ves tan sexy que no me importa que me grites porque solo me dan ganas de comerte a besos y de hacerte mía.
Las mejillas de la morena se tornaron del mismo color rojo de las mejillas de Lauren. Camila no tenía ni la menor idea de que la ojiverde la considerase una persona ardiente, ni mucho menos que la provocase de una manera sexual, es decir, ella estaba consciente que era atractiva y que la ojiverde gustaba de ella, pero no creía que fuese algo más allá de lo físico.
Desde la visita de Ryan los tratos de la ojiverde se volvieron más atrevidos hacia la castaña. Literalmente Camila tenía que estar alerta todo el tiempo ya que no sabía cuándo ni dónde la ojiverde podía tomarla entre sus brazos para robarle un beso.
Los besos robados eran tan constantes cada día que Camila en verdad tenía miedo de salir de la hacienda. Muchas veces Nicholas estuvo a nada de ver como la ojiverde y ella se besaban, pero para su fortuna Lauren no era tan tonta como creía ya que siempre procuraba ser rápida al besarla cada que Nicholas están alrededor.
- Yo... - balbuceó sin saber realmente que decir para responder
- No digas nada, no por el momento, aún no termino. - le regaló una sonrisa tímida - Se qué piensas que soy tosca, atrevida, entrometida, tonta, molesta y muchas cosas así, pero me gustaría demostrarte que soy todo lo contrario. Te prometo que soy diferente a lo que crees, cariño.
- Ok. - murmuró
- Dicho todo eso, me gustaría invitarte a salir. Tú y yo, mañana.
- ¿Algo como una cita?
- Sí, una cita. - sonrió mostrando sus dientes - Aprovecharé que dejaste a Sampietro llevar a Nick a la ciudad para que tú y yo tengamos un día totalmente productivo.
- ¿Qué pasa si digo que no?
- Me veré en la obligación de no devolverte esto. - le enseñó el brazalete - Y de volverme aún más molesta de lo que ya soy.
- Eso es chantaje.
- Yo lo llamo velar por mis intereses. Y tú, nena, me interesas mucho. - le guiñó un ojo - Entonces, ¿qué dices?
- ¿Sí acepto me vas a dar el brazalete? - preguntó, la verdad es que se moría por gritar que sí pero no iba a admitirlo nunca frente de ella
- Exacto, o puedes darme un beso e igual voy a devolvertelo. - señaló sus labios con un dedo
- No tienes tanta suerte. - dijo divertida - Está bien, acepto. Ahora dame eso. - la ojiverde le dió el brazalete - Bien, te dejo, iré a ver qué está haciendo Nicholas. - se dió la vuelta - Una cosa más. - dijo antes de irse - Nada de estarme besando o tocando durante el día, ¿ok? - después de advertirle eso, continuó con su camino dejando sola a Lauren
- Ya lo veremos. - susurró con una sonrisa enorme en el rostro - ¿Qué tal, eh Alejandro? - miró al cielo - ¡Tengo una cita con tu hija, amigo! - dijo dando un pequeño salto de felicidad - Tranquilo, prometo portarme bien con ella. La trataré como tú lo hiciste con mi madre... - su voz se fué apagando al decir aquello último y entonces metió las manos a los bolsillos de sus jeans para después comenzar a caminar hacia las caballerizas, el único lugar donde podía pensar libremente
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N/A:
Ahora sí se viene lo chido.
Entre otras cosas, ¿qué sintieron al leer el comunicado del "descanso" que van a tomar las chicas? En lo personal yo me lo esperaba y sinceramente venía deseándolo.
Estoy emocionada por lo que vayan a hacer en solitario, me alegra saber que van a ser más libres de ser ellas mismas y bueno, QUÉ SE JODA LA DISQUERA CULERA, ahrre, lo siento, me alteré
🌹❤.
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