Capítulo 18

Los días en Napa cada día eran más calurosos y para horror de Camila pasaban con demasiada lentitud. Afortunadamente en las noches el clima era fresco, sin embargo las mañanas y las tardes eran un infierno total incluso en la sombra. En varias ocasiones la ojiverde se burló de la ojimarrón al verla en un estado casi paranoico por sudar más de lo que estaba acostumbrada a pesar de no estar haciendo actividades pesadas. Al contrario de Camila, Nicholas disfrutaba plenamente del clima cálido de Napa, al niño de ocho años le gustaba estar en bermudas corriendo por todo Pinot Gheeshlod, e incluso disfrutaba cuando ayudaba a la ojiverde a atender a los animales que tenían o cuando corría con el perro de Sampietro.

En el mes y medio que llevaban viviendo en la hacienda, la castaña había aprendido a hacer la mayoría de las actividades que hacía su padre, siendo estas solo las administrativas y no tan practicas como para irse al viñedo a ayudar a recolectar o a podar.

Camila se encargaba de cosas económicas y legales en compañía de Troy y Allyson, e incluso ella era la que daba el visto bueno y debía firmar para autorizar cosas como las dotaciones de maquinaria, el diseño de nuevos productos o la dirección de los productos en el mercado y su comercialización; Camila era prácticamente la cara del viñedo, ella era la que debía asistir a juntas administrativas con nuevos o antiguos socios para llegar a un acuerdo de compra y venta; La ojiverde había tratado incontables veces de enseñarle como era dirigir los trabajos de bodega o como se hacía la recepción y control de calidad, pero la castaña siempre se negaba diciendo que todo eso no era algo para ella. 

En el viñedo había trabajo de Lunes a Sábado, los Domingos eran designados como días de descanso total y los trabajadores desaparecían dejando totalmente desolado el viñedo y gran parte de las zonas de trabajo, como la bodega, el laboratorio de pruebas, la zona de fermentación, los establos, etc. Las únicas personas que deambulaban por Pinot Gheeshlod los domingos eran Sampietro, Cleo, Dinah Jane - hija adoptiva de Sampietro -, Nicholas, Camila y la ojiverde, los demás, incluidos Troy y Allyson, se iban a la ciudad.

Hoy era uno de esos días en los que todo estaba desolado, así que la ojiverde decidió que sería el día perfecto para enseñarle a Nicholas a montar, sin embargo la castaña se había negado rotundamente y como siempre terminaron peleándose.

- ¿No sabes aceptar un no como respuesta? - preguntó la castaña exasperada, la ojiverde se había tomado muy en serio eso de convencerla y por ello la había seguido cuando ella trataba de irse en dirección al despacho de su padre

- No me gustan las negativas. - respondió subiendo dos escalones más para estar a su misma altura y poder verla de frente - Te lo he dicho antes, deja de ser tan amargada, Brooklyn, solo será por un rato, prometo que no va a pasarle nada.

- ¿Sí? Lo mismo dijeron hace tiempo y mi hijo término en ese maldito río en el que tanto te gusta nadar por las mañanas. - gruñó la morena

- Confía en mi, Brooklyn.

- ¡Deja de decirme Brooklyn!

- ¡Deja de ser amargada! - respondió imitando su voz

- Yo no hablo así. - se cruzó de brazos y subió un escalón más

- Media hora, por favor, es domingo. - suplicó - Lo regresaré sano y salvo, sabes que lo hago, Nick no ha sufrido ningún rasguño bajo mi cuidado.

- ¿Si te digo que si vas a dejar de molestarme? - preguntó sobando el puente de su nariz, la ojiverde podía a llegar a ser demasiado molesta cuando quería

- Ni lo pienses, princesa. - la castaña se sonrojó, aún no se acostumbraba del todo al nuevo apodo que le había puesto Lauren - Quizá solo deje de molestarte por hoy.

- Insoportable, eres insoportable. - exclamó terminando de subir las escaleras - Quiero a mi hijo de regreso exactamente en media hora, ni un minuto más, ¿entiendes? 

- Entendido y anotado. - se puso derecha y colocó su mano en su cabeza como si estuviese saludando a un militar - Puedes acompañarnos si gustas.

- No.

- ¿No sabes montar?

- ¿Quién dijo que no se?

- Ah, ya sé. Tienes miedo. - dijo mientras sonreía para molestarla - ¿Te asustan los caballitos, Brooklyn? - hizo un puchero con sus labios conteniendo las ganas de reir

- No me asustan los caballos.

- Demuéstralo.

* * * * * * *

El domingo pasó sin incidentes, Nicholas aprendió a subirse al caballo y la ojiverde aprendió que no debía retar a Camila Cabello o pagaría las consecuencias. Ambas, como las mujeres adultas y maduras que eran, terminaron teniendo una carrera de caballos para demostrar quien era más ágil como jinete y la castaña sorprendió con totalidad a Lauren ganándole.

Los lunes por lo regular pasaban de ser percibidos por todo el mundo, pero para la castaña no era así; no quería admitirlo a nadie, pero todos los lunes se levantaba a las cuatro de la mañana para espiar por su ventana para así ver como la ojiverde jugueteaba con los caballos, no podía evitarlo, ver a la ojiverde con los caballos era todo un show digno de admirar, o al menos así lo era hasta esa mañana cuando en un descuido Lauren la descubrió.

- Buenos días, Brooklyn. - saludó la pelinegra entrando al despacho sin tocar, como siempre, haciendo resonar sus botas contra el suelo - ¿Tienes lo de los peritajes que te pedí el jueves pasado? - se sentó subiendo sus pies al escritorio

- ¿Puedes dejar de hacer eso? - dijo golpeando los pies de la ojiverde - Odio que pongas tus asquerosas botas en mi lugar de trabajo, eres una maleducada, Jauregui.

- Lo hago sin pensar, a Alejandro no le molestaba. - se encogió de hombros - ¿Sabes que te pareces muchísimo a él físicamente en algunas cosas?

- ¿En serio? - el único tema que no las hacía pelear era Alejandro, al parecer ambas encontraban la paz mientras hablaban del difunto enólogo, a parte, la ojiverde había descubierto que hablar de Alejandro sacaba a relucir el lado amable de Camila 

- Tienes sus ojos, el mismo tono acanelado en la piel y... - se perdió por unos segundos viendo el rostro de la castaña; últimamente le pasa mucho a menudo cuando no estaba peleando con ella, Allyson la había regañado ya varias veces diciéndole que no debía de pensar en la castaña de la manera en que lo hacía, pero para la ojiverde era cada día más inevitable, Camila tenía algo que le fascinaba y captaba su total atención, era algo en su mirada, en su actitud rebelde y salvaje que la hacía perderse en ella 

- ¿Y...? - preguntó la castaña trayéndola de vuelta a la realidad 

- Y bueno... - se aclaró la garganta - Eres una copia exacta de él, pero me imagino que tienes algo de tu madre, digo, eres muy pequeña y él era una persona alta.

- Lo arruinaste, por un momento creí que por hoy no aumentaría mi odio por ti y lo acabas de aumentar, ¿cómo le haces? - negó con la cabeza y la miró mal para después levantarse y buscar en el archivero el folder donde tenía la información que la ojiverde quería - Toma, al final no me explicaste bien eso de los peritajes y le pedí ayuda a Troy.

- Camila, ¿qué es esto? - la castaña levantó una ceja, las únicas veces que la llamaba por su nombre era cuando estaba enojada - ¿Qué es esto? - repitió levantándose y poniendo el folder abierto frente a ella sobre el escritorio 

- Oh. - al parecer se había equivocado y le había dado el folder donde venía una oferta nueva de Bailey para comprar Pinot Gheeshlod - No es nada.

- ¿No es nada? - apretó su mandíbula - ¿Desde cuando hablas con Bailey? ¿Por qué te está dando otra oferta? ¡¿Qué sucede, Camila?! - gritó - Dime que ese imbécil no te hizo cambiar de opinión y ahora quieres vender el lugar, no puedes ser tan egoísta.

- No vuelvas a gritarme. - advirtió la castaña - Y ya te dije que no es nada, no tiene importancia, es Bailey, él siempre está enviando de estás cosas, ten un poco de esa confianza que tanto me pides que te tenga a ti. - dijo con amargura

- Bueno, nunca se sabe contigo, un día eres una persona y al otro otra. No me sorprendería que quieras regresar a tu vida de princesa en Brooklyn.

- ¿Disculpa?

- Lo que oíste.

- Yo jamás vendería este lugar, ¿entiendes? - la señaló con un dedo - No te atrevas a insinuar jamás que lo haría, este lugar era especial para mi padre.

- Entonces empieza a demostrar tu interés. 

- ¿Quieres que te demuestre mi interés? Bien, encárgate de lo administrativo y yo haré lo que tu haces, incluido tus tareas extras de Bob el constructor y veterinaria. 

- ¿Qué? - soltó una carcajada - Anda ya, lo único que te pido es que aprendas a hacer algo y salgas de este lugar, convive con el exterior un poco, muñeca. - rió - Jamás te pediría algo que pueda romperte una uña o dañar tus trajes de diseñador.

- Deja de burlarte de mi, Jauregui. - gruñó - Y estoy hablando en serio, ¿quieres que te demuestre mi compromiso con el viñedo? lo haré y de pasó te voy a enseñar que mis uñas son de acero. - rodeó su escritorio y caminó hasta la puerta para después abrirla

- No me hagas reír, no durarías ni dos semanas. - se acercó a ella

- ¿Quieres apostar?

- Sería interesante ver tus uñas de acero y tu traje de chica super poderosa pero no acostumbro a aprovecharme de las mujeres delicadas como tú. -sonrió

- ¿Qué fue lo que me dijiste ayer? - preguntó la morena llevando una se sus manos a su barbilla fingiendo pensar - Ah sí, ya recuerdo, te diré lo miso, ¿acaso tienes miedo? - la ojiverde pasó su lengua por sus labios - ¿Jauregui le tiene miedo de que la mujer delicada no sea tan delicada como parece? - hizo un puchero imitando su actitud cuando los caballos

- Está bien, ¿qué vamos a apostar, princesita? - metió sus manos dentro de sus pantalones vaqueros desgastados y se acercó más a la castaña

- Si aprendo a hacer todas tus actividades y duro más de dos semanas vas a tener que hacer todo lo que yo te diga por dos meses. - dijo con confianza

- ¿A sí? - sonrió - Me parece bien, pero si yo gano y no duras más de dos semanas, tu tendrás que gritar en medio del viñedo cuando estén todos los trabajadores lo mucho que te encanta verme trabajar con los caballos por las mañanas. - la sonrisa del rostro de Camila se borró al instante haciendo que la de la ojiverde aumentara considerablemente - ¿Soy ardiente, no crees? - se burló disfrutando de como sus mejillas se sonrojaban

- Eres una imbécil. - dijo entredientes

- Una imbécil ardiente. - le guiñó un ojo - Entonces, ¿trato? - extendió su mano hacia ella

- Trato. - levanto su mano tomando la de la ojiverde, quien la apretó suavemente y después la jaló con fuerza hacía ella haciendo que chocara contra su pecho - Ah.

- Voy a disfrutar tu derrota. - le susurró al oído provocando que un cosquilleo viajara por todo el cuerpo de la castaña como si de un electroshock se tratase - Iniciamos el Lunes, prepárate y lima bien tus uñas, Brooklyn. - la soltó y finalmente salió del despacho dejando a la castaña con los nervios corriendo por sus entrañas

Camila agitó su cabeza y después todo su cuerpo tratando de eliminar aquella sensación que aún estaba en su cuerpo y después caminó hasta el escritorio para llamarle por teléfono a Allyson para que apareciera lo más pronto posible en el despacho para que le explicará más o menos todo lo que hacía Lauren, tenía que demostrarle a esa ojiverde molesta que no era esa mujercita delicada que tanto pensaba que era.

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N/A:

All I know at the end of the day is you want what you want and you say what you say... 🎶



No sé cuándo estás leyendo esto, pero eres importante para más personas de las que imaginas. Amate como eres, porque así eres increíble y admirable.

Saludines.

🌹❤.

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