Capítulo 11
Habían pasado ya tres días desde que había regresado a Brooklyn y la castaña aún tenía en la mente el pequeño incidente con Ryan en la casa de su madre. Llevaba ya un buen rato dándole vueltas al asunto y eso hacia que no pudiera concentrarse bien en su trabajo; otra cosa que también ocupaba su mente era la molesta ojiverde que había conocido en Napa, esa mujer que le sonreía con arrogancia se había logrado colar tres noches seguidas en sus sueños y eso estaba a punto de volverla loca, necesitaba con urgencia sacarse a esa molesta mujer de los pensamientos al igual que la pelea que tuvo con su exnovio, pero lamentablemente no tenía con quién hablar sobre aquello que la estaba atormentando ya que no era la persona más amistosa del mundo y por ello no tenía amigas.
- Señorita Cabello. - se oyó la voz de su secretaria por el intercomunicador del teléfono de su oficina
- Dime.
- La señora Hamilton llamó, dice que quiere verla en su oficina. - la castaña maldijo en silencio al oír aquello, las únicas veces que su jefa la mandaba a llamar era para regañarla
- Dile que voy en cinco minutos.
- Está bien.
Llevó su mano al puente de su nariz y respiro profundamente para después abrir el cajón de su izquierda y sacar las pastillas que tomaba para la migraña. Sacó dos pastillas y se las metió a la boca tragandolas inmediatamente.
Se levantó de su escritorio luego de guardar las pastillas y después de alisar su falda y acomodar su cabello salió de su oficina en dirección al elevador para ir al último piso del edificio a reunirse con su jefa.
- Amanda, avísale a la señora Hamilton que estoy aquí. - dijo tan pronto como llegó frente a la secretaria de su jefa, quién asintió y levantó su teléfono
- Puede pasar. - informó tímidamente la secretaria de cabellos blancos
Suspiró por última vez y se adentró a la oficina principal del enorme edificio de Furdiong PINK.
- ¡Ah, Camila, bienvenida! - bramó con emoción la mujer de piel oscura - Toma asiento, por favor.
- Buen día, Andrea.
- En realidad lo es. - sonrió mostrando su dentadura - He llamado a Ian esta tarde y a aceptado formar parte de nuestro equipo, ¿puedes creerlo?
- Es increíble.
Ian Fleming era un estupendo publicista que había trabajado en varias marcas importantes del mercado de los cosméticos, y desde hace varios años Andrea había estado tras de él para que formará parte de la empresa, pero el joven de treinta años siempre la rechazaba amablemente diciéndole que prefería ser independiente y no formar parte formal de alguna marca, pero al parecer finalmente tras años de insistencia Andrea lo había logrado cazar para que firmara.
- ¡Exactamente! - se levantó del escritorio y caminó hasta los sillones de cuero marrón que habían cerca de una mesa de centro de cristal - ¿Quieres sentarte aquí? Son nuevos, los he mandado a traer desde Inglaterra, ¿no son una monada?
- Lo son, se ven costosos. - respondió la castaña levantándose para ir hacia los sillones y sentarse
- Valieron la pena.
- Hmmmm, ¿para que querías verme? sinceramente no creo que haya sido para informarme que Ian aceptó ser parte de Furdiong.
- Oh, Camila, siempre tan lista. - dijo - Tienes razón, no te llame para eso, sin embargo siempre es bueno mantener informada a una pieza importante de mi empresa sobre las cosas que suceden. - cruzo las piernas - Te mandé a llamar porque me di cuenta de algunas cosas en estos días.
- ¿Qué cosas?
- No me has mandado los reportes de finanzas de la semana pasada, y tampoco me has hecho aquellas cotizaciones que te pedí.
- Sí, lo lamento, pero tengo demasiadas cosas en mi mente que se me ha olvidado.
- ¿Está algo mal con tu hijo?
- Oh, no, él está bien.
- ¿Entonces?
- Bueno, hmmmm, mi padre acaba de fallecer hace unos días y tuve que ir a Napa para el funeral.
- Mi más sentido pésame, Camila, pero dime, ¿amas este trabajo?
- Por su puesto.
- Bien, en ese caso, solo quería recordarte que necesito esas cotizaciones y esos reportes en mi escritorio a más tardar mañana por la mañana o tendrás que irte unos días sin goce de sueldo. - la castaña trató de ocultar su sorpresa pero le fue difícil - También necesitas estar informada de que si sigues mirando hacia la nada en tu oficina sin estar tecleando nada en la computadora me veré en la necesidad de poner a otra persona en tu oficina.
- ¿C-cómo?
- Tengo cámaras, veo todo lo que no estás haciendo desde qué regresaste de esas vacaciones tuyas.
- No fueron vacaciones.
- Exacto, porque no las pediste. Me temo que también debes saber que el próximo cheque vendrá con un descuento considerable de tu sueldo por haber desaparecido.
- Respondí todos tus mensajes e hice mi trabajo, no puedes quitarme mi sueldo así porque sí.
- ¿Soy la jefa? - la morena asintió - Entonces si puedo, pero tranquila, solo será un cuarenta por ciento del sueldo, tampoco soy tan insensible. Ahora regresa a tu trabajo. Ve y sigue monitoreando todas mis finanzas, mi pequeña máquina de generar y guardar dinero. - le sonrió y después se levantó para abrirle la puerta e indicarle delicadamente con la mano que ya debía irse, cosa que la castaña captó al instante
* * * * *
- Señorita Cabello, la señorita Normani llamó hace unos minutos, quiere saber si la va a acompañar a comer. - informó su secretaria por el intercomunicador
Normani era la segunda hija de Andrea Hamilton, su jefa, ella al igual que Madeline, eran las vicepresidentes de Furdiong PINK, sin embargo, a diferencia de Andrea o de Madeline, Normani era mucho más relajada e incluso más atrevida e imprudente de lo que su madre o hermana jamás habían sido. Normani todos los días iba a comer con Camila, a la joven mujer de piel oscura le gustaba pasar tiempo con la castaña a pesar de que sabía que ella era muy cerrada y no hablaba demasiado. Al contrario de Camila, Normani si pensaba que ambas eran amigas y por ello estaba constantemente sobre ella tratando de hablarle.
- Dile que tengo unos asuntos pendientes que atender y no puedo salir de la oficina. - contestó la castaña con la voz llena de cansancio
Después de haber hablado con Andrea, Camila había regresado a su oficina para ponerse a hacer todo el trabajo que tenía retrasado ya que no podía permitirse que la mandarán de regreso a su casa sin goce de sueldo, ella tenía muchas cuentas que pagar, la luz, su teléfono, la alimentación de Nicholas, la colegiatura de la academia Adelphi, entre otras cosas, y a pesar de que recibía dinero de Ryan para el cuidado de su hijo y que su padrastro le había abierto una cuenta bancaria para depositar mes con mes parte de su dinero correspondiente del club de golf, Camila no tocaba absolutamente nada de ese dinero, ya que se había prometido salir adelante por sí misma sin necesidad de recibir ayuda.
- ¿Se puede saber por qué me acaban de decir que no vendrás a comer conmigo? - preguntó Normani entrando sin avisar a su oficina sorprendiendo por completo a la castaña que saltaba del susto al no esperarse la interrupción
- Diablos, Normani, me has asustado, ¿qué haces aquí? - colocó una de sus manos en su pecho
- Vine por ti, obviamente. Vamos a comer, muero de hambre y han abierto un restaurante de comida mexicana a unas cuadras.
- No, lo siento, estoy ocupada.
- Siempre estás ocupada, Camila.
- Necesito llevarle unos reportes a tu madre, no puedo salir a comer.
- Yo puedo hablar con mi madre, respira un poco, mujer. - la castaña rodó los ojos, ahora ella sonaba como Sofia - Venga, quiero comida mexicana, he invitado a la chica del departamento de creaciones.
Camila se sonrojó completamente al oír aquello. Desde que aquella mujer entró a trabajar a Furdiong y Normani había visto como Camila la veía de pies a cabeza, la hija de su jefa se había dedicado a tratar de conseguirle una cita.
- Hmmm, no gracias. Ya te he dicho que no estoy interesada en ella, por favor, déjame trabajar.
- Está bien, le diré que ya no necesito su presencia, pero ven conmigo, necesitas divertirte un poco, Camila, todo el tiempo estás aquí encerrada, jamás aceptas salir a bailar conmigo y muy rara vez me hablas sobre algo que verdaderamente te guste, somos amigas, debería saber más cosas de ti a parte de tu nombre y apellido.
- ¿Somos amigas?
- Lo somos. - era el turno de la más alta de rodar los ojos - Llevo años invadiendo tu burbuja personal llevándote a comer todos los días y platicandote de mi vida personal, obviamente somos amigas.
- Vaya.
- Sí, vaya, ahora vamos, necesito hablar con mi amiga, acabo de romper con Kate.
- ¿La de la tienda deportiva? - Normani asintió - Me gustaría oír otra de tus aventuras, en serio, pero no puedo levantarme de aquí. Tu madre está viéndonos ahora mismo y no quiero que tenga más razones para bajarme el sueldo de mi próximo cheque, comprendeme.
- Mamá puede ver, no oír. Yo puedo ayudarte con la mitad de los reportes, lo prometo, ahora levanta tu lindo trasero y vamos a comer tacos.
* * * * * *
La comida con Normani fue un increíble distractor para hacer que la ojiverde desapareciera de sus pensamientos por varias horas para que ella pudiera realizar todo lo que le faltaba cuando regresó al trabajo después de comer, pero el efecto distractor no duró lo suficiente como para dejarla libre cuando regresó a casa, ya que al llegar su ama de llaves le informó que había recibido una llamada de Napa de una tal Jaguaregui, obviamente la castaña sabía que lo que Ann había querido decir era Jauregui, que quería hablar urgentemente con ella.
El pedazo de papel que tenía escrito los diez dígitos del número de teléfono de la ojiverde yacía en su mesa de noche, la ojimarrón llevaba observándolo desde hace ya varios minutos y finalmente después de meditarlo mucho se estiró para tomar su celular y marcó los números.
- ¿Hola? - respondió del otro lado de la línea una voz rasposa
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N/A:
HOLAAAAAAAAAA
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