Capítulo 9

-POV Tn___-
—¿Es esta la primera vez que patrullas la ciudad como una heroína, Tn___? —pregunta Iida mientras nos reunimos en el punto de encuentro después de varias horas de patrullaje.

Mis pensamientos se entrelazan con las palabras de Iida. Como era de esperarse, me he unido a uno de los grupos que el profesor Aizawa organizó para patrullar la ciudad. Hoy, la misión era simple: conseguir al menos diez firmas de personas a las que ayudáramos, un objetivo que parecía fácil en teoría, pero que en la práctica era otra historia.

—Sí —respondo, asintiendo con una mezcla de inseguridad y expectativa—. ¿Para ustedes no es la primera vez? —pregunto, observando la confianza en sus rostros.

—No, para nosotros es algo bastante común —responde Deku, sonriendo—. Aizawa-sensei nos asigna este tipo de tareas al menos una vez al mes, dependiendo de cómo vamos con el material de la escuela. Es una forma de poner en práctica lo que aprendemos en las aulas.

—¿Y cuántas firmas has conseguido hasta ahora? —me pregunta, levantando su hoja llena de firmas, un reflejo de su dedicación y compromiso.

Bajo la mirada hacia mi propio papel, notando con desánimo que está casi en blanco. No he conseguido ni una sola firma. La frustración comienza a crecer dentro de mí, acompañada de una sensación de insuficiencia que no puedo evitar.

—Aún no he conseguido ninguna... —admito, con un nudo en la garganta. El rubor sube a mis mejillas mientras siento las miradas de Iida y Deku sobre mí.

—¡Vaya, Tn___! Pensé que ibas a terminar antes que nosotros —comenta Iida, observando mi hoja con sorpresa—. Siempre te ves tan segura...

—Por más que haya sacado un cien por ciento en el examen de ingreso, todavía no me acostumbro a la idea de salvar a la gente —digo, sintiendo cómo mi voz tiembla ligeramente—. Aquí no ha pasado nada demasiado extravagante, y mis poderes... siento que son demasiado débiles para un combate real.

Mientras hablo, no puedo evitar recordar mis experiencias pasadas, aquellos momentos que me marcaron profundamente y que ahora pesan sobre mis hombros. La inseguridad y el miedo se entrelazan, nublando mi confianza.

—¿Alguna vez has sentido la necesidad de ayudar a alguien? —pregunta Iida con suavidad, interrumpiendo mis pensamientos—. ¿O has sido rescatada por alguien que consideras un héroe?

Flashback
Los recuerdos invaden mi mente, transportándome a un momento oscuro de mi pasado. Mi madre, siempre valiente y decidida, estaba asustada. Su cuerpo temblaba mientras me abrazaba con fuerza, intentando protegerme de la realidad que nos rodeaba.

—Pronto pagarán por esto —murmura con una determinación que apenas esconde su miedo—. En unos minutos, un héroe llegará y les dará su merecido —dice, con la esperanza reflejada en sus ojos.

Pero la esperanza se desvanecía con cada segundo que pasaba. ¿Dónde estaba el héroe que prometía salvarnos? ¿Por qué no llegaba cuando más lo necesitábamos? Los minutos se hicieron eternos, y con ellos, la desesperanza creció.

—¿Qué disparates dices? —se burla uno de los hombres, riendo con una maldad que hiela la sangre.

—Van a ir a la cárcel y se van a pudrir en ella, ¿oyeron? —replica mi madre, su voz temblorosa pero llena de coraje—. Lucharé hasta el final...

¡BANG!

El sonido del disparo resonó en mi mente, marcando el fin de una esperanza y el inicio de una cicatriz que aún no ha sanado.
Fin del Flashback

—No... —respondo finalmente, con un tono apagado, luchando por mantener el control sobre mis emociones. Los recuerdos aún pesan en mi pecho, pero los dejo a un lado, enterrándolos donde no puedan alcanzarme por ahora.

El silencio que sigue es incómodo, pero también necesario. El ruido de la ciudad, los autos pasando, la gente charlando, todo se mezcla en un murmullo lejano mientras intento recuperar mi compostura. Iida y Deku intercambian una mirada, conscientes de que hay algo más profundo detrás de mi respuesta, pero respetan mi silencio.

—Entonces, ¿esta es tu primera vez...? —comienza Deku, intentando aliviar la tensión.

—¡Sí! —interrumpo rápidamente, dándoles la espalda mientras siento el calor subir a mi rostro. La vergüenza me consume, y lo último que quiero es que ellos vean cuán vulnerable me siento.

—Tranquila —dice Iida, colocando una mano firme y reconfortante en mi hombro—. Podemos ayudarte. Aquí siempre hay alguien que necesita la más mínima ayuda.

La sinceridad en su voz me tranquiliza un poco, aunque todavía siento el peso de la inseguridad. Quiero ser útil, quiero demostrar que soy capaz, pero el miedo al fracaso sigue presente.

—Mira, Tn___, esa señora necesita ayuda para cruzar la calle —me señala Deku con cuidado, su tono lleno de comprensión.

—¿Qué debo hacer? —pregunto, intentando ocultar mi nerviosismo. Es la primera vez en años que interactúo con alguien que no sea parte de mi círculo cercano.

—Es fácil —responde Deku, con una sonrisa tranquilizadora—. Ella tiene bolsas en sus manos, podrías ofrecerte a ayudarla a cruzar la calle. A veces, las pequeñas acciones pueden marcar una gran diferencia.

Observo a la señora, una mujer mayor que parece luchar con una pequeña bolsa de regalos mientras intenta cruzar la calle. Los autos no paran, y el caos del tráfico parece aumentar su ansiedad.

—Nosotros podemos encargarnos del tránsito —añade Iida, ya planeando cómo resolver el problema principal.

(...)

—¡POR FAVOR, DETENGAN LOS VEHÍCULOS INMEDIATAMENTE! —grita Iida, parándose en medio de la carretera con una señal de "pare" de un rojo brillante. Los autos comienzan a detenerse, y las personas aprovechan para cruzar rápidamente la calle, aliviadas por la intervención.

—Anda, aprovecha —me dice Deku, dándome un leve codazo de ánimo—. Yo estaré vigilando. Confía en ti misma, Tn___.

Respiro hondo, intentando calmar los nervios que se agitan en mi interior. La señora parece aún más nerviosa que yo, mirando a los autos detenidos con desconfianza, como si en cualquier momento fueran a reanudar su marcha.

—Disculpe —me acerco a ella, tomando la bolsa que parece estar llena de regalos—. ¿Le molestaría si la ayudo a cruzar la calle? —le pregunto con una sonrisa que espero transmita la confianza que necesito sentir.

—Sería un alivio, jovencita —responde la señora, su rostro iluminándose con gratitud mientras entrelaza su brazo con el mío.

Caminamos juntas, atravesando la calle con cuidado, rodeadas por la multitud que aprovecha la pausa en el tráfico. A medida que avanzamos, siento cómo mi nerviosismo se disipa, reemplazado por una extraña pero cálida sensación de satisfacción. Esto es lo que significa ser un héroe, me doy cuenta. No siempre se trata de grandes batallas o gestos heroicos, sino de las pequeñas acciones que pueden cambiar el día de alguien.

—Muchas gracias por su ayuda —dice la señora cuando llegamos al otro lado, soltando un suspiro de alivio—. Sin héroes como ustedes, no sé si habría llegado a salvo.

—Es nuestro deber —le respondo con una sonrisa, devolviéndole la bolsa—. Estamos aquí para ayudar.

—¿Hay alguna forma de recompensarte? —pregunta, su voz llena de sinceridad.

—Podría firmar aquí, si no es molestia —saco rápidamente el papel y el bolígrafo—. Es para un trabajo de la escuela.

—¡Por supuesto! —exclama, tomando el bolígrafo y firmando con entusiasmo—. Le contaré a mis nietos sobre la heroína que me ayudó a llegar a tiempo a su cumpleaños —se ríe, devolviéndome el papel con una mirada amable—. Sigue así, y verás que serás la mejor.

La veo alejarse, abrazada por dos niños pequeños que corren hacia ella con una mezcla de alegría y alivio. Miro el papel en mis manos, asombrada por lo que acabo de lograr. Mi primera firma. Un pequeño paso, pero un gran avance para mí.

Al girarme, noto que Iida sigue controlando el tráfico, mientras Deku me sonríe y aplaude desde la distancia, orgulloso de lo que he conseguido. Nunca pensé que algo tan sencillo como ayudar a alguien a cruzar la calle pudiera tener un impacto tan grande. Las pequeñas acciones realmente son las que hacen la diferencia.

—Disculpa —una vocecita detrás de mí me hace girar. Una niña pequeña tira de mi camisa, con los ojos llenos de admiración—. ¿Tú eres una heroína?

Mis ojos se abren con sorpresa ante su pregunta. Es tan joven, probablemente tiene la edad que yo tenía cuando me sucedió aquello... Me arrodillo para estar a su altura.

—¿Qué hace una heroína? —me pregunta, con una mezcla de curiosidad y admiración.

Respiro hondo, recordando el dolor de mi pasado, pero también la satisfacción de lo que acabo de hacer.

—Una heroína ayuda a las personas, incluso en las cosas más pequeñas —le explico, acariciando su cabeza—. No necesita poderes grandiosos, solo un corazón dispuesto a ayudar a los demás.

—¡Eso es increíble! —exclama la niña, saltando con entusiasmo—. ¡Yo quiero ser como tú cuando sea grande!

Su inocencia y entusiasmo me conmueven, y por un momento, siento que he encontrado una parte de mí misma que creía perdida. Ser un héroe no significa luchar contra villanos todos los días; a veces, solo se trata de estar ahí para alguien que te necesita.

De repente, mi hoja ya no parece tan vacía. Tiene un significado mucho más profundo que solo conseguir firmas; representa mi crecimiento, mis primeros pasos hacia convertirme en alguien en quien los demás puedan confiar. Deku e Iida tienen razón: ser un héroe es mucho más que lo que pensaba.

Me levanto, con la firme convicción de que puedo hacer más. Puedo ser más. Y mientras la niña corre hacia su madre, agitando la mano con entusiasmo, sé que he dado un paso en la dirección correcta.

Deku e Iida se acercan, y la calidez en sus miradas me confirma lo que he comenzado a entender. Estoy en el camino correcto. Y aunque aún queda mucho por aprender, por primera vez en mucho tiempo, siento que pertenezco aquí. Estoy dispuesta a luchar por este sentimiento, por este lugar, y por las personas que confían en mí.

Juntos, seguimos patrullando la ciudad, cada uno con una hoja llena de firmas, pero más importante aún, con corazones llenos de determinación. Hoy no solo he aprendido lo que significa ser un héroe; he aprendido que, con un poco de ayuda, incluso las personas más rotas pueden encontrar la manera de reparar su corazón y seguir adelante.

—Vamos, Tn___, ¡aún hay muchas personas a las que podemos ayudar! —dice Deku, y por primera vez, siento la emoción de la aventura y el propósito en su máxima expresión.

—Sí, ¡vamos! —respondo, con una sonrisa que refleja mi renovada confianza. Hoy, la vida de héroe realmente ha comenzado para mí.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top