Capítulo 3

-Pov Tn___-

¿Quién lo diría? Meses atrás, jamás hubiera imaginado encontrarme en un lugar como este. Ahora, aquí estaba, en la entrada de la escuela más prestigiosa de Japón, U.A. La imponente edificación parecía susurrar promesas de poder y reconocimiento. Y pensar que fui una de las cinco personas en ingresar directamente, sin necesidad de pasar por el examen de admisión, era algo que aún me resultaba difícil de asimilar.

Al colocarme el uniforme por primera vez, sentí una mezcla de emociones. Era como un símbolo de mi nueva vida, alejada de las sombras donde me crié junto a Shigaraki, mi hermano adoptivo. Había pasado tanto tiempo sin asistir a una escuela normal que la sensación del tejido del uniforme contra mi piel despertaba una nostalgia que no esperaba sentir.

Mientras caminaba por los pasillos, observaba con fascinación a los demás estudiantes. Cada uno con habilidades únicas, volando, transformándose, o mostrando características animales que antes solo veía como algo ajeno. No podía evitar pensar en cómo estos héroes, con sus brillantes habilidades, se movían con tanta libertad. Y aun así, no podía olvidar que fueron los héroes quienes fallaron y permitieron la muerte de mis padres.

—Class 1-A —murmuré al leer el letrero en la puerta. Dentro del aula, las voces de los estudiantes eran bulliciosas, llenas de energía juvenil. Al abrir la puerta, el ruido cesó de inmediato y sentí cada mirada posarse sobre mí.

El silencio era casi opresivo mientras me dirigía a un asiento vacío en la parte trasera del aula. No me importaba mucho la atención, pero tampoco podía negar que no estaba acostumbrada a tanta curiosidad. Era una intrusa en su mundo, y eso lo hacía todo más incómodo.

—Hola —una voz aguda rompió el silencio, y al voltear, me encontré con un chico pequeño y... particularmente desagradable, por decirlo de alguna forma.

—Hola... —le respondí alzando una ceja, ya sintiendo que esto no iba por buen camino.

—¿Tienes novio? —preguntó, mientras un leve sonrojo aparecía en su rostro y su saliva comenzaba a escaparse de su boca.

Antes de que pudiera responderle, un chico de cabello rubio y largo lo agarró por la camisa, apartándolo de mí.

—Por Dios, Mineta, compórtate —le susurró el rubio, claramente acostumbrado a este tipo de situaciones.

—¿Qué haces en nuestro salón? —Otra voz se alzó, esta vez con un tono malhumorado. Al voltear, me encontré con un chico de cabello rubio erizado, cuya mirada parecía atravesarme.

—Lo mismo te pregunto —le respondí, mi tono tan afilado como una daga. Vi cómo la tensión se apoderó de todos en la sala.

—A mí no me hables así —gruñó, pero no pude evitar soltar una risa ante su respuesta. "Así que este es el temperamental del grupo", pensé.

—Pues, cuando comiences a actuar como un héroe, o mejor dicho, como un caballero, te trataré de igual forma. ¿Señorito? —le dije alargando las palabras, viendo cómo su rostro se contorsionaba de ira mientras los demás contenían la risa.

—Katsuki Bakugo —escupió su nombre, cruzando los brazos—. Estaré pendiente de tus habilidades.

Le observé mientras se alejaba, su postura rígida como si intentara no dejar que mis palabras le afectaran, aunque claramente lo había logrado. Era curioso cómo, con tan poco, ya había sacudido la dinámica del grupo.

—¿Cómo hiciste eso? —Un murmullo suave a mi lado llamó mi atención. Al voltear, me encontré con un chico de cabello rojo y puntiagudo, acompañado por otros dos chicos y una chica. Uno de los chicos llevaba gafas y el otro, para mi sorpresa, era el de cabello verde que había notado al entrar. Una extraña sensación de intriga se deslizó por mi columna.

—Eijiro Kirishima —se presentó el chico de cabello rojo con una sonrisa amistosa—. Este es nuestro presidente, Tenya Iida —señaló al chico con gafas, quien hizo un saludo militar al presentarse.

—Un gusto —dijo Iida con formalidad.

—La chica aquí es Ochaco Uraraka —continuó Kirishima, señalando a la chica, quien sonrió con un aire de dulzura que irradiaba inocencia.

Finalmente, mis ojos se encontraron con los del chico de cabello verde.

—Y el chico de pelo verde es Izuku Midoriya —me indicó, y aunque intentó mostrar una sonrisa, su nerviosismo era palpable.

—Un gusto —dije, extendiendo mi mano hacia él. Al hacerlo, un extraño hormigueo recorrió mi brazo cuando nuestras manos se tocaron. Fue como si una corriente eléctrica hubiera pasado de él a mí, haciéndome soltar su mano con rapidez. "¿Qué demonios fue eso?" pensé, observándole con renovada curiosidad. Algo en él me inquietaba, algo más allá de lo evidente, y no estaba segura si eso era bueno o malo.

Antes de que pudiera reflexionar más sobre ello, la puerta se abrió de golpe.

—¡Buenos días, chicos! —Un hombre con cabello largo y oscuro entró al aula, captando la atención de todos—. Espero que hayan tenido un fin de semana tranquilo. Hoy, tenemos una nueva compañera en el salón y espero que se lleven bien con ella. —Sus palabras estaban dirigidas a la clase, pero su mirada se posó sobre mí—. Tn___ Taneyama, ¿por qué no te presentas?

Me levanté lentamente, sintiendo nuevamente todas las miradas sobre mí.

—Buenos días —dije con una reverencia ligera. Intenté que mi voz sonara firme, pero amable.

—Chicos, ella es una de las estudiantes tops en la escuela —continuó el profesor.

—¡¿Qué?! —El grito colectivo resonó en el aula, y no pude evitar sentir una pequeña satisfacción al ver sus reacciones.

—Exactamente. Al tomar los exámenes para entrar, tuvo una calificación perfecta. Tanto así que el mismo director pensó que ella podría estar a su nivel de inteligencia —dijo el profesor, dejando caer la noticia como una bomba.

—Pero si tuvo una calificación así, eso significa que... —El chico malhumorado, Bakugo, dejó la frase inconclusa, y me limité a sonreír.

—Estás en lo correcto, Bakugo. No tuve que tomar el examen de admisión como la mayoría lo haría —terminé la frase por él. —Es un gusto poder estar con ustedes de hoy en adelante. Espero que tengamos una linda amistad y que pueda ser parte de su familia —añadí con una sonrisa que intentó ser conciliadora, aunque no estaba segura de si realmente lo era.

Mientras volvía a mi asiento, no pude evitar lanzar una mirada rápida hacia Midoriya. Había algo en él, una energía latente que sentía bajo su torpe exterior. No sabía qué era, pero una parte de mí quería descubrirlo. Y eso era tanto emocionante como desconcertante.

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