Capítulo 24

-POV TN___-

Desperté con la sensación de algo frío y rígido contra mi piel. Parpadeé varias veces, intentando enfocar mi vista en el techo blanco e impersonal sobre mí. Un olor a desinfectante y medicamentos inundaba mis sentidos. Intenté moverme, pero un tirón repentino en mi muñeca me detuvo en seco. Giré la cabeza lentamente, todavía aturdida, y vi una esposa metálica que me ataba a la camilla.

Sentí una ola de frustración y desesperación mezclada con una punzada de miedo. "¿Así es como termina todo?", pensé, mirando la cadena que me sujetaba. Una risa amarga escapó de mis labios, rasposa por la sequedad de mi garganta. "¿Villana? ¿Realmente me consideran una villana después de todo lo que he hecho para ayudarlos?" Me quedé mirando mis manos, las mismas que habían destruido y protegido por igual, recordando cómo Tomura me había manipulado, cómo había terminado robando el poder de Deku... el "One for All".

Mis pensamientos se desviaron hacia los demás. ¿Estarían también aquí? ¿Estarían a salvo? Un sentimiento de culpa comenzó a formarse en el fondo de mi pecho, apretándolo con una fuerza que me hizo jadear. Tenía que saberlo. Cerré los ojos, concentrándome, y dejé que mi poder de descomposición fluyera hacia mi muñeca. Sentí la esposa desintegrarse, transformándose en polvo que caía suavemente sobre la sábana. Me senté rápidamente, arrancando los monitores de mi cuerpo, sin importar las alarmas que empezaron a sonar en la habitación. No podía quedarme ahí. No cuando ellos podrían necesitarme.

Salí al pasillo, avanzando con pasos rápidos y silenciosos. El sonido distante de los monitores cardíacos y el eco de las voces de las enfermeras llenaban el aire. Mi corazón latía con fuerza, pero mi mente estaba decidida. "Dabi...", pensé, sintiendo un nudo en el estómago. "Tengo que encontrar a Dabi."

Doblé una esquina y me detuve frente a una puerta entreabierta. Algo dentro de mí me dijo que él estaba allí. Empujé la puerta con cuidado y entré.

Allí estaba. Dabi yacía en una cama, su cuerpo cubierto de vendas. A su lado, en otra cama, Todoroki seguía inconsciente, sus respiraciones lentas y regulares. Mi corazón se apretó al verlos así, tan vulnerables. Me acerqué lentamente a Dabi, que parecía estar dormido, pero sus cejas fruncidas y la tensión en sus labios decían lo contrario.

Me detuve junto a su cama, mi mano temblorosa alcanzando la suya. "Dabi...", susurré, mi voz apenas audible. Toqué sus dedos, sintiendo el frío de su piel contra la mía. "Podría devolvértelo", pensé, luchando con la idea. "Podría devolverte tus poderes, hacerte fuerte otra vez..."

En ese instante, Dabi abrió los ojos. Sus irises azules, fríos como el hielo, se encontraron con los míos. Había algo en su mirada, una mezcla de cansancio, resignación y... ¿compasión?

—No lo hagas —murmuró, su voz rasposa y rota—. No quiero mis poderes de vuelta, Tn___. Ya te lo dije antes.

Tragué saliva, mis labios temblando al intentar responder. Pero Dabi apretó mi mano, un gesto pequeño pero firme, lo suficiente para hacerme callar.

—Pero si pudiera... si te ayudara a empezar de nuevo... —intenté decir, mi voz quebrándose—. Podríamos... podríamos tener una oportunidad...

Él esbozó una sonrisa débil, su expresión llena de tristeza.

—No hay un "empezar de nuevo" para mí, Tn___. —Sus ojos se desviaron hacia Todoroki, y vi una sombra de dolor cruzar su rostro—. Mi familia... me ha aceptado, de alguna forma. Pero debo pagar por lo que hice, lo entiendo. La cárcel... es suficiente para mí. Al menos allí... podré intentar redimirme.

Una punzada de dolor atravesó mi corazón al escuchar sus palabras. Podía sentir su dolor, su resignación. Asentí lentamente, incapaz de encontrar las palabras correctas. Miré a Todoroki, su rostro pálido y sereno bajo las vendas. Había tanto que quería decirle a ambos, pero las palabras simplemente no salían.

De repente, Todoroki murmuró algo en sueños, su voz apenas un susurro. Me acerqué más, intentando escuchar.

—¿Shoto...? —pregunté en voz baja, esperando alguna respuesta. Pero él no dijo nada más, solo un gemido suave antes de volver a caer en su sueño profundo. Dabi lo miró con una expresión que nunca antes había visto en él: amor fraternal mezclado con culpa.

—Siempre quiso lo mejor para mí... incluso cuando yo no lo merecía —dijo Dabi, su voz quebrándose un poco—. No arruines esto, Tn___. Deja que termine como debe terminar.

Mis dedos se tensaron en torno a los suyos por un momento más antes de que finalmente soltara su mano. Me giré hacia la puerta, cada paso se sentía como si me estuviera alejando de algo más grande que simplemente esa habitación.

El pasillo parecía interminable mientras caminaba hacia la habitación de Deku. Mi mente estaba llena de recuerdos fragmentados: su risa, su voz suave asegurándome que todo estaría bien, incluso cuando nada lo estaba. Cuando llegué a la puerta de su habitación, empujé suavemente, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho.

Deku yacía en la cama, vendado y quieto, como si aún estuviera bajo anestesia. Mis ojos se llenaron de lágrimas al verlo así, tan frágil. Me acerqué lentamente, tomando su mano. "¿Cómo sería... vivir una vida normal contigo?", pensé, dejando que mi mente vagara. "Sin poderes, sin Liga, sin miedo... solo nosotros."

Cerré los ojos y dejé que el poder del "One for All" fluyera fuera de mí, pasando de mi cuerpo al suyo. Sentí una corriente cálida de energía moverse entre nosotros, y un extraño alivio llenó mi pecho. Por un momento, todo pareció estar bien. Todo parecía... tranquilo.

Pero ese momento se rompió de golpe cuando la puerta se abrió con fuerza. All Might y Aizawa entraron rápidamente, sus rostros llenos de preocupación y alarma.

—¡Tn___! ¿Qué crees que estás haciendo? —gritó All Might, su voz resonando en la habitación como un trueno.

—¡Espera! ¡No es lo que parece! —intenté explicar, pero mi voz se quebró, ahogada por el miedo y la culpa.

Aizawa avanzó hacia mí, sus ojos llenos de furia contenida.

—¿Cómo puedes ser tan imprudente? —su voz era baja, cargada de una severidad que me hizo encogerme—. Sigues siendo un peligro para todos los que te rodean. No puedes simplemente deambular por aquí como si nada.

Cada palabra golpeaba como un martillo, clavándose profundamente en mi pecho. "¿Peligro?", pensé, sintiendo cómo el miedo y la culpa me envolvían. "¿Es eso lo que soy... incluso después de todo lo que intenté hacer?"

—Yo... yo solo quería... —mi voz era apenas un susurro, mi mente luchaba por encontrar las palabras.

—No importa lo que quisieras —interrumpió All Might, su tono firme pero con un matiz de dolor—. Aún posees el "All for One". Y mientras lo tengas, eres una amenaza para todos.

Sentí que el suelo se desmoronaba bajo mis pies. ¿Una amenaza? ¿Eso es todo lo que ellos veían? Mi pecho se apretó, y por un momento, deseé no existir.

—Lo siento... —murmuré, las lágrimas corrían libremente por mi rostro. Aizawa no mostró compasión.

—No podemos confiar en ti así. —Sus palabras eran como cuchillos, y antes de que pudiera reaccionar, sentí sus poderes anulando los míos. Toda la fuerza se escapó de mi cuerpo, dejándome vacía y rota.

Las esposas se cerraron de nuevo alrededor de mis muñecas, el frío del metal mordió mi piel, y solté un sollozo ahogado. Me sentí paralizada, la culpa y la desesperación eran como un peso que me hundía.

—Te llevaremos de vuelta a tu habitación —dijo Aizawa, sin emoción en su voz mientras tiraba de mí—. No puedes quedarte aquí.

Me dejé arrastrar, cada paso era un recordatorio de mi impotencia, de mi fracaso. De vuelta en mi habitación, me recosté en la camilla, sintiendo las lágrimas caer silenciosamente. Mis pensamientos eran un caos, una maraña de remordimientos y arrepentimientos.

"Tal vez... esto es lo que merezco," pensé, cerrando los ojos. El peso del "All for One" y las miradas de todos sobre mí eran demasiado para soportar.

En la oscuridad de mi mente, solo había una certeza: "Quizás nunca podré escapar de lo que soy."

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