Capítulo 17
-POV Tn___-
Me aferraba a las sábanas de mi cama mientras miraba el techo blanco de mi habitación. La noche parecía interminable, y el sueño se negaba a venir. Habían pasado solo un par de días desde que le confesé todo a Momo, y aunque ella había decidido quedarse conmigo en la habitación en secreto, la seguridad que sentía era frágil, como una fina capa de hielo sobre un lago helado. Ambas acordamos no decir nada sobre lo ocurrido con Toga; cualquier investigación podría destapar más de lo que estábamos listas para manejar. Me mantuve encerrada en la habitación bajo la excusa de un resfriado, y aunque era una excusa poco convincente, Momo se encargó de que todos la creyeran.
Me levanté lentamente de la cama, abrazando mis piernas mientras observaba a Momo dormir tranquilamente. La luz de la luna atravesaba las cortinas, bañando su rostro con un resplandor plateado. Por un momento, el recuerdo de nuestra conversación me invadió.
Flashback
—Soy un asco de persona —sollozaba descontroladamente, con las manos cubriéndome el rostro, ahogada en lágrimas tras contarle todo el plan de Shigaraki a Momo—. Por favor —me arrodillé en el suelo, mis lágrimas empapando la alfombra—. Perdóname... —supliqué, aferrándome a sus tobillos, buscando cualquier rastro de compasión en sus ojos.
Momo se agachó, colocando sus manos cálidas sobre las mías, sus dedos entrelazándose con los míos con una firmeza sorprendente. —No digas eso —su voz era suave, casi un susurro—. A pesar de todo lo que has pasado, sé que tus intenciones no eran malas. Estabas perdida, confundida, y pensaste que estabas haciendo lo correcto. No te culpes. Alégrate de haber decidido hacer lo correcto antes de que fuera demasiado tarde. Eres una buena persona, Tn___. —Me abrazó con fuerza, y sentí cómo el calor de su cuerpo comenzaba a derretir el hielo que había rodeado mi corazón durante tanto tiempo.
Fin del Flashback
Me levanté de la cama con cautela y me acerqué a la puerta del balcón, apartando la cortina para ver mejor la luna. El resplandor plateado era hipnotizante, como un faro en la oscuridad de mi mente. Habíamos acordado que no saldría de la habitación hasta que mis heridas fueran menos visibles, pero la tentación de sentir el aire fresco en mi rostro era demasiado fuerte. Abrí lentamente la puerta, dejando que la brisa nocturna me golpeara con fuerza, erizando mi piel al instante. No había nadie alrededor; la noche estaba silenciosa, salvo por el sonido del viento.
Me recliné contra la baranda del balcón, cerrando los ojos mientras el aire fresco me envolvía. Era una sensación liberadora, pero a la vez dolorosa, como un recordatorio de lo que había perdido y de lo que aún podría perder. Miré hacia atrás, asegurándome de que Momo seguía dormida, y cerré la puerta del balcón con suavidad. Con un suspiro profundo, me impulsé hacia arriba, volando hasta el techo del edificio. El frío del concreto me caló hasta los huesos, pero me senté de todas formas, abrazando mis rodillas mientras observaba la luna, tratando de encontrar alguna respuesta en su luz distante.
"Estoy tan perdida... ¿qué se supone que debo hacer ahora?" Mis pensamientos eran un torbellino de dudas y miedo. Cada palabra de Toga resonaba en mi cabeza como un eco maldito, recordándome lo fácil que sería perderlo todo. Todo por querer ser feliz por una vez en mi vida. Y todo por él.
—De todas las personas... tenías que ser tú —murmuré con amargura, pasando las manos por mi cabello desordenado.
¡CRACK!
El sonido me hizo girar bruscamente, mi corazón latiendo con fuerza. Miré a mi alrededor, tratando de ver en la penumbra.
—¿Tn___? —La voz suave y familiar me sobresaltó, y grité, pero unas manos cálidas me taparon la boca rápidamente. Era Deku.
Me eché hacia atrás, dándole la espalda, sintiendo cómo la vergüenza y la confusión se apoderaban de mí. Me levanté del suelo, dispuesta a irme, pero él me detuvo con suavidad.
—¿Por qué te vas? —preguntó, su voz era un susurro cargado de preocupación—. Sé que algo no anda bien. Quédate conmigo un rato. —Me soltó, dándome espacio para decidir. Dudé por un momento, pero luego me senté de nuevo, envolviendo mis piernas con mis brazos, mi cabeza apoyada en mis rodillas.
—¿Alguna vez te has preguntado si estás haciendo lo correcto? —le pregunté de repente, mi voz apenas audible.
—Sí... creo que todos nos hemos hecho esa pregunta en algún momento —respondió él, acercándose un poco más.
—¿Y cuando crees que has hecho lo correcto... no te arrepientes de haberlo hecho? —Levanté la vista para mirarlo, buscando algo en sus ojos que me diera esperanza. Se quedó en silencio por un momento, considerando su respuesta.
—No, no me arrepiento —dijo finalmente, con una sinceridad que me desarmó por completo.
—¿Estás seguro? —insistí, sintiendo que las lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos nuevamente. Noté cómo su expresión cambiaba de calma a preocupación al ver las heridas en mi rostro.
—¿Qué te pasó? ¿Quién te hizo esto? —preguntó con urgencia, acercándose más, su mano tocando suavemente mi mejilla. El contacto hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo.
—Eso no importa ahora mismo —dije, apartando su mano con delicadeza, desviando la mirada hacia la luna. Pero él no estaba dispuesto a dejarlo pasar.
—Claro que importa, Tn___. Tú importas —insistió, su voz llena de una intensidad que nunca había escuchado antes. Sentí que el peso de sus palabras caía sobre mí como una cascada, derrumbando las paredes que había construido alrededor de mi corazón. Me volví hacia él, y antes de darme cuenta, nuestras caras estaban a solo unos centímetros de distancia.
Sentí su respiración entrecortada contra mi piel, su mirada atrapada en la mía, buscando algo, quizás la misma desesperación que yo sentía. Lentamente, él levantó una mano para acariciar mi mejilla, sus dedos rozando las heridas con una ternura infinita.
—Deku, yo... —mi voz temblaba, incapaz de encontrar las palabras para expresar todo lo que sentía. Una mezcla de culpa y amor llenaba mi pecho, creando un nudo en mi garganta.
—Yo también te quiero, Tn___ —susurró, su voz quebrándose ligeramente. Sus ojos verdes brillaban con una mezcla de emoción y determinación—. Y por eso... por eso necesito que sepas algo. —Me miró con una intensidad que me hizo sentir vulnerable y expuesta.
—¿Qué pasa? —le pregunté, tratando de mantener mi compostura, pero sabiendo que el peso de lo que estaba a punto de decir me haría perder la calma.
—Soy el sucesor de All Might —confesó finalmente, su voz cargada de seriedad y una tristeza que me rompió el corazón. Mis ojos se abrieron como platos mientras absorbía la magnitud de sus palabras. El sucesor, el héroe al que la Liga de Villanos busca, y yo, en mi desesperación, había puesto su vida en peligro.
No pude evitar que las lágrimas comenzaran a caer mientras miraba a Deku. La culpa me abrumó; había fallado, me había enamorado. Mi corazón se rompía al saber que el chico que amaba estaba en el centro de una amenaza tan grande. No sabía cómo reaccionar, no sabía cómo hacer que se sintiera mejor sin hacerle sentir que era responsable de todo esto.
—Deku, yo... —mis palabras se ahogaron en un sollozo—. Lo siento. Lo siento tanto.
Deku me miró con una mezcla de sorpresa y ternura. —No es tu culpa, Tn___. —Su voz era un susurro reconfortante—. Lo importante es que estamos aquí ahora. Juntos.
Me acerqué lentamente a él, sintiendo la calidez de su presencia, y me incliné hacia adelante, apoyando mi frente contra la suya. Las lágrimas caían libremente mientras él me envolvía en un abrazo suave pero firme, ofreciendo consuelo en medio del caos.
—Prometo que te protegeré, Tn___.—dijo con una determinación que me hizo sentir esperanzada por primera vez en días—. No importa lo que pase, no voy a dejar que nada te lastime. Ni a ti, ni a nadie más.
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