Capítulo 15
-POV Tn___-
Los días pasaban lentamente, como si cada segundo se alargara en una agonía interminable. No podía ignorar la sensación de ser observada. Una mirada pesada y persistente que me seguía dondequiera que iba, como una sombra siniestra que acechaba en la penumbra. Mi cuerpo se mantenía en constante alerta, mis sentidos agudizados por el miedo y la culpa que no me dejaban en paz. Sabía que todo esto era mi culpa. Debería haberme reunido con Shigaraki hace semanas para recibir la última dosis de All for One, pero lo había estado evadiendo desde que decidí apartarme de sus planes.
"Si solo actuaba como si nada hubiera pasado, tal vez me dejarían en paz..." pensé con amargura. Pero era una idea absurda, una fantasía que solo podía llevarme al desastre. Yo era la sucesora de All for One. No había forma de que me dejaran caminar por las calles como si fuera una persona común. No cuando era considerada una amenaza tan grande, un arma que la Liga de Villanos aún deseaba poseer.
Miré a mi alrededor. Las calles estaban extrañamente vacías para ser las tres de la tarde. A esta hora, el bullicio de la gente saliendo de sus trabajos debería llenar el aire, pero no había una sola alma a la vista. La ausencia de ruido, de cualquier indicio de vida, hizo que un escalofrío recorriera mi espalda. Mi instinto me decía que algo estaba mal.
¡CRACK!
El sonido repentino de una rama rompiéndose detrás de mí me hizo girar de inmediato, mi corazón latiendo con fuerza. Miré a mi alrededor, escaneando cada rincón en busca del origen del ruido. Nada. Nadie. Pero no me convencí; sabía que había escuchado algo.
"¿Es solo mi mente jugándome una mala pasada? ¿O realmente hay alguien allí?" Pensé mientras mis ojos escudriñaban cada sombra, cada rincón.
Apreté el paso, dirigiéndome hacia el apartamento donde los demás me esperaban para cenar. Pero la sensación de ser observada no se desvanecía. Si acaso, se intensificaba con cada segundo que pasaba. Mi respiración se volvió superficial, cada inhalación llenando mis pulmones con el aire frío de la tarde, mis oídos zumbando con cada latido de mi corazón.
¡PAC, PAC, PAC!
Escucho pasos apresurados detrás de mí. Me detengo en seco, Los sentidos en alerta maxima. Aún no hay nadie a la vista. Este es el momento perfecto para aprobar uno de mis nuevos poderes. Cierro los ojos, dejando que la oscuridad también vuelva. Es la única forma de controlar mis habilidades, de ver más allá de lo que es visible a simple vista.
Con los ojos cerrados, puedo ver claramente mi entorno. Puedo ver cada hoja que se desliza por la calle, empujada por el viento, y oigo cada pequeño sonido, cada respiración contenida pero todo está en silencio.
—Ji ji ji...
unas risas suave y aguda romper el silencio. Me concentro en el origen de la voz, una calle atrás de donde estoy. Tengo dos opciones: Seguir caminando y fingir que no he oído nada o enfrentarme a quien quiera que me esté siguiendo.
Abro los ojos con determinación y camino hacia donde escuché la risa. Es una calle sin salida. Mis pasos resuenan en el pavimento, y el eco me trae recuerdos amargos, a pesar de qué esta calle es diferente de aquella donde todo cambió hace años.
—Sal de donde sea que estés. Sé que me has estado siguiendo durante semanas.— Digo, adentrándome más en la calle, mis ojos recorriendo cada rincón en busca de una sombra, Un movimiento.
—Ash, chica, a veces pienso que esos nuevos poderes te han cambiado en todos los sentidos.
Escucho pasos detrás de mí y me giro rápidamente. Ahí está ella, Toga, caminando hacia mi con una sonrisa traviesa en su rostro y un cuchillo en la mano, jugando con él como si fuera un juguete.
—Toga, sabes qué Shigaraki no dijo que una gota de mi sangre en tu sistema y te hace polvo.— Le recuerdo, tratando de mantener mi voz firme, aunque la presencia de ella y su mirada desquiciada me ponen los nervios de punta.
— Si supieras lo poco que le importa eso ahora que no quieres venir a nosotros.— Responde, deteniéndose justo frente a mí, sus ojos brillando con un entusiasmo perturbador.
— No hay que tener prisa con el plan. Apenas estamos empezando el final del semestre, y todo irá acorde a mi...
— Será tu cuerpo, pero tú no mandas— me interrumpe, colocando el filo del cuchillo en mi garganta, presionando lo suficiente para hacerme sentir la amenaza sin cortar. Su rostro está tan cerca que puedo ver la emoción en sus ojos amarillos, esa chispa de la locura que siempre me ha puesto los pelos de punta.
— Vine a buscarte para llevarte con los demás y ponerte la próxima dosis.— Dice, y cierro los ojos, preparándome para lo que viene. Esta vez no voy a huir. Esta vez, voy a luchar.
—¿ Y si me niego a ir contigo?— levanto una mano lentamente colocándola sobre la suya y empujando su brazo hacia abajo.
— No te atreverías...— Susurra, Una sonrisa cruel estirando sus labios. Pero puedo ver la duda en sus ojos, Aunque sea sólo por un segundo.
¡ZAS!
Un dolor agudo atravesó mi abdomen. El mundo pareció detenerse. Miré hacia abajo, viendo cómo la sangre comenzaba a empapar mi camisa. El dolor me atravesó como un rayo, encendiendo cada nervio en llamas. Mis ojos se encontraron con los de Toga, sus pupilas dilatadas por la emoción. Estaba fascinada por la visión de mi sangre, su cuchillo ahora manchado de rojo.
—No pensé que este día llegaría... ¡Qué emoción! —exclamó, su voz repleta de una alegría retorcida. Sus dedos tocaron el filo ensangrentado, lamiendo la sangre con una devoción perturbadora—. ¿Qué pasa? ¿El gato te comió la lengua? —Se burló, sus ojos centelleando con malicia.
Me quedé paralizada, mi mente luchando por comprender lo que acababa de ocurrir. Toga... ¿realmente me había atacado? Mi corazón se desplomó ante la realización, como un vaso de cristal estrellándose contra el suelo y rompiéndose en mil pedazos.
Un mareo comenzó a envolverme. El miedo y la adrenalina luchaban en mi interior, mientras intentaba mantener la conciencia. No podía caer ahora. No así.
—Shigaraki me dio órdenes de matarte si te negabas a venir —confiesa, y mi corazón se hunde en mi pecho como una piedra lanzada al agua, las ondas de miedo y traición expandiéndose por todo mi ser.
Sentí mi estómago dar un vuelco. El hombre que había confiado en mí, que había visto un futuro en mí... ahora quería verme muerta. Un dolor más profundo que la herida en mi abdomen me atravesó. La traición. La pérdida.
—Imposible... —murmuré, tratando de encontrar algún indicio de mentira en su rostro. Pero no había ninguna. Ella estaba hablando en serio.
—Vamos, Tn___, ven con nosotros, y no tendrás que morir hoy —me ofreció, como si fuera un favor. La negación surgió de mis labios antes de que pudiera detenerla.
—Lo siento, Toga, pero no voy a ningún lado contigo —dije con firmeza, mi voz más segura de lo que me sentía por dentro—. Y si tengo que pelear contigo para salir de aquí, créeme que lo haré.
—Yo no haría eso si fuera tú... —canturreó, su tono burlón mientras daba un paso atrás. Su risa resonó en mis oídos, pero no entendía por qué no me atacaba. Entonces, el dolor en mi abdomen se intensificó, y de repente, mi cuerpo colapsó al suelo, el dolor haciéndose insoportable.
Cada fibra de mi ser gritaba en agonía. Intenté levantarme, pero mis músculos no respondían. El suelo frío bajo mis manos temblorosas parecía más real que nunca. Sentía el latido de mi corazón reverberar a través del dolor, cada latido enviando una punzada aguda que me cortaba la respiración.
—Cómo ves, Shigaraki ha desarrollado algo especialmente para ti.—Dijo Toga con una sonrisa perversa, acercándose y poniéndose de cuclillas a mi lado.—Algo que hace que tus poderes no funcionen durante un rato... tal vez unas horas, si tienes suerte.
El cuchillo seguía en sus manos, brillando con un resplandor mortal. Lo acerco a mi rostro con lentitud, casi con ternura dejando una leve marca en mi mejilla. Sentí ardor del metal caliente cruzar mi piel, y el flojo lento de mi sangre empezó a deslizarse por mi cara. Toga parecía encantada con el espectáculo, sus ojos brillando con una mezcla de fascinación y deseo.
—Te ves tan linda llena de sangre.—Murmuro, lamiéndose los labios con satisfacción. Su mirada depravadamente estaba fija en mi herida, cómo si disfrutara cada gota de mi dolor.
Quise decir algo, cualquier cosa, pero mi garganta estaba seca. Las palabras se atascaban, ahogadas por el miedo y la confusión. Me sentía atrapada en un torbellino de emociones: miedo, dolor, rabia, pero sobre todo...culpa ¿Cómo había llegado todo a esto? ¿Que decisiones me habían llevado a este punto, con Toga sobre mi, saboreando mi sufrimiento?
—¿Cómo sería verte morir desangrada?—Susurro con deleite las gotas de agua comenzando a caer del cielo acercando más el cuchillo a mi piel. Cada palabra suya era cómo una bodega da a la realidad, un recordatorio de lo que estaba en juego.
—¡ALL FOR ONE!—Grite con esperanzas, y una ráfaga de energía surge de mi mano, golpeando a Toga con una fuerza tremenda. Ella sale disparada hacia atrás, chocando contra el muro al final de la calle con un impacto sordo. El polvo y los escombros vuelan por el aire, y por un momento, todo queda en silencio.
Mi respiración es pesada, y el dolor comenzó a hacerse más punzante y constante. Sé que esto no ha terminado. Toga no es alguien que se rinda tan fácilmente. Me preparo, mis sentidos agudizados, esperando su próximo movimiento, pero termine usando todo mi poder en ese movimiento ahora estando bajo la influencia de lo que tenia ese cuchillo.
Entonces, el sonido de risas suaves y entrecortadas rompe el silencio. Toga se levanta lentamente, sacudiendo el polvo de la ropa, una sonrisa torcida en su rostro.
—¿Eso es todo lo que tienes?—Pregunta con un brillo peligroso en los ojos.—¿De verdad crees que puedes escapar tan fácilmente?
Mi corazón late con fuerza en mi pecho mientras la veo acercarse de nuevo. Se que esto está lejos de terminar. Y se que no puedo bajar la guardia. Pero en el fondo, una voz susurra, una advertencia silenciosa: el verdadero peligro aún no ha comenzado.
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