Capítulo 13
-POV Tn___-
Nunca pensé que este día llegaría tan pronto: el día en que finalmente pudiera moverme sin la ayuda de nadie. Estar todo este tiempo en la enfermería me ha dado la oportunidad de reflexionar sobre muchas cosas que me han inquietado en las últimas semanas. He llegado a la conclusión de que necesito hablar con alguien en quien pueda confiar, aunque ese no sea mi objetivo principal en este momento.
Mientras consideraba mis opciones, observaba cómo Recovery Girl ajustaba las vendas alrededor de mi torso por última vez. Su toque era firme pero delicado, casi maternal, y eso me daba una extraña sensación de calma.
—Gracias por todo —le digo mientras bajo la camisa al sentir las vendas apretadas en su lugar.
—No tienes de qué agradecer, cariño. Por una semana más, intenta no hacer movimientos que puedan lastimarte. Aunque tu recuperación ha sido más rápida de lo que esperaba, todavía necesitas un poco de descanso —me advierte, guardando sus cosas en su pequeño botiquín. Con una última sonrisa, me deja sola en la habitación en la que he pasado estos días.
Recojo mis pocas pertenencias y las meto en mi mochila, verificando cada esquina de la habitación para asegurarme de no olvidar nada importante. Una vez que estoy segura de que todo está en orden, decido salir de la enfermería y dirigirme de inmediato a los apartamentos, que deberían estar a unos quince minutos a pie.
Las puertas se abren y me encuentro con un atardecer pintado de tonos cálidos que me hace suspirar profundamente. El aire fresco me golpea el rostro y me hace sentir viva otra vez. Mientras miro a mi alrededor, buscando algún rostro familiar, noto una figura que se acerca: alguien con el cabello mitad rojo y mitad blanco. Reconozco al instante a Todoroki.
—Buenas tardes, Tn___ —me saluda sin mostrar ninguna expresión en su rostro. Lleva una camisa azul, pantalones negros y unas zapatillas cómodas. Es la primera vez que lo veo vestido de forma tan casual fuera de la escuela.
—Buenas, Todoroki. Cuánto tiempo —le sonrío mientras me acerco, deteniéndome justo frente a él. Tengo que levantar un poco el rostro para mirarlo a los ojos.
—Aizawa nos dio el permiso de que alguien viniera a buscarte, y no dudé en ofrecerme —me explica con serenidad. A pesar de su tono neutral, no puedo evitar sentir una pequeña punzada de decepción al haber esperado que fuera otra persona quien viniera.
—¿Y los demás? —pregunto, no ocultando mi desilusión mientras bajo la mirada hacia el suelo.
—Están ocupados. Pronto hay un examen importante, así que algunos se han quedado estudiando —responde rápidamente antes de darme la espalda y comenzar a caminar hacia los apartamentos. —¿Cómo fue tu recuperación con Recovery Girl? —pregunta sin volverse a mirarme.
—La recuperación fue buena. Recovery Girl me trató genial y me dio de alta, aunque me recomendó unos días más de descanso —le explico, levantando un poco mi camisa para mostrarle las vendas que aún rodean mi torso.
—Debe de haber sido difícil... ser secuestrada y luego que te rompan las costillas —murmura, su tono serio pero empático. Me esfuerzo por sonreír.
—He pasado por peores —bromeo, pasando una mano detrás de mi cuello y observando su único rostro de reojo.
—Todoroki.
—Dime.
—¿Cómo te hiciste esa cicatriz? —le pregunto intrigada, deteniéndome cuando él se gira para mirarme.
—Mi madre me la hizo —responde, su tono apagado. Alzo una ceja, esperando más detalles, y después de una breve pausa, continúa. —Era muy pequeño. Mi madre no había tenido un buen día, y... accidentalmente me arrojó agua hirviendo en el rostro.
Su confesión crea un silencio pesado entre nosotros, dejándome sin palabras. Nunca imaginé que algo así hubiera ocurrido en su vida.
—La cicatriz no te queda mal, te hace único —le digo con sinceridad, dándole unas palmadas en la espalda. Su respuesta es una pequeña sonrisa que no llega a mostrar sus dientes, pero es honesta. —A veces pienso que te quedas pensando demasiado en esa cicatriz, así que necesitaba decírtelo en persona: no deberías hacerlo. Concéntrate en lo que tienes ahora mismo. —Le aconsejo mientras él se detiene y se coloca frente a mí, obstruyendo mi camino.
—No es por hacerte sentir mal, pero... ¿qué pasó ese día? Reaccionaste de una manera que nos preocupó a todos —pregunta mirándome fijamente a los ojos, con una seriedad que me desarma.
—Es una larga historia —respondo, evadiendo su mirada mientras paso una mano por mi cuello nuevamente. —Verás... Ese día, ni siquiera sé lo que me pasó. Estoy segura de que tuve alucinaciones, y de ahí provino mi reacción.
Todoroki frunce el ceño, su interés claramente piqued.
—¿Qué viste? —pregunta con un tono más grave, acercándose un poco más a mí.
Respiro hondo antes de soltar la verdad que he guardado durante tanto tiempo.
—Vi al asesino de mis padres —digo finalmente. Confesar esto me provoca una mezcla de alivio y miedo. Es un gran paso hacia la vida que realmente deseo: una en la que no tengo que ocultar nada y en la que todos me reconozcan por quien soy de verdad.
El silencio que sigue es espeso. Decido caminar a su lado, esperando que el momento pase.
—Lo siento... yo... —Todoroki parece querer disculparse, pero lo interrumpo.
—No tienes que pedir perdón por nada —le digo, deteniéndome cuando él da un par de pasos para alcanzarme. —Tengo derecho a responder a esa pregunta. —Le doy un leve puñetazo en el brazo, notando la tensión en su cuerpo. —Aizawa habló conmigo después de lo sucedido y me dijo que probablemente tuve un ataque de ansiedad que me hizo alucinar y pensar que Kirishima era... ya sabes.
Juego con mis manos nerviosamente, recordando el incidente.
—Así que, en cuanto llegue, debería pedirle perdón a Kirishima, porque sé que lo que hice no estuvo bien —digo, mi voz temblando ligeramente mientras bajo la mirada.
—Él está mejor de lo que piensas —anuncia Todoroki, su tono ahora más suave. —En secreto, él también está esperando que llegues para disculparse por lo que te pasó con tus costillas.
Sus palabras me tranquilizan un poco.
—Vámonos, los demás te están esperando en el apartamento —dice, y ambos seguimos nuestro camino en silencio.
-POV Izuku Midoriya-
Miraba atentamente el reloj de mi teléfono, sintiendo cómo cada segundo se alargaba. Estaba ansioso por escuchar noticias de Todoroki. Mientras todos los demás estaban en el comedor esperando a que Tn___ llegara, yo estaba aquí, en la sala, sentado en el sofá, incapaz de concentrarme en nada más que en la expectativa.
—¡Tn___! —escuché gritar a Kirishima, y giré la cabeza para ver cómo Tn___ entraba detrás de Todoroki, quien le sostenía la mano para que subiera con cuidado el escalón.
Kirishima corrió hacia ella y la envolvió en un abrazo que ella correspondió, imaginé que pidiéndole perdón. Todos en la mesa se levantaron y corrieron a saludarla, ya sea con otro abrazo o simplemente hablándole con entusiasmo. La miré a través del tumulto, notando cómo su sonrisa iluminaba la habitación mientras hablaba con todos. Entonces, sus ojos se encontraron con los míos y desvié la mirada rápidamente, sintiendo mi corazón latir con fuerza y el calor subiendo a mis mejillas.
Me di unas palmadas en el rostro para intentar calmarme antes de levantarme del sofá y caminar hacia ellos, intentando parecer lo más tranquilo posible mientras me colocaba detrás de todos. Todoroki se acercó a mí, colocando una mano en mi hombro y bajando un poco su rostro para hablarme al oído.
—Creo que tienes razón. Es una chica de buen corazón —me susurró, su tono cargado de una sinceridad que me hizo sonreír involuntariamente.
—¡Deku! —llamó Tn___ mientras se acercaba a mí con la mano extendida, esperando un simple saludo. Pero no pude contenerme; tomé su mano y la atraje hacia mí en un abrazo fuerte.
—Qué gusto verte nuevamente —le dije, sin poder evitar que mi voz temblara de emoción.
Ella me devolvió el abrazo con la misma calidez, y en ese momento supe que Todoroki no era el único que comenzaba a ver algo más en ella. Algo que, de alguna manera, sentí que también podría estar ocultando.
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