♰ ─── · · · 𝗰𝗼𝗻𝗳𝗹𝗶𝗰𝘁𝗼𝘀 𝗶𝗻𝘁𝗲𝗿𝗻𝗼𝘀
DOS ❜
❛ LOOK INTO MY EYES
YOU CAN'T RECOGNIZE MY FACE
YOU'RE UP AND NOW
YOU CAN STAY
YOU CAN STAY
BUT YOU BELONG TO ME
YOU BELONG TO ME
IF IT HURTS TO BREATHE
OPEN THE WINDOW ❜
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La sonrisa de Ava se desvaneció en un instante. Su expresión se endureció al encontrarse con el rostro de Charlie, su ex pareja. A pesar de la frialdad de su voz, se pudo percibir un leve destello de diversión en sus ojos.
Parecía que estaba complacido estar allí.
Se irguió por completo para no mirarlo desde abajo y cruzó los brazos sobre su pecho, preparándose para lo que fuera a venir.
—Charlie —respondió con un tono de frialdad igual al suyo, sin quitarle la mirada de encima.
Era lo único que pensaba.
El recorrido que había en la capilla no le quitaba la imagen de él vestido de esa manera con aquella túnica negra. Se veía diferente, estaba acostumbrada a verlo con su ropa de marca.
Nunca lo vio así, sin embargo, eso no era desagradable más bien, atractivo.
Su mirada mostraba una carencia de molestia, teniendo que estar a la par de él, la pidió que se quedará a su lado, atrás de toda la fila.
Maldito, eso era lo único que tenía en su mente.
—¿Qué mierda haces aquí? —cuestionó ella con molestia, teniendo la mirada al frente.
Su tono molesto solo hizo que Charlie soltara una risa leve. Parecía encontrar divertido su malgenio.
Se acomodó su túnica, estirando ligeramente los pliegues con los dedos antes de responder.
—No esperaba encontrarte aquí —comentó él con un tono casual, aunque ligeramente agudo— Aunque debo admitir que me complace verte.
—¿Desde cuando eres religioso? Por lo que que sabía, eras ateo —contestó en un susurró para no ser oída para los demás y solo lo escuchará él.
El pelinegro se escongió de hombros antes de responder en el mismo tono.
—La gente cambia, Ava. Especialmente cuando encuentra algo a lo que dedicarle su vida —explicó con calma, aunque su mirada siguió manteniendo ese destello de sarcasmo.
Ava reprimió una risa ante su respuesta, no le creía en absoluto.
—¿Estás diciendo que nuestra separación te hizo cambiar? —se relamio los labios tratando de esquivar cualquier risa burlona de su parte.
La sonrisa de Charlie se ensanchó ligeramente ante la reacción de Ava. Al verla reprimir una risa y relamerse los labios, él no pudo evitar notar la ironía de su situación.
Se inclinó más cerca para responder en voz baja, con un toque de burla en su tono.
—¿No te resulta romántico? —preguntó el pelinegro, con una sonrisa torcida en sus labios— Tal vez deberíamos agradecerle a nuestra ruptura por esta conversión milagrosa.
—Eres un imbécil —soltó de inmediato la rubia.
Su insulto solo hizo que la sonrisa de Charlie se ampliara más. Él no se molestó en responder, sabiendo que su mera presencia era suficiente para irritarla. Por otro lado, cuando Ava intentó avanzar, el brazo de Charlie se movió rápido para detenerla, agarrándola por el codo con una mano. Su contacto fue firme, aunque no doloroso.
—Al lado mio, hermana Ava.
Charlie mantuvo su mano en su codo durante unos segundos más, asegurándose de que comprendiera su orden. Su mirada era aún seria mientras caminaba a su lado con pasos decididos.
Mientras avanzaban, se permitió lanzar una mirada hacia el perfil de Ava, observándola de reojo. Su presencia al lado suyo parecía darle cierto entretenimiento, aunque seguía albergando cierto resentimiento hacia ella por la separación.
Ava se quedó en silencio, sin tener el deseo se mantener alguna conversación con el pelinegro y no tuvo más opción que obedecerlo, quedándose a su lado.
Durante varios minutos, caminaron en silencio a lo largo de la fila. Charlie mantenía su mano en su codo, asegurándose de que estuviera cerca. Su gesto era casual, pero al mismo tiempo revelaba un dominio posesivo.
En un momento, notó cómo algunas novatas los miraban a ambos por encima de sus hombros con curiosidad, posiblemente preguntándose sobre su relación. Sin embargo, él no les prestó mucha atención y mantuvo su atención en Ava.
La rubia quitó rápidamente su mano en el codo, queriendo quitar cualquier contacto.
La voz de la Madre Superiora resonó en la capilla, llamando la atención de todas los novatas.
—Queridas novicias —comenzó a decir ella con un tono calmado, aunque con autoridad— Ahora que hemos culminado con el recorrido, es hora de asignar las habitaciones.
Charlie mantuvo su atención en la Madre Superiora, aunque colocó su mano ligeramente en la parte baja de la espalda de Ava, como si la estuviera manteniendo cercana a él. La monja sintió un escalofrío en su interior, al sentir su mano en la espalda que intentó disimularlo.
Mayhew notó cómo Ava se estremeció ligeramente ante el contacto de su mano en su espalda. Él no pudo evitar sentir una pequeña satisfacción ante su reacción. Aunque siguió escuchando las palabras de la Madre Superiora, su atención se enfocó ligeramente en la rubia a su lado. Apretó ligeramente su palma contra su espalda, manteniendo su mano firme y cerca de ella, recordándole su posición.
Ava avanzó un poco perdiendo el tacto rápidamente, sus ojos se enfocaron en las novatas sin tener la valentía de mirar por encima de su hombro.
A medida que las novatas avanzaban en la fila, la Madre Superiora señalaba cada habitación y mencionaba el nombre de la joven que se alojaría en ella. Cada puerta tenía un nombre femenino escrito con letras claras y limpias.
Cuando la Madre Superiora llegó al nombre de Ava, señaló una habitación en particular con puerta blanca.
—Hermana Ava, su habitación será la número doce —dijo la Madre Superiora.
Fairchiald asintió con la cabeza quedando al frente de la puerta abriéndola dejando oír el chirrido, su atención se fue en Charlie, quien tenía una mirada seria.
La habitación número doce era simple, pero acogedora. Tenía una cama individual con sábanas blancas crujientes, un pequeño armario de madera, un escritorio con una silla y una ventana con cortinas simples.
Cuando la madre superiora se había ido, hizo que todas las novatas se adentraran a la habitación.
Ella en un movimiento le cerró la puerta frente la cara de Charlie sin tener ningún deseo de hablar con él y el gesto inesperado de Ava generó una sonrisa en los labios de Charlie. Aunque la puerta fuera cerrada con bastante fuerza frente a su rostro, él no se molestó. Él estaba acostumbrado a ese tipo de comportamiento cuando estaba enojada, vivir con ella dos años hizo que conociera cada faceta suya.
Se quedó quieto por unos momentos, aún frente a la puerta cerrada, con una sonrisa ligeramente burlona en su rostro. Luego, sacudió la cabeza levemente y se alejó para regresar a la fila donde estaban el resto de novatos.
Ava soltó un suspiró cuando se alejó de allí al poder ver dejado su sombra desaparecía.
Adentro de la habitación, pudo comenzar a instalar sus pertenencias, desempacando sus maletas y acomodando sus pertenencias en los armarios y cajones proporcionados.
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No había salido de su habitación por horas, la idea de tener a Charlie deambulando por allí, le aterraba.
La hermana Mary la tuvo que sacar de la habitación, debía cumplir con el horario de la cena. Comer a las siete, era muy temprano para ella, lo ideal sería a las nueve de la noche, es la hora perfecta así no tendría hambre después.
Su atención estaba en la sopa, parecía una miseria. Ya había perdido la motivación de seguir siendo monja, solo jugaba con su cuchara sintiendo la mirada clavada de Charlie que comía con los superiores.
Había dos mesas separadas, una de mujeres y otras de hombres, pudo verlo con ese vestido blanco que usan los hombres en la capilla, eran los diáconos.
En la otra mesa, estaba Nathael sentado con los demás diáconos, enfundados en sus túnicas blancas similares. El joven notó la sonrisa de Ava y respondió con una sonrisa propia, ligeramente más amplia, se sintió avergonzado porque hace unos segundos estaba devorando su cena coo entusiasmo, claramente acostumbrado a la frugalidad de la comida. Aún así, sus ojos tuvo un brillo ante la inesperada interacción entre los dos, dado el limitado contacto permitido dentro del convento. Aunque tenían la posibilidad de charlar con las novicias sin tener otra intención.
Después de intercambiar sonrisas, Nathael se levantó de su asiento en la mesa de hombres y se desplazo hasta donde estaba ella, tomando un lugar enfrente y eso hizo que Charlie se moviera de su asiento ante la acción repentina del diácono.
—¿Pueden sentarse aquí? —cuestionó con el ceño fruncido.
Sintió su mirada, ligeramente confundida, cuando le pidió permiso para tomar un lugar ahí. Él sonrió ligeramente mientras respondía, con un toque de picardía en sus palabras.
—La Madre Superiora no especificó que no se podía hacer —respondió suavemente.
Charlie, sentado lejos, observaba cómo Nathael ocupaba la vacía silla frente a su ex pareja.
—¿Sabías que estaría aquí Charlie? —preguntó ella, bebiendo el vaso de agua.
Ava presionó los labios, intentando distraerse sin tener la intención de mirar donde estaba Mayhew.
—¿Se puede deshacer esto? Es decir, lo de ser monja —dijo ella, sabía la respuesta, pero no quería ser el quien le diera una respuesta negativa.
Cuando escuchó su pregunta, Nathael detuvo su taza a medio camino, aún sosteniéndola en su mano. Observo el gesto que hizo ella, percibiendo su tensión y deseo de no mirar a donde estaba Charlie. Él lo notaba claro.
—Una vez que se hace los votos de clausura —comenzó a decir con calma— ya no se puede retractar.
Ava masticó el pan, estaba duro. Ya lo estaba disfrutando para nada, apenas llevaba unas horas ahí, y lo estaba odiando.
—Al menos te tengo a ti —dijo con un poco de esperanza al tener a alguien cercano— Aunque no eres mi cuñado, puedo considerarte como un amigo.
Cuando Ava habló sobre tenerlo a él como un amigo, Nathael no pudo evitar una pequeña sonrisa en sus labios. Él sabía que esta experiencia no estaba siendo fácil para ella y quería ser un apoyo en todo lo que pudiera.
—Gracias por considerarme un amigo —respondió con suavidad, con un toque de calidez en su voz— Y sabes que siempre estaré aquí para ti.
Ava le sonrió, teniendo una pizca de seguridad por ello, podía encontrar consuelo por su ex cuñado.
Charlie estaba al tanto de la pequeña interacción entre Nathael y Ava, y no pudo evitar sentirse ligeramente irritado por ello. Aunque tenía su sonrisa permanente, la felicidad que expresaba era solo una fachada.
Cuando la voz de la Madre Superiora resonó en la sala de comedor, Ava y Nathael se detuvieron, prestando atención a sus palabras.
Él se giró ligeramente hacia ella, con un gesto de sorpresa en su rostro también cuando escuchó la palabra convite.
—Un ágape para las novatas —repitió Nathael en un susurro, como si aún no pudiera creerlo.
Ava lo miró por unos segundos a Nathael y miró de reojo a Charlie, sabiendo que su gesto había provocado una pequeña interrupción en su pequeña conversación, Charlie siguió comiendo tranquilamente, relajado en su asiento.
Sí, él había sido el responsable del convite.
El pelinegro sabía que ella estaría dispuesta a hablar con cualquier hombre, pero él no dejaría que eso pasara.
La rubia retiró la mirada, perdiéndose en otro hombre que estaba al lado de Charlie. Tenía el mismo atuendo que el padre, solo que esta era blanca con unos adornos dorados en los pliegues.
Era el Obispo, estaba a un nivel más alto que el Sacerdote.
Se quedó observando el lunar que tenía cerca de la mejilla hasta que miró a otra parte cuando conecto con la suya.
—¿Por cuánto tiempo estamos aquí en la parroquia? ¿Hay vacaciones o algo? —preguntó ella.
Nathael, volvió a prestarle atención, él se apresuró a responder su pregunta.
—Estamos aquí por un año completo —explicó, limpiándose la boca con una servilleta de tela blanca.
Los ojos de la rubia se agrandaron ante su respuesta.
—No hay vacaciones —se rió ligeramente— Por lo general, los novicios se quedan por un año completo, excepto si el padre desea dar una vacaciones.
—Es el maldito de Charlie el padre, estoy segura que me obligará quedarme aquí —replicó con molestia, tomando de su sopa.
Después de tragar el bocado de su cena, él respondió con calma.
—No seas tan dura con él.
Luego siguió comiendo en silencio, observando cómo Ava miraba su sopa como si estuviera pensando.
—Lo dices porque fue tu amigo cuando estuviste con mi hermana —atacó ella, levantando ambas cejas.
Nathael detuvo la cuchara a medio camino con algo de sopa en él cuando ella replicó, suspirando ligeramente. Él no había querido empezar una conversación alrededor de este tema.
Después de un momento, dejó a un lado la cuchara y se inclinó ligeramente hacia ella, manteniendo su voz en un susurro para que solo ella lo escuchara.
—Éramos como hermanos —comenzó, manteniendo el contacto visual con ella— pero las cosas cambiaron.
—Lo sé —se limitó a decir sin tener la intención de no presionar con ese tema, sabiendo perfectamente que nunca llegaría saber la verdad sobre la disputa entre Nathael y Charlie.
Tras un momento de silencio, él decidió cambiar de tema, preguntando con suavidad:
—¿Qué te parece si mañana nos relajamos y disfrutamos ese convito para las novatas? —levantó su mano para que pudiera corresponderle.
—Por supuesto —aseguró ella, riéndose bajito, estrechando su mano con la de él, sintiendo la suavidad de su piel contra su palma y para él, le trajo una sensación reconfortante.
En ese momento, Charlie lo estaba observando. Su mirada pasaba de sus propias manos cruzadas sobre la mesa hacia ellas. No pudo evitar una pequeña punzada de molestia viendo ese pequeño intercambio de manos entre ellos.
—Creo que necesitaremos mucho descanso después —bromeó en un tono amistoso, aún manteniendo su mano firmemente agarrada con la de ella.
Cuando Charlie interrumpió su pequeño momento de conversación, ambos se detuvieron. La cabeza de Nathael se levantó ligeramente.
—Padre —dijo Nathael, viendo con el ceño fruncido— ¿Necesita algo?
Charlie siguió manteniendo su expresión seria, con su actitud rígida y formal. Él había observado cómo la mano de Nathael sostenía la de ella, lo que había provocado ciertos sentimientos de disgusto en él. Sin embargo, mantuvo su fachada de seriedad y formalidad.
Al escuchar el tono respetuoso de la voz de Nathael, él se aclaró ligeramente la garganta y lo miró.
—Vuelva a sentarse en su lugar —respondió él en un tono que no daba lugar a protestas.
Nathael lanzó una breve mirada a Ava antes de soltará su mano y alejarse de la mesa, levantándose de su asiento provocando que ella hiciera lo mismo cuando dejó el asiento de al frente vacío.
Charlie se cruzó los brazos en el regazo, esperando que ella también siguiera las instrucciones y se sentará.
—Siéntate —ordenó.
La rubia no tuvo opción que volverse a sentarse al ser vista por todos allí, le resultó incómodo ser el centro de atención. Se mordió la mejilla por dentro para no ser desubicada con el nuevo padre, viendo cómo volvia a su lugar con una sonrisa victoriosa.
Lo maldijo por dentro.
¡No se olviden de votar y comentar, amores! ✨️❤️
Incluí más personajes para hacer drama.
Obispo — Lorenzo.
Madre Superiora.
El papa supremo.
Por otro lado, quiero avisar que tengo pensado hacer otro fic de Nicholas mañana, y si veo que lo apoyan como éste, prometo subir otro capítulo de
"All for love" <3
Aparte dejó el link de mi canal de difusión:
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