♰ ──── · · · 𝗖𝗼𝗻𝘃𝗶𝘁𝗲
CINCO ❜
❛ TELL ME PRETTY LIES
LOOK ME IN THE FACE
TELL ME THAT YOU LOVE ME
EVEN IF I'TS FAKE
CAUSE I DON'T FUCKING CARE,
AT ALL ❜
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OCHO MESES ANTES.
Ava observó el atuendo que estaba sobre la cama, rodeó los ojos ante la provocación de burla por parte del pelinegro.
—¿Te parece chistoso vestirme de monja en Halloween? —cuestionó ella.
Charlie cruzó los brazos y se recostó contra el marco de la puerta, observando como ella analizaba el atuendo monjil que había colocado en su cama. Su expresión era de clara burla, divertido por el hecho de verla vestida en algo tan conservador.
Era una burla a sus creencias.
—Es simplemente una sugerencia, pero no me quejaría si te lo pusieras —respondió él suavemente, mordiéndose el labio ligeramente para contener una sonrisa.
Ava se cruzó de brazos contra su pecho, ofendida.
—Es un insulto, ¿lo sabes, no?
Mayhew mantuvo su sonrisa mientras la observaba tomar el atuendo entre sus manos.
—Creo que es más un halago, en realidad —dijo él, encogiéndose ligeramente de hombros, aún manteniéndose relajado contra el marco de la puerta.
—¿Por qué sería un halago? —cuestionó ella, mirándolo.
La sonrisa de Charlie se volvió un poco más juguetona mientras la miraba de vuelta.
—Imagina esto —comenzó él, haciéndose el serio por un momento— una monja, toda inocente y pura, y un sacerdote que la corrompe. Suena bastante tentador, ¿eh?
—Eres un imbécil —declaró ella, negando con la cabeza— Es una burla a mis creencias, Charlie.
El pelinegro se encogió de hombros nuevamente, sin inmutarse por su declaración. Era obvio que él no compartía sus creencias, y eso solo lo hacía más divertido para él.
—Tal vez, pero no puedes negarlo —respondió con diversión, dando un paso más cerca de ella sin quitarle la mirada de encima.
—¿Cuándo será el día que dejes de burlarte de eso? —se dijo a si misma.
—Probablemente nunca.
Mayhew agachó ligeramente, quedando a solo unos centímetros de ella, observándola con burla. Ava desvió la mirada, perdiéndose en algún objeto para no querer entablar alguna interacción visual con su novio, éste se inclinó en su línea de visión.
—Vamos, Ava —dijo con un tono suave y extendió su mano hacia su barbilla, intentado hacer que lo mirara nuevamente.
La rubia se entretuvo en su sonrisa, luego en sus ojos y soltó un suspiró.
—No usaré ese atuendo en la fiesta de Halloween —afirmó ella— ¿De acuerdo?
La sonrisa de Charlie se mantuvo en sus labios mientras la escuchaba negarse a usar el atuendo que él había propuesto. Aunque no estaba acostumbrado a oírla decir que no a sus bromas, lo encontró entretenido.
Suspiró ligeramente y se alejó un poco. Aunque un pequeño puchero apareció en su rostro. Quitó en la mano de su novia el listón negro que tenía en sus dedos, una táctica de su nerviosismo.
Estaba nerviosa.
—De acuerdo —concluyó finalmente, sin quitarle la mirada de encima.
—Lo único que pido es que tampoco vuelvas a molestar con este atuendo, es una burla para mí —pidió la rubia.
El ceño de Charlie se frunció un poco ante su solicitud, pero sabía que no conseguiría hacerla cambiar de opinión. Sabía que divertirse un poco a su fé era una molesta para ella, pero también ponía un límite cuando debía parar.
—De acuerdo —accedió él, finalmente asintiendo a su petición. Sin embargo, no pudo evitar agregar algo de ironía en su tono— Haré lo mejor que pueda.
No podía prometerselo por completo, pero podía intentar contenerse por un tiempo.
Y se había cumplido.
Se contuvo por un tiempo y ahora lo volvió a hacer, estaba de nuevo ese atuendo en su habitación doce, con un listón negro.
—Maldito —es lo único que podía decir en voz baja.
Otra vez se estaba burlando.
Ni en sus sueños usaría ese atuendo, solo haría sastifacer su necesidad de hacerlo ganar y ella no quería ser participe de ello.
Dejo aquel atuendo en su armario, mientras agarra una túnica que llevaba mangas largas, ceñida con un listón gris en la cintura.
—Parezco embarazada —murmuró, dando unas vueltas hasta que se animó a mirar a su compañante— ¿Me queda bien?
Mary soltó una risita nerviosa, asintiendo con la cabeza para que no se preocupará.
—Te queda muy lindo, Ava.
La rubia asintió con la cabeza, caminando hacia a ella, tratando de acomodar su cabello poniendo bien el cornette.
Al oír que tocaban la puerta, su mente recorrió la imagen de su ex, Charlie. Solamente ocasionó que su interior estuviera en un revuelo al recordar la interacción de ellos. En el momento que se colocó también el cornett, soltó un suspiró cuando se trató de Amelie Campell, aquella muchacha que quería delatarla de manera inconsciente.
—¿Qué necesitas, hermana Amelie? —cuestionó en seco.
No tuvo la oportunidad de poder interactuar con ella, pero la mirada desdeñosa que le hizo a Charlie, hizo que la tuviera en su mente.
Amelie por una parte, se limitó a decir que la quería acompañar a ir juntas al festín, primero se rehuzo la rubia hasta que aceptó cuando escuchaba las palabras alentadoras de la hermana Mary para poder tener compañeras cercanas en el monasterio.
La puerta se cerró con un ligero sonido cuando salieron de la habitación, quedando solas en el pasillo. Amelie tomó el brazo de su compañera que le ofreció con firmeza.
—No nos conocemos mucho, hermana Amalie —habló la rubia.
—Nunca hemos tenido la oportunidad de conversar —respondió Amelie finalmente, poniendo su mirada al frente.
—No tengo deseos de formalizar una amistad en este momento —dijo con honestidad.
Al escuchar la declaración de Ava, se detuvo y la miró directamente a los ojos sin soltarla, manteniendo su sonrisa sin pizca de afecto mientras continuaba caminando, sin disminuir el paso en ningún momento.
—Bien, tampoco espero que lo hagas —respondió con frialdad, sin tratar de ocultar su tono.
—¿Y por qué te ofreciste en ir contigo? —cuestionó ella, sin mostrar mucha simpatía de su parte.
—Por simple cortesía, por supuesto —respondió la muchacha, encogiéndose de hombros— ¿Una hermana no puede ser amable con otra?
La respuesta se sintió casi irritante, y la sonrisa de Amelie hizo que la rubia se sintiera ligeramente nerviosa. Ava despegó su brazo de ella.
—La afabilidad generalmente implica una verdadera amabilidad —afirmó ella, manteniendo su tono duro— No solo porque es cortés hacer algo.
Amelie soltó un suave suspiró ante el comentario de Ava, manteniendo aún su sonrisa pero mostrando un toque de irritación.
—Tal vez para ti —contestó— Pero no todos tenemos la misma concepción de la amabilidad, hermana.
La tensión entre ambas crecía a cada intercambio de palabras que tenían, mientras se mantenían observando fijamente la una a la otra.
—Supongo —respondió Ava en un tono seco, cruzándose de brazos mientras aún se mantenía en su lugar sin querer avanzar la caminata— Yo tengo un concepto más realista de la amabilidad y la cortesía, entonces.
—Si no vas a apreciar la amabilidad —dijo la muchacha molesta— No estoy obligada a extenderla contigo, entonces.
Las palabras de Amelie se sentían casi como una reprimenda y una réplica que generó una molestia creciente en la mente de Ava.
—¿De verdad consideras que lo que estás haciendo es amabilidad? —preguntó con sarcasmo ella, manteniendo su tono bajo— Parece más como un intento de condescendencia, si te soy honesta.
—¿Estás aquí para ser obediente, hermana? Deberías calmar tus palabras por el bien tuyo —dijo Amelie Campell.
La frustración de Ava aumentó ante la respuesta de Amelie, y una pequeña parte de ella tenía ganas de soltar un par de palabras duras que tenía en mente. Sin embargo, mantuvo la calma e intentó controlar su tono de voz.
—Pero eso no significa que esté aquí para tolerar el comportamiento falso y condescendiente —respondió ella secamente— Sé cómo manejar mis palabras, y no necesito ser amable con alguien que claramente no lo es conmigo.
Amelie rodeó los ojos por su respuesta.
—Ten cuidado en la noche, hermana Ava —advirtió la de ojos verdes, mientras avanzaba ella y dejaba atrás a la rubia— Odiaría verla arrastrada.
Es lo último que dijo antes de desaparecer.
La advertencia de Amelie resonó en los oídos de Ava, incluso después de que la perdió de vista en el pasillo. Su corazón latía ligeramente más rápido, y la cólera se mezcló con un pequeño toque de inquietud. Se mantuvo en su lugar por un momento, contemplando las palabras de Amelie. Pero finalmente, sacudió la cabeza y siguió caminando, sin dejar que el comentario arruinara su noche.
No debía tomarse en serio su comentario.
El salón principal se adornaba con las velas que se distribuían alrededor, las luces titilantes producían una sensación de misterio y misticismo. El aroma a incienso llenaba el aire, la luz blanca y pálida de la luna entraba por las altas ventanas, bañando todo con un brillo casi fantasmal. Muchas velas encendidas estaban distribuidas por toda la habitación, y un pequeño altar había sido instalado en el frente, a un lado, un trovador que tocaba el arpa que recitaba una balada.
La multitud de invitados llenaba la habitación, charlando y conversando en baja voz, manteniendo un tono respetuoso.
Le resultaba desinteresada la conversación con un diácono que en cada charla retomaba a cada segundo la importancia de Dios. Ava creía, pero no de manera exagerada como aquel muchacho.
—Dios lo es todo, incluso en este momento debemos agradecer a él —siguió alabando el diácono— Puedo hablar contigo gracias a él.
Ava asintió con la cabeza, presionando los labios, iba a decir algo, pero volvió a interrupirla.
—Debo agradecer esto también —alzó su vaso de plástico— Gracias a él, puedo tomar.
La vista de Fairchiald se fue en Campell de nuevo que venía con una sonrisa amigable con un vaso de plástico de color rojo. Eso le resultó extraño para la rubia.
—¿Qué quieres? —cuestionó Ava en seco, observando como le daba pequeño sorbo a su vaso de plástico lleno de líquido rojo.
—¿Ya hemos tenido una conversación? —cuestionó confundida.
—Sí, tuvimos una breve conversación, a diferencia de ti, aún tengo esa pequeña cosa llamada memoria —respondió ella con un toque de sarcasmo en su tono.
La chica frunció el ceño, dejando salir luego un oh.
—Con la hermana Amelie —dijo ella— Mi nombre es Dorothea, gemela de Amelie. No es muy amigable mi hermana.
La respuesta de Dorothea tomó a Ava por sorpresa, y ella la miró fijamente por un momento, tratando de procesar lo que había dicho. Su expresión se volvió ligeramente desconcertada ante la introducción repentina.
—¿Es broma? —cuestionó con incredibilidad, observando cómo la gemela de Amelie le hacía un gesto de saludo tierno— ¿Gemela?
Dorothea asintió con la cabeza con una sonrisa.
—Lamento si mi hermana no fue amistosa, siempre fue así —admitió con honestidad.
El desconcierto aún rondaba en la mente de Ava, aunque no podía negar que la gemela de Amelie se estaba mostrando muy diferente a su hermana. Sus palabras sonaban sinceras y, a decir verdad, Ava incluso se sentía atraída por su encanto genuino o más bien ante el uso de sus gestos dulces.
—Sí, definitivamente no tuvo una actitud amistosa —respondió ella con resignación— Pero no te disculpes por su comportamiento, no es tú responsabilidad.
Estaba a punto de responderle, sin embargo, la música de Elvis presley llenó el salón y atrajo su atención hacia las novicias que empezaban a bailar con alguien, eso ocasionó que un diácono tomará la mano de Dorothea para llevarla a bailar. Veía como Mary también lo hacía con otro como también el obispo que se llevaba a la madre superiora, y esta se sintió halagada al recibir aquella invitación inesperada.
Solo faltaba Ava.
En ese momento, se suponía que Charlie debía bailar con la rubia, él debía hacerla reír, estar en aquel lugar que estaba el novicio segundero. Pasó su mayor tiempo buscando a su ex para hablar con ella, pero ahí estaba, conversando con un Nathael. El sacerdote observó en silencio estando de pie, sintió que la sangre le hervía, sabiendo perfectamente que solamente eran ex, así que no tenía derecho de entrometerse. Trató de apartar la mirada, pero volvió a centrarse en ella sin importarle nada.
Notó como hablaba con el pelinegro, la expresión de Charlie se oscureció cuando vio como la rubia le sonreía, no era fingida, era una genuina como también pudo ver como se iluminaba los ojos a Nathael. No podía soportarlo más. De repente, Mayhew avanzó hacia a ellos y se acercó un poco por detrás. Puso su mano en la espalda de la monja donde rápidamente, la novicia se dio cuenta que era él cuando tenía la mala constumbre de hacer patrones imaginarios con sus dedos cuando estaban juntos en su momento y solos, pero esta vez ya no estaban.
Quería marcar territorio.
Ava giró un poco su cabeza, encontrándose con Mayhew, viendo como pedía su mano para bailar con ella, Nathael con una sonrisa de mal gusto aceptó dejando solos.
—¿Ahora que quieres mitómano? —cuestionó la rubia, atreviéndose a ver a Charlie que dejo salir una sonrisa divertida.
—¿Mitómano? Eso duele, Ava —se quejó él, aunque no había ninguna señal real de ofensa en su expresión. Sus ojos aún estaban llenos de diversión mientras la observaba con atención.
—¿No lo eres? —cuestionó ella fingiendo estar confundida— Ambos sabemos que eres ateo, no religioso.
—¿Tratas de usar mi ateísmo en mi contra? —preguntó con un tono de ligereza en su voz.
—Estoy sólo señalando que eres un hipócrita —replicó ella con un tono suave— Hablando de Dios y de fe, pero ni siquiera crees en él.
Las palabras de Ava hicieron que Charlie soltara un pequeño resoplido. Su sonrisa pasó de ser ligeramente divertida a ser un poco más arrogante.
—¿Y qué? —respondió Mayhew con bonanza, sin importarle la pequeña crítica— Puedo predicar la palabra sin creer en ella. Simplemente estoy haciendo mi trabajo.
Ava rodó los ojos ante la respuesta de Charlie, ya que no le sorprendían sus palabras. Él era siempre tan relajado y despreocupado al respecto, a pesar del hecho de que era un claro ateo actuando como el clero.
—Supongo que lo que menos quiero es ser una hipócrita, a diferencia de ti —dijo ella.
El tono que uso, hizo que sus palabras fueran palpable, y no pasó desapercibido para Charlie. Su sonrisa se tiñó con un toque de ironía mientras la miraba, sabía que había un trasfondo en su comentario, relacionado con el pasado y cómo terminaron la última vez que discutieron. Aún así, mantuvo su expresión relajada y se encogió de hombros ligeramente.
—Vamos, Ava —contestó él— No tienes que llevar las cosas a ese terreno.
Bajo la calma y desenvoltura de Charlie, Ava podía adivinar que sus palabras le habían provocado un efecto.
Él no era tan buen mentiroso, siempre era fácil leer lo que pasaba por su mente.
Fairchiald lo observó durante unos segundos, y luego desvió la mirada con un suspiro.
—Tú comenzaste yendo a ese terreno —respondió ella, aún con un toque de irritabilidad en su voz.
Conocía perfectamente que ella era difícil de manejar a veces, especialmente cuando estaba irritada. Pero a pesar de todo, le gustaba cómo era su dinámica. Sabía que estaban tocando un terreno delicado en esta conversación. Su relación siempre había sido complicada, llena de altas y bajas. Y ahora, las heridas del pasado seguían latentes en cada palabra y gesto.
Tomando una decisión, Charlie se acercó un paso hacia ella.
—Ava —comenzó él, con voz suave.
—No.
La respuesta cortante de Ava no sorprendió a Charlie. Él no era de los que se rendía tan fácil, especialmente cuando se trataba de ella.
Deseaba que fuera como antes, incluso prefería que le mintiera ella en la cara de que lo ama todavía.
—Vamos, Ava —insistió él suavemente— Déjame hablar.
—Lo nuestro es pasado, olvídalo —sentenció ella.
La respuesta de Ava era fría y directa, dejándole claro que no quería hablar de su pasado juntos.
Mayhew siempre había sido persistente en lo referente a ella.
Sabía que Ava aún estaba luchando con los recuerdos del pasado, pero verla actuar así, con tanta distancia, dolía. Aún podía recordar vívidamente cada momento compartido entre ellos, cada sonrisa, cada beso, cada palabra susurrada.
—No quiero olvidarlo —respondió él con calma— Y creo que tú tampoco.
—¿Crees que no? Yo comencé de nuevo, me volví monja —dijo ella.
Las palabras de Ava hicieron que Charlie se quedara pensativo por un momento, aunque no dejó de mirarla a los ojos.
—Yo también soy sacerdote —respondió él, aunque no mencionó que no creía en lo que predicaba en lo más mínimo— Pero eso no cambia lo que sentíamos antes, ¿verdad?
La declaración de Charlie hizo que la rubia lo mirara sorprendida, aunque intentó mantener su expresión impasible.
—Pasado pisado.
La respuesta de Ava sonaba tajante, como si tratara de darse a ella misma un duro recordatorio. Pero Charlie podía percibir cierta vulnerabilidad en sus ojos aún así.
Quería intentar llegar a ella.
—Agua pasada no mueve molino, pero aún así —comenzó a decir, con una dulzura inconfundible en su voz— Aún recuerdo cada momento juntos como si fuera ayer.
Se quedó en silencio la novicia.
La negativa de Ava en no querer continuar la conversación no pasó desapercibida para Charlie, pero él se mantuvo en su sitio, deseoso de hablar con ella.
Mayhew suspiró ligeramente, sintiéndose frustrado por la distancia que ella insistía en poner entre ellos. Y aún así, no quería darse por vencido.
Por otro lado, Dorothea veía como su gemela estaba observando la escena del sacerdote y la monja, podía percibir los celos en la mirada de la hermana Amelie, pero no le dio importancia.
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Por otro lado, para lo que no me siguen acabo de publicar un nuevo fic de Nicholas, apreciaría si comentan y lo apoyan <33
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