Día 15: Clandestine love

Día 15: Mafía

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Sus ojos se desviaban frecuentemente hacía el escenario sin poder evitarlo, aunque intentaba mantenerse pendiente ante los clientes que tenía enfrente suyo. Estos solo alzaban el dedo para pedir otro trago o simplemente le dedicaban una mirada profunda.

Un hombre corpulento golpeó con los dedos la barra de marfil y el Hyūga se movió con la botella en mano para servir una nueva bebida en su vaso. Escuchó como aquella voz acariciaba sus conductos auditivos, desviando nuevamente su mirada malva hacia el escenario de un mármol negro resplandeciente, como todo el suelo del bar. Observó como se deslizaba por los clientes con una sonrisa mientras interpretaba aquella canción y su figura amoldándose a ese vestido negro encantador que jugaba tan favorecidamente con su cuerpo, resaltando aún más sus labios con aquel labial rojo carmesí.

Tomó uno de los vasos para secarlos, aquella labor de cantinero que desempeñaba hace más de tres años. Sus manos se movían por inercia, escuchó como un cliente se aclaraba la garganta y regresó su atención a su oficio, sirviendo un poco más de vodka.

La función terminó y vio a la mujer perderse entre el telón una vez que agradeció con una leve inclinación. La vio dedicarle una mirada y guiñarle el ojo tan sutilmente que nadie pareció percatarse. Quería acabar todo esto para ir a visitarla a su camerino. Podría perderse ahora si iba al baño un par de minutos, un descanso que nadie notaría si hablaba con Sasori para cubrirlo un momento.

Su atención regresó a su trabajo cuando escuchó la puerta del bar abrirse, maldiciendo no haber actuado un poco antes. Su mirada se fijó en la entrada y se sorprendió de ver a la persona ingresando y saludando a un par de gente que encontró en una de las mesas de la entrada. Era un rostro que conocía muy bien, sin oportunidad de equivocarse. Un rostro que toda la ciudad de Tokio conocía y él mismo había cruzado un par de palabras, pero en una situación completamente diferente y en un lugar muy lejos de aquí.

Lo vio llegar hasta la barra donde el estaba parado del otro lado y sus miradas se cruzaron un momento. Mantuvo la misma expresión indiferente y abrasiva que mantenía en ese empleo, aunque notó la cara de sorpresa del hombre al reconocerlo.

¿Cómo no iba a sorprenderse?

Encontrar a un policía de narcóticos trabajando en un bar que todos sabían pertenecía a la mafia, algo que evidentemente no se esperaba y más el ser recibido por él. Sin embargo, Neji Hyūga se aseguró que su clara presencia hiciera aún mas real su trabajo y que todo fuera creíble. Algo bastante misterioso generaba dudas y su personal reservado junto con eso haría que eso no fuera verosímil. Por lo cual apuntar a un trabajo insignificante para poder entrar encubierto a ese bar y estar a la vista de todos, era la forma correcta de hacer las cosas.

Para poder rastrear la ruta de ingreso que la mafia utilizaba para desplazar su mercancía el había decidido ingresar a ese sitio, sabiendo que podría pasar varios años hasta poder encontrar lo que necesitaba. Pero estaba dispuesto a hacerlo y se sumergió sin más. Ahora se creía tanto su papel que a veces tenía que recordarse que estaba ahí solo el tiempo suficiente para poder descubrir la información y salir de ahí sin mirar atrás. Había encontrado varias cosas interesantes en ese sitio, descubriendo que mucha gente estaba ahí por que no tenía alternativa y estaban adentro antes de notarlo.

Sin embargo, no cruzó por su cabeza que vería al comisionado del departamento de policía, Sarutobi Hiruzen, entrando con la mayor familiaridad al establecimiento.

Recordó los rumores que corrían por el departamento de policía de que el podría estar relacionado con la mafia y por eso el retraso de su detención, sin embargo, eran solo rumores, no había pruebas exactas. Entendía ahora que el se había encargado de eliminar cualquier prueba y que esos no eran simples palabras.

Sarutobi recuperó la compostura al momento, pidiendo un ron y alejarse sin volver a mirarlo en el cuarto que estaba arriba del bar, la oficina de Hidan, el encargado del bar que lo manejaba a disposición cuando el dueño, Kakuzo no estaba. Ciertamente Kakuzo jamás estaba ahí, a él solo le interesaba los ingresos que el bar generaba. Hidan disfrutaba de todo lo que tener un bar implicaba y al cual le tenía cierto resentimiento por que pensaba que todo en ese bar le pertenecía.

Hasta Tenten, la bailarina y cantante del lugar.

Algo que lo molestaba de sobremanera, ya que lo obligaba a alejarse de ella cuando el rondara el lugar, que era bastante frecuente. Cuando estaba en el bar, Tenten debía estar cerca suyo. Le rodeaba la cintura con el brazo, acercándola y olfateando su cuello, algo que hacía frecuentemente. Tenten sonreía incómodamente permaneciendo ahí, por que desgraciadamente había entrado a ese lugar por accidente. Y una vez que te involucras con la mafia, no puedes volver a salir. Y si lo lograbas, la mayoría de las veces era muerto. Un riesgo que estaba dispuesto a correr el Hyūga.

Él tenía como objetivo el obtener la información necesaria y se largaría de ahí vivo, sin embargo, conocer a Tenten había cambiado las cosas. Lo ultimo en lo que había pensado al introducirse a ese mundo oscuro es que se interesaría en una mujer en ese lugar. Pero sucedió sin que se diera cuenta y fue imposible resistirse, más específicamente fue inevitable.

Y más aún al verla salir al escenario con un vestido rojo con brillo que resplandecían con las luces que iluminaban el lugar. Su cabello castaño enmarcando su rostro, sus pómulos resaltados por el rubor y los labios pintados del mismo tono que el vestido. Atuendo que parecía tallado en su cuerpo y resaltaba los atributos no tan llamativos que tenía, pero brindaba ese toque sensual. El punto determinante fue cuando su voz lo embriagó y contempló como sus propios ojos brillaron a la misma sintonía que su voz. Se veía tan deslumbrante que Neji no pudo apartar la mirada de ella en toda su interpretación. Y fue mayor el impacto cuando ella se acercó a la barra sonriendo tan cálidamente y con tal inocencia que parecía ajena a todo este mundo. Justo después de que ella se haya alejado de ahí, volteando la mirada para volver a verlo, Deidara, otro empleado de ahí, movió el dedo en negación.

―Ni pienses acercarte ni mirarla mucho tiempo, ella es de Hidan.

Lo que menos quería Neji en ese punto eran problemas, por lo cual en ese momento decidió mantenerse fuera del alcance de Tenten. Aunque ella se acercó a él, una y otra vez. Lo buscaba con la mirada cuando estaba en el bar, le sonreía cuando podía, siempre que iba por algo de beber, solía hacerle una sencilla platica. Conversación que Neji evitaba a toda costa. Había ido a trabajar, no le interesaba relacionarse más de la cuenta.

Hasta que ella lo enfrentó diciendo cosas sobre su actitud mezquina y los desplantes que había recibido. Parecía dolida, tal vez no estaba acostumbrada a ese tipo de comportamiento. Lo único que pudo pensar Neji en esa ocasión fue que se veía encantadora con ese vestido amarillo pastel y sin pensarlo demasiado, fallando a todo su código de conducta y a cada uno de los pasos que tenía puestos en su cabeza para que todo saliera bien, a pesar de sus duros intentos de resistirse, lo hizo. Ahí en la bodega de alcohol se había inclinado y la había besado como tanto había querido desde que la había visto. Ella le correspondió con la misma intensidad que el al demandar sus labios como suyos. La atracción por ambos había sido absoluta e instantánea, algo que Neji hasta ese momento había negado. Pero no podía resistirse, no cuando ella estaba ahí todos los días, con esa presencia imposible de ignorar

Antes de darse cuenta estaba en un tipo de relación que en horas de trabajo se limitaba a miradas significativas. Neji al inicio se había mentido al decirse a si mismo que solo era una atracción casual que desaparecería al probarla una vez. Pero entendió, luego de que sucedió, que seguía mintiéndose a si mismo y que el hecho de estar con ella la primera vez, solo incrementó su deseo más. Cada vez era más fuerte, queriendo más de ella, necesitándolo.

Justo ahora no podía sacarla de su cabeza y añorarla cuando intentaban mantener apariencias en el bar. Por que se mantenía todo lo lejos posible de Tenten, por su labor policíaco que a veces en su compañía olvidaba por completo y dos, entendían que sucedería si su relación saliera a la luz. Iban a matarlo sin dudar y aunque a Tenten le importaba por mera preocupación, a Neji le importaba eso por las consecuencias. Si el moría, no podría sacarla de todo ese mundo.

Neji iba a llevársela con él, la sacaría de ese infierno.

Por eso no tenía permitido morir y era la razón que mas le impulsaba en ese momento. Además, gracias a la interacción que Tenten tenía con Hidan, un tipo de premio para él, ella le contaba cosas que solían hablar en sus reuniones, cosas que ella solía hablar, pero de las cuales Neji tenía gran interés. Ella era su informante sin saberlo, aunque el Hyūga jamás se lo hubiera pedido. Y gracias a ella había obtenido información relevante sobre una ruta de ingreso de la droga para llegar al bar y poder distribuirla.

Información importante que pasaría a su superior Yamato esta noche y por lo cual podrían movilizarse las cosas para poder dejar esa fachada.

Solía pasar información a Yamato dejando unas marcas en un buzón cerca el bar, después ingresaba una carta que no era rastreable. No podía permitirse llamar con él a menos que fuera una emergencia. Esa noche habían quedado en hablar, por lo que veía cercano el hecho de largarse de ahí y dejar toda esa faceta.

Se sumergió en su trabajo cuando varias personas comenzaron a llegar, gente implicada por la mafia o personas que solían hacer sus tratos en ese bar. Servía copa tras copa y Sasori ayudaba a repartir los tragos por las mesas. Escuchó la puerta de arriba abrirse y los pies bajando por una escalera de caracol. Hidan sonreía y estrechaba la mano de Sarutobi, quien diría que el comisionado tendría negocios con uno de los altos mandos de la mafia. Vio al encargado del bar perderse en las tras tienda, tal vez buscando a su premio, algo que hizo enojar al Hyūga.

Tenten le había dicho y aclarado que no era nada de Hidan, aunque él se daba esos aires de ser su dueño. Ella podía hacer lo que quisiera y justo en ese momento ella quería estar con él o eso solía decirle.

En ese momento todo pasó tan rápido que sucedió en un solo parpadeo. Neji vio la puerta de la entrada abrirse con violencia y unos hombres levantaron sus armas. Él pudo reaccionar a tiempo de evitar una bala que iba directo a su cabeza.

Irrumpieron al bar unas personas que empezaron a disparar hacia todos lados para generar caos al tener que ocultarse todos los clientes. Las botellas en la pared estallaron por el impacto de los casquillos. Tomó el arma que le habían dado al ingresar al bar y justo cuando se levantó para disparar, vio que no había nadie. Como si esos hombres no hubieran estado, guardó el arma en su cintura y vio un cuerpo en el suelo.

Brincó la barra sintiendo como la adrenalina por el ataque llenaba sus venas, no sabía que era específicamente lo que planeaba hacer, pero quería actuar de alguna forma. Se acercó al hombre en el suelo que sangraba peligrosamente. Aún podía verlo respirar y se inclinó para poder evaluar las heridas. Era el único herido de gravedad y entendió que había sido una táctica para sacarlo del camino, posiblemente por que su mandato pronto terminaba y no iba a retirarse. La competencia parecía dispuesta a hacer lo que fuera necesario, hasta jugar sucio.

Los pocos clientes que habían estado se habían ido o escabullido fuera de ahí para conservar sus vidas. Se suponía que él debía reaccionar ante esa situación, era el cantinero del bar de la mafia, se esperaba que lo hiciera. Sin embargo, toda la sucesión de hecho había sido tan rápida y esta oxidado que no pudo hacer nada al respecto.

Se levantó con las manos manchadas de sangre al intentar presionar la herida y en ese momento la puerta de la entrada volvió a abrirse revelando a los guarda espaldas que deberían haber evitado que esto sucediera. Parecían golpeados y aturdidos, era evidente que los individuos de momentos antes se hubieran encargado de defenderlo como debería.

Sin embargo fue consciente hasta que vio el asombro de los guardaespaldas al verlo, de la seriedad de la escena. Él con las manos manchadas de sangre y un arma en la mano. En ese momento salió Deidara por la parte posterior del bar.

―Neji, vámonos. ― Habló con insistencia.

Neji retrocedió un par de pasos y siguió a la voz hasta encontrar al sujeto rubio. Sabían que debían irse de ese lugar antes de ser encontrados o vinculados a cuestiones que no tenían nada que ver con ellos. Pero todo había sucedido tan rápido, aunque justo ahora lo único que importaba es que el comisionado de la policía estaba muerto.

Y aún así, Neji escapó del bar, en un intento de mantener su papel lo mejor posible y librarse de todo lo que esa cuestión significaba.

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Espero pacientemente durante todo su día libre el que le devolvieran la llamada y visitó el correo que se encontraba a unas calles donde vivía para ver algún indicio de que podría encontrarse con Yamato, pero no vio nada.

Luego del incidente del bar donde murió el comisionado, las redes estallaron con la noticia, varias reconstrucciones de la escena y todo lo que involucraba tal asesinato. Tenten le confirmó tiempo después de que había sido una táctica para sacarlo del camino y que había funcionado de forma eficiente. Pronto serían las elecciones a senador y Sarutobi era el candidato con mayor apoyo, en comparación con la competencia. Debido a que su labor como comisionado de la policía era excelente o eso es lo que se pensaba, justo ahora entendía que era por que hacia sus movimientos bajo el agua. Ya que parte del bar le pertenecía según había escuchado tiempo después, aunque no solía venir con frecuencia.

Justo ese día había sucedido lo incalculable, el otro candidato, Orochimaru, había decidido actuar para obtener una rotunda victoria, un movimiento que facilitaba las elecciones. Todo eso solo lo obligó a aplazar la reunión con Yamato mientras las cosas se calmaban.

En el bar Hidan estaba enojado por la perdida de tal contacto y quería venganza.

Nadie de ahí le recriminó su actuar a Neji, todo había sido todo caótico y muy rápido, a fin de cuentas, él era un cantinero sin ninguna importancia. Había salido bien librado y justo ahora solo necesitaba pasar esa información y desaparecer de la pelea que se venía.

Sin embargo, aunque espero todo el día la llamada o alguna señal, jamás llegaron y eso le inquietó de sobremanera. Había esperado una semana para que toda esa situación pudiera enfriarse y todo se calmara, pero la llamada jamás llegó.

Preocupado ante esto, decidió el mismo llamar, recuperando su teléfono oficial de su escondite para llamar insistentemente a Yamato. Sonaba y sonaba. ¿Qué era lo que había sucedido del otro lado de todo esto? Era el comisionado, a fin de cuentas, nada podía estar bien en el departamento.

A la décima llamada el teléfono fue contestado y escuchó al hombre detrás de la bocina hablarle.

―He intentado contactarme, ya tengo la información que necesitábamos.

―Neji olvídalo, eso no importa ahora. La misión fue cancelada.

Neji se quedó en su sitio, mientras observaba en la ventada haciendo un lado la cortina. Dejó caer la tela lo cual cerraban toda visibilidad y escuchó su corazón latiendo con fuerza ante la incertidumbre de aquella frase.

―No entiendo... ¿Qué pasa? He trabajado durante tres años en esto y... ―Fue interrumpido.

―El comisionado ha muerto en el mismo lugar donde estas infiltrado y no hiciste nada para evitarlo. ―Un silencio incomodo llenó la línea. ― Estabas junto al cuerpo que aún seguía con vida con la sangre en tus manos, pudiste salvarlo.

El Hyuga sentía como lo habían golpeado en el rostro al recordar esa escena y el tono de voz con el que su superior decía esas palabras. Quiso hablar, pero sus labios volvieron a cerrarse.

―Se duda al respecto sobre en qué lado estas ahora.

―Yamato, ¿Qué es lo que se supone que estás diciendo?

La línea se quedó en silencio un momento y se escuchó un ruido de papeles siendo firmados, luego unos pasos y una puerta cerrándose.

―No podemos estar seguros de tu lealtad, estas solo en esto Neji.

La línea de teléfono se cortó y el Hyūga permaneció con la bocina del teléfono en la oreja escuchando el sonido del teléfono al otro lado. Su musculo cardiaco moviéndose con violencia y una sensación de asco se formó en su estómago.

Se había infiltrado a ese lugar de mala muerte, había permanecido ahí viviendo una vida que no quería y fingiendo para poder ser aceptado y lograr su asignación. El había sacrificado todo y ahora simplemente lo habían abandonado a su suerte.

Estaba encerrado en ese lugar sin posibilidades de salir. A merced de la mafia y seguramente esperaban que ellos acabaran con él.

Lanzó el teléfono al muro rompiéndolo en la pared y presionando sus manos con fuerza. Estaba atrapado, sin una identidad, una vida, ni un retorno. Sintió como el aire escapó de sus pulmones.

Neji Hyūga ya no existía.

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Un poco tarde peor ha llegado, la idea es bastante para un solo capítulo asi que la finalizaré en el día 28. Una idea que me emocionó muchisimo por la trama del riesgo y el tema de la mafia es algo que se debe explotar totalmente.

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