"El Profesor De Pociones y Discusiones"

-Allí, mira.

-¿Dónde?

-Al lado del chico alto y pelirrojo y de la chica rubia.

-¿El de gafas?

-¿Has visto su cara?

-¿Has visto su cicatriz?

Los murmullos siguieron a Harry desde el momento en que, al día siguiente, salió del dormitorio. Los alumnos que esperaban fuera de las aulas se ponían de puntillas para mirarlo, o se daban la vuelta en los pasillos, observándolo con atención. Harry deseaba que no lo hicieran, porque intentaba concentrarse para encontrar el camino de su clase.

Aunque Harry no era el único que sufría de miradas y comentarios, Alioth también era el centro de atención de casi la mayoría del alumnado y no todos eran miradas curiosas, algunos lo miraban con recelo y decían cosas groseras cuando pasaban pero él los ignoraba, inclusive en una ocasión habían querido tirarlo al suelo con una zancadilla, pero grácias a sus reflejos otorgados por los arduos entrenamientos con Moody no lo lograron.

-¿De que curson son he? ¿Tercero tal vez cuarto?.-Pregunto de forma retórica barriendolos con la mirada.

Los dos muchachos que habían querido tirarlo lo miraron mal pues no les gusto la manera en la que los había recorrido con la mirada, como si ellos fueran poca cosa.

-Septimo año.-Respondio uno.

-Vaya, su mentalidad y escaso nivel de madures expresa exactamente lo contrario. -Alioth se encogió de hombros en signó de que parecía sentir lastima.

-Tu que sabes Black, eres de primero.-Gruño uno de cabello rubio.

-Y puedo asegurarte que se mas de lo que tu sabes y puedo hacer mejores bromas que esas.

-Seguro.-Carcajeo el rubio sin creerse lo que dijo el ojigris.

Alioth lo miro sin inmutarse, saco su varita y para cuando el chico quiso darse cuenta se encontraba colgado por el sueter en una de las antorchas que alumbraba el largo pasillo y para mejor Alioth agito su varita de nuevo bajando los pantalones del chico hasta la rodilla dejando a la vista unos calzoncillos de ositos.

Varios que miraban la escena soltaron risitas y el chico se puso colorado tratando de bajarse y cubirse a la vez. Su amigo no hizo mas que quedarse parado sin hacer nada confirmando la sospecha de Alioth, ambos no eran mas que dos brabucones estúpidos que no prestaban atención a clase pues de ser así hubieran hecho algo para defenderse aunque tal vez no hubiera servido de mucho seguramente.

-Si, eso tampoco es muy maduro de mi parte.-Alioth hizo una mueca y se encogió de hombros.- pero que puedo decir soy de primer año. Tal vez deberían pensar mejor sus bromas para la próxima.

Dicho eso se fue junto a un Ron que reí sin poder parar, un Harry que dibujo una leve sonrisa en su rostro y una Emma resignada a que su primo se metería en todos los problemas que pudiera.

A Harry se le complicaba un poco aprender donde estaba cada clase, pues en Hogwarts había 142 escaleras, algunas amplias y despejadas, otras estrechas y destartaladas. Algunas llevaban a un lugar diferente los viernes. Otras tenían un escalón que desaparecía a mitad de camino y había que recordarlo para saltar. Después, había puertas que no se abrían, a menos que uno lo pidiera con amabilidad o les hiciera cosquillas en el lugar exacto, y puertas que, en realidad, no eran sino sólidas paredes que fingían ser puertas. También era muy difícil recordar dónde estaba todo, ya que parecía que las cosas cambiaban de lugar continuamente. Las personas de los retratos seguían visitándose unos a otros, y Harry estaba seguro de que las armaduras podían andar.

Los fantasmas tampoco ayudaban. Siempre era una desagradable sorpresa que alguno se deslizara súbitamente a través de la puerta que se intentaba abrir.

-¡Deje de hacer eso!.-Exclamo Alioth molesto al fantasma del Fraile Gordo una mañana. Pues era ya la sexta vez que lo atravesaba en todo el tiempo que ya llevaban en el castillo.

-Mil disculpas joven Black.-Dijo el Fraile Gordo pero Alioth siguió mirandolo ceñudo.

-No se preocupe Fraile, fue un accidente.-El fantasma asintió a Emma y se marcho atravesando la pared.

Alioth bufo.

-¿Un accidente?, no lo creo. -Emma lo miro mal.-¡Por las barbas de Merlín! El sujeto me a atravesado ya seis veces desde que llegamos, creo que tiene una extraña obsesión con ver mis entrañas.

Emma hizo una mueca.

-Eso es asqueroso.

-¿Si?.-Señalo por donde se había marchado el fantasma.- dicelo a él.

Dicho eso ambos continuaron su camino al Gran Comedor, donde tiempo después los encontrarían Harry y Ron.

Por otro lado Nick Casi Decapitado siempre se sentía contento de señalar el camino indicado a los nuevos Gryffindors, pero Peeves el Duende se encargaba de poner puertas cerradas y escaleras con trampas en el camino de los que llegaban tarde a clase. También les tiraba papeleras a la cabeza, corría las alfombras debajo de los pies del que pasaba, les tiraba tizas o, invisible, se deslizaba por detrás, cogía la nariz de alguno y gritaba: ¡TENGO TU NARIZ!

En una ocasión Peeves lanzó un tiza a Emma que le dió justo en el ojo.

-¡Emma!.-Exclamo Ron al ver aquello.

Harry se acerco a Emma y quito la mano que cubría su ojo derecho.

-¿Te duele?.-Pregunto Harry preocupado inspeccionando el rojizo ojo de la pequeña rubia.

-Un poco.-Respondio Emma mientras su ojo soltaba una pequeña lágrima.

Ron hizo una mueca y también se acerco a Emma.

Alioth no podía estar más enfadado por aquello, nadie le hacía daño a Emma con él presente o no. Levanto la tiza del suelo y se la lanzo a Peeves -quien se encontraba riendo por lo que había hecho hace un momento- que con buena puntería cayó en su cabeza con fuerza.

-¡Hey!.- Se quejo el poltergeist.

-¿No te gusto la tiza Peeves? Pues a mí tampoco me gusto tu broma, pero se que me gustara esta.-Saco su varita y apunto al poltergeist que revoloteaba fingiendo no prestar atención a lo que dijo.- aqua eructo.

De la varita de Alioth salió un potente chorro que dió directo en la cara de Peeves. Este salió huyendo tan pronto como Alioth dejo de hacer el hechizo. De lejos de escuchaba como maldecia una y mil veces a Alioth pero a este le importó poco.

Después de que Alioth inspeccionara a Emma y esta le asegurará a los tres chicos que estaba bien siguieron su camino a la sala común de Gryffindor.

Pero aún peor que Peeves, si eso era posible, era el celador, Argus Filch. Alioth, Harry, Ron y Emma se las arreglaron para chocar con él, en la primera mañana. Filch los encontró tratando de pasar por una puerta que, desgraciadamente, resultó ser la entrada al pasillo prohibido del tercer piso. No les creyó cuando dijeron que estaban perdidos, estaba convencido de que querían entrar a propósito y los amenazó con encerrarlos en los calabozos, a lo que Emma entro en panico aunque sabía que no podía hacerles eso, hasta que el profesor Quirrell, que pasaba por allí, los rescató. Pero el profesor no lo tuvo fácil pues Alioth se empeñaba en quedarse a discutir seriamente con el celador por asustar a Emma, al final los tres amigos arrastraron a Alioth lejos de Filch luego de que comenzara a despotricar contra el celador y su fea gata de forma educada pero de igual forma ofensiva.

-No entiendo su manía por hacer que su gata execrable y exasperante siga a todos.-Dijo Alioth con los dientes apretados importandole poco que Quirrell estuviera ahí.

-Vamonos Alioth.-Murmuro Emma jalando de la tunica del ojigris, pero este no se movió ni un milimetro.

-¡Como te atreves a insultar a mi gata, niño malcriado!.-Exclamo Filch molesto.

-Me han dicho cosas peores.-Respondio Alioth ignorando la mirada suplicante de Emma.- Ademas seguro que ni siquiera sabe lo que dije.

-Joven B-Black sera m-mejor que s-se retiren.-Pidio Quirrell con voz temblorosa pero Alioth también lo ignoró.

-Dumbledore debería contrartar gente altamente calificada para el trabajo, no alguien tan obcecado, inane, acerbo y soez.

Como bien había dicho Alioth, Ficlh no entendió las palabras pero él las consideró como un insulto y dio un paso hacía Alioth como abvertencia, pero el niño se quedo quieto en su lugar con expresión sería.

-Una palabra más...

-¿O que?.-En esta ocasión Alioth dió un paso al frente de forma retadora.- como castigo inmerecido me colgara de cabeza en una pared con grilletes hasta que sienta que mi cabeza va a explotar de forma sanguinaria o me azotara violentamente como en los tiempos de los bárbaros.

Filch parecía querer decir algo pero la voz fuerte de Emma no le dejo decir nada.

-¡Suficiente! .-Tomo a Alioth de la mano y lo jalo pero este aún parecia racio a dejar la discusión hasta allí.- Ron, Harry ayúdenme.

Ron y Harry se acercaron y cada uno tomo del hombro a Alioth alejandolo de Filch pues el celador parecía a punto de lanzarse sobre el ojigris. Caminaron lejos del pasillo con Quirrell siguiéndoles el paso y a unos metros de su clase se detuvieron.

-Eso f-fue interesante. P-por esta v-vez no tendran u-un castigo, p-pueden ir a su c-clase.-Dijo Quirrell moviendo las manos como diciendo <<Vayan, vayan>>

Emma suspiró aliviada igual que Ron y Harry. Alioth solo rodo los ojos y entro a su clase ignorando al profesor por completó.

Y es que Filch tenía una gata llamada Señora Norris, una criatura flacucha y de color polvoriento, con ojos saltones como linternas, iguales a los de Filch. Patrullaba sola por los pasillos. Si uno infringía una regla delante de ella, o ponía un pie fuera de la línea permitida, se escabullía para buscar a Filch, el cual aparecía dos segundos más tarde. Filch conocía todos los pasadizos secretos del colegio mejor que nadie (excepto tal vez los gemelos Weasley y próximamente Alioth), y podía aparecer tan súbitamente como cualquiera de los fantasmas. Todos los estudiantes lo detestaban, y la más soñada ambición de muchos era darle una buena patada a la Señora Norris.

-Tal vez podamos hacer eso un día de estos.-Comento Ron luego de que Alioth expresará su desagradó a la Señora Norris y lo mucho que quería patearla.

-¡Ron!.-Emma le dió un leve codazo a lo que él se encogió de hombros.

-Eso sería genial. Cumpliríamos el sueño de muchos.-Alioth sonrió y talló las palmas como si planeara un macabro plan.

-Excepto el mío.-Respondio Emma negándose a incluirse en aquel sueño colectivo.

-Si, repite eso hasta que te lo creas.-Bufo Alioth.

Harry solo podia ver su discusiones callado pues siendo sincero eran entretenidas. Mientras que Ron participaba de vez en cuando colocandose en el bando de Alioth.

Después, cuando por fin habían encontrado las aulas, estaban las clases. Había mucho más que magia, como Harry descubrió muy pronto, mucho más que agitar la varita y decir unas palabras graciosas.

Tenían que estudiar los cielos nocturnos con sus telescopios, cada miércoles a medianoche, y aprender los nombres de las diferentes estrellas y los movimientos de los planetas.

-Te lo dije Harry. Aprenderíamos sobre todo esto.-Dijo Alioth en una ocasión mientras ubicaba la constelación Orión por el lunascopio.

-Supongo que tu ya sabes todo esto.-Dijo Harry mirando el mapa donde debían señalar cada constelaciones que les fuera visible.

Alioth sonrio al hallar la constelación, aquella brillante y preciosa constelación por la que habían colocado el segundo nombre de su padre.

Alejo el lunascopio de su ojo derecho y miro a Harry.

-Si te soy sincero, es una perdida de tiempo el que esté aquí en Hogwarts.

-¿Tanto sabes?.-Pregunto Harry asombrado y en voz baja como se encontraban hablando desde hace un rato, pues Emma se encontraba ayudando a Ron a no muchos metros de él y Alioth. Aquél era un trabajo en parejas y Ron no tardo en escoger a Emma mientras Harry se había acercado a Alioth.

-Te sorprendería lo que se Harry. Hay que continuar, no queremos que la niebla opaque la buena visión que tenemos ahora.

Harry asintió y continuaron con su trabajo. Ron y Emma miraban por turnos las constelaciones mientras hablaban de cualquier trivialidad.

Tres veces por semana iban a los invernaderos de detrás del castillo a estudiar Herbología, con una bruja pequeña y regordeta llamada profesora Sprout, y aprendían a cuidar de todas las plantas extrañas y hongos y a descubrir para qué debían utilizarlas. Emma parecía particularmente fascinada por cada planta y hongo, Alioth le menciono a Harry y a Ron que aquella posiblemente sería la materia favorita de Emma.

La pequeña rubia parecía más que encatada con el olor del invernadero y las múltiples plantas que había en el, Alioth noto a lo lejos que Neville parecía igual de emocionado y contento.

Alioth arqueó una ceja el ver a Emma aspirar feliz el aire.

-¿Cómo puedes hacer eso?.-Pregunto Ron con una mueca.

Emma les miro sonriente a los tres.

-Huele fantástico.

-El olor está haciendo que mi ojos piquen y mi nariz duela.-Dijo Alioth con una mueca al sentir sus ojos llorosos.

-Yo no siento nada.-Respondio Emma encogiéndose de hombros y tomando asiento junto a Ron que tenía una mueca de asco al ver una planta babosa.

-Prefiero entrar al bosque prohibido que seguir un minuto más aquí.-Susurro Alioth con desagrado; no contra las plantas, si no contra su olor.

Harry estaba casi de acuerdo con él.

Pero la asignatura más aburrida era Historia de la Magia, la única clase dictada por un fantasma. El profesor Binns ya era muy viejo cuando se quedó dormido frente a la chimenea del cuarto de profesores y se levantó a la mañana siguiente para dar clase, dejando atrás su cuerpo. Binns hablaba monótonamente, mientras escribía nombres y fechas, y hacia que Elmerico, el Malvado y Ulrico el Chiflado se confundieran.

En más de una ocasión había reprendido a Alioth por no prestar atención a clase pero el ojigris ni se inmutaba y volvía a posar su vista en la ventana. Cansado el profesor Binns lo había cuestionado sobre lo que hablaba obteniendo una respuesta inmediata y correcta dejando al profesor tan satisfecho que dejo de reprenderlo.

El profesor Flitwick, el de la clase de Encantamientos, era un brujo diminuto que tenía que subirse a unos cuantos libros para ver por encima de su escritorio. Al comenzar la primera clase, sacó la lista y, cuando llegó al nombre de Harry, dio un chillido de excitación y desapareció de la vista. Algo que llevaba conteniendo hacer desde que leyo el nombre de Alioth pues varios notaron como el profesor tembló ligeramente y miraba de reojo al ojigris, que rodo los ojos.

-Ojala todos los profesores hicieran eso.-Comento cuando salieron del aula luego de ver que Flitwick nunca saldría.- así no tendríamos clases.

-Las clases son importantes.-Reclamo Emma rodando los ojos.

-Para ustedes.-Dijo Alioth levantando su mano y haciendo un gesto como si aquello fuera obvio.

La profesora McGonagall era siempre diferente. Harry había tenido razón al pensar que no era una profesora con quien se pudiera tener problemas. Estricta e inteligente, les habló en el primer momento en que se sentaron, el día de su primera clase.

-Transformaciones es una de las magias más complejas y peligrosas que aprendereran en Hogwarts -dijo-. Cualquiera que pierda el tiempo en mi clase tendrá que irse y no podrá volver. Ya estan prevenidos.

Entonces transformó un escritorio en un cerdo y luego le devolvió su forma original.

Alioth bufo llamando la atención de Emma.

-¿No te sorprendió cierto? .-Cuestiono Emma para luego arrepentirse ante la mirada incrédula de Alioth.- no se para que pregunto.

-Yo tampoco.-Respondio él.

Emma frunció el ceño y lo miro de nuevo.

-¿Te sorprenderías si te colocaran frente a un Dragón?

Alioth sonrió encantado.

-No, más bien me encontraría particularmente fascinado.

Emma gimió incrédula y volvió a prestar atención a la clase.

Todos estaban muy impresionados y no aguantaban las ganas de empezar (excepto Alioth), pero muy pronto se dieron cuenta de que pasaría mucho tiempo antes de que pudieran transformar muebles en animales. Después de hacer una cantidad de complicadas anotaciones, les dio a cada uno una cerilla para que intentaran convertirla en una aguja.

-Eh, profesora cree que podría prestarme su borrador.

La profesora se mostró confundida y ante la mirada curiosa de varios alumnos incluídos los amigos de Alioth y prima le dejo el borrador.

Al final de la clase, sólo Alioth Black, Emma Lupin y Hermione Granger habían hecho algún cambio en la cerilla. La profesora McGonagall mostró a todos cómo se habían vuelto plateadas y puntiagudas cada una de sus cerillas y dedicó a los niños una excepcional sonrisa, en especial al ojigris.

Hermione le sonrió con una ligera altanería a Alioth, pero la sonrisa se le borro cuando el ojigris le mostro el borrador a la profesora y ante sus ojos apunto al objeto y susurro lapifors.

De un segundo a otro el borrador se transformo en un conejo que comenzo a saltar entre los pies de los alumnos que reían y miraban asombrados la criatura.

-Magnifico señor Black.-Dijo la profesora sonriendo con orgullo al tener un estudiante tan hábil en su casa.- 10 puntos más a la casa de Gryffindor por su gran demostración.

La profesora McGonagall no podía estas mas fascinada con aquél peculiar estudiante, pues aunque Dumbledore le hubiera hablado del niño y lo hábil que era en la magia presenciarlo por si misma era un auténtico espectáculo que valía la pena ver. Sobretodo cuando el niño parecía no esforzarse demasiado.

Alioth miro a Hermione y sonrió con arrogancia. La niña estaba sonrojada por el enojo. Emma, Harry y Ron sonrieron alegre por aquel espectáculo, en especial el pelirrojo al ver el rastro enfado de Hermione.

La clase que todos esperaban era Defensa Contra las Artes Oscuras, pero las lecciones de Quirrell resultaron ser casi una broma lo cuál fastidio notablemente a Alioth que por un segundo estuvo a punto de levantarse de su asiento para salir del aula, pero Emma logro sujetarlo a tiempo por lo que refunfuñando se quedó en su lugar. Su aula tenía un fuerte olor a ajo, y todos decían que era para protegerse de un vampiro que había conocido en Rumania y del que tenía miedo de que volviera a buscarlo. Su turbante, les dijo, era un regalo de un príncipe africano como agradecimiento por haberlo liberado de un molesto zombi, pero ninguno creía demasiado en su historia. Por un lado, porque cuando Seamus Finnigan se mostró deseoso de saber cómo había derrotado al zombi, el profesor Quirrell se ruborizó y comenzó a hablar del tiempo, y por el otro, porque habían notado que el curioso olor salía del turbante, y los gemelos Weasley insistían en que estaba lleno de ajo, para proteger a Quirrell cuando el vampiro apareciera. Durante la clase, Alioth no hizo mas que gesticular por lo bajo su total desagradó hacia el profesor.

-¿Era necesario decir todo eso?.-Pregunto Emma con una mueca, pues ella veía inofensivo al profesor.

-Emma, el día que crea que esta mal decir lo que pienso sera el fin del mundo que conocemos.

Ron río por lo bajo pues casi siempre lo que decía Alioth era divertido de oir aunque no perdia su toque acido y brutal de sinceridad.

-Es más, si quieren puedo ir a decirle lo que pienso en la cara..-Justo cuando dió medía vuelta dispuesto a hacer lo que dijo, Harry lo sujeto.

-No, déjalo así.

Alioth se encogió de hombros y se dejó llevar.

Harry se sintió muy aliviado al descubrir que no estaba mucho más atrasado que los demás. Muchos procedían de familias muggle y, como él, no tenían ni idea de que eran brujas y magos. Había tantas cosas por aprender que ni siquiera un chico como Ron o alguien como Emma tenía mucha ventaja.

Si Harry era sincero consigo mismo sentía un poco de celos de Alioth, pues su amigo ni siquiera necesitaba asistir a Hogwarts con todo lo que ya sabía y ademas no se esforzaba demasiado en hacer los hechizos, la forma en la que los hacía era tan natural que lo dejaba a nonado a él y a varios compañeros, Harry estaba seguro de que inclusive dejaba soprendido a varios profesores.

Alioth por otro lado pensaba en todo lo que había tenido que sacrificarse para tener tan buen dominio en su magia, su facilidad de aprendizaje y habilidad nata para hacer magia era algo a su favor que sin duda facilitaba muchas cosas pero eso no quería decir que no había tenido que esforzarse. Con Moody había tenido entrenamiento desde los 6 años, comenzado por lo más básico -que era lo que aprenderían en primer año- hasta lo más difícil como séptimo año y más. Como no recordar los dolores musculares continuos que tuvo que aguantar por correr tanto, el ardor de sus pulmones debido a la falta de oxigeno, las heridas por caidas debido a los obstáculos, las lesiones graves por los hechizos que no lograba evitar o esquivar, la de veces que a su madre parecía querer darle un ataque cuando llegaba a casa todo mayugado, los incontables reclamos de está misma por encerrarse en su habitación negandose a dejarse atender las heridas y las desparticiones continúas de hace meses por aprender a aparecerse.

Una vida dura para alguien de 10 años pero aunque sonara terriblemente masoquista Alioth no la cambiaría, pues quería pensar que todo lo que hacía era por algo bueno aunque no estaba seguro en ocasiones, pues aquello del entrenamiento y el aprender magia antes de tiempo y con tan buenos resultados terminaba siendo un arma de doble filo. Aquello le servía para protegerse pues no había mentido a Harry cuando le dijo que había quienes les importaba poco si era un niño, si tenían las posibilidad de acabar con él lo harían. Pero también le servía a su otro yo, aquella parte que buscaba corromperlo. Ese temor se lo había revelado a Dumbledore.

-Esto es como darle una paleta a un niño.-Explico inquieto el ojigris aquel último verano libre.- apenas lo tenga en sus manos se lo llevara a la boca.

-No hay que preocuparse Alioth.-Dijo con voz tranquila el hombre de lentes de medía luna.

Alioth lo miro incrédulo y contuvo sus manos encrispadas por la necesidad de jalarse los cabellos con frustración. Si, por que Albus Dumbledore lograba frustrarlo en muchas ocasiones.

-¿Nada de que preocuparse? ¿Estas hablando en serio abuelo?

-¿Que te acongoja Alioth?.-Volvio a hablar el anciano.

-Me estas dando mucho poder.-Alioth suspiro dejandose caer en el sofa frente a Dumbledore.- soy amigo de Harry Potter, "El Elegido", tengo entrenamiento con Moody para aprender magia muchísimo antes de tiempo, hablaste con el Ministro anterior y actual para que prácticamente ignorara mi situación y aparte me diera el permiso de utilizar magia fuera de Hogwarts y sin tener la mayoría de edad, es así desde los 6 años. ¿Qué no me acongoja? es la pregunta correcta.

Dumbledore suspiró antendia perfectamente a que se refería el niño pero todo eso lo hacía por algo, había un porqué. Un porqué egoista se podía ser sincero, pero todos debemos hacer sacrificios. Él había hecho muchos, ahora era turno de otros.

-Tener tantas libertades y poder en mis manos no es bueno para mí.-Alioth se levanto de forma brusca del sofa..- ni para los demas.

Dicho eso el niño desapareció por las escaleras.

Alioth suspiro ante el recuerdo, pues seguía teniendo la misma opinión y a Dumbledore parecía importarle muy poco.

El viernes fue un día importante para Harry y Ron. Por fin encontraron el camino hacia el Gran Comedor a la hora del desayuno, sin perderse ni una vez. Pues Alioth no podía acompañarles debido a que el chico se despertaba demasiado temprano para ellos y en su lugar acompañaba a Emma, a la cual también esperaba paciente unos cuantos minutos, pues la ojimiel se levantaba una hora más temprano de lo que debería.

-¿Qué tenemos hoy? -preguntó Harry a sus amigos, mientras echaba azúcar en sus cereales.

-Pociones Dobles con los de Slytherin -respondió Ron-. Snape es el Jefe de la Casa Slytherin. Dicen que siempre los favorece a ellos... Ahora veremos si es verdad.

-Ojalá McGonagall nos favoreciera a nosotros -dijo Harry

La profesora McGonagall era la jefa de la casa Gryffindor; pero eso no le había impedido darles una gran cantidad de deberes el día anterior.

-El día que Minnie nos favorezca, sera el día en que Emma repruebe una materia.-Dijo Alioth antes de darle una sorbo a su jugo de calabaza.- o sea, nunca.

-¿Minnie?.-Cuestiono Ron confundido.

-Si, McGonagall.

Harry hiba a decir algo pero Emma nego.

-No quieren saber.

-Parece que a la profesora le agradas mucho.-Comento Ron, no como queja si no confundido.

-Es cierto.-Concordo Harry.

-Eso es gracias a mi maravillosa y deslumbrante personalidad.-Alioth se colocó en una pose orgullosa.

Los tres rieron.

-Es en serio.-Dijo Emma.

-No lo se, tal vez solo le agrado y ya.-Realmente Alioth no entendía por que le agrada pero no se quejaba.

Justo en aquel momento llegó el correo. Harry ya se había acostumbrado, pero la primera mañana se impresionó un poco cuando unas cien lechuzas entraron súbitamente en el Gran Comedor durante el desayuno, volando sobre
las mesas hasta encontrar a sus dueños, para dejarles caer encima cartas y paquetes. Esa primer mañana Alioth se puso tieso en su lugar con la vista pegada en el plato frente a él, Emma pudo ver como apretaba la mandíbula y sus manos temblaban así que debajo de la mesa unió una de sus manos con la de su primo. Alioth no dijo nada pero dando un suave apretón a su mano ella supo que le agradecía.

Una mañana anterior, en jugueteo Ellie la lechuza de la pequeña Lupin -después de dejarle su correspondiente carta a la niña- había pasado volando sobre la cabeza de Alioth quien abrió los ojos como platos y apretó las manos conteniendose para no lanzarle algún hechizó, pero no hubo necesidad por que una vez Cetus dejo la respuesta de Sohail para su hijo fue detras de Ellie en un aire furioso como si supiera que las lechuzas no le agradaban a su dueño. La empujo bruscamente lanzando un chillido y salió del Gran Comedor volando de forma majestuosa, Emma siendole imposible no molestarse le dió un mala mirada a su primo, quien la ignoro olímpicamente.

En ese momento Alioth y Emma recibieron la respuesta a sus cartas que fueron enviadas muy temprano por el ojigris, la pequeña y hermosa lechuza de la rubia dejo su carta y salió aleteando juguetonamente, mientras Cetus el Alcón del pequeño Black revoloteó de forma danzarina y llamativa entre el resto de lechuzas hasta llegar a su dueño bajo la atenta mirada de asombro de todo el Gran Comedor, pues desconocían el por que el chico Black tenía permitido llevar un Alcón en lugar de una lechuza. A Harry, Hedwig no le había llevado nada hasta aquel día. Algunas veces volaba para mordisquearle una oreja y conseguir una tostada, antes de volver a dormir en la lechucería, con las otras lechuzas del colegio. Aquella mañana Hedwig pasó volando entre la mermelada y la azucarera y dejó caer un sobre en el plato de Harry Este lo abrió de inmediato.

Querido Harry (decía con letra desigual),
sé que Alioth y tu tienen las tardes del viernes libres, así que ¿Les gustaría venir a tomar una taza de té conmigo, a eso de las tres? Quiero que me cuenten todo lo de su primera semana. Envíame la respuesta con Hedwig.

Harry cogió prestada la pluma de Ron y contestó: «Sí, gracias, nos veremos más tarde», en la parte de atrás de la nota, y la envió con Hedwig.

Fue una suerte que Hagrid les hubiera invitado a Harry y a Alioth a tomar el té, porque la clase de Pociones resultó ser la peor cosa que le había ocurrido a Harry allí, hasta entonces.

Al comenzar el banquete de la primera noche, Harry había pensado que no le caía bien al profesor Snape. Pero al final de la primera clase de Pociones supo que no se había equivocado. No era sólo que a Snape no le gustara Harry ni Alioth: los detestaba.

Las clases de Pociones se daban abajo, en un calabozo. Hacía mucho más frío allí que arriba, en la parte principal del castillo, y habría sido igualmente tétrico sin todos aquellos animales conservados, flotando en frascos de vidrio, por todas las paredes.

Snape, como Flitwick, comenzó la clase pasando lista, pero a diferencia del Flitwick; el profesor Snape no se inmuto al llegar al nombre de Alioth.

-Black.-Dijo fijando su fria mirada en la de Alioth que era igual de gélida.- espero que ponga absoluta atención a mis clases por que no aceptare distracciones.

Emma frunció el ceño molesta pero no dijo nada. Mientras Harry y Ron se miraron confundidos, Alioth sonrió de forma socorrona. Últimamente estaba sonriendo mucho, era extraño.

-Oh, no importa cuanto me "distraiga" en su clase o las veces que ignore sus palabras y ordenes, al final puede que inclusive sea yo quien le enseñé algo de pociones.

Varios Gryffindor apretaron los labios reprimiendo la risita que queria escapar.

El rostro de Snape se crispó de enfado y asoto las manos en la mesa frente al ojigris, pero Alioth solo arqueó un ceja de forma retadora.

-No permitiré otra falta de respeto en mi clase Black, una mas y estará castigado.-Dijo entredientes Snape.

Alioth sonrió divertido sin separar los labios pero no dijo nada, no por que temiera ser castigado si no por que quería ver cual era el limite de Severus Snape ante la presencia de él, la de Harry e inclusive la de Emma.

Dando una ultima mirada a Black, el profesor Snape continuó pasando lista como si lo anterior no hubiera pasado, todo hiba bien hasta que llego al nombre de Harry.

-Ah, sí -murmuró-. Harry Potter. Nuestra otra... celebridad.

Draco Malfoy y sus amigos Crabbe y Goyle rieron tapándose la boca. Alioth rodo los ojos, ya se veía venir todo aquello, tanto con él como con Harry.

Snape terminó de pasar lista y miró a la clase. Sus ojos eran tan negros como los de Hagrid, pero no tenían nada de su calidez. Eran fríos y vacíos y hacían pensar en túneles oscuros.

-Ustedes estan aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones -comenzó. Hablaba casi en un susurro, pero se le entendía todo. Como la profesora McGonagall, Snape tenía el don de mantener a la clase en silencio, sin ningún esfuerzo-. Aquí habrá muy poco de estúpidos movimientos de varita y muchos de vosotros dudaréis que esto sea magia. No espero que lleguen a entender la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores relucientes, el delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas, hechizando la mente, engañando los sentidos... Puedo enseñarles cómo embotellar la fama, preparar la gloria, hasta detener la muerte... si son algo más que los alcornoques a los que habitualmente tengo que enseñar.

Más silencio siguió a aquel pequeño discurso. Harry, Emma y Ron intercambiaron miradas con las cejas levantadas. Alioth como la mayoría del tiempo puso los ojos en blanco.

Hermione Granger estaba sentada en el borde de la silla, y parecía desesperada por empezar a demostrar que ella no era un alcornoque. Alioth penso que ya ni el estaba tan ansioso por comenzar la clase y hacer pociones, pues aquel don para hacerlas tan bien no solo era debido a sus extraordinarias habilidades mágica si no también por su madre. Él realmente si sabía abmirar todo quello que Snape habia descrito, los vapores que danzaban en lo alto de los calderos, el meneo de la sustancia gorgoreando a fuego lento, los exuberantes olores que a algunos le resultarían ostigantes a él le parecían sutiles fragancias de una poción bien hecha. Inconscientemente sonrió pues lo que le había dicho a Snape hace unos minutos no era cierto, el ojigris sabía muchísimo sobre pociones y cada una de las que hacía le salían perfectas, pero él era consciente de que había algunos trucos para hacer una poción más que perfecta y eran trucos que él no conocía.

-¡Potter! -dijo de pronto Snape-. ¿Qué obtendré si añado polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo?

¿Raíz en polvo de qué a una infusión de qué? Harry miró de reojo a Ron, que parecía tan desconcertado como él, miro a Emma y esta le sonrió como dandole a entender que aunque qusiera no podría susurrarle la respuesta sin ser vista, luego Harry dirigió su mirada a Alioth pero el chico había recargado su cabeza sobre sus brazos mientras miraba aburrido al profesor y por otro lado la man7o de Hermione se agitaba en el aire.

Alioth miro de reojo a Emma y con una mueca le dijo que no levantará la mano al ver que la niña tenía intención de hacerlo. Emma comprendió que aquello no sería muy bueno, así que se mantuvo en su lugar mirando a Hermione y suplicándole con la mirada de que dejara de agitar la mano, pero la niña la ignoro. Por lo mientras el ojigris pensaba que aquellla escena esa estúpida, pues Snape era consiente de que muchos no recordarían algo de forma tan específica, ¿Que queria? ¿Que se tragaran los libros? Alioth miro a Granger y supo que ella posiblemente si se había tragado los libros.

-No lo sé, señor -contestó Harry.

Los labios de Snape se curvaron en un gesto burlón.

-Bah, bah... es evidente que la fama no lo es todo.

Alioth bufo de forma sonora pero Snape hizo como si no hubiera escuchado nada y tampoco hizo caso de la mano de Hermione.

-Vamos a intentarlo de nuevo, Potter. ¿Dónde buscarías si te digo que me encuentres un bezoar?

Hermione agitaba la mano tan alta en el aire que no necesitaba levantarse del asiento para que la vieran, pero Harry no tenía la menor idea de lo que era un bezoar. Trató de no mirar a Malfoy y a sus amigos, que se destornillaban de risa.

Alioth juro que si Hermione no bajaba la mano y Malfoy no dejaba de reirse el mismo haría que los dos se quedaran muy quietos en su lugar sin poderse mover por horas. Además Snape no ayudaba tampoco a su paciencia pues aquel cuestionario le resultando innecesario. Todo por que se apellidaban Potter y Black, pues si bien le había dirigido una mirada muy seria a Emma por su apellido; Alioth supo que con ella no sería demasiado duro o eso esperaba por que de ser así le haría revivir lo peor de su juventud a Severus Snape una y otra vez.

-No lo sé, señor.-Respondio Harry.

-Parece que no has abierto ni un libro antes de venir. ¿No es así, Potter?

Harry se obligó a seguir mirando directamente aquellos ojos fríos. Sí había mirado sus libros en casa de los Dursley, pero ¿cómo esperaba Snape que se acordara de todo lo que había en Mil hierbas mágicas y hongos?

Snape seguía haciendo caso omiso de la mano temblorosa de Hermione.

-¿Cuál es la diferencia, Potter; entre acónito y luparia?

Ante eso, Hermione se puso de pie, con el brazo extendido hacia el techo de la mazmorra.

Muy bien eso fue suficiente.

-Harry no lo sabe, pero creo que Hermione si. ¿Por que no se lo pregunta a ella?-Dijo Alioth en tono risueño.- la veo ansiosa por responder.

Unos pocos rieron. Harry captó la mirada de Seamus, que le guiñó un ojo a Alioth por su segundo atrevimiento en toda la clase.

Snape, sin embargo, no estaba complacido.

-Siéntate -gritó a Hermione-. Y Black guarda silencio.

-¿Por que?.-Cuestiono fingiendo estar confundido.-Creo que como estudiante tengo derecho a participar ¿no es así?.

Tanto Snape con Alioth se miraron de forma retadora durante varios segundos hasta que Snape irritado de la situación desvío la mirada enfadado.

-Bien, si tan sabio te sientes Black. Adelante responde las preguntás.-Alioth hiba comenzar a hablar pero Snape lo interrumpió.- y no, no las repetiré.

Snape no conocía mucho del chico Black, pero sabía lo suficiente como para saber de quien era hijo y con ello daba por hecho de que el chico no era mas que un arrogante y prepotente ignorante, pues Sirius era igual o eso al menos pensaba él.

Alioth solto una risita ante lo último dicho por Snape.

-Oh no, no hace falta. Asi que iniciaré.-Su tono de voz arrogante enfureció al profesor pero no dejo verlo en su facciones pero Alioth podía notarlo en sus ojos y eso lo hizo sonreír más.- asfódelo y ajenjo producen una poderosa poción que es conocida como Filtro de Muertos en Vida debido a sus fuertes efectos sogniferos. Es del estomago de una cabra de donde se saca el bezoar, una piedra con ciertas propiedades que te permiten salvarte hasta del veneno mas letal. Y entre el acónito y la luparia no hay diferencia, pues son la misma planta.

Hermione miro mal a Alioth, le había quitado la oportunidad de responder. Alioth correspondió la mirada con una ceja arqueada como retandola y Hermione acepto el reto sin saber que no seria tan fácil como pensaba.

Por otro lado el profesor Snape apreto la mandíbula tratando de controlar su ira, dio media vuelta regresando a su escritoria no sin antes darles una mirada seria a todos.

-¿Que esperan para anotar?

Se produjo un súbito movimiento de plumas y pergaminos. Por encima del ruido, Snape dijo:

-Y se le restará un punto a la casa Gryffindor por tu descaro, Black y por no responder a la preguntás, Potter.

Harry hizo una mueca mientras Alioth seguía con una sonrisa burlona en los labios.

Las cosas no mejoraron para los Gryffindors a medida que continuaba la clase de Pociones. Snape los puso en parejas, para que mezclaran una poción sencilla para curar forúnculos, Harry quedo con Alioth y Emma con Ron de nueva cuenta, no importaba después de todo a Emma le agradaba bastante el pelirrojo. Snape se paseó con su larga capa negra, observando cómo pesaban ortiga seca y aplastaban colmillos de serpiente, criticando a todo el mundo salvo a Malfoy, que parecía gustarle, aunque para sorpresa de todos tampoco crítico a Alioth al que ya perecia odiar con toda su alma. Cuando paso junto al caldero de Alioth solo asintió sin decir nada malo pero tampoco dando un alago. En el preciso momento en que les estaba diciendo a todos que miraran la perfección con que Malfoy había cocinado a fuego lento los pedazos de cuernos, multitud de nubes de un ácido humo verde y un fuerte silbido llenaron la mazmorra. De alguna forma, Neville se las había ingeniado para convertir el caldero de Seamus en un engrudo hirviente que se derramaba sobre el suelo, quemando y haciendo agujeros en los zapatos de los alumnos. En segundos, toda la clase estaba subida a sus taburetes, mientras que Neville, que se había empapado en la poción al volcarse sobre él el caldero, gemía de dolor; por sus brazos y piernas aparecían pústulas rojas.

Emma hizo una mueca al ver a Neville en ese estado.

-¡Chico idiota! -dijo Snape con enfado, haciendo desaparecer la poción con un movimiento de su varita-. Supongo que añadiste las púas de erizo antes de sacar el caldero del fuego, ¿no?

Neville lloriqueaba, mientras las pústulas comenzaban a aparecer en su nariz.

-Llévelo a la enfermería -ordenó Snape a Emma. Luego se acercó a Harry y Alioth, que habían estado trabajando cerca de Neville.

-Tu, Harry Potter. ¿Por qué no le dijiste que no pusiera las púas? Pensaste que si se equivocaba quedarías bien, ¿no es cierto? Éste es otro punto que pierdes para Gryffindor. Y que hay de ti Black, pareces saberlo todo, ¿Por que no le advertiste? Otro punto menos.

Aquello era tan injusto que Harry abrió la boca para discutir, pero Alioth le dio una patada por debajo del caldero.

-No lo provoques -Murmuró Ron a Harry luego de darse la vuelta pues con Emma se habían sentado delante-. He oído decir que Snape puede ser muy desagradable.

-Y ya lo hemos comprobado. No te preocupes Harry si aquí alguien va tener un castigo sere yo.

Antes de que Ron y Harry pudiera deterlo, Alioth se levantó y saco de su tunica una pequeña bolita, fijo su vista en el caldero mas próximo al profesor Snape y lanzo la bolita, que perfectamente cayo en el caldero. Este comenzó a gorgorear como el de Neville hace unos cuantos minutos y una explosión de líquido cayó sobre Snape; todos lo alumnos se quedaron pasmado mientras reprimía una carcajada. Snape dió medía vuelta bañado en la poción, miro a todos con el fuego de la ira llameando en sus ojos.

-¿Quien fué?.-Su voz sonaba serena pero era obvio que ese estaba conteniendo para no gritar.

Alioth le sonrió a Ron y a Harry para luego levantar su mano derecha.

-Yo fuí.

Snape se acerco a paso decido a Alioth mientras agitaba su varita limpiando el deshorden. Cuando estuvo frente al ojigris y observo la expresión risueña que este tenía su enojo aumentó. Era un auténtico pesar el que no se pudiera azotar a los alumnos como muchos años atrás, por que Alioth Black lo tendría mas que merecido. Al parecer el chico era peor que su arrogante padre.

-¿Cree que es divetido señor Black?-Gruño entredientes.

-Si soy sincero. Si, lo creo.-Después de ellos Alioth sonrió inocente.

Snape respiró profundo, debería hablar con Dumbledore sobre el chico frente a él.

-Castigado, después de cenar vendrá aquí y limpiara el aula. Iniciaría desde el lunes de la siguiente semana. Y tendrá 10 puntos menos para su casa y se lo hare saber a su jefa de casa.-Su tono de voz estremeció a muchos pero Alioth solo asintió adoptando una expresión sería.

Una hora más tarde, cuando subían por la escalera para salir de las mazmorras, la mente de Harry era un torbellino y su ánimo estaba por los suelos. Habían perdido catorce puntos para Gryffindor en su primera semana, bueno Alioth los hizo perder más, pero ... ¿Por qué Snape los odiaba tanto?

-Anímate -dijo Ron-. Snape siempre le quitaba puntos a Fred y a George.

-Si James.-Dijo Alioth encogiéndose de hombros.- ademas yo nos hare perder más de los 14 puntos de hoy y nos hare ganar también.

Harry y Ron rieron, aunque sabían que aquello no solo lo había dicho para subir el animo de Harry.

-¿Puedo ir a ver a Hagrid con ustedes?.-Pregunto Ron tímidamente cuando salieron de las mazmorras.

-Claro que si, de hecho también ira Emma. Ya debe de estar esperandonos afuera.

Y así era, cuando salieron Emma ya se encontraba ahí.

-Emma.-Dijo Alioth acercandose a la pequeña rubia.

-Hola.-La rubia les sonrió.

-¿Como sigue Neville? -Pregunto Harry.

-Mucho mejor, la señora Pomfrey le dió una poción para sanar sus heridas.

Los tres asintieron, luego de ello durante todo el camino Ron le narro a Emma lo que había hecho Alioth, el ojigris parecía mas que encantado con lo que había hecho lo que hizo molestar un poco a Emma.

-Ni si quiera lo sientes ¿Verdad?.-Afirma Emma.

-Verdad.-Asintio Alioth.

Emma suspiro. No sabía como llevaría todas las locuras de Alioth.

Los cuatro cruzaron los terrenos aliviados de tener el resto de la tarde libre. Hagrid vivía en una pequeña casa de madera, en el borde del bosque prohibido. Una ballesta y un par de botas de goma estaban al lado de la puerta delantera.

Cuando Emma llamó a la puerta, oyeron unos frenéticos rasguños y varios ladridos. Luego se oyó la voz de Hagrid, diciendo:

-Atrás, Fang, atrás.

-Ah, ¿Hagrid tierre perro?.-Cuestiono Emma con el ceño fruncido.

-Eso parece.-Respondio Ron.

La gran cara peluda de Hagrid apareció al abrirse la puerta.

-Entren-dijo- Atrás, Fang.

Los dejó entrar, tirando del collar de un imponente perro negro.

Había una sola estancia. Del techo colgaban jamones y faisanes, una cazuela de cobre hervía en el fuego y en un rincón había una cama enorme con una manta hecha de remiendos.

-Estan en su casa -dijo Hagrid, soltando a Fang, que se lanzó contra Ron y comenzó a lamerle las orejas. Como Hagrid, Fang era evidentemente mucho menos feroz de lo que parecía.

-Que tal Hagrid.-Saludo Alioth con aire alegre.

Emma le sonrió al gigante.

-Éste es Ron -dijo Harry a Hagrid, que estaba volcando el agua hirviendo en una gran tetera y sirviendo pedazos de pastel.

No era necesario presentar a Emma pues Hagrid la conocía desde que era una bebé, al igual que a Alioth.

-Otro Weasley, ¿verdad? -dijo Hagrid, mirando de reojo las pecas de Ron-. Me he pasado la mitad de mi vida ahuyentando a tus hermanos gemelos del bosque.

Alioth solto una carcajada.

-Creo que no seran los unicos a los que tengas que ahuyentar.

Una expresión de preocupación surco el rostro de Hagrid y el de Emma.

-Oh no, no se te ocurra entrar ahí Alioth.-Abvirtio Emma en tono de reproché.

-Emma tiene razón Alioth, no debes entrar ahí.-Concordo Hagrid.

-No prometo nada.-Respondio Alioth con una sonrisita.

El pastel casi les rompió los dientes, pero Harry, Emma y Ron fingieron que les gustaba, mientras le contaban a Hagrid todo lo referente a sus primeras clases. Alioth se había puesto a jugar con Fang pues parecía que al perro le había encantado la presencia de Alioth. El ojigris sonreí divertido, después de todo él podía llegar a tener características caninas cuando quisiera.

Fang ahora tenía su cabeza sobre las piernas Alioth mientras este la daba disimuladamente su rebanada de pastel, no era tanto por que estuviera duro si no por su disgusto en general hacia el postre.

Harry, Ron y Alioth se quedaron fascinados al oír que Hagrid llamaba a Filch «ese viejo bobo».

-Y en lo que se refiere a esa gata, la Señora Norris, me gustaría presentársela un día a Fang. ¿Saben que cada vez que voy al colegio me sigue todo el tiempo? No me puedo librar de ella. Filch la envía a hacerlo.

-Tal vez pueda hacer algo con esa horrible gata.-Murmuro Alioth para si mismo pero Hagrid lo escucho y sonrió feliz.

Harry le contó a Hagrid lo de la clase de Snape. Hagrid, como Ron y Aliorh, le dijo a Harry que no se preocupara, que a Snape no le gustaba ninguno de sus alumnos.

-Pero realmente parece que nos odia a Alioth y a mi.

-¡Tonterías! -dijo Hagrid-. ¿Por qué iba a hacerlo?

Sin embargo, Harry no podía dejar de pensar en que Hagrid había mirado hacia otro lado cuando dijo aquello. Alioth apreto los labios conteniendo una fuerte carcajada, pues había muchas razones por las que Snape los odia a Harry y a él, aunque con Harry era mas una tontería pues el ojiverde no era igual a su padre. No quería decir que James Potter era una mala persona, claro que no, todo lo contrario pues fue un buen hombre; después de todo ¿quien enfrenta a Voldemort sin varita para proteger a su familia?, pero claro que James tampoco fue un santo y Snape tampoco por lo que le parece ilógico a Alioth que Snape guarde renco cuando tampoco hizo las cosas bien. Ambos eran adolescentes, hacer cosas estúpidas, bromas, tomar malas decisiones y cometer errores es algo normal y común a esa edad.

En cuanto a él, bueno su padre era un bromista arrogante que disfrutaba ser todo un Don Juan y molestar a Snape, pero vamos que Severus tampoco ayudaba mucho con su actitud hacía ellos y viceversa. Y sí había razones para que Snape lo odiara, Alioth estaba más que consiente que su aspecto físico y al menos el 70% de su actitud se la debía a Sirius, por lo que estos 7 años en Hogwarts Severus Snape lo pasaría mal.

¿Pero no ya había tenido todos estos años libre de él?

-Dejando eso de lado, me siento mal.-Comento Alioth llamando la atención de todos.

-¿Por qué? ¿Qué tienes?.-Cuestiono Harry con expresión preocupada.

-Es que...-Hizo una pausa agregando suspenso a la situación.- no puedo creer que obtuve mi castigo hasta el día de hoy.

Emma y Harry apretaron los labios en una mueca mientras Hagris soltaba una risita al igual que Ron.

-¿Hablas en serio?.-Pregunto Emma molesta.

-Si. Debí haber sido castigado desde el primer dia que llegamos.

-Merlin, hablas enserio.-Murmuro Emma.

Alioth frunció el ceño.

-Ya te dije que sí, me siento culpable por no haber hecho algo antes. -Alioth se tiro al suelo de forma dramática.- ¿que sera de mi?

Fang lo olisqueo para luego acostarse a su lado y colocar su cabeza en el abdomen del ojigris, que miraba el techo de la cabaña como su fuera la solución a todos su problemas.

Harry comprendió que Alioth estaba bromeando y junto a Ron y Hagrid no tardo en soltarse a reír, Emma sonrió ligeramente pero sabía que de alguna forma u otra Alioth hablaba en serio.

-¿Y cómo está tu hermano Charlie? -preguntó Hagrid a Ron luego de que la risa lo dejara hablar-. Me gustaba mucho, era muy bueno con los animales.

-Vaya, entonces espero conocerlo. Aquel al que le gustan los animales son amigos mios. -Alioth coloco una mano sobre su pecho sin levantarse aún.

-Espero que pronto nos visite, así podras conocerlo.-Comento Ron tratando de no romperse los dientes con el pastel.

Mientras Ron le hablaba a Hagrid del trabajo de Charles con los dragones y Emma miraba como Alioth abrazaba a Fang en lo que esté movía la cola más que feliz, Harry miró el recorte del periódico que estaba sobre la mesa. Era de El Profeta.

RECIENTE ASALTO EN GRINGOTTS

Continúan las investigaciones del asalto que tuvo lugar en Gringotts el 31 de julio. Se cree que se debe al trabajo de oscuros magos y brujas desconocidos.

Los gnomos de Gringotts insisten en que no se han llevado nada.

La cámara que se registró había sido vaciada aquel mismo día.

«Pero no vamos a decirles qué había allí, así que mantengan las narices fuera de esto, si saben lo que les conviene», declaró esta tarde un gnomo portavoz de Gringotts.

Harry recordó que Ron les había contado en el tren que alguien había tratado de robar en Gringotts, pero su amigo no había mencionado la fecha.

-¡Hagrid! -dijo Harry-. ¡Ese robo en Gringotts sucedió el día de mi cumpleaños! ¡Pudo haber sucedido mientras estábamos allí!

Alioth se lavanto de un salto del suelo luego de quitar delicadamente a Fang, tomo el periódico y comenzo a leer la noticia. Al terminar arqueó una ceja, era obvio que aquello que Hagrid había sacado de Gringotts ahora se encontraba en el castillo, pero ¿qué era? . Tal vez debería hablar con Dumbledore aunque no estaba seguro de que fuera a contárselo.

Sus ojos grises se cruzaron con los de Harry y ambos miraron a Hagrid esperando una comentario de su parte. Pero Hagrid decididamente evitó sus miradas. Gruñó y les ofreció más pastel. Harry volvió a leer la nota. «La cámara que se registró había sido vaciada aquel mismo día.» Hagrid había vaciado la cámara setecientos trece, si puede llamarse vaciarla a sacar un paquetito arrugado, pero ¿no había dado a entender eso Alioth? Las cosas más maravillosas pueden no ser necesariamente grandes.

¿Sería eso lo que estaban buscando los ladrones?

Mientras Harry, Alioth, Ron y Emma regresaban al castillo para cenar, con los bolsillos llenos del pétreo pastel que fueron demasiado amables para rechazar; Harry pensaba que ninguna de las clases le había hecho reflexionar tanto como aquella merienda con Hagrid. ¿Hagrid habría sacado el paquete justo a tiempo? ¿Dónde podía estar? ¿Sabría algo sobre Snape que no quería decirle?

Alioth supuso que pasaba por la cabeza de Harry así que coloco una mano en su hombro y hablo:

-No preocupes tanto James, por ahora debes solo preocúpate por llenar el estomago. -De la nada el ojigris salió corriendo.- ¡El último es pariente de Snape!

Emma, Ron y Harry se miraron y soltando una carcajada salieron corriendo detras de Alioth, después de todo también tenian hambre y un poco de diversión no vendría mal.

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