"Charla Con El Abuelo Y El Guardián De Las Llaves"
Horas antes, Alioth apareció frente a su hogar en Grimmauld Place. Habia visto a los Dursley y a Harry salir prácticamente huyendo de la casa en Privet Drive, por la avalancha de cartas que se había creado.
Camino al portico de la vivienda con decoración de serpiente mientras murmuraba molesto. El aire de esa mañana le movia ligeramente los cabellos y besaba sus palidas mejillas, agraviando su mal humor.
-Malditos muggles si hubieran dejado que Harry leyera la carta esto no hubiera pasado.
Claro estaba, que no se refería precisamente a las cartas de la plaza en Hogwarts. Él hablaba de la carta que dejo Dumbledore junto a un Harry de un año de edad que había quedado huerfano hace ya casi 10 años.
Estaba molesto con los Dursley y con Dumbledore, que le había prácticamente ordenado por medio de una carta hace dos días que no hiciera nada por ahora, ya luego le diría que hacer y cuando. Realmente esperaba que eso fuera ahora. Adoraba a Dumbledore pero no siempre estaba de acuerdo en sus métodos, después de todo Alioth era mas seguidor de sus impulsos, otra razón por la cual no todos confiaban en el niño.
En el interior del numero 12, exactamente en la cocina se encontraba la madre del pelinegro tomando una taza de chocolate junto al Director de Hogwarts, quien había encontrado conveniente que su visita fuera en ese momento. Vestia una túnica de color lila con detalles en dorado. Sohail no entendía como era que pasaba desapercibido entre los muggles, ella salia con ropa obscura junto a Alioth y tenia todas la miradas en ellos. Aunque tal vez también influyen sus rostros serios, la mirada fría y el tipico porte elegante que parecía gritar ¡Soy mejor que tú!. Irónicamente lo contrario -aunque no demasiado- a su personalidad, amables, comprensivos, humildes -hasta cierto punto- y bondadosos, algo que algunas personas no se tomaban la molestia de averigüar y simplemente los catalogaban como "despiadados", "arrogantes" y unos "mounstruos". Pero habia algo a lo que le temían los demas relacionado con los Black: le temían al pequeño Alioth. Al hijo de Sirius Black.
No era un secreto lo que sucedio el 31 de octubre de 1981 con respecto al niño, -tampoco con respecto al padre- hacer un hechizo de protección con casi un año de edad, con un poder tan grande como para evitar la peor de las Maldiciones Imperdonables, no era común. Era extraño, impresionante e increíble, y por lo tanto algo que causaba miedo, sí el niño Black habia podido hacer algo así a tan corta edad ¿que sería capaz de hacer cuando fuera mayor?. Sí sabían de alguien que tenia una gran capacidad mágica -a parte de Dumbledore- era Voldemort, y las cosas no habían ido muy bien cuando él estaba vivo; siendo conscientes de lo que sabían de los Black, no les parecía que el niño fuera a ser tan noble como para no usar sus habilidades con finés egoístas.
Sohail se dió cuenta de que se había quedado sumergida en sus pensamientos, apretando los labios mirar a Dumbledore con la disculpa en sus pupilas.
-Seguro que Alioth no tardara. Solo fue a ver como estaba Harry. -Explico la ojiazul.
Dumbledore dio un sorbo a su chocolate para luego responder con voz amable.
-No te preocupes. Me alegro que la amistad entre ellos siga floreciendo.
-A mi igual. Seguro a James y a Sirius les hubiera encantado ver eso. -Sohail sonrio con tristeza.
Extrañaba a su esposo y a uno de sus mejores amigos, habia conocido a los merodeadores junto a su hermana cuando tenían 13 años, en una de sus visitas de verano a casa de su pelirroja amiga Lily Evans. Al menos tenía a Remus y a su sobrina Emma, quien era tan parecida a su hermana físicamente que era imposible no recordarla cuando la veía reír junto a Alioth.
-Sirius saldra de ese lugar. Debes tener paciencia. -Sohail suspiró frustrada.
-He tenido paciencia por casi 11 años Dumbledore. Él no tendría que estar ahí, en su lugar deberia estar la rata traidora. -Su voz sonaba llena de rencor. Apenas supiera donde se escondía aquel sujetó, lo mataría con sus propias manos.
-Lo se, creeme que lo se. Pero si queremos que Sirius salga libre debemos encontrar a Peter primero, no podemos presentarnos ante el ministerio sin pruebas.
-Es solo que...-Sohail apreto los labios negando con la cabeza.
-Se que quieres que Alioth conozca a su padre....
Sohail lo interrumpió de forma educada.
-No solo lo hago por él, también por mí, lo extrañó y a veces siento que no puedo sola con todo esto. Sin poder estar cerca de mi ahijado, ver como Emma y Remus extrañan a mi hermana y con Alioth teniendo todo ese peso sobre sus hombros, soportar ver como no puede ser un niño normal, es horrible...
Dumbledore tomo la mano de Sohail por sobre la mesa dandole un suave apreto. La pelinegra retuvo las lágrimas, no le gustaba llorar, ni sola ni mucho menos acompañada. Sus ojos estaban secos, pero el cosquilleo en el puente de la nariz le hizo saber que las lagrimas se estaban acumulando.
-A mi me encantaría que Harry estuviera contigo y Alioth, pero estar con sus tios le protege. Sobre Alioth, no se que decirte, sabes que él debe de hacer esto. Es necesario para todos.
La ojiazul suspiro con pesar, un dolor se instalo en su pecho. ¿Por que su hijo no podía ser como cualquier otro pequeño mago? ¿como podían acabar con algo que formaba parte de él? ¿algun día podría estar en paz? Necesitaba a Sirius a su lado, su hijo lo necesitaba. ¡Demonios! Vaya que si necesitaba el apoyo del hombre al que amaba en ese momento, como sabía que él necesitaba el de ella.
-Lo entiendo o al menos trato... es solo que...
Pero antes de que pudiera decir algo más se escucho una puerta ser azotada con mucha fuerza. Se levantaron, conforme salian de la cocina y se acercaban a la parte de arriba, escucharon los gritos del retrato de Walburga Black. Sohail bufo irritada y camino más rapido dispuesta a callarla.
Ese estupido retrado nunca entendera, penso la pelinegra con molestia.
-¡NIÑO BASTARDO! ¡INUTIL! -Fue lo primero que grito el retrato al escuchar la puerta ser azotada y ver a Alioth.- ¡COMO TE ATREVES A ENTRAR DE ESTA MANERA A MI CASA! ¡TU PADRE TRAIDOR Y TU SON UNA DESHONRRA PARA ESTA FAMILIA! ¡UNA ABOMINACION! ¡TU MADRE DEBIO PENSARLO DOS VECES ANTES DE TENERTE! ¡ALEGRATE DE QUE ME ENCUENTRE MUERTA POR QUE...
Más y más insultos salian en chillidos de aquel horrible cuadro.
Alioth apretaba los puños con tanta ira, que marco las uñas en la palma de su mano. Regularmente prefería ignorar los gritos de la vieja y muerta Señora Black, dejaba que su madre se ocupará de ello pero ese momento estaba de un humor de perros gracias a los Dursley. Apreto la mandíbula con fuerza y se giró hacia el retrato que escupia con furia las palabras.
Sohail y Dumbledore se encontraban mirando la escena de lejos. Ls pelinegra iba a intervenir al escuchar los insultos hacia su hijo y su marido, pero Albus la freno y nego con la cabeza cuando esta se volteo a mirarlo. Era mejor que dejaran que el pequeño Black se desahogara, él no debia retener sus emociones o las consecuencias serian graves.
Alioth no espero mas y estalló.
-¡Callate! ¡cierra tu estúpida boca! -La imagen de Walburga callo mirandolo ofendida, pero luego habrio la boca dispuesta a gritar de nuevo pero Alioth no la dejo.- ¡no haces nada mas que despotricar contra mi padre y contra mi! ¡estoy harto de ti y de tener tu maldito apellido! ¡pero no puedo cambiarlo, asi que mejor te guardas tus comentarios por qué no estoy de humor para escuchar tu venenosa voz!
El retrato lo escuchaba en silencio con el ceño fruncido, Walburga estaba asombrada, por fin el niño le había respondido y por la manera en que lo hizo, se dejo sentir un leve orgullo hacia él. Deseo que de esa forma hubieran sido Lesath y Regulus -especialmente el último- pero carecían de carácter, algo que aunque le desagradara admitir el traidor de su hijo, Sirius, tenía de sobra. Podia darce cuenta en ese momento que el peor de sus hijos, le había heredado ese caracter a Alioth.
Alioth cerro las cortinas del retrato sin dar tiempo a una respuesta y suspiro tratando de regularizar su respiración. Cerro sus ojos y trato que estos volvieran a su "normalidad"; por alguna extraña razon estos adquirían un color verde olivo cuando se enfadaba muchísimo. Su madre le había dicho que tal vez pudiera tener un poco de Metamorfomago, pero no estaba seguro; aunque no sería inusual, su prima Tonks era una metamorfomaga, pero dudaba que tuviera que ver con ello.
-Alioth, cielo.- El ojigris abrio los ojos de golpe, sus músculos se tensaron al girarse y ver frente a él a Dumbledore.
-Abuelo.-Susurro sonrojado, algo poco usual en él.
No era para menos, había usado palabrotas, no es como sí su madre fuera a castigarlo por usarlas pero, ciertamente prefería evitar decirlas. No le gustaban demasiado, solia usarla -en escasos momentos- cuando estaba enfadado. Como ahora.
-¡Alioth! -Lo reprendió su madre al escuchar como se referia a Dumbledore. Había perdido la cuenta de las veces que lo regañana por decirle así.
El ojigris se encogió de hombros y hablo con voz aburrida. Olvidándose de lo ocurrido asía unos minutos.
-Siempre le digo abuelo, no le molesta.
Albus solto una risita.
-Y realmente no me molesta, si tuviera un nieto me sentiria afortunado de que fueras tú.-Le dijo a Alioth quien le sonrió ya sin vergüenza alguna.
-¿Lo vez mamá?
Su madre puso los ojos en blanco. Es tan Sirius, pensó al ver a su hijo. Era doloroso convivir con alguien tan parecido a su esposo en todos los sentidos, pero a la vez se sentia feliz de que así fuera, le brindaba la sensación de que este seguía con ella, le hacía no olvidarlo. Cosa que no queria que sucediera nunca.
-Ni como ayudar.-Levanto las manos en signo de rendición y comenzo a subir las escaleras pero en el tercer escalon se detuvo y hablo sin girarse- espero que vuelvas para comer algo con nosotros Albus, sabes que eres bienvenido.
-Me encantaría, solo hablaremos un momento.-Respondio el hombre de larga barba.
Sohail asintió y miro con advertencia a su hijo.
-Tengan cuidado Canuto.
Alioth asintió con una gran sonrisa ante el apodo. Su madre desaparecio al final de las escaleras por lo que se volteo hacia Albus.
-¿A dónde iremos a hablar?
Dumbledore pareció pensarlo por una fracción de segundos después miro con intensidad al niño frente a él.
-¿Que te parece a las afueras de Ottery St. Catchpole?
-¿Eso no es cerca de la casa de la numerosa familia de pelirrojos? ¿como se llaman? -Fruncio el ceño tratando de recordar el apellido.- ...ah si, los Weasley.
-No estaremos tan cerca, nadie puede vernos.
El pelinegro asintió.
Ambos salieron de la honorable casa Black, donde una vez seguros de que no eran vistos desaparecieron iluminados por una brillante luz blanca. Cuando reaparecieron, Alioth observó a su alrededor. Como otra costumbre implantada por los entrenamientos con Moody, inconscientemente escudriñó el esplendido y amplió campo verde, observó los altos pinos y árboles a su alrededor tratando de no perder ningun detalle. Se fijo en como el viento movía los setos, arbustos y copa de árboles, ni si quiera se inmutó cuando una rafaga de aire le llego directo la cara y le removió los cabello negros.
Albus noto aquello y de cierta forma se sintió mal por el chico. Un niño cualquiera observaria a su alrededor con curiosidad, pero Alioth lo hacía como medida de seguridad, en sus ojos se grababa la desconfianza para aquel sitio hasta que estuviera seguro de que no habia peligro. Unos ojos que deberian ser risueños, en él eran gélidos oceanos de gris, aunque Alioth mostrara sentimientos en sus palabras, acciones y/o mirada, la frialdad en sus ojos nunca se desvanecia.
-¿De que tenemos que hablar? -Pregunto Alioth posando su vista en Dumbledore, pero luego la desvío a sus pies con interés.
-Me gustaría saber cómo van tus entrenamientos con Moody.
Dumbledore miraba a Alioth con gracia, el chico se habia agachado y luego alzado en alto su mano derecha donde agitándose y gruñendo estaba un gnomo, retorcía sus brazos pequeños y regordetes tratando de golpear al ojigris que lo miraba aburrido. Dando un suspiró Alioth no perdió tiempo y lo lanzo lejos, el gnomo callo a unos 24 metros aproximadamente.
Nada mal. Penso Alioth, luego dejo de mirar el lugar donde calló la creatura y se giro hacia Dumbledore.
-Los entrenamientos van bien, eh aprendido unos cuántos hechizos mas, pero...
Dumbledore no dijo nada y espero a que Alioth hablara solo, a lo largo de estos años sí había aprendido algo del chico, es que era mejor no precionarlo o se cerraria en si mismo y no revelaria nada.
Unoa segundos en silencio después, el ojigris volvió a hablar.
-Estoy molesto, aun no puedo hacer un Patronus.
El directo de Hogwarts lo miro con calma, Alioth apretaba los puños con enojo y tenia el ceño fruncido.
-Tienes 10 años Alioth, el hechizo Expecto Patronum es dificil inclusive para algunos estudiantes de 7° curso y magos mayores.
Alioth bufo.
-Lo se, pero eso no me importa. No veo por los demas, veo por mí.
-Tal vez el recuerdo que utilizaste no es el más feliz que tienes. Debes buscar otro.
Alioth nego y miro a Dumbledore, con enfado. Pero no con el hombre frente a él, estaba enfadado consigo mismo. ¿Cómo teniendo las habilidades magicas que tenia no podia hacer un Patronus, ni corpóreo ni nada?
-Eso es lo que pasa Abuelo, he probado con cada recuerdo que creo que puede ser lo suficientemente felíz. Ninguno funciona, incluso Moody se preocupó, y no se lo he dicho a mi madre.
El pelinegro no quiso mirar a Dumbledore después de aquellas palabras. Se sentia apenado, era como si dijiera que el que lo hubiera encontrado y llevado a su madre no fuera nada para él, cuando era todo lo contrario. Se sentia en deuda con Dumbledore, con Moody y con los McColl, es por eso que habia eceptado hacer todo aquello. Habia aceptado de cierta forma afrontar su destino, inclusive si eso lo destruía a si mismo.
Sabiendo que el que consideraba su abuelo no diria nada, decidió hacerlo él.
-Parece que no tengo un recuerdo feliz, cada vez que pienso en uno.-Hizo una pausa.- mi otro lado, me recuerda lo malo de ese momento.
Albus se acerco al chico y se puso en cunclillas para estar a su nivel. Alioth encontro irónicamente graciosa aquella acción, cuando su abuelo hacía eso le recordaba lo pequeño que él era. También le hacía sentirse grande, pero no físicamente si no mental y en habilidades, sabia perfectamente que magos mayores desearian tener lo que el tenia a manos llenas. Una excelente y grandiosa magia, que si pudiera deshacerse de ella lo haría. Muchos le envidiaban y temían, pero no sabian el precio tan alto que él debia pagar por poseer algo como eso. El precio era su inocencia, su felicidad, su niñez, su ignorancia, su fuerza y sobretodo su vida. Un precio muy alto para ser tan solo un niño de 10.
-No debes nunca dejarte vencer por eso que está en tu interior, eso no busca ayudarte. Busca destruirte para hacerse una sola persona y cuando logre eso...
-Todos estaran en peligro, lo se abuelo.
-No solo ellos.-Poso su mano delgada sobre el pecho de Alioth, exactamente donde estaba su corazón.- el quiere destruir lo bueno de ti, no quiero que eso ocurra, por que entonces te perderemos. Eres importante para muchos de nosotros Alioth, perderte seria un dolor tan profundo que no lo soportariamos.
Alioth y Dumbledore se miraron a los ojos. El chico se permitió conmoverse, sentirse sensible y alegre a la vez. Acortando la distancia abrazo a Albus quien correspondió acariciando los suaves cabello pelinegros del niño. Por que eso era, un niño. Un niño obligado a crecer antes de tiempo, obligado a ser responsable de si mismo y de sus actos.
-Gracias Abuelo.-Susurro cuando se hubieron separado y Dumbledore dejo de estar en cunclillas.
El hombre le sonrió.
Se quedaron en silenció durante unos breves minutos, donde Alioth penso y tomo una decisión. Dejaria de intentar al menos por ahora de hacer el Encantamiento Patronus.
-Sabes, con esta charla y el tiempo que eh pasado intentando hacer el hechizo, me he dado cuenta de que no lo lograré, esto que vive dentro de mi no me dejara, no importa cuanto me esfuerce. Debo encontrar otra medida de protección contra los dementes y los lethifolds.
Alioth suspiro con pesar. Dumbledore no queria decir lo siguiente pero debia de, aquello posiblemente heriría al niño.
-Si se piensa con claridad, dudo un poco Alioth, de que ellos se acerquen a tí.
Alioth lo miro sin decir nada, pero por su expresión Albus pudo saber que había comprendido. Si el pelinegro opacaba sus propios recuerdos felices por lo malo que había en ellos, no habia nada que los Dementores quisieran absorber. Y no solo eso, su otro lado, era lo suficientemente peligroso y maligno como para ser de algun modo afine a los Dementores. ¿Como no lo habia visto antes?
Aliados naturales, las palabras fueron susurradas en la mente de Alioth. Se quedo pasmado y tieso por unos segundos debido a la conmoción por el peso de aquellas palabras.
Sacudio su cabeza y mirando al suelo aún algo shokeado hablo a Dumbledore.
-¿Que hay de Harry?
Queria hacer algo útil para despejarse de toda aquella charla, que aunque le había servido bastante, le había causado también un leve dolor de cabeza.
-Pense en mandar a Hagrid y que tu lo acompañaras, Harry sentiría mas confianza y daria credibilidad a todo lo que le revelarán.
-Idea razonable. ¿Hagrid tiene permitido hacer magia? -Pregunto el ojigris con una casi imperceptible sonrisa en los labios. Sabía perfectamente que el gigante estaría muy emocionado por aquello.
-Solo la necesaria.-Alioth asintió.
-¿Yo podre hacerla?
-Claro que si, pero deberas crear una excusa convincente del por que puedes cuando aun eres menor de edad.
Alioth miro a su "abuelo" y le sonrió sin separar los labios.
-Creo que tengo la excusa perfecta.
-Muy bien, ¿sabes que sucedera de ahora en adelante verdad?
El pelinegro asintió y fijo su mirada en el cielo gris.
-Sere mas que el mejor amigo se Harry... sere su Guardián.
-Me gustaría que no tuvieras que.
-A mi también, pero sabes abuelo que al final no fue tu decisión. De cierta manera pude haberme negado, pero no lo hice ni lo hare nunca.
Dumbledore poso una mano sobre el hombro derecho de Alioth, quien seguia mirando al cielo, que estaba pintado de un gris precioso como sus ojos.
-A veces tenemos que hacer grandes sacrificios por el bien de todos.
-No me daré por vencido ante el primer obstáculo si eso crees abuelo, hice un juramento y a llegado el momento de cumplirlo.
Las horas pasaron, Dumbledore informo a Alioth donde debía encontrarse con Hagrid y el lugar donde estaban los Dursley junto a Harry. Era hora de que su amigo cumpleañero recibiera su carta y su regaló.
BUM. Dudley se despertó bruscamente.
-¿Dónde está el cañón? -preguntó estúpidamente.
Se oyó un crujido detrás de ellos y tío Vernon apareció en la habitación.
Llevaba un rifle en las manos: ya sabían lo que contenía el paquete alargado que había llevado.
-¿Quién está ahí? -gritó-. ¡Le advierto... estoy armado!
Hubo una pausa. Luego... ¡UN GOLPE VIOLENTO!
La puerta fue empujada con tal fuerza que se salió de los goznes y, con un golpe sordo, cayó al suelo.
Un hombre gigantesco apareció en el umbral. Su rostro estaba prácticamente oculto por una larga maraña de pelo y una barba desaliñada, pero podían verse sus ojos, que brillaban como escarabajos negros bajo aquella pelambrera.
El gigante se abrió paso doblando la cabeza, que rozaba el techo. Detras de él, una silueta encapuchada y considerablemente pequeña a comparación del hombre, se dejo ver entrando a paso decidido.
-Eh...Hagrig la puerta.-Susurro la personita jalando el dobladillo del saco del gigante y señalado la puerta con un gesto de cabeza. Solo el gran hombre lo escuchó.
-Oh es verdad.-Se agachó, cogió la puerta y, sin esfuerzo, la volvió a poner en su lugar. El ruido de la tormenta se apagó un poco. Se volvió para mirarlos, mientras la personita parecia inspeccionar el lugar.
-Podríamos preparar té. No ha sido un viaje fácil...-Se desparramó en el sofá donde Dudley estaba petrificado de miedo.
-Dimelo a mi.-Murmuro Alioth por lo bajo, él había sido quien tuvo que hacer una aparición con un gigante. ¡No era sencillo!
-Levántate, bola de grasa -dijo el desconocido.
Dudley se escapó de allí y corrió a esconderse junto a su madre, que estaba agazapada detrás de tío Vernon.
Cobardes, Alioth rodo los ojos ante ese pensamiento.
-¡Ah! ¡Aquí está Harry! -dijo el gigante.
Harry levantó la vista ante el rostro feroz y peludo, y vio que los ojos negros le sonreían.
-La última vez que te vi eras sólo una criatura -dijo el gigante-. Te pareces mucho a tu padre, pero tienes los ojos de tu madre.
Alioth sonrió, era lo que su madre le decia a él a veces, solo que en su caso, él era el calco de su padre. Claro que tenia un poco, una pizca de la personalidad de su madre. Pero era casi nada.
Tío Vernon dejó escapar un curioso sonido.
-¡Le exijo que se vaya enseguida, señor! -dijo-. ¡Esto es allanamiento de morada!
-Bah, cierra la boca, Dursley, grandísimo majadero -dijo el gigante. Se estiró, arrebató el rifle a tío Vernon, lo retorció como si fuera de goma y lo arrojó a un rincón de la habitación.
Tío Vernon hizo otro ruido extraño, como si hubieran aplastado a un ratón.
-Eso fue grandioso.-Alioth se acerco a su amigo y levantando su pequeña mano le dio los cinco al gigante, que le sonrió divertido.
-De todos modos, Harry -dijo el gigante, dando la espalda a los Dursley-, te deseo un muy feliz cumpleaños. Tengo algo aquí. Tal vez lo he aplastado un poco, pero tiene buen sabor.
Del bolsillo interior de su abrigo negro sacó una caja algo aplastada. Harry la abrió con dedos temblorosos. En el interior había un gran pastel de chocolate pegajoso, con «Feliz Cumpleaños, Harry» escrito en verde.
Harry miró al gigante. Iba a darle las gracias, pero las palabras se perdieron en su garganta y, en lugar de eso, dijo:
-¿Quién es usted? ¿Quien es él? -Esto último lo dijo refiriéndose al encapuchado.
-Un gracias no viene mal.-Murmuro el ojigris por lo bajo.
El gigante rió entre dientes.
-Es cierto, no me he presentado. Rubeus Hagrid, Guardián de las Llaves y Terrenos de Hogwarts.
Extendió una mano gigantesca y sacudió todo el brazo de Harry. El encapuchado se acerco y posó frente al ojiverde. Harey lo miro confundido hasta que la personita -un poco mas alta que él- se quito la capucha dejandola caer sobre su hombros.
Um Harry boquiabierto miro a su amigo.
-¿Alioth?
Alioth le dio una sonrisa que expresaba disculpa.Todo lo contrario al Alioth Black acostumbrado, no era para menos, no queria que Harry dejara de confiar en él por no haberle contado todo aquello.
-Hola Harry.
Ninguno de los supo que decir en ese momento, era incómodo y para ser sincero Harry no esperaba que su amigo apareciera, aunque tampoco sabia por que se sorprendia tanto.
-¿Qué tal ese té, entonces? -Dijo Hagrid, frotándose las manos-. Pero no diría que no si tienen algo más fuerte.
Sus ojos se clavaron en el hogar apagado, con las bolsas de patatas fritas arrugadas, y dejó escapar una risa despectiva.
Alioth siguió la mirada de Hagrid y al instante frunció el ceño.
Se inclinó ante la chimenea. Los demás no podían ver qué estaba haciendo, pero cuando un momento después se dio la vuelta, había un fuego encendido, que inundó de luz toda la húmeda cabaña. Harry sintió que el calor lo cubría como si estuviera metido en un baño caliente. Instintivamente su pelinegro amigo se quito la capa y se la tendio a Harry, quien hiba a negar la oferta, pero al ver la mirada de Alioth la tomo y se cubrió, al instante el agradable calor de la prenda y la chimenea lo reconforto.
Miro a su amigo detalladamente pero no había nada nuevo, hiba de negro como siempre y su mirada de antes volvía a ser un glaciar, se había cruzado de brazos y remangado la mangas de su chaqueta sport.
El gigante volvió a sentarse en el sofá, que se hundió bajo su peso, y comenzó a sacar toda clase de cosas de los bolsillos de su abrigo: una cazuela de cobre, un paquete de salchichas, un atizador, una tetera, varias tazas agrietadas y una botella de un liquido color ámbar, de la que tomó un trago antes de empezar a preparar el té. Muy pronto, la cabaña estaba llena del aroma de las salchichas calientes. Nadie dijo una palabra mientras el gigante trabajaba, pero cuando sacó las primeras seis salchichas jugosas y calientes, Dudley comenzó a impacientarse. Tío Vernon dijo en tono cortante:
-No toques nada que él te dé, Dudley.
El gigante lanzó una risa sombría.
-Ese gordo pastel que es su hijo no necesita engordar más, Dursley, no se preocupe.
-No creo que algo así tenga un fondo Hagrid.-Dijo Alioth mirando con burla a Duddy.- pero la verdad es que sí lo tiene, no quiero averiguarlo.
El gigante dejo salir una risita ronca, estaba de acuerdo con Alioth; que era mirado de mala forma por los señores Dursley.
Le sirvió las salchichas a Harry, el cual estaba tan hambriento que pensó que nunca había probado algo tan maravilloso, pero todavía no podía quitarle los ojos de encima al gigante.
-¿Alioth te apetece un poco? se que no haz podido comer luego de la charla.-Alioth le sonrió al gigante y tomo el plato con jugosas salchichas.
-Gracias Hagrid.
El ojigris sabia perfectamente que Hagrid no tenia dotes culinarios ,pero sin duda, jamás le decia que no a algo que este le ofreciera.
Alioth comio en silencio, perdido en sus pensamientos. Había dicho que tenia una excusa para cuando Harry le preguntara sobre el por que él podía usar magia a tan corta edad y fuera del colegio, pero la verdad es que no sabía que le diría.
Como nadie parecía dispuesto a explicar nada, Harry dijo:
-Lo siento, pero todavía sigo sin saber quién es usted.
Alioth levanto la mirada del suelo polvoriento y la poso sobre Harry. El gigante tomó un sorbo de té y se secó la boca con el dorso de la mano.
-Llámame Hagrid -contesto-. Todos lo hacen. Y como te dije, soy el guardián de las llaves de Hogwarts. Ya lo sabrás todo sobre Hogwarts, por supuesto.
Alioth hizo una mueca se meto un trozo de salchica a la boca, la culpabilidad se reflejo está vez en su mirada.
-Pues... yo no... -dijo Harry
Hagrid parecía impresionado.
-Lo lamento -dijo rápidamente Harry
-¿Lo lamento? -preguntó Hagrid, volviéndose a mirar a los Dursley, que retrocedieron hasta quedar ocultos por las sombras-. ¡Ellos son los que tienen que disculparse! Sabía que no estabas recibiendo las cartas, pero nunca pensé que no supieras nada de Hogwarts. ¿Nunca te preguntaste dónde lo habían aprendido todo tus padres?
-¿El qué? -preguntó Harry
-¿EL QUÉ? -bramó Hagrid-. ¡Espera un segundo!
Se puso de pie de un salto. En su furia parecía llenar toda la habitación. Los Dursley estaban agazapados contra la pared.
-¿Me van a decir -rugió a los Dursley- que este muchacho, ¡este muchacho!, no sabe nada... sobre NADA?
Harry pensó que aquello iba demasiado lejos. Después de todo, había ido al colegio y sus notas no eran tan malas.
-Yo sé algunas cosas -dijo-. Puedo hacer cuentas y todo eso.
Alioth bufo y golpeo su frente con la palma de la mano derecha. Su amigo era tan despistado, aunque no podía culparlo él no le había dicho nada sobre aquel fantástico mundo.
Hagrid simplemente agito la mano.
-Me refiero a nuestro mundo, Tu mundo. Mi mundo. El mundo de tus padres. El mundo de Alioth, tu mejor amigo.
Harry fruncio levemente el ceño y llevo la vista hasta el pelinegro de ojos grises, este le devolvió la mirada con indiferencia.
-¿Qué mundo?
Hagrid lo miró como si fuera a estallar.
-¡DURSLEY! -bramó.
Tío Vernon, que estaba muy pálido, susurró algo que sonaba como mimblewimble. Hagrid, enfurecido, contempló a Harry.
-Pero tú tienes que saber algo sobre tu madre y tu padre -dijo-. Quiero decir, ellos son famosos. Tú eres famoso.
-¿Cómo? ¿Mi madre y mi padre... eran famosos? ¿En serio?
-No sabías... no sabías... -Hagrid se pasó los dedos por el pelo, clavándole una mirada de asombro-. ¿De verdad no sabes lo que ellos eran? ¿Alioth? -dijo por último.
El ojigris se acerco a Hagrid, luego de dejar su plato vacio sobre el suelo. Dio un suspiro para luego hablar en voz baja asía el gigante.
-No me estaba permitido decir nada, creeme Hagrid soy particularmente reacio a seguir ordenes, pero esta vez facilitaba un poco las cosas.
-Esta bien Alioth, no tienes la culpa.
De pronto, tío Vernon recuperó la voz.
-¡Deténgase! -ordenó-. ¡Deténgase ahora mismo, señor! ¡Le prohíbo que le diga nada al muchacho!
Un hombre más valiente que Vernon Dursley se habría acobardado ante la mirada furiosa que le dirigió Hagrid.
Cuando éste habló, temblaba de rabia.
-¿No se lo ha dicho? ¿No le ha hablado sobre el contenido de la carta que Dumbledore le dejó? ¡Yo estaba allí! ¡Vi que Dumbledore la dejaba, Dursley! ¿Y se la ha ocultado durante todos estos años?
-¿Qué es lo que me han ocultado? -dijo Harry en tono anhelante.
-¡DETÉNGASE! ¡SE LOS PROHÍBO! -rugió tío Vernon aterrado.
Tía Petunia dejó escapar un gemido de horror. Alioth frunció el ceño y apretó los puños, ¿por que mejor los Dursley no cerraban la boca y hacian todo más fácil?
-Voy a romperles la cabeza -dijo Hagrid-. Harry debes saber que eres un mago.
Se produjo un silencio en la cabaña. Sólo podía oírse el mar y el silbido del viento.
-Me gusta ser directo a veces, pero no tanto Hagrid.
El rostro de el gigante se sonrojo bajo la larga barba.
-¿Que soy qué? -dijo Harry con voz entrecortada.
-Un mago -respondió Hagrid, sentándose otra vez en el sofá, que crujió y se hundió-. Y muy bueno, debo añadir, en cuanto te hayas entrenado un poco. Con unos padres como los tuyos ¿qué otra cosa podías ser? Y creo que ya es hora de que leas la carta.
Harry extendió la mano para coger, finalmente, el sobre amarillento, dirigido, con tinta verde esmeralda al
«Señor H. Potter, El Suelo de la Cabaña
en la Roca, El Mar».
Sacó la carta y leyó:
COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA
Director: Albus Dumbledore
(Orden de Merlín, Primera Clase,
Gran Hechicero, Jefe de Magos,
JefeSupremo, Confederación
Internacional de Magos).
Querido señor Potter:
Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios.
Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.
Muy cordialmente, Minerva McGonagall Directora adjunta.
Las preguntas estallaban en la cabeza de Harry como fuegos artificiales, y no sabía cuál era la primera. Después de unos minutos, tartamudeó:
-¿Qué quiere decir eso de que esperan mi lechuza?
-Gorgonas galopantes, ahora me acuerdo -dijo Hagrid, golpeándose lafrente con tanta fuerza como para derribar un caballo. De otro bolsillo sacó unalechuza (una lechuza de verdad, viva y con las plumas algo erizadas), una gran pluma y un rollo de pergamino. Con la lengua entre los dientes, escribió una nota que Harry pudo leer al revés.
Querido señor Dumbledore:
Entregué a Harry su carta. Alioth y yo lo llevaremos mañana a comprar sus cosas.
El tiempo es horrible. Espero que usted esté bien.
Hagrid
Hagrid enrolló la nota y se la dio a la lechuza, que la cogió con el pico.
Después fue hasta la puerta y lanzó a la lechuza en la tormenta. Entonces volvió y se sentó, como si aquello fuera tan normal como hablar por teléfono.
Harry se dio cuenta de que tenía la boca abierta y la cerró rápidamente.
-¿Por dónde iba? -dijo Hagrid. Pero en aquel momento tío Vernon, todavía con el rostro color ceniza, pero muy enfadado, se acercó a la chimenea.
-Él no irá -dijo.
Hagrid gruñó igual que Alioth.
-Me gustaría ver a un gran muggle como usted deteniéndolo a él -dijo.
-¿Un qué? -preguntó interesado Harry
-Un muggle -respondió Hagrid-. Es como llamamos a la gente «no-mágica» como ellos. Y tuviste la mala suerte de crecer en una familia de los más grandes muggles que haya visto.
Alioth rio con sarcasmo.
-Oh creeme Hagrid, esto que vez, no es nada de lo que los muggles de su tipo pueden hacer o decir.
-Cuando lo adoptamos, juramos que íbamos a detener toda esa porquería -dijo tío Vernon-. ¡Juramos que la íbamos a sacar de él! ¡Un mago, ni más ni menos!
-¿Vosotros lo sabíais? -preguntó Harry-. ¿Vosotros sabíais que yo era... un mago?
-¡Saber! -chilló de pronto tía Petunia-. ¡Saber! ¡Por supuesto que lo sabíamos! ¿Cómo no ibas a saberlo, siendo lo que era mi condenada hermana?Oh, ella recibió una carta como ésta de ese... ese colegio, y desapareció, y volvía a casa para las vacaciones con los bolsillos llenos de ranas, y convertía las tazas de té en ratas. Yo era la única que la veía tal como era: ¡una monstruosidad! Pero para mi madre y mi padre, oh no, para ellos era «Lily hizo esto» y «Lily hizo esto otro». ¡Estaban orgullosos de tener una bruja en la
familia!
Se detuvo para respirar profundamente y luego continuó. Parecía que hacía años que deseaba decir todo aquello.
A Alioth ciertamente no le soprendia el supuesto odio que le tenía Petunia a su hermana, él había vivio en carne propia el odio que le tenia su tio Lesath a su padre Sirius. Ningún odio le soprendia ahora; sí había rencor, odio y desprecio entre familia ¿por que no lo habría entre personas que no compartían sangre?
-Luego conoció a ese Potter en el colegio y se fueron y se casaron y tetuvieron a ti, y por supuesto que yo sabía que ibas a ser igual, igual de raro,un... un anormal. ¡Y luego, como si no fuera poco, hubo esa explosión y nosotros tuvimos que quedarnos contigo!
Alioth frunció de nuevo el ceño, de verdad que la señora Dursley no sabia nada de la vida de su hermana en Hogwarts. La relación de Lily Evans y James Potter no se dio de la nada y así por que sí, ciertamente le recordaba a la relación de sus padres; Sohail Griffin y Sirius Black, odiandose al principio pero luego amandose profundamente. Algo que a pesar de su corta edad, dudaba que le sucediera en algun futuro.
Harry se había puesto muy pálido. Tan pronto como recuperó la voz, preguntó:
-¿Explosión? ¡Me dijisteis que habían muerto en un accidente de coche!
El mejor amigo de Harry hubiera reído de no ser por que no era el mejor momento. Como dos de los mejores magos -tanto como personas como en habilidades- podian haber muerto de una manera tan ridícula, incluso si no supiera la verdadera razon de su muerte hubiera seguido creyendo que aquella escusa era estupida.
-¿ACCIDENTE DE COCHE? -rugió Hagrid dando un salto, tan enfadadoque los Dursley volvieron al rincón-. ¿Cómo iban a poder morir Lily y James Potter en un accidente de coche? ¡Eso es un ultraje! ¡Un escándalo! ¡Que Harry Potter no conozca su propia historia, cuando cada chico de nuestro mundo conoce su nombre!
-Pero ¿por qué? ¿Qué sucedió? -preguntó Harry con tono de apremio.
La furia se desvaneció del rostro de Hagrid. De pronto parecía nervioso.
-Nunca habría esperado algo así -dijo en voz baja y con airepreocupado-. No tenía ni idea. Cuando Dumbledore me dijo que podía tenerproblemas para llegar a ti, no sabía que sería hasta este punto. Ah, Harry, no sé si soy la persona apropiada para decírtelo, pero alguien debe hacerlo. Nopuedes ir a Hogwarts sin saberlo.
Lanzó una mirada despectiva a los Dursley.
-Bueno, es mejor que sepas todo lo que yo puedo decirte... porque no puedo decírtelo todo. Es un gran misterio, al menos una parte...
Se sentó, miró fijamente al fuego durante unos instantes, y luego continuó.
Hay no, penso Alioth.
-Comienza, supongo, con... con una persona llamada... pero es increíble que no sepas su nombre, todos en nuestro mundo lo saben...
-¿Quién?
-Bueno... no me gusta decir el nombre si puedo evitarlo. Nadie lo dice.
-Yo si.-Dijo Alioth con desinteres.
Era un nombre, la gente exageraba demasiado.
-Bueno, pero tu eres diferente Alioth.
El ojigris no sabia si ofenderse o no con aquel comentario.
-¿Por qué no lo dicen los demas?
-Gárgolas galopantes, Harry, la gente todavía tiene miedo. Vaya, esto es difícil. Mira, estaba ese mago que se volvió... malo. Tan malo como te puedas imaginar. Peor. Peor que peor. Su nombre era...
Alioth rodando los ojos dijo "Habla Hagrid"
Hagrid tragó, pero no le salía la voz.
-¿Quiere escribirlo? -sugirió Harry.
-No... no sé cómo se escribe. Está bien... Voldemort. -Hagrid seestremeció-. No me lo hagas repetir. De todos modos, este... este mago, hace unos veinte años, comenzó a buscar seguidores. Y los consiguió. Algunos porque le tenían miedo, otros sólo querían un poco de su poder, porque él iba consiguiendo poder. Eran días negros, Harry. No se sabía en quién confiar, uno no se animaba a hacerse amigo de magos o brujas desconocidos... Sucedían cosas terribles. Él se estaba apoderando de todo. Por supuesto, algunos se le opusieron y él los mató. Horrible. Uno de los pocos lugares seguros era Hogwarts. Hay que considerar que Dumbledore era el único al que Quien-tú-sabes temía. No se atrevía a apoderarse del colegio, no entonces, al menos. »Ahora bien, tu madre y tú padre eran la mejor bruja y el mejor mago que yo he conocido nunca. ¡En su época de Hogwarts eran los primeros! Supongo que el misterio es por qué Quien-tú-sabes nunca había tratado de ponerlos de su parte... Probablemente sabía que estaban demasiado cerca de Dumbledore para querer tener algo que ver con el Lado Oscuro. »Tal vez pensó que podía persuadirlos... O quizá simplemente quería quitarlos de en medio. Lo que todos saben es que él apareció en el pueblo
donde vosotros vivíais, el día de Halloween, hace diez años. Tú tenías un año. Él fue a vuestra casa y... y...
De pronto, Hagrid sacó un pañuelo muy sucio y se sonó la nariz con un sonido como el de una corneta. Alioth trago tratando se deshacer el nudo de su garganta.
-Lo siento -dijo-. Pero es tan triste... pensar que tu madre y tu padre, la mejor gente del mundo que podrías encontrar...»Quien-tú-sabes los mató. Y entonces... y ése es el verdadero misterio del asunto... también trató de matarte a ti. Supongo que quería hacer un trabajo limpio, o tal vez, para entonces, disfrutaba matando. Pero no pudo hacerlo. ¿Nunca te preguntaste cómo te hiciste esa marca en la frente? No es un corte común. Sucedió cuando una poderosa maldición diabólica te tocó. Fue la que terminó con tu madre, tu padre y la casa, pero no funcionó contigo, y por eso eres famoso, Harry. Nadie a quien él hubiera decidido matar sobrevivió, nadie excepto tú, -Al decir aquello compartio una mirada con el ojigris, quien le asintio sutilmente.- y eso que acabó con algunas de las mejores brujas y de los mejores magos de la época (los McKinnons, los Bones, los Prewetts...) y tú eras muy pequeño. Pero sobreviviste.
Algo muy doloroso estaba sucediendo en la mente de Harry. Mientras Hagrid iba terminando la historia, vio otra vez la cegadora luz verde con más claridad de lo que la había recordado antes y, por primera vez en su vida, se acordó de algo más, de una risa cruel, aguda y fría. Hagrid lo miraba con tristeza.
-Yo mismo te saqué de la casa en ruinas, por orden de Dumbledore. Y te llevé con esta gente...
-"Gente" .-Alioth que se había cruzado de brazos, movio la cabeza de lado a lado con duda.- no creo que sea la palabra correcta para referirse a estas... creaturas.
El ojigris les miro de forma despectiva, Petunia lo miro con molestia.
-Tonterías -dijo tío Vernon.
Harry dio un respingo. Casi había olvidado que los Dursley estaban allí. Tío Vernon parecía haber recuperado su valor.
Miraba con rabia a Hagrid y tenía los puños cerrados.
-Ahora escucha esto, chico -gruñó-: acepto que haya algo extraño acerca de ti, probablemente nada que unos buenos golpes no curen. Y todo eso sobre tus padres... Bien, eran raros, no lo niego y, en mi opinión, el mundo está mejor sin ellos... Recibieron lo que buscaban, al mezclarse con esos brujos... Es lo que yo esperaba: siempre supe que iban a terminar mal...
Alioth suspiro tratando de controlarse, ya luego les haría algo para desquitarse de todo aquello.
En aquel momento Hagrid se levantó del sofá y sacó de su abrigo un paraguas rosado. Apuntando a tío Vernon, como con una espada, dijo:
-Le prevengo, Dursley, le estoy avisando, una palabra más y...
Ante el peligro de ser alanceado por la punta de un paraguas empuñado por un gigante barbudo, el valor de tío Vernon desapareció otra vez. Se aplastó contra la pared y permaneció en silencio.
-Así está mejor -dijo Hagrid, respirando con dificultad y sentándose otra vez en el sofá, que aquella vez se aplastó hasta el suelo.
-¿Sabe una cosa Señor Dursley?.-Pregunto Alioth, aunque obviamente no obyuvo respuesta mas que una mirada de molestia.- debería dejar de ignorar el dolor que siente su esposa cada vez que se habla de Lily Evans, puede decir todo lo que quiera pero igual le duele.
Tía Petunia miro al niño con asombro, era bastante observador. A pesar del desagrado y el considerable miedo que le tenia al onfante de 10 años, no podía negar que tenia razón. Extrañaba a su hermana y si no fuera por su orgullo y rencor hubiera llorado su muerte como debio haber sido. Tío Vernon por otro lado no dijo ni hizo nada. Como si Petunia fuera a extrañar al fenomeno que tenia como hermana. ¡Ja!
Harry, entre tanto, todavía tenía preguntas que hacer, cientos de ellas.
-Pero ¿qué sucedió con Vol... perdón, quiero decir con Quién-usted-sabe?
Alioth por casi tercera vez, rodo los ojos. Estuvo a punto de decir >>Es un nombre, no va a aparecer de la nada delante tuyo Harry<< pero prefirió quedarse callado.
-Buena pregunta, Harry. Desapareció. Se desvaneció. La misma noche que trató de matarte. Eso te hizo aún más famoso. Ése es el mayor misterio, sabes... Se estaba volviendo más y más poderoso... ¿Por qué se fue?
»Algunos dicen que murió. No creo que le quede lo suficiente de humano para morir. Otros dicen que todavía está por ahí, esperando el momento, pero no lo creo. La gente que estaba de su lado volvió con nosotros. Algunos salieron como de un trance. No creen que pudieran volver a hacerlo si él regresara.
»La mayor parte de nosotros cree que todavía está en alguna parte, pero que perdió sus poderes. Que está demasiado débil para seguir adelante. Porque algo relacionado contigo, Harry, acabó con él. Algo sucedió aquella noche que él no contaba con que sucedería, no sé qué fue, nadie lo sabe...
Pero algo relacionado contigo lo confundió.
Hagrid miró a Harry con afecto y respeto, pero Harry, en lugar de sentirse complacido y orgulloso, estaba casi seguro de que había una terrible equivocación. ¿Un mago? ¿Él? ¿Cómo era posible? Había estado toda la vida bajo los golpes de Dudley y el miedo que le inspiraban tía Petunia y tío Vernon, a pesar de la ayuda de Alioth.
Si realmente era un mago, ¿por qué no los había convertido en sapos llenos de verrugas cada vez que lo encerraban en la alacena? Si alguna vez derrotó al más grande brujo del mundo, ¿cómo es que Dudley siempre podía pegarle patadas como si fuera una pelota?
-Hagrid -dijo con calma-, creo que está equivocado. No creo que yo pueda ser un mago.
Para su sorpresa, Hagrid se rió entre dientes.
-No eres un mago, ¿eh? ¿Nunca haces que sucedan cosas cuando estás asustado o enfadado?
Harry contempló el fuego. Si pensaba en ello... todas las cosas raras que habían hecho que sus tíos se enfadaran con él, habían sucedido cuando él, Harry, estaba molesto o enfadado: perseguido por la banda de Dudley, de golpe se había encontrado fuera de su alcance; temeroso de ir al colegio con aquel ridículo corte de pelo, éste le había crecido de nuevo y, la última vez que Dudley le pegó, ¿no se vengó de él, aunque sin darse cuenta de que lo estaba haciendo? ¿No le había soltado encima la boa constrictor?
Harry miró de nuevo a Hagrid, sonriendo, y vio que el gigante lo miraba radiante.
-¿Te das cuenta? -dijo Hagrid-. Conque Harry Potter no es un mago... Ya verás, serás muy famoso en Hogwarts.
Miro a Alioth y le guiño un ojo.
-Ambos lo seran, seguro también serán muy buenos.
Uno mas que otro, penso Hagrid dandole una mirada disimulada a Alioth. El chico no se dió cuenta.
Pero tío Vernon no iba a rendirse sin luchar.
-¿No le hemos dicho que no irá? -dijo con desagrado-. Irá a la escuela secundaria Stonewall y nos dará las gracias por ello. Ya he leído esas cartas y necesitará toda clase de porquerías: libros de hechizos, varitas y...
-¿Porquerías? Los muggles si que estan estúpidos.-Comento Alioth.
-Si él quiere ir, un gran muggle como usted no lo detendrá -gruñó Hagrid-. ¡Detener al hijo de Lily y James Potter para que no vaya a Hogwarts! Está loco. Su nombre está apuntado casi desde que nació. Irá al mejor colegio de magia del mundo. Siete años allí y no se conocerá a sí mismo. Estará con jóvenes de su misma clase, lo que será un cambio. Y estará con el más grande director que Hogwarts haya tenido: Albus Dumbled...
-¡NO VOY A PAGAR PARA QUE ALGÚN CHIFLADO VIEJO TONTO LE
ENSEÑE TRUCOS DE MAGIA! -gritó tío Vernon.
Pero aquella vez había ido demasiado lejos. Hagrid empuñó su paraguas y lo agitó sobre su cabeza.
-¡NUNCA... -bramó- INSULTE-A-ALBUS-DUMBLEDORE-EN-MI-PRESENCIA!
Agitó el paraguas en el aire para apuntar a Dudley. Se produjo un relámpago de luz violeta, un sonido como de un petardo, un agudo chillido y, al momento siguiente, Dudley saltaba, con las manos sobre su gordo trasero, mientras gemía de dolor. Cuando les dio la espalda, Harry vio una rizada cola de cerdo que salía a través de un agujero en los pantalones.
Tío Vernon rugió. Empujó a tía Petunia y a Dudley a la otra habitación, lanzó una última mirada aterrorizada a Hagrid y cerró con fuerza la puerta detrás de ellos.
Hagrid miró su paraguas y se tiró de la barba.
-No debería enfadarme -dijo con pesar-, pero a lo mejor no ha funcionado. Quise convertirlo en un cerdo, pero supongo que ya se parece mucho a un cerdo y no había mucho por hacer.
Miró de reojo a Harry, bajo sus cejas pobladas.
-Te agradecería que no le mencionaras esto a nadie de Hogwarts -dijo-. Yo... bien, no me está permitido hacer magia, hablando estrictamente. Conseguí permiso para hacer un poquito, para que te llegaran las cartas y todo eso... Era una de las razones por las que quería este trabajo...
-¿Por qué no le está permitido hacer magia? -preguntó Harry.
-Bueno... yo fui también a Hogwarts y, si he de ser franco, me expulsaron. En el tercer año. Me rompieron la varita en dos. Pero Dumbledore dejó que me quedara como guardabosques. Es un gran hombre.
-¿Por qué lo expulsaron?
-Se está haciendo tarde y tenemos muchas cosas que hacer mañana -dijo Hagrid en voz alta-. Tenemos que ir a la ciudad y conseguirte los libros y todo lo demás.
Se quitó su grueso abrigo negro y se lo entregó a Harry.
-Pueden taparse con esto -dijo-. No te preocupes si algo se agita. Creo que todavía tengo lirones en un bolsillo.
Hagrid se giro a mirar a Alioth, -quien aparte de sus comentarios no hania dicho nada mas.- para encontrarlo mirando fijamente la puerta por donde se habían ido a esconder los Dursley. Sus ojos habia perdido su precioso color gris, y ahora tenian un brillante verde olivo. Su respiración era calmada, pero Hagrid pudo notar sus puños cerrados con demasiada fuerza, tanta que algo de sangre goteaba de entre los dedos.
-Alioth...
La voz de Hagrid había sido un susurro, no queria sobresaltar al niño, Harry que se había sentado en el sillon les presto atención y se irguio por completo al ver que su amigo estaba estatico sin quitar la vista de la puerta.
-¿Alioth?
Hagrid no estaba seguro de acercarse, estaba al tanto de la situación de Alioth, por lo cuál sabía que cuando sus ojos cambian de color no era algo bueno. Harry preocupado se levanto del sillon y se acerco a su amigo.
-Harry, espera... No creo que...-Pero Harry ignoró sus palabras y se acerco al pelinegro de todos modos.
Volvio a susurrar el nombre de su amigo cuando estuvo cerca pero este no le hizo caso, en su lugar dió un paso hacia la habitación de los Dursley. Harry no sabía que sucedía, pero hizo lo primero que le vino a la mente cuando vio los puños cerrados y la pose tensa que tenia su amigo.
Lo abrazo.
Sonrojado paso sus brazos por los hombros del pelinegro y lo atrajo hacia él. Alioth se puso mas tenso pero a los segundo sus musculos se relajaron al reconocer a su amigo, y soltando un suspiro correspondió el abrazo del ojiverde. Harry sonrió sintiendose considerablemente apenado pero también aliviado al ver que su amigo le ponía atención a él y no a los Dursley. Jamas había visto a Alioth en ese estado y siendo sincero le había asustado un poco. Pero confiaba en el ojigris y sabia que no le haría nada que pudiera dañarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top