Capitulo 5
Golpes en la puerta interrumpieron el desayuno y la charla que estaban teniendo. Lucy agradecía la interrupción. Necesitaba espacio para procesar toda la información que acababa de recibir.
Natsu en cambio no le agradó que interrumpieran su velada pero de todos modos salió a ver quien se presentaba en su casa. Al abrir la puerta se encontraron con sus dos hermanos. Ignia y Zeref, acompañado por Spark. El maldito gato naranja alado y parlanchín.
-¿Estarás todo el día en la puerta o nos dejarás entrar?-preguntó Ignia ligeramente exasperado por su hermano menor.
Natsu de forma renuente abrió la puerta y salió de la entrada, permitiéndoles entrar. Zeref le dirigió una mirada de disculpa y él suspiró resignado.
Lucy estaba curiosa por la visita, tal vez la ayudarían a escapar. Observó como dos chicos un poco mayores que ella entraban confiados en ese espacio. Ambos eran guapos e intimidantes. Mientras que uno era rubio y ojos de un intenso dorado, el otro era todo lo contrario. Cabellera negra como alas de cuervo y ojos del azabache más intenso que había visto, su piel pálida contrastaba de una manera magnífica. El rubio estaba bronceado, al igual que Natsu. Algo le decía que no eran normales.
-No me dijiste que tenías visita hermano-dijo con una voz suave pero de alguna manera indiferente el chico de cabellos oscuros.
-A Ignia no le importa si hay visita o no-estaba molesto y se estaba desahogando con su rey. Después de todo era el culpable de la interrupción. Zeref nunca aparecía sin antes avisar.
-¡Oye, más respeto! Soy tu hermano mayor-le golpeó el brazo mientras se acomodaba en su sitio al igual que Natsu y Zeref.
¡Hermanos! Su secuestrador que la tomó por accidente según él, tenía dos hermanos. Eso significaba que eran dragones. Sin embargo no tenían casi parecido alguno, nunca hubiera pensado que eran hermanos.
Natsu observó la mirada asustada de Lucy. Debía hacerle sentir cómoda, ante lo había conseguido pero ahora por culpa de sus hermanos se alejaba cada vez más.
-Ignia, Zeref ella es Lucy-la atención se centró en ella. El rubio al cual identificó como Ignia la miraba cautelosa mientras que el chico de apariencia tranquila le brindó una sonrisa. De algún modo sabía que debía ser más cuidadosa alrededor de Zeref.
-¿Que hace una humana en tu casa Natsu? Ni se te ocurra mentir, soy tu rey y me debes obediencia-el tono duro le provocó que su corazón comenzará a latir más rápido.
-Tranquilo Ignia, no asustes a la chica-aunque su voz salió engañosamente suave, la mirada vacía e indiferente le indicaba que no le importaba lo más mínimo. Un escalofrío le recorrió el cuerpo.
Armándose de valor, no apartó la vista de ellos. No mostraría temor.
-Soy Lucy Heartfilia y su querido hermano me secuestró.
Las cosas se estaban saliendo de control rápidamente. Natsu sintió como sus hermanos lo miraban fijamente sin delatar alguna emoción. Eran reyes, habían desarrollado una máscara de indiferencia. Hasta que la comprensión golpeó a Ignia.
-¡Joder! Secuestraste a la portadora de los espíritus celestiales. No podías elegir a alguna humana estúpida, debía ser una noble-Ignia enojado nunca era un buen presagio. Spark supo que era hora de marcharse a la cocina con Happy, allí comerían pescado fresco.
-No lo hubiera hecho si el maldito cazador no hubiera aparecido para matarme. Además del hecho de que es mi aghra(compañera).
Lucy no supo porque pero después de escuchar esa palabra los tres se quedaron en silencio, un tenso silencio asfixiante. Quería saber lo que significaba esa palabra.
-Vamos a calmarnos. Ignia sientate y tu, habla de una vez-Zeref ordenó y ellos obedecieron como si de niños se tratasen.
-Estaba en la playa descansando y sentí la presencia del slayer. Justo en el instante en que íbamos a luchar aparecieron Lucy y su amiga. La secuestré-Lucy escuchó como explicaba los acontecimientos sin emoción alguna. No le gustaba eso, prefería al Natsu despreocupado con el cual hasta entonces desayunaba.
-¿Estas seguro de que es tu aghra?-preguntó Ignia ganándose una mirada llena de enojo por parte del pelirosa.
-Estoy seguro de que puedo reconocer a mi aghra Ignia-su voz vibraba de sarcasmo y cinismo ganándose una mirada de desaprobación por parte de Zeref. No era buena idea molestar a Ignia, aunque algunas veces fuera estúpido.
-¿Señorita Heartfilia es cierto lo qué dijo mi hermano?-Zeref la observó aguardando su respuesta. Podía jurar que vio un brillo escarlata apoderándose del oscuro negro que brillaba en sus pupilas.
-Si, todo es verdad-incapaz de mirar a Zeref, observó a Natsu. Encontrándose con el dorado que anhelaba.
-Esto es un maldito dolor de cabeza-dijo Ignia suspirando resignado. Lucy no podía estar mas de acuerdo.
-Natsu, la razón por la que vinimos sin avisar es porque alguien atacó Fairy Tail anoche y se llevó a Levy. Creemos que se trata de Phantom Lord-explicó Zeref.
Al escuchar la horrible noticia Lucy dejó salir un suspiro tembloroso. Esa pobre chica estaba atrapada en uno de los peores gremios existentes. Su secuestro no se podía considerar realmente uno ya que había sido tratada con respeto y dignidad. No la golpeó o abusó de ella. Solo de imaginar el destino de esa chica le rompió el corazón.
-¿Los guardias no se encargarán de ello?-preguntó Natsu entrelazando sus manos para brindarle confort.
El gesto la sorprendió pero ahora que tenía ese apoyo se sentía mejor. Se encontró admirando a su dulce secuestrador. Un resoplido por parte de Ignia la llevó de vuelta a la conversación.
-Por supuesto que no, ignoran el problema porque pertenece al gremio. Las personas que visitan y trabajan allí son tratados con indiferencia-dijo Ignia con desden. Lucy quería poder defender a las personas, pero todo era cierto y eso era lo más trsite. La sociedad no aceptaba a los dragones, demonios, dioses, ninfas, incluso las mismas personas que se veían afectadas por alguna maldición.
-Makarov pidió nuestra ayuda y el problema los afecta a ustedes, los dragones. Acnologia parece ser el culpable de todo-explicó Zeref.
Natsu sabía quien era él. Acnologia, Rey de la Destrucción. Uno de los cinco reyes gobernantes que fue exiliado y consigo su heredero al trono. Gajeel Redfox, el príncipe desterrado. No había escuchado de ninguno en años hasta ahora. Acnologia creía que los dragones debían reinar sobre los humanos, creando una facción radical de seguidores que compartían sus ideales. Por culpa de esos imbéciles, el cazador deseaba matar a los dragones. Además de empeorar la relación con Crocus, la capital de Fiore, donde se encontraba el gobierno de los humanos.
-Tenemos que rescatarla-aclaró Ignia. Lucy sintio el duro agarre de Natsu en su mano. Significaba que no estaba contento con la idea pero aun así iría.
-¿Cuando nos vamos?-preguntó Natsu sin mirarla a los ojos.
-Cuando estés listo-dijo Zeref notando como la humana se tensaba por su respuesta. Parecía que el vínculo entre compañeros no era un mito.
Zeref e Ignia lo esperaban fuera de la cabaña, iría con ellos cuando se despidiera de su hermosa encarcelada. Lucy se hallaba encerrada en su habitación, lo curioso es que le pertenecía a Natsu. Tocando la puerta con suavidad esperando por su permiso. Escuchó un susurro que indicaba ser un Pase.
-Happy estará contigo todo momento así que no intentes escapar-una risa irónica se escapó de sus labios.
-Incluso si lo hiciera, no estarías aquí para detenerme-eso era lo que más dolía.
No quería separarse de él. Algo estúpido e irracional ya que tendría lo deseado. Libertad, lo que había ansiado por años pero ahora sin embargo no parecía tan atractivo.
Natsu le molestó ese comentario así que agarró su rostro y la obligó mirarle a los ojos.
-No importa, porque yo te cazaré y te traeré de vuelta aunque escapes. No te librarás de mi tan fácil Lucy Heartfilia-era una amenaza pero se sintió como una promesa.
Natsu no estaba pensando así que hizo lo que quería sin importarle nada más. Arrebatándole su primer beso. Devorando sus labios dulces y suaves que ahora correspondían a la caricia de los suyos. Entreabiertos, una invitación para su lengua que salió en busca de algo más íntimo.
-No huyas de mi. Soy un dragón, no una bestia-dijo sin aliento presionando su frente contra la de ella.
-Regresaré en dos días.
Dos días, una noche. El tiempo empezaba a escurrirse de entre sus dedos y lo único en lo que podía pensar la rubia era en volver a tenerlo.
Esperó que les guste, nos vemos en el sig cap.
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