Capitulo 4

Milenios atrás se crearon tres fuerzas que gobernarían sobre los tres planos. Aksheram el gobernador del plano infernal, Dios de la Muerte. Rae  la protectora del terrenal, Diosa de la Vida. El Rey Celestial, guardián del astral y guía de los espíritus celestiales. Ellos tenían compañeros, bestias que los protegían. Los draki, una especie hermosa que deseaba coexistir con los dioses pero deseaban la libertad de los humanos. De esa forma humanos y drakis comenzaron a mezclarse durante siglos creando a los dragones. Que adoptaban las figuras de humanos y drakis, representantes del amor entre ambas razas. Los demonios celosos del lazo que compartían los drakis y humanos, nacidos del odio e ira de su dios desataron el horror sobre el plano terrenal. La única forma de lograr el equilibrio fue crear a un cazador. Un ser que sería el justiciero de todas las formas de vida corrompidas por la maldad. Rae, Diosa de la Vida sacrificó a sus gemelos Sol y Luna. Su alma serían entrelazadas con el súbdito más leal de Aksheram, como pago. Su sangre se manchó de maldad para contrarrestarla. El Rey Celestial nombró a un alma pura como la portadora de sus hijos, los doce espíritus para que sirvieran de guía en la travesía del cazador.

-¿Mami, quién sufre más los dragones o el cazador?-preguntó una niña rubia sentada en el regazo de su madre enferma. La pequeña sería la copia exacta de su progenitora.

-¿Por qué crees que los dragones sufren Lucy?-preguntó la señora Heartfilia mientras acariciaba su cabello rubio que apenas llegaba a los hombros.

-Porque ellos solo quieren ser libres en el cielo y nadie los entiende. Solo les temen-dijo la pequeña admirando el dibujo en la página del libro.

-Entonces tu nunca les temerás. ¿Cierto?-besando su frente, admiró sus ojos café mientras la pequeña asentía en respuesta.

-Esta es nuestra historia, nuestro comienzo Lucy. Somos las humanas bendecidas por el Rey Celestial.

Lucy abrió sus ojos recomponiendose del recuerdo que antes había olvidado.  Su madre le había contado esa historia todos los días. Su misión era ser la guía del cazador. Es decir, el sombrío chico de cabellos negros. Por algún motivo sus ojos se empañaron de lágrimas y ella las apartó. Entonces se dio cuenta de que no estaba en su habitación.

Los recuerdos del día anterior emergían en su cabeza como flashback. La había secuestrado un dragón, que se convirtió en un hermoso chico y conoció a un gato que hablaba. Dejó escapar una risilla nerviosa.

-Creo que me estoy volviendo loca-dijo mirando al suelo tratando de relajarse.

-Despertaste, eso es bueno.¿Quieres desayunar?-no supo en que momento llegó él pero ahora que lo pensaba si tenía hambre. Además como rechazar a ese hermoso hombre que le regalaba una preciosa sonrisa.

-Si, necesito comer algo-ayer no había comido nada por culpa de su secuestrador. Ahora estaba recordando y empezaba a tener un cabreo monumental pero después le gritaría. Después del desayuno.

La modestia cabaña era bastante hogareña, parecía la casa de una gran familia. Al salir de la habitación se encontró con el comedor y el desayuno en la mesa. No era mucho, solo tostadas,leche, pescado fresco y jugo. Natsu le apartó la silla para que ella se sentara.

-Gracias-dijo sentándose en la silla un poco cohibida por su acercamiento.  Ambos intercambiaron una mirada cargada de emociones hasta que llegó Happy interrumpiendo el momento.

-¡Pescado!-gritó emocionado sentándose en su sitio. Eso hizo sonreír a Lucy.

-¿Quieres pescado frito?-preguntó Natsu al notar como la rubia admiraba la comida.

Lucy asintió, debería sentirte tímida porque una señorita no debía comer más de lo necesario. ¿Que demonios sabía su institutriz de lo necesario? Su cuerpo exigía alimentos y ningún dragón o animal le impediría devorar esas delicias. Además necesitaba fuerzas para pelear contra el hermoso chico delante suyo.

Natsu sabía lo que pasaba por esa cabeza astuta. Trataba de ganar fuerzas para escapar. Chica lista. Su pecho se llenó de orgullo aunque no le hacía sentir mejor que su mujer trataba de escapar de él.

-¿Cual es tu nombre?-preguntó Lucy tratando de sacarle información. Quería su interés pero no porque lo considerará una amenaza que debía ser abatida por el reino. Ignia se burlaría de él si se enteraba de su situación.

-Natsu Dragneel, seguramente conocerás mi apellido-dijo enarcando una ceja mientras tomaba un pescado y lo cocinaba con un rugido de fuego. Colocándolo en el plato de Lucy.

-Todo tuyo.

La rubia no podía creer lo que acababa de ver. Natsu dejó salir su aliento de fuego preparando el pescado para ella. Era impresionante.

-Gracias-malditas normas de cortesía, era un reflejo condicionado por años de práctica. Lo que de verdad quería hacer era gritarle y exigirle su libertad pero sabía que no sería racional.

-¿No conoces el apellido Dragneel?-repitió nuevamente su pregunta como si eso significará algo para ella.

Años encerrada en una mansión sin salir al exterior con un padre ausente, te hacían ignorante del mundo. Obviamente no lo sabía.

-Es lo mejor-dijo tranquilo de su clara falta de conocimiento. Ahora quería saberlo más que nunca.

-¿Qué es lo que quieres? ¿Dinero?-esas eran las motivaciones más naturales en su posición.

Natsu dejó escapar una carcajada llena de diversión. Lucy era realista, con la mayoría hubiera acertado pero eso no era su caso.

A la portadora no le hacía ninguna gracia de que su secuestrador se burlará de ella. La hacía sentir estúpida y menos, algo que detestaba.

-No, aunque no lo parezca tengo suficiente riqueza y los dragones no somos materialistas-dijo con su voz suave y relajada. Tomando un sorbo de jugo. 

Ahora se sentía más frustrada de lo normal.

-¿Entonces por que me secuestraste?-preguntó Lucy tratando de entenderlo aunque parecía algo bastante difícil.

-En realidad no sabía que estarías allí, pensé que las tierras estaban desoladas y quería relajarme. Los dragones somos animales perezoso por naturaleza-dijo masticando un trozo de pan mientras que Lucy observaba con incredulidad.

-¿Quieres decir que todo fue una coincidencia?-preguntó sorprendida de su aclaración. Natsu simplemente asintió, demasiado concentrado en su desayuno.

-Cometiste un crimen, allanamiento de morada-era algo estúpido remarcar esas parte pero aún así lo hizo. Necesitan tener la última palabra en esta ridícula conversación

-Esas reglas se aplican a los humanos. Noticia de última hora, soy un dragón. Además de ser uno de los príncipes.

Técnicamente tenía razón pero odiaba que la tuviera. No le eximía de los crímenes cometidos, nadie le dio permiso para adentrarse a sus tierras o de agarrarla en contra de su voluntad. No importaba lo hermoso, fuerte, sexy o lo atractivo que era. Dios! Lo estaba haciendo de nuevo. Sentía una atracción innegable a ese imbécil de ojos dorados. De pronto se sentía demasiado consciente de su cuerpo. Como sus senos se erguían bajo el vestido y sus bragas húmedas exigían su atención, algo de alivio. Sus mejillas se sonrojaron y sus labios  entreabiertos como una invitación.
Natsu le brindó una mirada de comprensión. Eso solo hizo que su sonrojo se volviera más fuerte, pero esta vez de vergüenza.

-¿Te encuentras bien Lucy?-preguntó Happy evidentemente preocupado por su salud. Eso rompió el momento, agradecida con el gato centró toda su atención en él.

-¿Y tú qué especie eres?-necesitaba olvidarse de esos pensamientos tórridos y obscenos, nada para señoritas.

El alado en vez de ofenderse por su pregunta directa solo se hinchó de orgullo.

-Soy un exceed. El compañero de Natsu-dijo leal a su amigo, ignorante de la tensión sexual en el aire.

-Lo encontré cuando era un huevo-explicó Natsu sabiendo perfectamente lo que ella estaba haciendo.

-Si, Natsu y Lisanna me criaron-a la mención de la chica, la rubia sintió una repentina oleada de celos. Ni siquiera conocía a la chica y estaba celosa!

-En ese entonces Lisanna me seguía a todos lados, decía que sería mi esposa-Natsu sonrió nostálgico por esos tiempos.

Oír la familiaridad con la que se trataban fue como una puñalada directa al corazón. Sin embargo al interiorizar la información descubrió que se refería a ella como si de una hermana menor se tratase. Lo cual no tenia sentido ya que tenía la misma edad que él.

-Hablas como si fueras un anciano-dijo tomando un sorbo de leche fresca. Natsu sonrió como si acabara de decir una broma. Siguiendo con su vista todos los movimientos de la rubia. Observando sus finos labios moverse sobre el frágil cristal. Se sintió como adrenalina directa a su ingle.

-Soy mayor que tu. Te sorprendería saber mi edad-sabía que Lucy tenía un apetito voraz por el conocimiento. Su curiosidad era evidente.

-Por favor soy toda oídos-su tono condescendiente fue una agradable sorpresa. También era sarcástica. Cualidades que sólo lo provocaban más.

-Tengo 417 años diría que soy lo bastante mayor para los humanos y demasiado joven en mi raza para reinar-no es que estuviera muy interesado en ello.

Para Lucy nuevas sorpresas venían en camino y todavía no sabía la más importante. Ella, era la compañera del príncipe más letal de toda su raza y el futuro gobernante de esta.

Espero que les guste, que les parece, dejen sus comentarios.

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