Capitulo 15
-Sera mejor que sueltes a mi hermano. No queremos que nadie muera ¿cierto?-una llamarada roja cruzó por los ojos de Zeref en sus ojos.
Erza se posicionó delante de Natsu y Lucy sacando su espada, lista para proteger a la señorita. Los presentes comenzaron a huir despavoridos del lugar quedándose pocos en el cementerio.
-Levy, escondete detrás de mi-pidió el dios de la muerte. Sentía un extraño cariño por la chica de corta cabellera. Le caía bien y no quería que saliera lastimada. Ella rápidamente accedió, protegiéndose detrás de la espalda del dios.
Desplazados, los dragones se preparaban para atacar y cambiar de forma en cualquier momento.
Hisui se mostraba firme al lado de su padre, como futura gobernante del reino. El rey con sus guardias alrededor suyo e Ignia apresado a su lado.
-Zeref no intervengas. De todas maneras necesitaba ir al palacio para hablar con su majestad-la última parte era sarcástica por lo que fue recriminado con una dura mirada de Natsu.
-Tu y yo no tenemos nada de que hablar. Los dragones han asesinado miles de personas bajo las órdenes del rey Acnologia, uno de los cinco reyes-dijo con ira el gobernante de Fiore, con una aparente calma.
El pelirosa sabía que su hermano mayor solo empeoraría la situación con su actitud. Debía interceder.
-Acnologia fue exiliado de nuestro consejo, no nos atribuya acciones que no hemos hecho. No se puede controlar a toda una raza-explicó tenso y molesto Natsu por tener que darle explicaciones a un simple humano.
El rey se mostró escéptico ante las palabras del príncipe.
-¿Piensas decirme qué esto no es culpa suya? Sois unas criaturas salvajes-Natsu le quedaba poca paciencia y lo demostraba en el brillo de sus ojos.
-Creo que no deberías juzgar a mi esposo, su majestad. Después de todo hay humanos extremistas que opinan igual. ¿No es esa la política extremista de la iglesia señoría?-dijo Lucy con mordacidad. No se quedaría callada si no respetaban a los dragones.
Un tenso silencio llenó el lugar, todos esperando el siguiente movimiento del oponente para atacar.
Zeref que ahora se había calmado, dado que Ignia le explicó la situación supo de inmediato lo mejor para la posible confrontación.
-Este no es el momento o el lugar. Sera mejor que nos reunamos mañana en territorio neutro-explicó Zeref calmado sin mostrar emoción alguna. Todos asintieron de acuerdo a lo dicho.
-Se hará en Fairy Tail, después de todo el gremio tiene reglas explícitas de no violencia y no existe poder alguna que doblega la voluntad de los demás-habló Zeref observando al rey. No le daría la oportunidad de tener ventajas, no con su hermano en su poder.
Los presentes estuvieron de acuerdo. Mañana en el gremio Fairy Tail daría comienzo a los días de paz o a la guerra inminente.
******
Lucy se hallaba en la tina desnuda con el agua caliente llena de espuma bañando su cuerpo. Sentada en el regazo de Natsu mientras este acariciaba su cabello. La rubia dejó caer su peso encima de él, totalmente en paz, sintiéndose como en casa. El dragón la estrechaba entre sus fornidos brazos, sintiendo cada respiración de su aghra en sintonía con la suya.
-¿Como te sientes mi chica dorada?-preguntó Natsu acariciando sus cabellos rubios.
-Culpable-respondió Lucy al cabo de unos segundos.
Natsu la volteó confundido con la respuesta de su chica. Ella quedó frente a él, Natsu trató de no pensar en sus senos erguidos y pezones rosas que se asomaban debajo de la espuma.
-¿Por qué es tu culpa?-preguntó con el ceño fruncido el pelirosa observando los profundos ojos café que le robó el corazón.
Lucy sonrió al ver el molesto pliegue que se formaba entre sus cejas, ella colocó un dedo en el medio y él inmediatamente se relajó.
-Te ves adorable cuando frunces el ceño-dijo la rubia fascinada por ese hermoso hombre delante suyo.
Natsu fingió indignación dejando salir un resoplido.
-Yo no soy adorable, soy caliente y sexy. Debes aprender la diferencia mi chica dorada-era una reprimenda pícara que le logró sacar una risa espontánea y feliz.
-Y muy modesto-el evidente sarcasmo de Lucy hizo que Natsu sonriera de forma maliciosa.
-Si quieres ponerlo en mi lista de encantos, lo apruebo hermosa. No tengo nada en contra de los cumplidos y menos de ti-se estaba burlando de ella y la rubia lo estaba pasando bien. Le encantaba el Natsu burlón y divertido.
-Eres un presumido-Lucy estaba disfrutando. Le permitía olvidar los problemas en su puerta.
-Aún asi me amas ¿cierto?-aunque Natsu quiso que sus palabras fueran una declaración, en realidad fue una pregunta que demostró sus inseguridades y vulnerabilidad.
-Claro que te amo Natsu Dragneel, incluso con tus defectos-Lucy se sintió bien después de decirlo en voz alta. Estaba enamorada de Natsu, lo supo en el momento en que él la sostuvo cuando se enteró de la muerte de su padre y le prometió nunca dejarla ir. Esos brazos le dieron el apoyo, confort, cariño y amor que siempre había anhelado.
-Yo no tengo defectos, chica dorada. Solo puntos de vistas distinto a los tuyos-la respuesta le hizo reír con diversión.
-Te amo Lucy Heartfilia-la seriedad de la declaración y el amor que se reflejaba en sus ojos le hizo llorar de felicidad. Ella lo apretó entre sus brazos casi sin dejarlo respirar.
-Eres mi hogar-dijo en un pequeño susurro tratando de contener las lágrimas.
-Y tu eres el mío.
*******
Hisui trataba de entender al rompecabezas más grande d su vida. Se hallaba encarcelado en las mazmorras del gremio. Su padre había insistido en ello e Ignia no opuso resistencia cuando Makarov lo esposó. De hecho le dio una sonrisa de suficiencia que hizo querer golpearlo con una silla.
Hisui había escuchado mucho de su progenitor refiriéndose a ese dragón en particular. Ignia Dragneel era el líder de su raza, aunque tenían cinco reyes ocupando sus lugares, él había resaltado con creces.
Siempre le había intrigado ese dragón en particular. Era fuerte, decidido, valiente y con una opinión desagradable de los humanos. Creía que eran criaturas básicas, pero nunca los había atacado o mostrado violencia. Sólo una fría indiferencia que había mantenido la paz con el reino desde hace mucho tiempo. Son embargo ese no parecía ser el caso en estos momentos.
Después de todo Lucy Heartfilia, su mejor amiga, estaba comprometida con Natsu Dragneel. El menor de los hermanos y príncipe de su raza.
De esa manera impulsada por la curiosidad y la felicidad de su amiga se encontraba ahora sola en la oscuridad con un temible dragón. Un sexy, apuesto, caliente y hermoso dragón cabe destacar. Sus hormonas se revolucionaban en su presencia.
-¿Te perdiste jade?-su voz ronca de barítono le afectó, aún así se demostró imperturbable.
-No. Sé perfectamente donde estoy-dijo Hisui con una máscara de indiferencia. Sin embargo sus ojos verdes le demostraban al dragón una chica pasional y con gran espíritu.
-¿Qué necesitas de mi?-preguntó Ignia divertido por la presencia de la princesa en su humilde celda.
-Quiero saber qué es lo que pretenden ustedes y si Natsu es un peligro para Lucy-Hisui fue directa, colocando las cartas sobre la mesa.
Ignia asintió meditando su respuesta.
-No te preocupes por Lucy, mi hermano la protegerá con su propia vida si es necesario-la honestidad en su voz y la actitud protectora del pelirosa confirmaron sus dudas. Natsu Dragneel no era un peligro para la rubia.
-En cambio su seguridad todavía es incierta-una sonrisa ladina apareció en sus labios y Hisui pensó en lo apuesto que se veía cuando sonreía.
-¿Es una amenaza?-preguntó la princesa preparándose para una posible guerra en el futuro. Ignia borró cualquier vestigio de diversión en su rostro, tornándose serio y letal.
-Tomalo como quieras. Ustedes, los humanos, son criaturas traicioneras. Estoy seguro de que si nosotros le propusieramos un acuerdo de paz, no lo aceptarían por su orgullo-el ácido en su voz le advertía del odio que corría por las venas del dragón.
-Eso no es cierto-replicó Hisui pensando justamente lo contrario. Nunca se debía confiar en los dragones. Ignia enarcó una ceja retándole a que lo continuará negando.
-Si lo es. Tu especie es egoísta y cruel. Los libros de historia lo demuestran jade ¿no recuerdas lo qué ocurrió en Lotos?
Hisui apartó la mirada con vergüenza. Lo había leído en los documentos históricos del palacio. Cuando los demonios atacaron la ciudad de Lotos, los dragones habían confiado a sus mujeres y crías a los guardianes humanos. Ellos huyeron y los demonios masacraron a todos los ciudadanos. Ahora los dragones eran un grupo reducido de lo que antes habían sido, nómadas sin hogar.
-Mi madre estaba allí, se suponía que yo también me quedaría pero mi padre quiso llevarme con él. Ustedes los humanos destrozaron mi familia, mi madre está muerta porque los guardianes fueron cobardes-dijo con dolor y rabia Ignia sin apartar la vista de esos ojos verdes que le admiraban.
-Lo siento-su voz salió rota. Las lágrimas de tristeza por aquel pequeño niño que perdió a su madre le entristeció el corazón.
-No quiero tus disculpas o compasión, no las necesito-su comentario lleno de odio logró que sus lágrimas no corrieran por sus mejillas.
Sin embargo el fino dorado de sus ojos contempló el dolor y la soledad de aquel pequeño niño que perdió a su madre por la crueldad.
******
-Ahora me dirás por qué te sientes culpable por la muerte de tu padre-dijo Natsu apartando las hebras rubias de su sonrosado rostro por el calor.
Lucy suspiró, sabía que su pelirosa no la dejaría en paz hasta que le dijera todos sus pensamientos.
-Mis padres se casaron por un matrimonio concertado entre ambas familias. Aún así se enamoraron y me tuvieron a mi. Sin embargo después de mi nacimiento mi mamá se enfermó-su voz se rompió en la última oración, llena de dolor-En todos mis recuerdos mi madre está en cama cada vez más debilitándose. Mi padre no soportaba ver la condición de mi madre y comenzó a viajar por trabajo. Esa era siempre su excusa-una sonrisa sarcástica y dolida emergió en sus labios. Sus ojos se llenaron de lágrimas-En mi cumpleaños número seis mamá falleció y quedé al cuidado de mi padre. Intente con todas mis fuerzas ser la hija perfecta del conde Heartfilia pero no fue suficiente, nunca lo fue-dijo Lucy apartando la mirada llena de dolor de aquellos ojos que amaba-Mi padre siempre fue distante y frío, creo que me culpaba de la enfermedad de mi madre. Me prohibió salir de la mansión y él nunca estaba en ella así que jamás nos acercamos-lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas sonrosadas.
Natsu la abrazó con fuerza y apartó la gota de agua salada que se deslizaba por su hermoso rostro.
El dragón se quedó en silencio abrazándola en su regazo hasta que su chica dorada terminó de llorar.
Que le aparece. Besos y hasta la próxima.
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