CAPÍTULO 1

La despedida fue muy triste, intenté no llorar porque no me gustaba que me vieran. Me dieron un gran abrazo mientras lloraban y gritaban que no me fuera.

-Alex por favor quédate con nosotros_ gimoteó uno de los niños.

-Tengo que irme, he de buscar respuestas, quiero saber si me queda alguna familia y sin saber que sigo viva. _ dije mientras le daba un beso en su mejilla llena de lágrimas.

-Alex..._ Stefan me cogió del brazo y tiró de mi sacándome al jardín._ espérame, iré a por ti. _ me miró a los ojos mientras me sujetaba por los hombros.

-Stefan... ¿cómo que vendrás a por mí?_ dije desconcertada temiéndome lo que me diría.

-Sabes perfectamente a lo que me refiero, si tú quieres ir a Forks no te detendré, pero iré contigo.

-Pero...

-Ahora mismo no puedo tengo cosas que resolver, pero espérame.

-Por favor Stefan, no. Ya lo hemos hablado y te di mi respuesta, te quiero, pero no te veo más que como un hermano. _ le dije triste por no poder corresponderle.

-No me rendiré, solo debes intentar verme de otra manera y lo harás cuando estemos los dos allí. _ dijo agarrándome demasiado fuerte, tanto que me hacía daño.

-Suéltame_ dije intentando soltarme.

-Alex. _ me hacía daño y yo me estaba enfureciendo.

- ¡He dicho que me sueltes! _ grité mientras una energía inundaba todo mi ser, empecé a temblar y con una fuerza sobrehumana que no sabía de donde la había sacado, lo tiré al suelo apartándolo de mí. Seguía temblando y la furia no me abandonaba, pero de repente escuché unas voces infantiles llamándome.

-Alex, Alex, dice Miriam que es la hora para que vayas a coger tu vuelo.

La razón volvió a mí. Conseguí tranquilizarme y volví a dentro a despedirme de ellos y coger mis maletas. No miré a Stefan que seguía en el suelo desconcertado, ya lo llamaría cuando estuviera en Forks y le diría que no viniera si quería algo de mí, porque solo encontraría a su mejor amiga y hermana pequeña, no sería nada más para él.

Ya en el avión las preguntas sin respuestas llegaron a mi mente, era inquietante. ¿cómo había podido tirar así a Stefan?, sabía que era fuerte, pero... ¿tanto?

A las horas llegué a Forks, ya se estaba haciendo de noche. Miriam me había salvado la vida diciéndome que tenía un amigo que me podía ayudar, era el jefe de policía y se llamaba Charlie. Me estaba esperando cuando bajé, se le reconocía perfectamente porque llevaba el uniforme.

-Hola querida, debes de ser Alejandra, Miriam ya me avisó_ me dijo con una sonrisa en su cara.

-Encantada usted debe de ser Charlie, y llámeme Alex. Siento mucho las molestias que le estoy causando. _ dije tímida mientras él cogía una de mis maletas y nos dirigíamos a la salida.

-Para nada pequeña, tengo libre la habitación de mi hija, y me hará bien tener a alguien para cuando vuelva a casa_ dijo riéndose.

- ¿No le molestará a su hija que me quede en su habitación?_ ya nos encontrábamos en el coche de policía, era bastante gracioso ya que nunca había estado en uno y me hacía imaginarme que me habían arrestado.

-Claro que no_ dijo mirándome_ Bella se casó y vive con la familia de él, ya los conocerás, aunque él sigue sin gustarme del todo. _ dijo refunfuñando.

Sonreí ante la acción del hombre, era el típico padre que cualquier hombre le parecía poco para su pequeña hija, porque para ellos siempre sería su pequeña. Cuanto me hubiera gustado conocer al mío y ver como reaccionaria él al verme con chicos, suspiré.

-No te preocupes esto te gustará, puedo matricularte en el instituto si quieres. Miriam me informó de tu búsqueda y te ayudaré con todo lo que pueda, ¿de acuerdo?

-Gracias_ le dije feliz.

-De nada pequeña.

Cuando llegamos me guio hasta la habitación donde se veía que su antigua propietaria se había llevado las cosas que creía importantes. Solté las maletas y me tiré a la cama quedando dormida en el acto.

Desperté hambrienta así que bajé las escaleras y vi que Charlie se encontraba sentado en la silla de la cocina viendo el periódico.

-Buenos días pequeña, ¿cómo has dormido? No te quise despertar porque pensé que estabas muy cansada.

-Buenos días y muchas gracias he dormido muy bien sin siquiera soñar_ dije sonriendo.

- ¿Qué te parece si nos vamos a desayunar? Hay una cafetería donde se desayuna muy bien.

- ¿Por qué no comemos aquí? yo puedo hacer el desayuno.

- ¿En serio? _ dijo sorprendido y muy animado. _ hace mucho que no como comida casera aquí.

-Pues dicho y hecho.

Me puse a cocinar con lo que encontré en la nevera, aunque no era mucho.

-Esta delicioso cocinas muy bien _ dijo frotándose la barriga satisfecha.

-Gracias es la práctica _ ya que yo cocinaba muy a menudo para todos.

Subí al que sería mi cuarto y me dispuse a ordenar mis cosas y colocar la ropa, Charlie ya se había ido a trabajar y me dijo que me apuntaría en el instituto. Estaba muy nerviosa ser nueva en un pueblo tan pequeño... sería el nuevo chisme de él y eso no me gustaba, yo no era de a las que les gustaba llamar la atención.

Decidí salir una vez lo tenía todo listo, me puse unos pantalones ajustados negros y una blusa blanca con mi medallón, nunca me lo quitaba, era lo único que me quedaba de mi familia y me acercaba de alguna manera a ellos. Tenía un escudo y un lobo en el centro grabado en el dorso y dentro llevaba una foto de nosotros cuatro. Mi madre era muy hermosa tenía el cabello negro azabache y unos ojos verde bosque muy bellos, era morena de piel lo que la hacía ver toda ella muy exótica. Mi padre era muy atractivo tenía el cabello castaño y unos ojos de color oro viejo penetrantes y su sonrisa era preciosa con solo verla te hacia sonreír. Mi hermana había salido a mi madre era idéntica menos en los ojos que eras los de mi padre. Yo había salido a mi padre con el pelo castaño, pero tenía mechones de cabello más oscuros casi negros, mi piel era una mezcla de los dos, y mis ojos era los de mi madre, pero eso era lo que me desconcentraba porque ahora los tenía cambiados, eran los de mi padre.

Había buscado el escudo de mi medallón, pero no había encontrado nada, parecía como si no existiera. Miriam me dijo al ver la foto que el aspecto de mi madre le era conocida de algo, luego de pensarlo me dijo que había personas en Forks que les recordaba a ella. Yo estaba interesada en conocerlos y me mostró unas fotos donde aparecía ella con el señor Charlie y al lado un hombre en silla de ruedas y unos niños jugando al fondo. Se encontraban a las afueras de una cabaña que me resultó familiar, y otras fotos más, en todas ellas tenía un sentimiento de nostalgia y familiaridad.

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