Aliento calido
Escuché los ruidosos pasos de los niños, huérfanos que vivían al igual que yo en aquel dichoso lugar, el orfanato en el que me desperté hace 10 años sin recordar nada, solamente mi nombre. Los niños entraron en estampida gritando y saltando sobre mí y mi cama.
- Levántate Alex!!!
- Mocosos dejad de saltar _dije riéndome con ternura, ya que para mí eran como hermanos.
Algunos eran muy pequeños, Lory tenía solo 3 años, Ben y Julia tenían 5 y Pablo unos 7. Los demás tenían entre 12 y 17 años, yo dentro de poco cumpliría los 18 y con ello me largaría de este lugar, aunque tuviera que alejarme de aquellos niños. Me estaba preparando para viajar a Forks, lugar que tenía muy presente en mis recuerdos y quería ir a por respuestas. Me encontraba en un orfanato de un pueblo de Canadá, no tenía ningún recuerdo de Canadá antes del accidente lo que era extraño.
Desperezándome me levanté y caminé hacia el baño apartando a los niños de mi camino. Después de bañarme me miré al espejo y me desconcertó mi aspecto como todas las mañanas, no me acostumbraba a mis extraños ojos, de un color oro viejo. Mis ojos no eran de ese color, pero después de parecer ser un accidente en mi niñez donde habían muerto mis padres y hermana mis ojos cambiaron. Desde pequeña iba recordando poco a poco los recuerdos, pero no todos. Tenía una laguna en mi mente donde lo tenía todo borroso.
Para mis gastos trabajaba de camarera en la cafetería Danny's donde la paga era razonable. Aunque todos los días debía defenderme de borrachos y pervertidos que se sobrepasaban, pero yo sabía defenderme y les daba una paliza si me tocaban demasiado. Daniel el dueño de la cafetería me permitía darles un puñetazo si era conveniente, no le gustaba que me manosearan y tampoco a mis otras compañeras.
Ya vestida me fui con mi amigo a comprar al supermercado, Stefan era mi mejor amigo desde mi entrada a aquel lugar, me había protegido de otros niños y lo quería como un hermano. Él ya tenía 19 años, pero se quedó para ayudar en el orfanato. De complexión robusto, rubio de ojos negros y cara aniñada para su edad, era muy tierno, pero no quitaba que podía ser muy protector conmigo y era quien me había enseñado a protegerme a mí misma.
Cuando volvimos a casa los niños estaban regando el jardín y mojándose entre ellos. Sin que Stefan se diese cuenta les pedí a los niños la manguera y le mojé de pies a cabeza.
-¡¡¡¡¡ Alejandra!!!!!_ Él decía mi nombre completo cuando estaba molesto conmigo.
Yo solté la manguera y salí corriendo por el jardín mientras me carcajeaba a veces parecía una niña pequeña. Stefan me perseguía y yo corría más, era muy rápida y tenía mucha resistencia, pero era muy torpe por lo que tropecé con una piedra y me caí.
Cuando él llegó a mí me ayudó a levantarme, pero cuando vio que estaba bien sonrió perversamente dándome un abrazo de oso, que me empapó entera ya que su ropa chorreaba.
- ¡No! _ dije riéndome entre sus brazos. _ suéltame idiota.
-Te aguantas_ de dijo con una gran sonrisa.
-Idiota ve a cambiarte que te enfermarás_ le dije y me soltó.
Mientras caminaba hacia dentro se fue quitando la camiseta empapada y se giró hacia mi mostrándome su musculoso cuerpo, estaba bastante bien había que reconocerlo, era muy atractivo, pero era como mi hermano y no podía verle de otra manera. Aunque eso no evitó que me sonrojara, que lo quisiera como hermano no implicara que me alegrara la vista, era una mujer joven con un chico semidesnudo delante, yo no era de piedra.
-Alex, mete a los niños dentro que también están mojados_ y dicho esto sonrió y entró dentro para ducharse.
Él ya se me había confesado el año anterior, pero ante mis negativas decidió rendirse, aunque de vez en cuando hacia estas cosas que me desconcertaban y me hacían pensar si de verdad se había rendido. Sin darle importancia llamé a los niños y entramos dentro, tenían que bañarse e ir a comer que estaba anocheciendo, tenían que dormir ya que al día siguiente tenían escuela.
Me acosté mirando al techo pensando en cómo sería mi vida cuando cumpliera la mayoría de edad y me fuera de allí. Y así me quedé dormida.
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