4
Jimin, había dormido como nunca, envuelto por las sábanas de la cama del detective Jeon.
Pero todo lo bueno llega a su final, la ronda de sexo terminó y él debe volver a casa.
Llegó en la madrugada, pidió un taxi, pagó y luego entró a su hogar.
—Muy buen sexo —escucha la voz de su sombra.
—¡Cállate! —alza su voz.
Toma una botella con agua de la nevera, la cierra de forma brusca y se gira sobre sus talones. Se retira sus zapatos y los toma con la mano que no sostiene la botella.
—¿Acaso no tienes una casa? —pregunta Jimin, cuando pasa por la sala y ve a Namjoon, sentado cómodamente en uno de sus hermosos sofás.
—Esperaba por ti —habla Nam, sin siquiera tratar de parecer educado.
—Claro, ya estoy aquí, y aun así no te iras —el castaño lo observa y sonríe.
—Tengo los nombres —le hace saber el rubio, cambiando de tema para no ser echado por su amigo.
Jimin deja caer sus zapatos a la cerámica, toma asiento en el sofá que está frente a Nam, abre la botella con agua y bebe.
—¿Cuántos son? —indaga con curiosidad.
—Diez —responde Nam, mientras saca de un expediente una hoja.
Le extiende la hoja a Jimin y el castaño la toma.
Ni siquiera lee los nombres, solo mira el papel fijamente, suspira y se lo entrega de nuevo a su amigo.
—¿Por quién deseas empezar? —pregunta Nam.
—Eso no importa, Joon.
Jimin, bebe más agua.
—Solo elije uno, consígueme su información y de lo demás nos encargamos nosotros —el castaño se acomoda en el sofá.
—Te encargarás tú —lo corrige Nam.
Jimin, sólo sonríe e ignora a su amigo.
—Saliste y tuviste sexo —el rubio se cruza de brazos y ve de forma burlesca al castaño.
—Porque no te largas, Joon —le pide Jimin, nervioso.
—El detective Jeon, ¿en serio?
El castaño no responde a la pregunta de su amigo.
—Es un detective, Jimin —le recuerda Nam.
—Es justo lo que yo le dije —habla Jimin.
El rubio agita su cabeza y se pone de pie.
—No empieces hablar como si hubiese otro tú, Jimin, y lo digo en serio —lo reta Namjoon.
—Lo siento, tengo sueño. Vio la oportunidad y la aprovecho —se explica Jimin, intentando aclararle a su amigo algo en lo que no está de acuerdo. —Sobre lo del detective Jeon, voy a manejarlo a mi manera —el castaño se pone de pie.
—Jimin...
—Basta, Namjoon. Solo intento tener citas y sexo con alguien, como una persona normal —dice, cansado de su sombra y su amigo—. Solo quiero ser normal, y se me hace difícil. Necesito terminar con esto y ser normal.
Nam observa a su amigo.
—Esa voz, mi otro yo existe, aunque no quieras creerlo —el castaño se agacha y recoge sus zapatos. —Voy a saber manejar al detective Jeon, solo déjame intentar ser normal con él —le pide.
—Está bien —dice en voz baja, el rubio—. Hay algo que debes saber.
Jimin, alza su mirada.
—Hubo dos asesinatos. Una adolescente y un pequeño de aproximadamente diez años —empieza a informarle, Nam.
—No fui yo —interrumpe serio, el castaño.
—Lo sé, pero debes mirar esto —se acerca el expediente, saca unas fotografías y se las da a Jimin.
—Mierda —esboza el castaño.
—Buen trabajo, pero no como el nuestro —escucha su sombra.
—¿Qué significa esa puta pluma, en ese doble asesinato? —pregunta, indignado Jimin.
—Es lo que quería que vieras.
Nam, toma las fotografías y las introduce de nuevo al expediente.
—Al parecer tienes un fanático —se burla el rubio.
—Además del detective Kim. Vaya, eso no me sorprende —dice con sarcasmo el castaño.
—El detective Kim, cree que el asesino es cercano a Black Swan, mañana lo interrogara.
Jimin ríe ante lo que escucha.
—Por favor, la única persona cercana a mí, eres tú —habla Jimin, mientras ríe. —Pero dime, Joon. ¿Cómo sabes con exactitud lo del detective Kim? —cuestiona el castaño.
—Pará tu suerte, soy el que lo vigila —le hace saber Nam.
—Muy bien, así podré acabar con él más rápido —el castaño cierra sus ojo y luego los abre. —Lo siento, Nam —se disculpa por haberse dejado dominar por su otro yo. —Intenta hacer que se olvide de Black Swan —le pide el castaño.
—Haré lo que pueda —dice Nam.
—Ahora iré a dormir, estoy harto de escuchar su voz en mi mente —se gira dándole la espalda a su amigo y se encamina a su habitación.
Cuando llega a su habitación tira los zapatos al suelo, bebe el resto de agua, se desviste y toma asiento a la orilla de su cama.
—Por favor, deja de atormentarme —se súplica Jimin.
—Solo te recuerdo las cosas, te motivo, y hago y digo lo que tú no te atreves hacer —responde al instante su alter ego.
—Estoy harto de esto.
Se acuesta sobre la enorme cama.
—Pronto terminaremos con todo —susurra su sombra.
—Y cuando terminemos con todo, tú desaparecerás.
Jimin cierra sus ojos.
—Posiblemente, si eres fuerte y te atreves a vivir sin mí —dice socarronamente su alter ego.
—Estoy casi seguro que puedo hacerlo —murmura con voz adormilada, Jimin.
Se acomoda mejor en la cama, y se duerme.
Dos días después.
Jimin, había recibido una pequeña sorpresa por parte del detective Jeon, luego de su ronda. Jungkook decidió pasar a visitar al castaño.
—Sabe delicioso —habla Jimin con la boca llena, mientras degusta de un hot-dog.
—No puedo creer que sea la primera vez que los pruebes —dice Jeon, mirando al castaño que devora el hot-dog.
—Pues créelo —de nuevo el castaño habla con su boca llena.
—Estas hablando con la boca llena, Jimin —lo reta su sombra.
—Lo siento —se disculpa con el detective y con su mano izquierda cubre su boca.
—Está bien, está bien. Es bueno saber que no eres perfecto —comenta Jeon, bebiendo de su soda en lata. —Es bueno saber que ese lindo rostro, y ese sexi cuerpo, al igual que yo tiene defectos —Jungkook devora su último pedazo de hot-dog.
—Claro, sí.
Continúa devorando el hot-dog, no deja de ver al detective, se le hace un hombre interesante, demasiado interesante.
Cuando el castaño ha terminado su hot-dog, bebe un sorbo grande de soda, se pone de pie y camina hasta donde Jeon se encuentra cómodamente sentado.
—¿Qué haces aquí, Jungkook? —pregunta con confianza, colocándose detrás del detective.
—Quería verte, Jimin —responde Jeon.
Eleva su cabeza y observa el rostro de Jimin, y sus lindos ojos color miel.
—Tienes unos lindos ojos —lo elogia Jungkook.
El sonrojo en el rostro de Jimin no se hace esperar.
—Me gusta tu rostro —dice con timidez el castaño, llevando sus manos al rostro de Jungkook. —Y ahora que ya me viste, ¿cómo te sientes? —pregunta, ahora llevando sus manos a los hombros del detective, dejando pequeñas caricias.
—Feliz, nervioso y... supongo que satisfecho —dice con sus ojos cerrados, Jeon.
Jimin deja de masajear los hombros de Jungkook, camina un poco y se coloca frente a él, toma su rostro y de inmediato al sentir las manos del castaño en su rostro, Jeon abre sus ojos.
—Me siento igual —confiesa Jimin, siendo completamente él mismo y con toda sinceridad.
—Eso es bueno.
Jungkook alza sus brazos y con cuidado los coloca sobre la cintura del castaño.
—Eso creo —sigue con la plática Jimin, descendiendo sus manos hasta el cuello del detective.
Jungkook enrolla sus brazos alrededor de la cintura de Jimin, pega su rostro al abdomen del chico.
El castaño traga grueso, fue novio de su mejor amigo, Nam, pero nunca estuvieron en está situación, y con los que tenía sexo, todo se trataba de placer y de saciar a su solitario alter ego.
Dudando suavemente coloca sus manos sobre el cabello de Jungkook y lo acaricia.
—¿Por qué me abrazas? —lo cuestiona Jimin.
—No tiene por qué haber una razón.
Alza su vista y mira esos lindos ojos, que empiezan a volverlo loco.
—Te abrazo porque me apetece, y porque me encanta tu aroma.
El castaño sonríe.
—Me gustas, Jimin —confiesa el detective Jeon.
El chico lo observa, baja un poco su cabeza y deposita un casto beso en los labios de Jungkook.
—Tus labios son como una droga para mí —dice sonriendo, Jeon.
—También me gustas, Jungkook —luego de haber dicho eso, un largo suspiro sale de las fosas nasales de Jimin.
—¿Qué mierda haces? —lo cuestiona su sombra.
Ignora esa voz preocupada y molesta en su cabeza y lucha por seguir estable, frente al detective.
—¿Qué procede entonces? —pregunta el castaño, clavando su mirada en los ojos negros de Jungkook.
—Conocernos mejor —contesta feliz, Jeon—. ¿Qué dices?
El detective espera por el visto bueno de Jimin.
—Ok —responde con una enorme sonrisa, Park.
Sonrisa que para Jungkook es nueva, y que en definitiva es y será su favorita.
—Ahora voy a besarlo, detective.
Jimin toma el rostro de Jeon con sus dos manos y sin esperar respuesta del pelinegro, junta sus labios.
Se besan sin ser bruscos, son besos sin dobles intenciones por parte de ambos, son besos con los cuales creas vínculos y unión.
—Besa de maravilla, detective —comenta Jimin, cuando deja de besar los labios delgados, pero deliciosos de Jungkook.
Se acomoda en el regazo del detective, ambos se miran y sonríen como adolescentes.
—Eres demasiado lindo —Jeon une nuevamente sus labios a los del castaño.
Sus lenguas tocándose una con la otra, abriéndose paso en la cavidad bucal del contrario, las manos de Jungkook acarician la espalda de Jimin, y las manos del castaño despeinan el cabello del pelinegro.
—Señor, Park... —escucha la voz de una de sus asistentes.
—Primero se toca la puerta —dice molesto, Jimin.
Jungkook lo observa sorprendido.
—Lo siento, señor —se disculpa la asistente.
—Esta bien, no quiero más interrupciones —dice con voz más relajada el castaño.
Jimin se maldice, perdió el control, se olvidó de su alter ego, y ahora tiene temor de ver a Jungkook.
—¿Todo bien? —indaga Jeon, dejando pequeñas caricias sobre la delgada cintura del castaño.
—Sí —responde con voz suave.
—Ok, ahora mírame —le pide el pelinegro.
De forma lenta Jimin gira su rostro, y con mucha pena ve a Jungkook.
—Creo que una de tus asistentes nos descubrió —bromea el detective.
—Lo siento.
—Está bien, no tengo problema con ello —aclara, haciendo que Jimin acerque su rostro al suyo—. ¿Y tú?
El chico niega.
Jeon sonríe y decide que deben proseguir con su ronda de besos, y sus toqueteos.
Entre risas, besos, caricias y pequeños toqueteos sin doble intención, Jimin se siente feliz por primera vez.
El celular de Jungkook suena, y con un sonido de reproche Jimin deja de besarlo.
—Perdón —susurra sobre los labios gruesos y rosados del castaño. —Habla Jeon —atiende el pelinegro.
El castaño alza su ceja izquierda y sonríe ladinamente al escuchar la voz, sería y profesional de Jeon.
—Demasiado sexi, detective —murmura.
—Por supuesto, voy para allá —cancela la llamada.
—No —protesta Jimin, con un puchero en sus labios.
—Debo irme —le confirma Jungkook.
—He dicho que no —dice como un niño, con ese dulce rostro y ese lindo puchero, el cual desaparece en el momento que Jeon lo besa.
—Es urgente —habla entre besos.
—¿Qué tal si nos vemos por la noche? habrá una galería de arte, podríamos ir, cenar y luego pasar tiempo juntos —le propone el pelinegro.
—Negativo, no podemos —le recuerda su otro yo—. Ahora, deja que se marche de una puta vez.
—No puedo, quede con Namjoon, lo siento —se excusa Jimin.
Se pone en pie del regazo de Jungkook, el pelinegro se pone de pie.
—Está bien, entonces te escribiré por la noche, y quizá mañana podamos vernos —se coloca su saco y camina hacia el castaño.
Toma la mano derecha y la junta con la suya, besa el dorso de la mano del castaño.
—Te ves demasiado dulce, sonrojado —besa desprevenido a Jimin y luego camina hacia la puerta.
—Nos vemos —es lo único que dice el castaño, mientras observa cómo el detective sale de su oficina.
—Ahora que has terminado, por favor muévete —le pide su sombra.
Jimin camina hasta su escritorio, toma su celular y observa el mensaje de Joon.
Peter Miller
Ejecutivo de Inglaterra
Lee lo primero. Omite el resto, observa las fotografías, borra las que le parecen inservibles y deja una sola donde se puede apreciar su rostro a la perfección.
—Voy por ti, Peter —presiona la pantalla para volver al mensaje.
Lugar: galería de arte.
—Mierda —murmura Jimin.
—Nada de mierda, Jiminie —aparece su otro yo.
—Jungkook, estará allí —dice el castaño para sí mismo.
—Entonces seremos cuidadosos y rápidos.
Jimin asiente.
—Si hechas a perder esto, por ese detective, te juro que lo mataré —lo amenaza su alter ego.
—No lo echaré a perder, y tú no lo tocaras, el que maneja todo esto soy yo —presiona el botón para llamar a su asistente.
—Ese es el Jimin, que quiero —dice orgulloso su otro yo.
—Tráeme el papel que debo firmar —le ordena a la chica.
Se escucha unos toques en la puerta y luego abre.
—Los papeles, señor.
Jimin alza su mano y le ordena que entre por completo.
—Que preparen las cosas que quieren que autorice, planeo irme temprano y quiero adelantar algunas cosas —el castaño toma asiento.
—Claro, señor —la chica sale de la oficina.
El castaño observa un hot-dog, cuando lo toma con una de sus manos sonríe, le retira la envoltura, y empieza a comérselo.
Termina su trabajo aproximadamente a las seis de la tarde, guarda sus cosas, le llama a Emma para que aliste su bolso Louis Vuitton y que no toque nada.
—Hasta mañana señor, Park —se despide la recepcionista.
El solo asiente, y viaja rumbo al estacionamiento, responde uno de los mensajes de Jungkook, entra al auto y luego conduce hasta su casa.
Al llegar a su casa es recibido por la linda Emma.
—Deje tu ropa sobre el perchero del baño, y tu bolso sobre una de las sillas —le indica la chica.
—Gracias, Emma —le agradece a la chica, encaminándose a su habitación.
Se viste a toda prisa con su ropa negra, camisa larga de poliéster, cuello de tortuga, su jeans negro ajustado, pero cómodo, y sus botas negras.
Toma el bolso y sale de su habitación, observa a la chica limpiando la cocina, y sin tomarle importancia se dirige a la parte de atrás de su casa. Entra a su jardín y saca los guantes de cuero del bolso, se los coloca y les echa una mirada a sus plantas venenosas.
—Son tan hermosas —susurra Jimin, magnificado viendo sus plantas.
—Son como nosotros Jiminie, lindas por fuera y venenosas en todo su ser.
El castaño asiente y es que su sombra tiene la razón.
Pasa de largo y se detiene hasta llegar a una bodega, le quita el seguro, enciende una pequeña luz color amarillo, y ve los frascos con pequeñas muestras de plantas venenosas. En cada repisa cada recipiente y cada espacio tiene el nombre de la planta.
—Elije —le pide a su sombra.
—Pero por su supuesto.
Sus ojos se vuelven más brillosos, su otro yo sale a la luz.
Recorre con su mirada todos los frascos y detiene su vista en la Adelfa.
—La linda Adelfa —alza su brazo y toma el frasco.
—Bien, es hora de irnos —dice Jimin.
Cierra la bodega apaga la luz, y sale de su jardín, esconde en su bolso el frasco y entra de nuevo a su casa.
—Necesitaré un traje —habla en voz baja el castaño.
—No, claro que no -?—le reprocha su sombra.
—Jungkook, estará en la galería de arte -?—se recuerda el castaño.
—¿Y a ti qué? —su alter ego se pone a la defensiva.
—Voy a quedarme —dice Jimin, caminando a su habitación.
—Estas perdiendo el control, Jiminie —le susurra su alter ego.
—Si Jungkook nos mira, ¿qué se supone que deba decirle? —se cuestiona así mismo.
—Que asistí a la galería de artes sólo para matar a uno de los malditos, que me arrebató a mis padres y mi herencia —suelta molesto el castaño, luego de haber escogido un traje semi formal. —¿Quieres que haga eso? —se cuestiona viéndose al espejo de su habitación.
—Tú ganas, pero no te acostumbres —dice molesto su sombra.
A toda prisa sale de su casa, conduce en su auto mientras escucha música para relajarse, cuando está cerca deja estacionado el auto en un estacionamiento alejado, saca su gorro negro de su bolso, se acomoda los guantes y se asegura de llevar lo necesario, junto al traje que será su entrada.
Se mira en el espejo del retrovisor, asiente y sus ojos se tornan brillosos, sale del auto y se dirige hacia la parte trasera de la galería, donde solo personas exclusivas pueden entrar.
Alza un poco su traje cuando observa al hombre se seguridad, cubre parte de su rostro, mientras hace como que busca algo en su bolso.
—¿En qué puedo ayudarle? —pregunta el de seguridad.
—Sí, yo... Soy asistente del señor, Miller —hace una pausa mientras continúa actuando como que busca algo en su bolso. —Es su traje, pidió que le trajera otro, y es tarde, no encuentro mi identificación —dice sonando desesperado.
—Está bien, pase —le indica el de seguridad.
Sonríe ladinamente al saber que ha conseguido su objetivo, alza un poco más su traje acomodando su gorro, el de seguridad le resta importancia y continúa cuidando la puerta.
—Imbécil —espeta Jimin.
Observa cómo alguien se acerca, empieza a toser y cubre nuevamente parte de su rostro con el traje.
—Disculpe, la oficina del señor, Miller.
La señora lo ve de lejos, cubre su boca y nariz con su mano luego de ver como el chico tose.
—Continúe recto, gire a la derecha en la primera puerta —la señora se aleja rápidamente.
Jimin, observa la cámara y baja su rostro lo más que puede, prosigue con su actuación de tener un ataque de tos para cubrirse con el traje.
Cuando está frente a la puerta, ve que alguien se despide del señor Miller, se hace el que busca algo, mira las líneas de las cámaras y luego su movimiento, cuando ha aprendido los movimientos, aguarda a que la persona salga y jala la línea de las cámaras provocando que se desconecten.
No tendría mucho tiempo, si los de seguridad se percatan de que su sistema de cámaras no funciona.
Se cerciora de que el pasillo esté vacío, entra de una sola vez, gira el pestillo y observa una cámara dentro de la oficina.
—Maldita sea —murmura.
No se mueve y escucha los pasos de alguien, se cubre el rostro bajando su gorro, coloca su traje sobre una silla, toma un banco y desconecta la cámara.
—Lucí... —vacila el señor Miller al ver a hombre de negro en su oficina.
—Lo siento, no soy Lucí —ladea su cabeza y lo observa tentado. —Señor Peter Miller, tome asiento —le pide Jimin, ahora siendo manipulado por su alterno ego.
—¿Quién eres? —pregunta el rico.
—Soy alguien que no importa —se acerca a él, y por inercia el señor Miller retrocede.
—Siéntese —le ordena Jimin.
Introduce su mano a su bolso, saca el frasco con Adelfa y se detiene hasta llegar frente al señor.
—¿Qué le parece esta flor? ¿No le parece linda?
Jimin, agita el frasco frente al rostro del señor.
—Sí —responde.
—Sí, ¿qué? Señor Miller —los ojos del castaño llaman la atención de su víctima.
—Es linda —contesta la pregunta.
—Como yo —ríe Jimin. —Escoja un color. Rosa o crema —el castaño fija su mirada en el señor Miller. —Rápido —lo presiona.
—Cre-Crema -?—dice tartamudeando.
—Hubiera elegido la rosa, pero es la misma función —desenrosca el frasco y toma tres Adelfa de color crema.
Guarda el frasco en su bolso y se acerca al señor Miller.
Peter Miller, traga grueso, observa como el hombre vestido de negro se acerca a él, sus manos presionan fuertemente los reposaderos de la silla.
Jimin, golpea la tráquea del señor provocando que empiece a toser, se coloca a horcajadas y abre la boca de su víctima.
Introduce las tres lindas flores a la boca del señor Peter, introduce su dedo índice a su boca y empuja las Adelfas llenas con sábila hasta su garganta. Le coloca su mano sobre la boca y lo obliga a tragar.
—Hasta el fondo —golpea el pecho del señor y limpia su guante.
—Eres... —lo señala el señor.
—¿Soy? —duda Jimin.
El castaño saca un abre cartas de su bolso, mientras espera la respuesta del señor Miller.
—No puede ser —una arcada se hace presente seguido por el vómito de su presa.
—Yo creo que sí.
Jimin sonríe al saber que una de sus plantas favoritas ha empezado hacer efecto.
—Me presento, soy Park Jimin —empieza a alzar su gorro. —Alias Black Swan —el rostro inexpresivo del castaño le alerta al señor Miller que, ha llegado su hora. —Usted me arrebató a mi familia y todo lo que me pertenece —alza las mangas de la camisa del señor.
Introduce en la muñeca el abre cartas, hace lo mismo con ambas y cuando observa que el señor Peter Miller, tiene arritmia cardíaca toma su rostro con la mano derecha.
—Esto es por mis padres —introduce el abre cartas en la tráquea del señor Miller y luego lo saca.
Guarda el abre cartas en su bolso, saca la pluma negra de un cisne, y la coloca sobre la muñeca derecha llena de sangre.
Se retira el guante derecho, toma su traje y con su mano izquierda la cual aún tiene el guante, retira el pestillo. Abre la puerta, vuelve a girar el pestillo y cierra dejando con llave.
Camina a toda prisa al darse cuenta que el pasillo está solo, antes de llegar a la puerta se retira el guante izquierdo y lo guarda en su bolso.
—Creo que el señor Miller ya está en la galería, su oficina está cerrada —habla actuando nervioso, mientras con el traje hace que limpia el sudor de su rostro cubriéndolo. —De todos modos, gracias —sale y camina hasta donde estacionó su auto.
—Eso fue magnífico —dice su sombra.
—Uno menos —habla para sí mismo, Jimin.
—Quedan nueve.
El castaño empieza a vestirse.
—¿Qué haces, Jiminie? —lo cuestiona su otro yo.
—Veré a Jungkook —se responde.
—No, claro que no —le reprende su alter ego.
—Sí, claro que sí —dice Jimin, cambiándose de ropa.
—Es una mala idea, Jimin —le dice su sombra.
—No lo es, si alguien piensa en inculparnos —saca su celular, enciende el auto y sale del estacionamiento.
Mientras conduce se toma una foto en una calle con tráfico, responde el mensaje del detective Jungkook y le envía la fotografía.
—Esa maldita fotografía y el detective Jeon, serán nuestro respaldo —dice su sombra luego de haber entendido todo.
—Eso me gusta, Jimin, prosigue entonces —le pide su alter ego.
Jimin suspira, cierra sus ojos y vuelve hacer él, antes de bajar del auto, se cerciora de arreglar su cabello, y darse un vistazo para no delatarse como Black Swan.
Cuando baja del auto y camina hacia la entrada, ce al detective Jeon con una gran sonrisa en su rostro esperando por él.
—Estoy feliz de que vinieras —dice Jungkook, recibiendo a Jimin con un casto beso.
—Espero y no sea demasiado tarde —sonríe nervioso el castaño.
—Por supuesto que no —Jeon toma la mano izquierda de Jimin y ambos entran a la galería de arte, felices.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top