22

Los tres días que Jimin pasó en el hospital en observación, dos de ellos el detective Jeon había decido pasarlos junto a él, cosa que el castaño no sabía cómo tomarlo, y mucho menos cómo reaccionar.

En su último día, Emma se encargó del papeleo de su alta médica, y sus medicamentos. Jimin no había tenido comunicación con su mejor amigo, intuía a que venía todo eso, pero decidia no pensar en eso, no por ahora.

Emma, lo llevó a su casa, y durante las horas que tuvo, decidió revisar algunos asuntos de trabajo, cuando terminó habló con Jungkook por medio de una llamada, hasta que se quedó dormido, escuchando la voz de ese hombre que había aparecido en su vida de la nada, y se había introducido a su corazón de una manera que jamás pensó que podía llegar a aferrarse a alguien.

El castaño que está plácidamente cómodo en su enorme cama, se remueve al sentir algo húmedo sobre su nariz, acompañado por un pequeño sonido. No cualquier sonido.

Abre un poco sus ojos, y con su vista borrosa logra identificar al dueño de esas hermosas facciones ante él.

—Hola —escucha la voz del detective, acompañado por unas suaves caricias en su cabello.

—Hola —el castaño se acomoda de lado en la cama, para poder observar mejor al pelinegro.

—No quería despertarte, pero no pude evitar besarte. Te veías demasiado hermoso.

Jimin traga grueso, y sonríe levemente.

—¿Cómo te sientes? —pregunta Jungkook, tomando asiento a la orilla de la cama.

—Ahora, mucho mejor —confiesa el castaño, para luego dejar salir un suspiro gracias a las caricias que Jeon le hacía.

—Ven acá —Jungkook, extiende un poco su mano derecha, para ayudar a Jimin a sentarse.

—Por supuesto —Jimin toma asiento en el regazo del detective. —¿Qué haces aquí? —el castaño coloca sus manos en el cuello de Jeon. —Se supone que debes descansar, tuviste un turno de noche —le recuerda el chico, mientras comienza a masajear los hombros de Jungkook.

—Bueno, quería ver a mi novio. Necesitaba verlo —Jeon lleva ambas manos al rostro de Jimin, lo acaricia y luego juega con su cabello—. Mierda, amo tus ojos.

El castaño conecta su mirada con la del pelinegro.

—Debemos hablar, Jungkook —las manos de Jimin dejan de masajear los hombros de Jeon.

—Te traje café, y unos pastelillos de chocolate.

—¿Escuchaste lo que te dije? —pregunta serio, Jimin.

—Por supuesto, pero primero desayunemos.

El castaño suspira.

—Ve a preparar todo, necesito ir al baño.

Jeon, asiente.

Jimin se pone de pie, y entra al baño de su habitación hasta que observa a Jungkook ir en dirección al comedor de su casa.

¿Qué mierda se supone que haces?

Cierra la puerta del baño, camina hasta el lavabo, coloca sus manos en los bordes y lo presiona fuertemente, al igual que lo hace con sus ojos.

Vio nuestro expediente, Jimin —le recuerda su alter ego.

Estas infringiendo nuestro plan.

El castaño abre sus ojos, y observa su reflejo frente al espejo.

No puedo —suelta en voz baja, para sí mismo.

Es un detective. Mierda, estoy seguro que estaremos en serios problemas, si él llega a descubrir todo. Debes hacer que abandone nuestra casa.

Jimin niega.

Puedo manejarlo, puedo controlarlo —se asegura así mismo, viéndose en el espejo.

No me digas que piensas, que el detective no va a acusarte —suelta con ironía su alter ego. Maldito ingenuo —espeta con sorna y burla, su sombra.

No cumpliré nuestro plan

Jimin enciende el grifo del lavabo.

No lo hagas, pero si esto se sale de tus manos, juro que tomare el control y voy a matar a nuestro detective.

El castaño moja sus manos y luego las lleva a su rostro.

Se relaja y luego sale de su habitación, cuando llega al comedor, Jungkook espera por él, con una sonrisa en su rostro, mientras atiende una llamada.

Ambos desayunan juntos, mientras que Emma hace su trabajo y de vez en cuando los observa y sonríe al ver a Jimin feliz, feliz de verdad, no su felicidad fingida.
Luego de que ambos desayunaran, y el castaño le diera un pequeño recorrido en su casa, siendo cuidadoso de no mostrar cosas de más, que lo podían llegar a exponer.

—Tienes una hermosa casa —suelta Jeon, mientras es guiado por Jimin, hasta su habitación de nuevo.

—Gracias —el castaño se retira sus pantuflas, suelta la mano de Jungkook y lo observa brevemente.

—Tus padres la dejaron para ti.

Cuando Jimin escucha la mención de sus padres, se tensa por unos segundos.

—No, he trabajado mucho para conseguirla —responde.

—Ya veo —el pelinegro camina hasta donde Jimin se encuentra.

—¿Qué? —cuestiona el castaño, al sentir la mirada de Jeon.

—Eres demasiado hermoso —las manos de Jungkook se posan en la cintura de Jimin.

—Debemos hablar —le recuerda el castaño.

—Lo sé, pero pienso que debes tomar un baño.

Jimin, niega.

—Claro que sí —Jungkook deja un beso corto en los labios del castaño, se da la vuelta y carga a Jimin en su espalda.

—Espera, Jungkook ¿qué haces? —el chico se remueve un poco, haciendo que Jeon lo sostenga más fuerte.

Jimin observa cómo su pareja abre la puerta del baño, mira el espejo y recuerda la discusión que ha tenido con su alter ego minutos atrás, vuelve en sí, cuando Jeon lo deja sobre sus pies de nuevo.

—¿Qué intentas hacer? —lo interroga Jimin, mientras Jungkook enciende el grifo de la tina.

—Voy a bañarte —alza su ceja derecha el pelinegro.

—Sí, claro —se burla Jimin, girándose sobre sus talones, para salir del baño.

—No —escucha la voz de Jeon, pero la ignora mientras ríe. —Ven acá —Jungkook lo alcanza y lo detiene.

—No, suéltame —le pide el castaño.

—Déjame mimarte —el pelinegro abraza a Jimin, deja besos en su cuello provocando el nerviosismo acompañado de risas por parte de su chico de lindos ojos.

—Por favor, para —le pide entre risas nerviosa, Jimin.

Jungkook, se detiene, el castaño se gira y deja un casto beso sobre la tela de la camisa del pelinegro.

Jeon lleva su mano derecha a la barbilla de Jimin, alza un poco el rostro del chico y luego une sus labios. Entre besos tiernos y subidos de tono, el pelinegro desnuda de forma lenta, juguetona y fogosa a su pareja.

El castaño apaga el grifo, y arroja un poco de sales aromáticas y jabón, mientras que el detective disfruta viendo el sexi cuerpo de Jimin, acompañado por ese lindo rostro, y esos ojos que lo hacían morir de amor, cuando lo miraban.

—No voy a entrar solo —dice Jimin, caminado hasta el pelinegro.

—Me convenciste —suelta Jungkook, dejándose des vestir por el castaño.

Ambos entran a la tina, tontean un poco, sus miradas se fijan en los ojos del contrario, y el corazón de Jimin palpita de forma acelerada recordándole que sólo el hombre frente a él, puede hacerlo sentir de esa manera.

Jungkook, extiende sus brazos y atrae al castaño hacia él.

—¿Sucede algo? —pregunta Jungkook.

Jimin, niega.

—¿Por qué fuiste al hospital? —cuestiona de la nada el chico, para luego bajar su mirada.

—A qué viene esa pregunta —dice Jungkook, riendo.

—Solo responde.

Jimin alza su mirada. Jeon deja de reír.

—Por favor —le pide completamente débil, odiaba sentirse así, pero por alguna extraña razón el tener a Jungkook ante él, todo le parecía normal, aunque no común para el castaño.

—Eres mi novio, Jimin. Eres parte de mi desde que aceptaste ser mi pareja. Cuando Kim me lo dijo sentí mi corazón encogerse, y mi estómago carcomerme por dentro, solo quería verte y saber que estabas bien.

—No tienes por qué sentirte de esa manera —habla en voz baja el castaño.

—Hazle entender eso a mi corazón, entonces.

Los ojos de Jimin se cristalizan.
Y es que, en sus adentros, sabe que Jungkook es demasiado para él, es la definición de refugio y de mandar a la mierda a su sombra con tal mantenerlo a su lado, pero una cosa es pensar y otra es la realidad que lo ata, y lo consume.

—Ey —Jeon alza uno de sus brazos, y con sus dedos acaricia la mejilla del castaño.

El chico mira con desdén la forma en la que Jungkook lo mira, y sabe que vale pena ser visto y amado de esa manera, la palabra "eres parte de mí" se repite en la mente de Jimin, continuamente.

—También eres parte de mí —dice el castaño, dejando que las gotas de lágrimas que tanto había luchado por contener, recorran su rostro.

El pelinegro, tira del brazo de Jimin, haciendo que el chico se siente sobre el regazo del detective.

—Te quiero —le recuerda Jungkook, acariciando la espalda de Jimin.

—Prométeme que cuando la tormenta se desate, vas a estar para mí. Tengo miedo, miedo de perderte —el castaño posa sus manos sobre el rostro de Jeon.

—No lo harás, no me perderás —asegura el pelinegro.

—También te quiero, Jungkook, y siempre, siempre serás el único en tener esta parte de mí —Jimin junta sus labios con los de Jungkook, para evitar que hable.

Quisiera explicarle a lo que se refiere, pero no quiere hacerlo, no ahora, cuando lo único que desea es ser abrazado, amado y deseado de la manera en que solo Jeon lo hacía.

Las manos de ambos barren el cuerpo del contrario, sus besos son tan desesperados y llenos de lujuria por el otro, que cada vez sus labios se juntaban y sus lenguas se encontraban sus chasquidos no se hacían esperar.

El pelinegro lleva sus manos hasta el culo de Jimin, lo toca a su antojo, mientras el castaño se deshace con sólo sentir las manos grandes de Jeon tocar y presionar su trasero.

—Dime lo que quieres —le pide Jungkook, con su voz ronca, excitada y agitada.

—A ti, te quiero a ti —susurra Jimin, en el cuello de Jeon.

—Por favor —gime el castaño, al sentir como uno de los dedos del pelinegro se adentra en su estrecha entrada.

—Aaah —suelta un nuevo gemido al sentir un dedo más.

—¿Qué quieres, hermoso?

Jungkook besa y succiona parte de la piel de las clavículas de Jimin.

—Follame. Mierda, te quiero dentro —habla desesperado el castaño, presionando con su mano el miembro de Jeon.

—Muy adentro —lo provoca el pelinegro, comenzado a sacar sus dedos de la entrada de Jimin.

—Sí —jadea el castaño.

—Bésame —le ordena Jungkook, de inmediato el chico hace lo que ha escuchado.

Jeon con cuidado empieza a colocarse sobre Jimin, el agua de la tina empieza a desparramarse, mojando el piso.

—Jungkook —lo llama el castaño.

—En cuatro, para mí.

Los ojos de Jimin se tornan más brillosos, y una sonrisa de placer y complacida se planta en sus labios, haciendo lo que el pelinegro le ha pedido.

—Eres hermoso.

Jeon deja besos en la espalda mojada de Jimin, mientras masturbar su miembro.

Azota el culo de Jimin unas cuantas veces, deleitándose con los gemidos que el castaño dejaba escapar de su boca, alinea su miembro y de manera lenta lo introduce hasta la mitad.

—No juegues, lo quiero completo —le pide Jimin.

—Detective Jeon —gime con voz tentadora el castaño, haciendo que el pelinegro caiga en su trampa.

Jeon introduce su miembro por completo a la entrada del castaño, cierra sus ojos al sentir lo bien que las paredes de la entrada de Jimin, reciben a su miembro.

—Sujétate.

Pará luego deshacerse en gemidos al ser penetrado de forma profunda como le gustaba, las manos de Jungkook se aferraban a su cadera, sus dedos hundiéndose en su piel, causando pequeñas marcas rojizas debido a la presión.

—¡Aaah! sí —escucha Jungkook, sonríe y sigue con su cometido.

—Espera, espera.

Jeon deja de penetrarlo, saca su miembro, y toma asiento en la tina de nuevo, haciendo que más agua se desparrame.

—Te odio —el castaño se gira, y observa como Jungkook se está masturbando. —Ni se te ocurra —lo sentencia Jimin, comenzando descender sobre el miembro del pelinegro—. Quiero que te corras para mí, lo quiero todo dentro de mí, detective.

—Uuum _gime Jeon, al sentir los deliciosos movimientos de Jimin, sobre su polla.

—Mírame —le pide Jungkook, mientras el castaño se auto penetra.

—Detective —jadea el castaño sobre los labios del contrario.

El castaño se corre, besa los labios delgados de Jungkook, para luego esconder su rostro entre el cuello y hombro del pelinegro, dejando besos suaves.

—Te amo —confiesa Jungkook, luego de haberse corrido dentro de su lindo chico de hermosos ojos.

Jimin se queda quieto por unos segundos, solo escucha la respiración acelerada de Jeon, y su corazón palpitar sin control alguno. Cierra sus ojos y prosigue dejando besos en el cuello y hombro de Jungkook.

Ambos permanecen en silencio mimándose, la puerta de la habitación es abierta por Emma, pero ellos no se enteran hasta que escuchan unos cuantos toques en la puerta del baño.

—Jimin, lamento mucho la interrupción —se disculpa la chica—. Pero Joon está en la sala, creí que querías saberlo.

El castaño se separa un poco del cuerpo de Jungkook.

—Espera por ti -?—agrega la chica.

—Debo hablar con él.

Jeon, asiente, recibe un casto beso por parte de Jimin, y luego sale de la tina.

—Ten cuidado —le pide Jungkook, debido al aguacero que hay en el piso.

El castaño toma la camisa negra de Jungkook, se la coloca y antes de salir del baño lo observa.

—Hay toallas por allá —le hace saber, Jimin.

Sale del baño y se encuentra con Emma, nerviosa al centro de su habitación.

Jimin, se coloca ropa interior y un short, de forma rápida y sale junto a Emma de su habitación.

—Está molesto —le confiesa la chica.

—Gracias, Emm —dice Jimin, caminado hasta Namjoon. —¿Qué haces aquí? —lo cuestiona el castaño.

—Debes parar —es lo primero que dice Nam, ignorando la pregunta que el castaño le ha hecho.

—Sabes que eso no pasará. Ahora responde —Jimin, se cruza de brazos.

—Estaba preocupado por ti —responde el rubio.

—¿En serio? porque no llegaste ni un solo día al hospital —le recuerda en un reproche el castaño.

—Piensas que amo verte en esa situación —lo reta Namjoon, acercándose amenazadoramente a su amigo—. No es la primera vez que te sucede esto. Mierda, ¿por qué querría verte en esta situación de nuevo? Sabes al menos lo que siento cuando te veo en ese puto estado.

El rubio, alza su voz dejando en claro que está molesto.

—Claro, no lo sabes y no creo que te importe —Nam, lleva sus manos a su cintura colocándolas como jarra.

—Sabes que si me importa, Joon —habla Jimin.

—No lo parece, Jimin. Un día no podré llegar a tiempo, y que haré.
¿Qué hare?, dime que es lo que debo hacer si no llego a tiempo y te pierdo. Dímelo porque yo no tengo idea, de que es lo que debo hacer.

Jimin, traga grueso.

—Basta, Joon —dice el castaño.

—¡Basta tú! —lo señala furioso, Nam.

—¿Todo bien? —se escucha la voz de Jeon.

—Sí, déjanos solos —habla Jimin.

Jungkook los observa, pero no se mueve.

—Por favor —le pide el castaño.

El pelinegro asiente y está vez si se mueve de lugar.

—No hagas esto, Joon —se dirige Jimin a su amigo cuando Jungkook esta lejos.

—Voy a perderte si continuas. Mierda, ¿por qué no lo entiendes? —Nam se acerca por completo al castaño. —Pará —le pide Joon.

Jimin, niega.

—No puedo, y lo sabes —la voz del castaño se entre corta. —Debo terminar lo que empecé —continúa Jimin.

—No quiero que lo hagas —las manos de Nam, se posan sobre las muñecas del castaño.

—Debo hacerlo, Joon.

El rubio niega al seguir escuchando la misma respuesta.

—Solo deja de hacerlo —le ordena molesto.

—No puedo, mierda. No es sencillo, no sólo depende mí.

Namjoon suelta a Jimin.

—De nuevo con tu sombra —dice con desagrado.

—Voy a parar, pero necesito terminar lo que empezamos.

Nam se aleja del castaño, y es ahí cuando Jimin se siente al borde de un precipicio.

—No lo hagas, Joon, no te alejes —le pide Jimin, con lágrimas en sus ojos, al sentir el desprecio de su único amigo.

—No voy a quedarme a presenciar cómo te matas a ti mismo, o como vas a prisión y eres interrogado en la estación que trabajo. Me niego a eso.

El castaño rodea con sus brazos el cuerpo del rubio.

—Jimin, eres amado. Dime que debo hacer para que lo entiendas, y te detengas de una vez por todas.

El castaño sobre su nariz.

—Sé que soy amado, Joon, me lo demostraste tú todo el tiempo, y ahora lo hace Jungkook —guarda silencio por unos segundos—. Voy a parar, pero necesito terminar, y no puedo hacerlo sin ti.

Nam suspira.

—No te creo nada —dice el rubio.

—Joon, lo digo en serio. Te juro que cuando termine con esto, no lo haré más.

Nam, niega.

—Lo quiero, lo quiero en mi vida, y siento que no lo merezco.

Namjoon cierra sus ojos y abraza a su amigo.

—Lo mereces, Jiminie. Créemelo —Joon besa la sien del castaño.

—Si no cumples tu palabra está vez...

—Lo haré —lo interrumpe Jimin, limpiando sus lágrimas en la chaqueta de Nam.

—Jimin, odio interrumpir de nuevo, pero el detective está en tu jardín.

El rubio observa al castaño, y ambos se separan al instante.

—¡Maldita sea!

Limpia su rostro y observa a sus amigos y cómplices.

—Me haré cargo, prepara el almuerzo, Emm. Joon, te quedas y explicaras que todo está bien —termina de dar las ordenes y sale a toda prisa hacia su jardín.

—Puedo hacerlo —se dice a sí mismo, para entrar a su jardín. —¿Te diviertes? —pregunta, logrando obtener la atención del pelinegro, que sólo viste su pantalón. —Porque yo creo que no —bromea Jimin.

—Me dio curiosidad, y quise venir —le hace saber Jungkook.

—Todo bien, pero no debes entrar de esa manera a este lugar —el castaño señala el torso desnudo del pelinegro.

—No hay plantas comunes —dice Jeon, acercándose a Jimin.

—Son comunes, al menos para mí —confiesa el castaño.

—Sus flores son hermosas —alza su mano e intenta tocar, pero Jimin se lo impide.

—No lo hagas, no toques ninguna hoja, tallo, flor, y raíz —le especifica el castaño.

—¿Son malignas? —pregunta Jeon.

—¿Te parece maligna? —señala la flor de la planta que su pareja ha intentado tocar.

El pelinegro niega.

—Yo tampoco parezco maligno, pero lo soy —el castaño se gira sobre sus talones.

Y es que si existe algo por lo cual Jimin ama sus plantas es por el parecido que tienen con él. Una linda planta o una linda flor, no aparenta que puede hacerte daño, al igual que su lindo e inocente rostro, pero en su interior la maldad existe.

Jungkook observa las plantas y el estante con llave al final, mira en dirección a Jimin y lo ve contonear sus caderas de un lado a otro, mientras muestra sus piernas con el short que utiliza.

Sonríe y trota hasta llegar hasta el castaño, juegan un poco y luego entran de nuevo a la casa.

El almuerzo entre las tres personas que más se preocupaban por Jimin, fue lo mejor que pudo presenciar, su corazón reconocía la calidez, si bien no tuvo una familia con la cual, crecer, pero ahora tenía algo parecido, y sabía que debía luchar para no mandar todo a la mierda, y no dejar ganar a su alter ego, en esta batalla.

Cuando todos terminan de almorzar, el castaño se ofrece a lavar los trastes, por su parte, Namjoon, Jungkook y Emma habían decidido empezar una partida de póker.

Jimin termina y camina hasta donde las risas provienen, se detiene bajo el umbral de la puerta y recarga su cuerpo en este, se cruza de brazos y observa a las tres personas frente a él. Jamás pensó en que siempre había sido amado por Joon y por Emma, hasta que el detective Jeon apareció en su vida, para amarlo de la manera en la que solo él lo hace.

Park fija su mirada en Jungkook, y recuerda que esta atascado entre su pasado que lo obliga a concluir con lo empezado, con el temor de poder llegar a perder aquello que lo había llevado a convertirse en Alias Black Swan, y es que nunca había intentado luchar por mantener su pasado y su presente juntos, arriesgándose a perderlo todo.

Pero tiene a ese alguien que lo motiva a hacerlo, ese hombre que lo ama y no tiene temor en decírselo y demostrárselo, al cual, se había aferrado mientras esperaba el momento en que la caída llegara a su vida.

El castaño había decidido que quería a Jeon en su vida, aun temiendo y sintiéndose asustado por lo que muy pronto quizás se puede llegar a desatar. Pero ya es tarde para dar marcha atrás, su corazón ya está aferrado al pelinegro, y no lo soltara, aunque la tormenta lo derrumbe.

Quizás y solo quizás, Jimin había expuesto demasiado a Jeon, y había bajado su barrera de protección, pero no dejará que su sombra lastime a Jungkook, no lo permitirá, luchara consigo mismo para que eso no suceda.

Y es que desde el día que el detective Jeon llego a su vida, se había convertido en esa luz, que lo hacía regresar y mantenerse en la realidad, por esa razón lo quería a su lado, además de sentirse como en casa cuando es abrazado y mimado por el pelinegro.
Había olvidado el que quería un príncipe, pero ahora lo recuerda claramente, ya que Jungkook ahora tiene una parte de él para siempre, y eso no cambiará nunca.

Jeon, alza su vista y gira su rostro hacia la derecha, observa a Jimin, y de inmediato se pone de pie mientras hacen una pausa en el juego.

—Más vale que pienses en mí —dice Jungkook, cuando está cerca del castaño.

—Claro que lo hago —responde nervioso Jimin, juntando su mano con la del pelinegro.

—Vamos —Jungkook acerca más al castaño a su cuerpo, para abrazarlo de la cintura.

—Jungkook —pronuncia Jimin bajo, pero logrando llamar la atención de Jeon.

—Dime —el pelinegro toma asiento en el sillón de nuevo, y Jimin se sienta en sus piernas, mientras Emma y Namjoon los miran discretamente.

—Siempre tendrás esta parte de mí —dice el castaño, para luego dejar un casto beso en los labios del detective.

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