20

El castaño sale de su trabajo, observa la hora en la pantalla de su celular que le notifica mensajes de su pareja.

Mira la invitación que su secretaria le ha entregado, una gala de beneficencia, suspira y luego sonríe al saber que la siguiente persona en su lista de víctimas también es un invitado.
Abre la puerta de su auto, tira su bolso al asiento del acompañante junto a la invitación.

Sube a su auto y lo enciende, se coloca el cinturón, mira por el retrovisor y sale del pequeño espacio en el que se encontraba estacionado.
Su celular vibra, presiona un botón del volante y atiende.

—Confirmó su asistencia —escucha la voz de su mejor amigo.

—Bien —dice Jimin, frenando cuando observa la luz roja.

—Voy a quedarme en la fundación —le hace saber el rubio.

—Eso me tranquilizaría mucho —habla aliviado el chico, mientras arranca el auto—. Voy a llevarte comida.

Nam, sonríe al escuchar lo que él castaño ha dicho.

—Emma, lo hará, la casa de sus padres queda un poco más alejada de la fundación —le comenta Joon.

—Entiendo —dice el chico, girando hacia la derecha. —Pero tengo una idea —escucha decir Jimin a su amigo.

—Te escucho.

—Llévale comida al detective Jeon, estoy seguro que él te lo agradecerá —dice con voz burlona y en doble sentido el rubio.

—Joon.

—Es solo una idea —ríe Nam.

—Dile a Emma que aliste uno de mis trajes, llegaré solo a ducharme y a vestirme —habla de forma rápida el castaño.

—Eres un calentón —lo acusa Joon, haciendo que su amigo se avergüence.

—Idiota —es lo último que dice Jimin, para luego colgar.

Park estaciona el auto fuera de un establecimiento de KFC, se queda de pie mirando los anuncios de las promociones.

No vamos a comer, tú y yo lo sabemos Jiminie.

Lo sé, pero necesitamos una excusa para entrar a la puta estación —se recuerda Jimin.

Muy bien, entonces demonos prisa.

El castaño empuja la puerta de vidrio, camina hasta la caja, espera a que dos personas pidan su orden y luego es su turno.

—Buenas tardes. ¿Qué gusta ordenar? —saluda y pregunta cordialmente la chica.

Nos sonríe a la fuerza —escucha a su alter ego.

Niega, alza su vista al menú.

—Quiero un combo de alitas crunch picante y agréguele un puré de papas —pide el castaño.

—¿Desea agrandar la soda?

Cómo si eso nos interesara —suelta la sombra, causando que Jimin ría bajo.

—Sí, da igual —contesta Park.

Se saca la billetera y paga lo establecido, espera a que le entreguen su orden.
Sale del establecimiento y entra al auto, conduce hasta la estación y antes de entrar, permanece por unos momentos sentado dentro del auto.

Déjamelo todo a mí —le susurra su sombra.

Tú lo quieres, y yo lo deseo.

El chico se mira por el espejo del retrovisor sus ojos se vuelven más claros y brillantes, se desordena su cabello castaño, se retira el blazer y lo deja en el auto, toma la bolsa con la comida y las llaves.

Sube los escalones, mientras desabrocha un boton de su camisa, dejando ver parte de su clavícula.

—Busco al detective Jeon —alza la bolsa de comida un poco para que el oficial lo deje pasar.

—Pase —le ordena el oficial.

Jimin le sonríe descaradamente, para luego entrar a la estación.

No hagas eso, te lo prohíbo —se reprende así mismo.

Estaba lindo _susurra su sombra, mientras se encaminan hasta la oficina de Jungkook.

Sí lo haces de nuevo, no tendremos sexo —al escuchar eso el alter ego deja de caminar.

Cuando alza su rostro fija su mirada al frente, observa a la misma mujer en la oficina del detective.

Déjame encargarme de ella —le súplica su sombra, mientras caminan hacia la puerta de la oficina.

Solo no lo estropees —le pide Jimin a su alter ego.

El castaño entra a la oficina, observa el sofá detrás de la puerta, toma asiento, cruza sus piernas una sobre la otra, desabotona un botón más de su camisa y luego agita la bolsa para llamar la atención de ambos.
La mujer se gira un poco dejando a la vista el bello rostro del detective, el cual ve a su lindo y sexi chico en su oficina sonríe ladinamente.

—No quería interrumpir —dice como si nada el castaño.

—No interrumpes —habla Jeon, mientras la mujer se sorprende.

—Pero...

—Te llamaré para proseguir —se dirige Jungkook a Ella.

La chica toma su laptop indignada, da dos pasos baja su falda y continúa caminando, no sin antes de salir tirarle una mirada furiosa a Jimin.

—Creo que no le agrado, pero no me interesa —estira su pierna derecha y cierra la puerta de la oficina de un empujón.

—¿Has venido a provocarme? —lo señala Jungkook con su pluma.

—Yo —se señala el castaño.

Toma la bolsa con comida y se pone de pie, siendo lo más malditamente sexi y descarado que puede, meneando su cintura en cada paso que da hasta el escritorio de Jeon.

—Solo pasaba a dejarte cena —coloca la bolsa sobre el escritorio.

Jungkook, lo mira fijamente, encoje su brazo y lleva su pluma a sus labios.

—Te ves demasiado sexi —lo elogia Jeon.

—Lo sé, detective —ladea su rostro, alza su mano izquierda y hace su cabello castaño hacia atrás.

—Estoy muy seguro que has venido aquí a provocarme —lo acusa Jungkook, dejando su pluma sobre el escritorio.

—Deje la soda en el auto, que idiota —mueve su cabeza pareciendo un chico tonto. —Iré por ella —se gira sin pensarlo.

Camina hacia la puerta seguro que su guapo detective va a impedir su salida de la oficina, al ver su trasero menearse de un lado hacia otro, al compás de sus pasos.
Sonríe al escuchar pasos apresurados seguirlo, cuando está por girar la manija de la puerta, la mano de Jeon se coloca sobre la suya, lo gira de forma brusca y lo acorrala contra la puerta.

—¿Qué haces? —pregunta el castaño, mirándolo con sus lindos ojos color miel.

—Lo que tú quieres que haga —susurra Jungkook sobre los labios al chico.

—¿Seguro, detective? —habla Jimin, rozando sus labios con los del pelinegro.

Jeon besa los labios del chico, coloca sus manos sobre los costados de la cintura de Jimin, lo mueve haciendo que jadee un poco.

Su mano derecha la lleva hasta la espalda baja del castaño, poco a poco empieza a descenderla hasta el glúteo del menor, lo deja de tocar y lo siguiente que se escucha mientras se besan es el sonido del seguro de la puerta.

—Dime que es lo que quieres, y te juro que lo haré —habla Jungkook, mientras se retira la cartuchera de su arma junto a su placa.

—Desnúdame —le pide el castaño.

Jeon relame sus labios, se deshace de su camisa dejándola caer al suelo, alza sus manos y las coloca sobre el cuello blanquecino de Jimin, lo toquetea un poco y luego desabotona la camisa y se la retira.

Los dedos del detective descienden acariciando lentamente los pezones, el estómago y la parte baja del castaño.

Le retira el cinturón, desabrocha el pantalón y le baja el cierre para luego retirarle su ropa interior junto al pantalón.

El castaño se retira sus pequeños calcetines, mientras observa como Jungkook se retira su pantalón y queda solo en bóxer.

El chico se acerca a Jeon, lo rodea con sus brazos, se coloca de puntillas y besa los labios del pelinegro.

Ambos sonríen y dejan de besarse.

—Tome asiento, detective —le ordena Jimin, dejando un beso en el pecho de Jungkook. —¿Quieres saber lo que quiero? —le pregunta el castaño al detective.

—Sabes que sí —responde el pelinegro, perdido en el bello cuerpo de su chico.

—Quiero montarte —dice con voz seductora Jimin, acercándose a Jeon.

—Quiero sentirte dentro de mí —el chico lleva sus manos al cabello de Jungkook. —Tócame —le pide Jimin, con sus ojos cerrados, mientras muerde su belfo inferior. —Quiero que me toques, y me quieras —las manos de Jungkook no son suficiente para poder tocar el perfecto y ardiente cuerpo del castaño. —Aaah —gime Jimin, cuando siente una de las manos de Jeon, amasar su glúteo.

El pelinegro hace que el castaño se siente sobre sus piernas, completamente abierto.

—No puedo sacarte de mi mente —confiesa Jimin, sobre el cuello de Jungkook.

Uno de los dedos del detective se introduce en la entrada del chico, al sentir la intromisión presiona sus paredes haciendo que Jeon gruña.

—Sí le haces eso a mí pene, te juro que me harás tocar el cielo.

Jimin ríe, mientras Jungkook introduce dos dedos más.
Escuchan que alguien está afuera de la oficina.

—Guarda silencio —le pide el detective, retirando sus dedos de la entrada de Park.

Jimin ladea su rostro hacia la puerta, Jeon baja su bóxer y saca su miembro erecto, lo masturbar un poco, se remueve un poco y lo siguiente que hace es introducir su miembro en la entrada del castaño.

—¡Aaah! Mierda —gime, al sentir el miembro grueso de su pareja.

—Más bajo —lo reprende Jungkook, mientras lo presiona hacia abajo, para introducirle todo su miembro.

—Eres tan perfecto —murmura Jimin, llevando sus manos a los pectorales del detective.

—Móntame, lindo —le ordena Jeon, dejando un pequeño azote en el glúteo del chico.

—Mierda que sí —alza su culo, y empieza a dar pequeños saltos, mientras Jungkook cierra sus ojos y alza su cabeza dejándole su cuello expuesto al castaño.

—Me gusta este sofá —dice el detective, mientras el castaño no deja de penetrarse.

—Te dije que era buena idea —el chico deja un beso en los labios del pelinegro. —Necesito más —suelta el castaño.

Jeon hace que Park se detenga, acaricia la espalda del chico y lo observa a los ojos.

—Dime —el pelinegro empieza a besar el hombro derecho de Jimin.

—Quiero que me tumbes sobre el sillón, y me lo hagas sin parar. Quiero que... —las palabras de Jimin quedan en el aire.

El detective intercambia las posiciones, sale de la entrada de Jimin para luego entrar de una sola estocada, profunda, dolorosa, pero satisfactoria para el castaño.

—Voy a darte y hacerte todo lo que me pidas, mientras tus lindos ojos solo sean para mí —dice Jeon, entre cada penetración que le brinda a la entrada de su castaño.

—Sí —gime el chico, rodeando el cuello de Jungkook con sus brazos para besar los labios delgados del pelinegro.

—Uum —gruñe Jeon, al sentir como las paredes del castaño empiezan a presionar de forma enloquecedora su miembro.

—Jungkook —susurra con poco aliento Jimin, mientras la mano del detective masturba su miembro.

—Dilo de nuevo —demanda Jeon, acelerando su mano.

—No pares —le súplica Jimin.

—Di mi nombre de nuevo —le ordena Jungkook, mientras se acomoda mejor sobre el cuerpo del castaño, cuando siente que está por correrse. —Jimin —lo reta el pelinegro.

—Aaah, Jungkook —gime en la comisura de los labios de Jeon, mientras Jimin lo mira fijamente a los ojos.

Jeon se corre dentro del chico, besa la sien del castaño, y mientras ambos se recuperan del exquisito y delicioso orgasmo que han tenido, y sus respiraciones se normalizan, no paran de darse besos inocentes y caricias que dicen más que las palabras y las miradas que ambos se dan.

—Es tarde —dice Jimin, empujando el cuerpo de Jungkook.

—¿Pará qué? —lo interroga Jeon.

—Debo asistir a una gala benéfica —le informa el castaño, mientras se viste de forma rápida.

—¿Estoy invitado? —Jungkook se pone de pie, se coloca su pantalón, y luego camina hasta Jimin para abotonarle la camisa.

Miente —le pide su alter ego.

—Sí, pero tienes trabajo —el chico besa los pectaroles del detective.

—Maldito trabajo —espeta con sarcasmo, Jungkook.

—Me voy —dice Jimin, ajustando su cinturón. —Por favor vístete, y no veas a esa mujer con otros ojos —lo señala el castaño.

—Jamás la vería como te veo a ti —le recuerda Jeon.

—Lo dices para que no piense cosas estúpidas entre tú y ella ¿verdad? —lo acusa Jimin.

—Lo digo porque es la verdad —dice Jungkook, terminado de colocarse la camisa.

—Cómo sea. Me voy, ábreme la puerta —le pide el castaño.

Jungkook, sonríe, se coloca el cinturón y la cartuchera, levanta su placa y las llaves del auto de Jimin del suelo de su oficina.

—Llámame —le pide Jeon, el castaño asiente.

El pelinegro le abre la puerta y se observan por unos breves segundos.

—Listo, me voy —se gira nervioso, cuando siente su corazón palpitar con desenfreno debido a la manera en la que los ojos del detective lo miran.

—¿No se te olvida algo? —pregunta Jeon, con una sonrisa en su rostro.

El chico se gira, da dos pasos hacia el detective, coloca su brazo sobre el hombro de Jungkook para hacerlo que descienda un poco, junta sus labios de improvisto y luego separa sus labios un poco de los del contrario.

—Me refería a las llaves del auto, pero tus besos y tus labios son más importantes —susurra el detective, haciendo que el rostro de Jimin se torne de color rosa.

—Te llamare.

Jungkook asiente sin dejar de sonreír.

—Se te hace tarde, cariño —le recuerda el pelinegro.

El castaño sale a toda prisa de la estación con las llaves de su auto en sus manos, una parte de él se siente avergonzado, pero a la otra no le importa en lo absoluto, lo a disfrutado y es justo lo que necesitaba para deshacerse de todo el estrés y despejar su mente.

Al llegar a su casa toma una ducha rápida, se coloca el traje que Emma a preparado para él, cuando está listo coge su bolso Luis Vuitton, se asegura que sus guantes estén dentro y posibles cosas que necesite, sale a su jardín, entra y se coloca un par de guantes, camina hasta la bodega, enciende la luz y observa los frascos con las esencias venenosas.

Manzanillo de la muerte susurra tomando el frasco, para introducirlo a su bolso.

Sale por la puerta trasera de su casa, sube a su auto y conduce hasta el lugar en el que se llevara a cabo la gala benéfica.

Entra, saluda a empresarios, a inversionistas, a personajes influyentes en toda Inglaterra, observa su celular revisando la información que Joon le ha enviado.

Disimuladamente ha observado la obsesión que su víctima tiene con el champán.
Camina discretamente hasta donde una de las bandejas se encuentra, disimula bebiendo una copa de champán de un solo trago, para luego jugar con otra. Le da la espalda a la mayoría de personas, abre su bolso y camina hasta un lugar vacío.

Se coloca uno de sus guantes, destapa el frasco y toma uno más pequeño que contiene una dosis de la sabia de Manzanilla de la muerte.

Introduce el pequeño frasco, pasa su guante sobre un trozo de madera de manzanilla de muerte quemado, lo frota unas cuantas veces y pasa sus dedos sobre la boquilla de la copa.

Introduce el frasco a su bolso, regresa a la mesa y coloca la copa sobre la vandeja sin alejarse, su víctima se acerca sonriendo con su acompañante.

—Tenga —Jimin le entrega la copa de champán, y para inspirarle confianza, le entrega una copa a su acompañante y toma una para él, la cual bebe de un solo trago por segunda vez.

—Gracias —agradece el hombre.

—De nada, señor Wook —sonríe ladinamente cuando ha hecho su primera movida.

Se aleja sólo un poco y no deja de observar al hombre, cuando empieza a verlo inestable se acerca a él no sin antes sacar la madera de manzanillo de muerte, toma un encendedor de su bolso y enciende una parte de la madera, para luego apagarla.

Camina hasta el señor Wook, lo toma con su mano derecha, alejándolo de la vista de todos.

—Déjeme ayudarlo —habla Jimin, mientras le acerca la madera al rostro, para luego soplar el humo en dirección a los ojos de su víctima.

El chico tose unas cuantas veces, lanza lejos la madera y mientras se repone, el señor Wook empieza a perder su vista.

—No veo —lo escucha decir Jimin.

El castaño lo lleva al baño.

—Es una lástima que no pueda verme, señor Wook _el castaño se coloca su capucha por sí alguien más entra al baño.

—¿Quién eres? —pregunta asustado el hombre.

—Soy Park Jimin, alias Black Swan lleva su mano derecha al cabello de Wook y lo obliga a caminar hacia el lavabo.

—Solo hago lo que me alivia y me hace sentir bien. Vengar a mis padres —empieza a estrellar el rostro del hombre contra el filo del lavabo.

No para aun cuando hay sangre que gotea del lavabo. Tose de nuevo y está vez decide detenerse, arrastra el cuerpo de su víctima hacia un escusado, introduce su cabeza, alza su pie y empieza a golpearlo sin ninguna pisca de compasión.

Pará cuando no puede contener su tos, se retira el saco y lo guarda en su bolso, no se retira el gorro hasta que sale del baño. Busca la puerta trasera y se retira el gorro, cubre su boca y nariz para luego salir del lugar de la gala.

Antes de entrar al auto, busca su celular, marca el número de Namjoon y mientras su amigo atiende él entra a su auto.

—Joon, estoy en problemas —habla con dificultad el menor.

—Dime dónde estás —le pide sin más indagación el rubio.

—En mi auto, en el estacionamiento —tose unas cuantas veces.

—Mierda, Jimin —escucha el castaño.

—Voy encamino. Resiste —le pide preocupado. 

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