18
Dos días después...
En la oficina de Jimin, no faltan los lindos arreglos de flores acompañados por una nota, por comida y chocolates.
La insistencia con la que Joon le pide al castaño que hable con el detective Jeon, es agobiante. Simplemente no lo deja en paz, y eso al chico lo sofoca y no lo deja pensar bien.
—Emma, dime dónde está, Joon.
El castaño coloca su bolso sobre la mesa de la cocina.
—Se marchó en la madrugada, no tenía ropa y dijo que iría a su casa —le comenta la chica, mientras limpia el refrigerador.
—Ese idiota —suelta Jimin, para luego beberse el vaso de leche que Emma le ha preparado.
—Seguro traerá más ropa —dice riendo la chica.
—No voy a discutir eso —concuerda el castaño.
Camina con el vaso vacío hacia el fregadero, enciende el grifo, enjuaga el vaso y lo deja a un costado.
El celular del castaño empieza a sonar, cierra el grifo y camina hacia la mesa de la cocina, abre el cierre de su bolso y saca su aparato electrónico.
—Hablando del rey de Roma —se burla Jimin, al ver el nombre del rubio en la pantalla de su celular. —Voy a empezar a cobrarte renta por vivir en mi casa —dice al atender el castaño.
—No voy a pagarla, y lo sabes —responde Joon. —Necesito un favor, urgente —suelta Nam.
—No voy a prestarte mi casa para ligar —dice Jimin.
Emma estalla en risa al escuchar lo que su jefe y amigo ha dicho.
—No es nada de eso.
—Dime —Jimin, toma su bolso y las llaves de su auto.
—Deje mi placa en la habitación, necesito que me la traigas a la estación —le pide el rubio.
—Es una puta broma —espeta el castaño, cabreado.
—No jugaría con eso, y lo sabes.
—Eres un idiota —alza su voz Jimin, para luego cancelar la llamada.
El castaño va por la placa de su amigo, y luego sale de su casa, cambia de ruta ya que debe ir a la estación de policía.
Cuando está cerca de la estación se mira en el espejo del retrovisor, arregla su cabello y revisa sus labios. Estaciona el auto en la calle de enfrente de la estación.
Sale del auto solo con las llaves y la placa de su amigo, se cruza la calle, da unos cuantos pasos en la acera y luego empieza a subir los escalones de la estación de policía.
—Pase —escucha al oficial que ya lo reconoce.
El castaño solo sonríe y entra a la estación sin problema alguno.
—¿Vas a resolver las cosas con el detective? —escucha la pregunta de su sombra.
—Quién sabe —susurra para sí mismo, Jimin.
Se queda de pie frente a la oficina del detective, una mujer con una diminuta falda se contónea frente a él.
El chico suspira y ladea su rostro, decide no perderse ningún detalle, da pasos en dirección a la oficina de Jeon, cuando mira que la mujer está demasiado cerca de Jungkook.
Cruza la puerta sin causar demasiado sonido, se queda de pie frente al escritorio y decide carraspear su garganta.
—Muy buenos días —saluda para hacer que la mujer se aleje un poco.
La mirada de Jimin está fija en la mujer de falda diminuta, y eso a su alter ego lo emociona.
—¿Se le ofrece algo? —pregunta la mujer al castaño.
—Eso debería preguntárselo yo a usted —na sonrisa ladina se posa sobre el rostro del Jimin.
—Ella es...
—No me interesa — lo interrumpe el chico. —Debería de tener un poco más de cuidado, y mantener su distancia con las personas que tienen pareja —suelta repentinamente el castaño, sorprendiendo a la mujer y al detective.
Jimin camina hasta Jungkook, pasando de largo a la mujer.
—Detective.
El castaño toma el rostro de Jeon con sus manos y deja un casto beso en sus labios.
Se gira y sale de la oficina de Jungkook.
—Debiste haberla asustado —dice su sombra.
—Ganas me sobran —murmura Jimin, mientras entra a la oficina de su amigo.
—Estoy aquí —alza sus manos y las agita.
—Eres un gran amigo —Nam, se pone de pie.
—Déjate de idioteces —le pide Jimin.
—Gracias —Joon, toma su placa. —¿Por qué tienes esa mirada? —lo cuestiona el rubio.
Jimin, gira su rostro.
—Conozco esos ojos y esa mirada —lo señala Nam.
—Es solo una tontería —espeta el castaño, restándole importancia.
Camina hacia el escritorio de su amigo y toma un trozo de dona de chocolate.
—Sabrosa —se chupa su dedo pulgar e índice.
Golpea uno de los brazos de Nam, y camina hacia la puerta.
—Nos vemos, Joon —agita su mano, para luego salir de la oficina de su amigo.
Antes de salir de la estación echa una breve mirada en la oficina del detective Jeon, pero está se encuentra vacía.
El oficial le abre la puerta y baja los escalones, cuando está a punto de bajar el pequeño escalón para cruzar la calle, siente como alguien toma su mano derecha fuertemente.
—Tú y yo vamos a hablar.
Sonríe al reconocer esa voz.
Deja que Jeon lo guíe, bajan la rampa del estacionamiento subterráneo de la estación de policía y se detienen frente a la camioneta de Jungkook.
—¿Vas a huir? —le pregunta el detective al castaño.
El chico, niega.
—¿Vas a escucharme? —le realiza la segunda pregunta.
—Lo escucho, detective.
—Empezaré diciendo que te ves hermoso, y que te he extrañado demasiado —confiesa Jeon.
Jimin se cruza de brazos, y recarga su cuerpo en la camioneta del detective.
—Sea lo que sea que pensaste, por favor olvídalo —le pide Jungkook—. Te comenté del caso y fui sincero.
Jimin, alza su mirada al techo del estacionamiento.
—Sé los riesgos que se corren al tomar ese caso, y te entiendo.
El castaño suspira y baja su mirada.
—Escucha, Jungkook, si estás dispuesto a que te mate solo se breve.
Jimin, no se apoya más a la camioneta del detective.
—Podrías solo escucharme —le súplica Jeon, acercándose un poco más al castaño.
—No quiero, no quiero escucharte. No más.
El chico empieza a caminar hacia Jungkook, da dos pasos más y pasa de largo.
—No lo acepté, le pedí a mi jefe que me retirara el caso —dice el detective.
El castaño se detiene y se gira sobre sus talones.
—¿Por qué? —lo cuestiona Jimin.
—Por qué ¿qué? —pregunta Jeon.
—¿Por qué lo hiciste? —fórmula mejor la pregunta el castaño, mientras camina hacia el detective.
—Bueno... luego de escuchar todo lo que me dijiste y la forma en la que me lo dijiste, me puso a pensar mucho.
Jimin se detiene frente a Jeon.
—Pero el saber que te perdería si aceptaba el caso, eso me devastaba más.
La mente de Jimin ahora está en una batalla.
—Te quiero a mi lado, Jimin, y no me interesa si debo dejar atrás algunas cosas, y renunciar a casos que se me permiten hacerlo —Jungkook toma las manos del castaño—. Lo único que quiero es que tú te sientas bien a mi lado.
—¿Estás seguro de quererme en tú vida? —pregunta el castaño.
—Mierda qué sí, me tienes en tus manos, Jimin —la mano derecha de Jungkook se alza y la coloca en la mejilla del chico—. Te quiero en mi vida, quiero que seas parte de ella.
El castaño cierra sus ojos.
—No voy a dejarte, Jimin, te lo prometo.
El chico abre sus ojos, y observa la mirada llena de sinceridad y amor con la cual solo Jungkook es capaz de verlo y hacerlo cambiar de opinión.
—Te extrañe —suelta el castaño.
—Ven acá —el detective lo atrae hacia a él, y ambos se abrazan.
Luego del abrazo sus labios se juntan, y lo único que se escucha en el estacionamiento, son los sonidos de sus besos, que cada vez se intensifican y suben el ambiente de sus cuerpos.
—Jungkook —jadea Jimin, sobre los labios delgados del pelinegro.
—Mierda —Jeon se aleja de los labios del castaño, abre la puerta trasera de la camioneta y el primero en entrar es el castaño.
—Quiero montarlo aquí, detective —dice Jimin, con voz seductora.
Jungkook se retira su chaqueta y luego su camisa, Jimin hace lo mismo, juntan sus labios y las manos del detective van directo al cinturón del castaño lo suelta y luego desbrocha el pantalón.
Hace que Jimin se ponga de pie, golpea su cabeza provocando que ambos rían, el detective deja desnudo al castaño.
El chico se sube al regazo de Jeon, besa los labios del pelinegro de forma necesitada, baja sus besos hasta el cuello de Jeon, mientras las manos de Jungkook empiezan a jugar con la entrada de Jimin.
El castaño desbrocha el pantalón de Jeon, le retira la cartuchera con el arma y la deja a un costado del asiento, Jimin levanta su cuerpo y Jeon alza el suyo para bajar su ropa y quedar desnudo.
Jimin vuelve a tomar asiento en el regazo de Jeon, el dedo índice del detective se introduce en la entrada del castaño, el cual no para de besar el cuerpo del detective.
—Lo que siento por ti, Jeon Jungkook —habla Jimin, como puede, mientras Jeon introduce un dedo más en su entrada. —Jamás lo he sentido y sentiré por alguien más —concluye el castaño, besando los labios del detective.
—No te cambiare por nada y nadie —Jeon saca sus dedos de la entrada de Jimin.
—Promételo —le pide el castaño, mientras estimula con su mano derecha el miembro del detective.
—Te lo prometo, hermoso —Jungkook deja un beso en la nariz del castaño.
—Aaah —gimen ambos, cuando el chico se a auto penetrado.
—En definitiva te extrañe —suelta Jimin, haciendo reír a Jeon.
El castaño empieza a mover su cadera, mientras las manos de Jungkook presionan sus glúteos, y algunas veces los azota.
—¿Lo estoy haciendo bien, detective? —pregunta el chico, con voz agitada y excitada.
—Sí, no pares —le corresponde Jungkook, alzando su cadera un poco para penetrar más profundo a Jimin.
—Sí, aaah —jadea el castaño, enrollando sus brazos en el cuello del detective.
Después de unos segundos ambos se corren, permanecen en la misma posición, tocándose, acariciándose y besándose.
—Debo irme, seguro y llegare tarde a la reunión —dice Jimin, retirándose del regazo de Jungkook.
—Yo debo volver a la estación —Jeon empieza a vestirse al igual que el castaño.
—¿Qué tal una cena? —lanza la propuesta el pelinegro.
—Claro —sonríe Jimin, mientras se abrocha el pantalón y se ajusta el cinturón.
—El arma —le recuerda el castaño, entregándole el arma nueve milímetros al detective.
—Pasare por ti.
El chico hace un sonido de desaprobación con su boca.
—Que tal si cenamos en tu casa y reponemos todo estos días que no hemos pasado juntos.
El castaño alza sus cejas y muerde su labio inferior, mientras espera respuesta por parte de Jeon.
—Eso suena mucho mejor —Jungkook abre la puerta de la camioneta.
—Lo sé —dice Jimin, sonriendo.
Ambos salen de la camioneta.
—Te veo en la noche, entonces —Jeon acorrala al castaño entre su camioneta y su cuerpo.
—Hasta en la noche —se despide el detective, rozando los labios de Jimin.
—Eres un provocador, Jeon —el castaño lo aleja, al saber que está jugando.
—No, ven acá. Ahora si te besare —dice Jungkook, siguiendo los pasos de Jimin.
—No gracias, ya me has besado y tocado lo suficiente —habla el chico mientras salen del estacionamiento.
—Ve con cuidado —le pide el detective.
—Eso siempre —responde el castaño, guiñándole su ojo derecho.
—Nos vemos, detective —se despide Jimin.
—Ahora quien es el provocador —suelta Jungkook.
El castaño se cruza la calle mientras sonríe.
—Le debo una semana de almuerzo al oficial Kim —habla en voz baja el detective, mientras sube los escalones de la estación de policía.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top