16

—Estoy listo —dice en voz baja Jimin, alzando su rostro del pecho de Nam.

—Vamos a sentarnos —toma la mano del castaño, y de nuevo se sientan sobre la capota del auto.

—No debí ilusionarme con él —habla bajo el chico. —¿Verdad? —mira al rubio sentado a su lado.

—El amor es algo que no podemos controlar, Jiminie —dice Nam, para luego suspirar.

—Si están juntos es porque así debe ser.

El castaño asiente.

—Nunca he asesinado a alguien que aprecio —sonríe débilmente.

—Eso no va pasar —interviene Joon, en los pensamientos de su amigo.

—Si pasará, Joon, pasará si continúa con mi investigación —empieza a alterarse de nuevo, Jimin.

—Y qué tal si la rechaza.

—Él aceptó frente a mí, Namjoon —alza su voz solo un poco. —Soy un completo estúpido —baja su mirada el castaño—. No debí dejar que esto pasará. No debí permitirlo. Él saldrá lastimado de una u otra manera.

Nam toma la barbilla de Jimin, y hace que alce su rostro.

—¿En serio vas eliminarlo? —lo cuestiona el rubio.

Jimin, se queda en silencio por unos largos segundos, recuerdos de momentos con Jeon llegan a su mente y lo único que hace es cerrar sus ojos.

—No —escucha un susurro, Nam.

—¡¿No?! —articula asombrado el rubio, por lo que ha escuchado.

—No puedo, Joon —dice con sus ojos cerrados. —No puedo pensar eso, no ahora —abre sus ojos.

—Pero...

—Entiendo tu punto, Joon, pero mi prioridad es terminar mi lista, y en mi lista por ahora solo hay un agregado más.

—¿Ah, sí? ¿quién? —indaga Nam.

—El detective Wang —contesta.

—¿Por qué Wang?

—Fue quien le llevó el caso a Jungkook, y estoy casi seguro que está igual de interesado en mí, como lo estaba Kim —le hace saber, Jimin.

—Indagare sobre el detective Wang —habla Joon.

El celular de Jimin suena, lo saca de su chaqueta y observa el nombre de su pareja, deja que suene un poco más, esperando a que desista, pero eso no sucede. Con su dedo pulgar desliza hacia la izquierda y cancela la llamada.

—¿Estas molesto con él? —escucha la pregunta de su amigo.

—No lo sé —acota. —Si lo sé —se contradice. —No estoy molesto con él, estoy molesto conmigo mismo —responde a la pregunta de su amigo.—Él no sabe nada, siempre todo lo he sabido yo —suspira Jimin.

Su celular suena de nuevo, está vez lo deja sonar, cuando la llamada se termina lo deja en silencio.

—¿No vas a contestarle?

El castaño niega.

—No estoy de humor para pelear con él —confiesa Jimin.

—Jeon, te importa —dice Nam, observando a su amigo.

—Nunca dije lo contrario —el castaño se recuesta en el hombro del rubio.

—Tengo algo que preguntar —habla nervioso Nam.

—Aja —le da el aval el chico.

—¿Por qué hablas solo entonces? —duda.

—Eres un idiota —se ríe Jimin. —Mi verdadera personalidad es la que controla y maneja todo a la perfección. Los pensamientos de Black Swan, son más fríos y calculadores —hace una pausa. —Black Swan, no está ligado a nadie más que a mí, mi verdadera personalidad está llena de soledad, remordimiento, odio, miseria y sobre todo sed de venganza —da leves golpes a su cabeza, contra el hombro de Nam—. Hablo sólo porque me recuerdo a mí mismo en lo que puedo fallar siendo débil, o siendo demasiado sociable. Mi alter ego me recuerda que debo ser precavido y estar un paso adelante de todos.

Joon, asiente y dice.
—Ahora entiendo.

—Ahora entiendes que no estoy loco. Es demasiado tarde, Joon —protesta Jimin.

—Espera. Tú tienes la culpa por actuar como lunático —Joon, golpea con su dedo la frente del castaño.

—Lo siento, pero te puedo asegurar, Joon, que la mente es la peor enemiga del ser humano —dice el chico, dejando de apoyar su cabeza en el hombro del rubio. —Cada vez que me escuchas discutir conmigo mismo, es porque hay decisiones que este Jimin, olvida y que no quiere hacer, pero que mi alter ego me las recuerda —le explica. —Mi mente es mi único rival, Joon. No me preocupa la policía, mucho menos morir. El día que tenga que deshacerme y confrontar a Black Swan —el castaño se pone de pie—. Ese día terminará todo, al igual que ese día estaré entre mi verdadero yo, y mi personalidad normal.

Joon, escucha atentamente.

—Discutir conmigo mismo es estar con un pie en la oscuridad, y el otro en la realidad —suelta Jimin.

—Debe ser difícil para ti.

Jimin, asiente, se pone de pie y tira de la mano de Nam.

—Vayamos a almorzar —dice el castaño.

—Claro —el rubio saca las llaves de auto.

—Quiero pizza —pide emocionado el chico.

—Pizza, será —aprueba el rubio.

Ambos entran al auto, y Nam conduce hasta el local favorito de pizza de su mejor amigo.

—Ordenare —se ofrece el castaño.

—Buscare una mesa —dice Joon, alejándose de Jimin.

El chico saca su celular y observa diez llamadas de Jungkook, las ignora y llama a su secretaria mientras espera su turno para ordenar.

—Señor Park —atiende la mujer.

—Quiero que avises a la fundación que iré a visitar a los niños —le ordena Jimin.

—Sí señor, lo haré ahora mismo —dice a través de la línea la empleada.

—No iré a la oficina, prepara todo lo que tenga que revisar, lo haré mañana.

La mujer hace un sonido de aprobación con su boca, mientras anota lo que su jefe le dice.

—¿Algo más, señor? —pregunta la secretaria.

—Si no tienes más trabajo ve a casa.

—Gracias, señor Park —agradece la mujer. —Una cosa más —interviene la mujer cuando Jimin está a punto de alejarse su celular de su oreja.

—Si —articula el castaño.

—El detective Jeon, ha llamado cinco veces —le hace saber la secretaria.

—¿Algún recado? —cuestiona Jimin.

—Pregunta por usted, y quiere que lo llame.

El chico suelta un leve suspiro.

—¿Algo más?

—No, señor Park.

—Ok.

Jimin se aleja el celular de su oreja y cancela la llamada.
Observa una llamada entrante de Jeon, la ignora y guarda su celular en su bolsillo.

Reacción tardía, Jiminie —escucha a su alter ego.

Es solo una prueba —se susurra Jimin.

¿Vas a ignorarlo ahora? —pregunta su sombra.

Es solo que no quiero hablar con él ahora. Es una prueba, una prueba para él —se contesta así mismo.

La prueba es para ti —dice sarcásticamente su alter ego.

No, es para él, y de esa prueba depende nuestro accionar.

—Bienvenido, ¿qué desea ordenar? —escucha Jimin, sale de sus pensamientos y mira al hombre frente a él.

—Dos pizzas personales, una hawaiana y la otra combinada —ordena Jimin.

—¿Desea agrandar sus bebidas?

—Por favor —se limita a responder, Jimin. —Pará comer aquí, y quiero dos pizzas grandes con queso, las pasaré a recoger cuando termine de comer —le pide el castaño.

El cajero asiente a la orden de Jimin, pasa por las pizzas personales y luego busca a Nam para almorzar juntos.

—¿Por qué no seduces a Jeon?

El castaño alza su mirada.

—¿Y eso como para qué? —Jimin toma su vaso con soda y bebe del popote.

—Pará qué no acepte el caso.

El chico ríe ante la idea que el rubio le ha dado.

—Es una muy buena idea, pero es su trabajo Joon. No puedo obligarlo.

Nam asiente.

—Tienes razón, debemos cumplir órdenes —agrega el rubio.

—¿Qué haría un novio normal? —pregunta Jimin.

—Apoyar su decisión —contesta Joon a la pregunta de su amigo.

—¿Aunque no esté de acuerdo?

Nam, asiente.

—Qué loco —niega el castaño.

—¿Tú que harás? —lo cuestiona Nam.

—No lo sé, aun no lo he pensado, todo depende de él —dice Jimin, para luego llevar el último pedazo de pizza a su boca.

El celular de Namjoon suena, Jimin solo lo observa y escucha.

—Claro, voy para allá —cancela la llamada.

—Emergencia.

Nam niega.

—Patrullaje —se pone de pie el rubio.

—Pedí dos pizzas grandes para llevar. Ve a pedirlas —le ordena el castaño a su amigo.

—Te recuerdo que soy tu amigo —dice Nam, señalándolo.

—Mi mejor amigo —Jimin, le guiña su ojo derecho y luego le lanza un beso.

—Eres increíble.

Joon, camina hasta la caja para retirar las dos pizzas.

—¿Adónde irás? —pregunta Jimin.

—Debo patrullar el vecindario de Kim, el jefe cree que puedes volver a la casa.

El castaño empieza a reír, mientras Nam coloca las cajas de pizza en el asiento del acompañante.

—Eso es y sería muy estúpido de mi parte —dice entre risas, Jimin.

—Lo sé, pensé lo mismo —Joon, ríe de igual manera. —Ten —el rubio le entrega las llaves a su amigo—. Conduce con cuidado.

El castaño asiente.

—Llama a Emma y dile que tendremos noche de películas —le pide. —Debo irme, los niños esperan por mí —Nam abraza a Jimin. —Gracias, Joon —susurra el castaño aferrándose al cuerpo de su mejor amigo. —Creí que tu forma de mirarme cambiaría después de haberte dicho todo —confiesa Jimin.

—Jamás te veré de otra forma, Jiminie. No puedo —le hace saber, Nam.

—Eres demasiado importante para mí, y pase lo que pase siempre podrás hablar conmigo de lo que sea.

Ambos rompen el abrazo.

—Mis ojos siempre te verán de la misma manera, Jiminie —deja un casto beso en la sien del castaño.

—Ahora recuerdo porque me encariñé de ti desde que te conocí —dice Jimin, alejándose del rubio.

—Porque soy apuesto, lo sé —bromea Nam.

—Por supuesto —el castaño sonríe, mientras abre la puerta de su auto.

—Te quiero Joon. Nos vemos en casa.

El rubio asiente y se despide agitando sus manos como un niño.

Toman caminos separados, Jimin despeja su mente disfrutando de la compañía de los niños de la fundación, juega con ellos, les lee un poco, y de esa manera hace que su mente quede en blanco y no recuerde las decisiones que debe tomar más adelante para que todo le resulte como se lo ha planteado desde hace mucho tiempo atrás.

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