Capítulo VII: "Rosas"

Culpa.

Fue el sentimiento que molesto a Kaito luego de su discusión con Aoko.

Porqué sabía qué la lastimó.

La frustración qué sintió por su imprudencia de dejar caer la corona y darle la ventaja a ese mocoso que se cree detective para darle crédito al Inspector Nakamori fue grande.

Nunca le dio importancia cuando le daban el crédito qué no merecia, al fin y al cabo era su trabajo. Lo último que quería era dejarlo sin uno.

Pero Aoko estaba insoportable.

"Mi padre logró obteer la corona."

"Papá tal cosa."

"Kid esto."

Estaba acostumbrado, pero el que Edogawa este metido y encima Aoko actúa como una niña de siete años aturdiendo tu cabeza con una anécdota contada por décima vez jugó en contra.

Tal vez exageraba, no sabía.

Agarró su baraja de cartas y comenzó a mezclarlas con maestría, buscando algo con qué distraerse.

No pudo. No con la mirada de dolor en su rostro al darse cuenta su "indiferencia" hacía ella. No la culpaba. Su poker face daba esa sensación, y...

¿Acaso estaba ignorando a Aoko?

Esa pregunta golpeó su pecho. Lo tocó más de lo que pensaba parando sus movimientos de manos.

Era cierto que a propósito creó un muro para evitar qué mire y descifre sus pensamientos, mentiras y sentimientos. Le asustaba perderla por eso.

Mierda, el la amaba con locura. Realmente lo hacía.

Y era una mierda no saber qué hacer con ese amor hacía Aoko. Tenerlo reprimido y actuar con indiferencia a su alrededor. Costó admitirlo, admitir que no veía a su amiga de la infancia cómo una...

Y Kaito Kid estaba lo estaba poniendo a prueba.

La distancia qué se empezo a crear empezo con el regreso de Kid. Con su renacimiento. Ocultar sus inseguridades, perder parte de su vida estudiantil y de adolescente le estaba pasando factura. Estaba sacando todas sus frustraciones a Aoko. A la persona que menos se merecía, la primera persona en darle su hombro y preguntarle si estaba todo bien.

Era la única qué sabia, por más que no lo diga o demuestre, qué algo lo molestaba. Y eso lo asustaba. Demasiado.

De por si odia a Kaito Kid. ¿Qué más argumentos dar?

Por más que lo esquivé, era consciente qué Aoko lo miraba con cariño. Tal vez de hermanos. No lo tendría muy en claro, pero que sus mejillas se sonrojen, éste ahí para el, se ponga nerviosa y sus hermosos ojos azules se iluminen, den ese hermoso brillo solo para el, era una clara señal de que tal vez, tal vez, lo ame.

Una sonrisa irónica delinio sus labios.

La amaba tanto qué la lastimaba.

¿Qué clase de amor es ese?

Ahora era consciente que Aoko notó su brecha.

Aoko notó su indiferencia.

Notó qué la apartaba.

"No... No puedo permitir perderla..."

Con ese pensamiento se levanto del sillón y miró la ventana dónde daba la casa de la culpable de sus dolores de cabeza.

Una rosa salió de sus manos, dándole la motivación de tragar sus inseguridades y orgullo.

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Se debatía entre hacer la comida o calentar lo que había sobrado, un caldo de verduras. Tal vez debería cocinar la carne para acompañar.

Dio un suspiro y sin poder evitarlo miro la casa de Kaito desde la ventana. Con incomodidad se cruzó los brazos y se apoyó en la mesada de la cocina sin saber muy bien qué hacer.

Cuándo habia diferencias entre ellos, se ignoraban unos minutos o se hacían pucheros y se repartían un que otro insulto sin ir al extremo. Todo se solucionaba con una rosa y una disculpa. Una volteada de pollera y seguirlo con el repasador.

Pero no ahora. Kaito estaba enojado con ella y no sabía porqué. Directamente no sabía el porqué de su actitud hacía el mundo en general.

A todos le entregaba su mejor sonrisa y mostraba sus trucos con orgullo. Nunca mostró alguna inseguridad en frente de los demás, y estaba segura que nunca lo haría.

Excepto cuándo su padre murió.

Su preocupación se notó en sus facciones. ¿Acaso su fantasma lo seguía? ¿Se sentirá tan solo como ella?

Se mordió la punta del pulgar derecho al pensar en ello.

Toda preocupación se vio interrumpida cuándo la puerta principal se abrió sobresaltandola. Se dio la vuelta sabiendo que era su padre y lo último que quería era que haga preguntas. Prendió rápido la cocina y busco la sartén para cocinar la carne.

- Bienvenido a casa papá -saludo y luego se dio la vuelta. Su sonrisa se cayó al ver que no era su padre.- Kaito...

- Hey -dijo con una media sonrisa. Aoko no pudo evitar sonreír al verlo. Estaba medio encurvado con las manos en sus bolsillos. Su poker face a la orden del día.

Pestaño confundida cuando se acercó a ella y quedaron frente a frente. Por instinto se apoyo en la mesada.- ¿Que...? ¡Kaito! -exclamó con sorpresa cuando una explosión de humo apareció en su mano y fue reemplazada por una rosa azul. Sus ojos azules se iluminaron y le sonrió.- Kaito...

- ¿Vas a agarrar la rosa o la tendré que plantar en mi jardín? -preguntó com burla.

- Ni te atrevas -amenazó aún con la sonrisa y la agarró.

- Yo... -su mirada se dirigió nuevamente a su amigo y observó cómo se rascaba la nuca y evitaba su mirada.- Lamentó lo de hace rato... No quería lastimarte, es lo último qué querría.

- Esta bien -la miró sorprendido por lo rápido de todo. Una especie de sospecha apareció en sus ojos y Aoko se percató.- Te conozco desde los siete años, ya me acostumbre a tu humor pesado -una sonrisa traviesa se delizo en sus labios mientras Kaito rodaba los ojos y le tironeo la mejilla.- ¡Hey!

- Qué graciosa Ahoko -la miro con cariño por el puchero que le hizo. Frunció el ceño al notar como lo miro con preocupación.- ¿Qué pasa?

Se mordió el labio nerviosa y Kaito se lamió los labios instintivamente al verlos, sintiendo las ganas de besarla por un acto tan cotidiano e inocente.

- Quiero qué sepas que siempre puedes contar conmigo... -comenzó ganándose una cara de confusión del mago.- Puedes confiar en mi si algo te molesta -sus dedos jugaron con la rosa mientras el joven tensaba los hombros y le daba su poker face.- Soy conciente que no estas cómodo, que algo te estás molestando. Es como si fuera qué estas alerta todo el tiempo y más perezoso de lo qué antes eras.

"Mierda, se dio cuenta..." -podía sentir que estaba sudando frío.

- Yo... -insegura agarró su mano. Las mejilla se Kaito se sonrojaron y levantó una ceja sin saber cómo reaccionar.- ¿Confías es mi?

- Eh... Sabes que si, tonta.

- ¿Me prometes que estaremos tanto en las buenas y en las malas?

- Ni lo dudes, lo prometo -sus manos se acomodaron y sus dedos se entrelazaron. Podía sentir la calidez y la suavidad de la mano de Aoko.

- ¿Prometes qué no habrá mentiras entre nosotros?

- Lo prometo.

La cocina quedó en silencio dando su testimonio de la mentira más descarada que podría ser escuchada. Y ambos jovenes eran conscientes de ello. Eran conscientes que había mentiras volando por todos lados. Por eso sus ojos no se apartaron del otro para creer, sentir qué entre los dos todo iba bien.

No supo en qué momento, pero la mano de Kaito se dirigió a su cintura y la atrajo.

Sus frentes se tocaron.

Cerraron los ojos.

Y la rosa cayó al piso.

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¿Qué me gusta el drama? ¿De dónde sacan eso?

Fuera de joda, estoy muy feliz del apoyo qué está recibiendo este Fanfic. Pensar que con solo preguntarme "¿Como sería el trío de Aoko, Shinichi y Heiji?" Y ¡Boom! Acá. Al princio no lo pensé como un Shinichi x Aoko, pero luego de algunas sugerencias fue como ¿Por qué no? Y acá estamos.

No tengo palabras de la emoción de que estamos cerca de las 2.000 vistas. Feliz del apoyo, la espera y expectativa.

Quería darle crédito a Shinkun4869 por el trabajo hecho en ediciones de imagen entre Shinichi y Aoko.

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les gustó?

Nos vamos leyendo.

Bye!

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