Capítulo V: "Empezando"
Aoko cortó las zanahorias mientras tararea feliz. Su ánimo estaba por las nubes. Al terminar, levanto la tabla de madera y con ayuda del cuchillo lo tiró a la olla, donde salpicó por el impacto de la verdura. Le bajo la intensidad del fuego y tapo la olla con la tapa.
Se lavó las manos y se las secó en el delantal. Desato el nuvo detras de su espalda y la puso en la silla.
Sin poder evitarlo dio un grito de felicidad dando un salto junto una vuelta.
"Creo que sé como podemos empezar -comenzó Heiji con seriedad. Estaban sentados en una cafetería, fuera del estadio. Sabía perfectamente que Kazuha lo iba a comer vivo, pero era necesario.- Pero no te va a gustar.
- ¿Por qué? -preguntó confundida y algo preocupada. No sabía qué esperar.
- Bueno... -hizo una pausa dramatica haciendo qué Conan rode los ojos.- ¿Te suena los informes o algo parecido? En resumen, como papeleos que hace tu padre que es Inspector...
Entrecerró los ojos. Asintió ya qué siempre está rodeado de papeles y fumando de frustración.
- Si... -frunció el ceño.
- ¿Sabés donde lo tiene? Los reportes viejos aún lo debe conservar.
- Creo qué tengo una idea".
No sabía porque, pero sintió una especie de adrenalina por todo lo que vivió en menos de 24 horas. Estar con dos ídolos detectives y hacer equipo era lo de todos los días. Mirando la hora, sabía que su padre no llegaría en al menos dos horas.
Subió por las escaleras y se dirigió a la habitación de su padre. Al llegar abrió la puerta y prendió la luz. Se acerco a la mesa de luz al lado de la cama, dónde se arrodilló y abrió los cajones. Encontró algunas hojas y las leyó.
"20/7/19
Reportes de avistamientos de Kaito Kid".
Dio una leida rápido e hizo un puchero al ver qué al final eran personas vestidas de blanco robando penosamente.
"Pagos a los oficiales".
Agarró otra.
"Prueba a oficiales".
Y así estuvo por unos minutos. No había nada interesante, solo hojas de hace algunos años de menor importancia.
Al intentar guardar nuevamente las hojas, vio una mini libreta azul y bordes dorada. La agarró y leyó la tapa.
"Policía metropolitana japonesa"
La abrió.
8/3/97
Nombre: Ginzo.
Apellido: Nakamori.
Edad: 25 años.
Situación del civil: Soltero.
Posición: Policia Metropolitana.
Levantó una ceja al leer. Se dió cuenta que era en los primeros años de papá como policía. Pero le vino una duda. ¿No era qué se casó con su mamá a la edad de 22 años?
Levantó la vista para ver la foto, donde se hallaba la foto de su madre, sentada rodeada de girasoles.
Negó con la cabeza, eso no era importante. Tenía que centrarse en su búsqueda.
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Dejó los zapatos en el casillero y sacó otro. Mientras los dejaba en el piso se las ponía, pensó en la conversación de ayer con los chicos.
Al no poder encontrar nada importante en esos informes, más específicamente de los casos viejos, hace 8 años, les mandó un mensaje comentando la situación. Al parecer contestaron cuándo estaba comiendo con su padre.
Aprovechó en leer cuándo secaba los cubiertos.
El gruñon: ¿Te fijaste bien? ¿De arriba a abajo?
El adorable: No creó qué mande mensaje si no lo hizo bien.
Había reído ante está situación. Contestó que sí, ya qué en la casa no encontró otro lado donde podría encontrarlo.
El gruñon: Seguramente lo tendrá en su oficina.
Oh no...
Tragó duro al saber lo que tendría que hacer. No sabía si estaba preparada para esto. Principalmente porqué la oficina de su padre era totalmente abierta, rodeada de policías.
- ¡Aoko! ¿Estás en otro mundo? -parpadeo al escuchar la voz de Keiko. Apartó la vista del casillero y la miró.- ¿Estás bien? -había preocupación en su voz.
- ¿Eh? ¡Claro que sí! -aclaró rápidamente y cerró su casillero.- Solo... Estoy un poco cansada.
- Oh -sonrió creyéndole.- ¿Y Kaito? ¿Por qué no vinieron juntos?
- ¡Porqué es un idiota! -atino a decir con enojo. Solo nombrarlo recordaba como además de dejarla plantada, tenía el descaro de mandarle mensaje y encima reclamarle el porqué llegó tarde.
A Keiko su respuesta lo vio divertido, ya acostumbrada a esto.
- Seguramente hizo una estupidez.
- ¡Si! -con furia caminó hacia el salón, radiando su enojo por todo el cuerpo provocando que varios compañeros se alejen de ella. Su amiga la siguió y la intentó calmar.
Por supuesto minutos más tarde llegaría el mago totalmente agotado por la maratón hecha para no llegar tarde y reclamar el porqué no lo despertó.
El trapo de piso terminó en su cabeza.
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Apretó el bento rosa en su pecho algo nerviosa. Sabía qué no iba a ser sospechoso que la hija del inspector vagara por el edificio al traer comida. Eso lo tenía claro.
Aun no sabía como carajos sacar todos los papeles y llevárselos sin que se de cuenta. Primero que todo no sabía en dónde estaría los informes viejos.
Intentando dejar de pensar que podría ser sospechosa, se adentro al edificio donde automáticamente varios policías la saludaron al reconocerla.
Al llegar con su papá se lo encontró gritando y maldiciendo a Kaito Kid. Algunos que estaban parecían ignorar esto y seguir trabajando al ya estar acostumbrados a este ambiente de trabajo.
- Hola papá -saludo acercándose al escritorio.
- ¡Aoko! -dijo feliz sacando el cigarrillo de su boca y dejandolo en el cenicero.
- Te traje el bento con la comida de ayer -lo dejó en el escritorio.
- Muchas gracias cariño, estaba muriendo de hambre. El tener a Kaito Kid en el noticiero me desespera -frunció el ceño desatando el nudo de la tela rosa para finalmente ver el bento.
- Me imagino... -dijo sin darle mucha importancia mitando los papeles al lado de el.- ¿Es mucho trabajo tener los informes?
- No tienes idea -en sus manos tenía los palitos moviendo la comida.- Me sacan canas.
- ¿Y no tienes ayuda?
- Por supuesto que no.
- ¿Puedo ayudar? -rezó para qué no sospechara.
Pareció pensarlo. Dejo los palitos y la miró con sospecha.
"Qué no haga preguntas, que no haga preguntas..."
Sin previó aviso sintio como estiraba sus mejillas con fuerza. Al instante lo apartó con lágrimas en los ojos tocándose.- ¡Eso dolió papá!
- ¡Lo siento cariño, pensé que eras Kaito Kid! -se disculpó rápidamente. Se sientio realmente mal al pensar que la lastimó. Ella como siempre quería ayudar y qué sea más ameno el trabajo.
- Lo noté -se sintió realmente herida.
- Puedes llevarlo en el último piso... -no sabía que hacee.
- Esta bien -un asistente le entregó las hojas y la guió.
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El celular de Conan vibró y miró que era. Al leer que eran mensajes de Aoko, mas específicamente fotos.
Sonrió.
Conseguiría atrapar al estupido ladrón y con suerte, alguna pista de la organización.
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