Capítulo 8: Consecuencias
Me llevo la mano a la cien, cansado de darle vueltas al tema. No está dentro de mis opciones decirles lo que pasó a Celeste, ¿cómo se supone que voy a hacerlo? Ella ya ha tenido suficiente. No creo ser capaz de poder contarle que su hermana gemela murió a las pocas horas de nacer.
Pensaba decírselo cuando fuera grande, sin embargo, el tiempo pasó más rápido de lo que quisiera y pese a que creí que tendría suficientes fuerzas dentro de unos años, no es así. Nunca pude recuperarme del todo.
—Sigo creyendo que deberías decirle a Celes—sugiere Inti, sentado a mi costado, él siempre ha dicho lo mismo. Sostiene que Ari merece saberlo, mas no me siento preparado para revivir cada detalle de aquel fatídico día y contárselo.
—Apenas tiene quince, ¿qué debería decirle? ¿Tu hermana está muerta?—cuestioné bastante dolido, aquellos recuerdos hacían que se me rompiese el corazón. Y justo esta horrible sensación de culpabilidad por no haber podido hacer nada, quiero evitarla en Celeste.
—Podrías buscar otra manera, Franco, sé que será difícil pero no podés seguir ocultando esto—coincide Noah respaldando a Inti, ambos asienten observándome fijamente.
—Ella no merece escuchar una noticia de ese tipo—niego mientras lucho contra los recuerdos. Aquella pesadilla sigue rodando en mi mente cual película de terror.
—Tampoco merece que su padre le mienta con algo tan delicado—retrucó Inti antes de beber un largo sorbo del café que minutos previos le sirvió Valentín.
Inti conoce cuán difícil fueron esos días, Celeste no paraba de llorar y Dante preguntaba qué sucedía. Jamás he tenido las agallas necesarias para contarles lo ocurrido de principio a fin. Desde que nos dijeron que Vilu nació sufriendo algunas complicaciones hasta que recibimos la peor noticia de todas: Violeta había muerto. Murió dejándonos destrozados, por ello temo decir la verdad.
No quiero destrozarle el corazón a mis hijos.
—Esperen, tengo una llamada—indicó Noah algo confundido. Sus trabajadores no suelen llamarlo durante los fines de semana.
—¿Querés que te sirva más?—inquirió Valentín acercándose a Inti, quien asintió extendiéndole la taza casi vacía—. ¿Qué sucede?—indagó señalando a Noah pues este lucía muy inquieto.
Caminaba alrededor del Vivero Bar levantando nuestras alertas, ¿Milán habría vuelto a hacer de las suyas? Noah ganó muchos problemas gracias a su comportamiento, aunque sabemos que Milán está lejos de ser un mal chico. Hasta ahora no ha cometido ningún delito, así que Noah debería estar agradecido.
—¿¡Cómo que mi hijo está detenido!?
Mierda.
Inti golpea la mesa con esa taza de café que bebía de manera inconsciente, Valentín abre en grande los ojos evidentemente sorprendido y yo volteo a ver a Noah. Espero que esto sea alguna especie de confusión.
—Un momento, por favor—se disculpa Inti dispuesto a contestar. Sabe que podría tratarse de algún paciente, del hospital o de las clínicas donde trabaja, debido a ello prefiere no dejarlo pasar.
Noah permanece al móvil, acaba de coger una servilleta y tras sacarse un bolígrafo del bolsillo, comienza a escribir lo que parece cierta dirección. Escribe apresurado en tanto parpadea varias veces sin poder creer lo que ocurre.
—¿Inti?—pregunto cuando noto que parece preocupado. Él suspira alarmado y asiente, ¿le estarán comunicando del fallecimiento de un paciente suyo? Esas noticias le sientan fatal.
—Gracias, voy para allá—afirma nuestro amigo. Valentín posee la misma cara de confusión que yo, ninguno entiende nada.
—¿Pueden decirnos qué está pasando?—pide intentando mantenerse calmado, exaltarnos sólo empeoraría esta situación. Si queremos que ellos estén tranquilos, nosotros también debemos estarlo.
—Dany está en la comisaría, no me han dado más detalles—inhala y exhala apoyándose en el mostrador. No recuerdo haberlo visto así ocasiones anteriores.
—Me dijeron que Milán estaba detenido, debo ir a esta dirección—comentó Noah muy inquietado. No traía consigo su automóvil, Inti regresó del hospital utilizando transporte público ya que el vehículo que tiene permanece en reparación.
—Los llevo, tardarán si quieren esperar un taxi—ofrecí echándole cierto vistazo a mi auto estacionado afuera. Tendré que decirle a Azul que no podré volver a casa hasta que soluciones lo que sea que haya sucedido.
—Vayan, y díganme si hay novedades—Valentín debía quedarse atendiendo el Vivero, ayer tuvo que encargarse Devi y hoy le correspondía a él. Mañana sería al revés, poseen dicha rutina desde que inauguraron ese albergue de rescate animal.
Acaricio al cachorro que apoya sus patitas delanteras en mis rodillas, me acerco más permitiéndole que lama mi mejilla y vuelvo a tirarle la pelota, este corre de inmediato a buscarla.
Martín tuvo una buena idea, venir aquí era justo lo que necesitaba. Álex también decidió sumarse y venir con nosotros, él observa a los cachorros algo tímido hasta que un perro comienza a acercársele. Es mayor, deberá tener entre ocho y diez años.
—¿Cómo se llama el de aquí, Devi?—le pregunta mientras rasca su cabeza. Ella sonríe y permanece callada unos segundos, seguro acaba de recordar cómo fue el rescate.
—Bruno—contestó agachándose detrás del mostrador para sacar unas toallas.
—¿Les darás un baño?—interrogué, a lo que Devi asintió. Creo que podría ayudarla con eso, después de todo todavía no inician las clases.
—¿Podés duchar sola a un San Bernarso como ese?—cuestionó Martín señalando a otro perros esta vez uno de raza. Es poco usual ver a uno así en albergues.
—Ni idea, será su primer baño, lo abandonaron aquí hace tres días—relató mirándolo con tristeza acumulada. Supondré que decidieron dejarlo aquí debido al tamaño, quizás creció más de lo que creyeron y entonces quisieron deshacerse de él.
Intento contener algunas lágrimas, todavía me cuesta procesar dicha información. Álex, igual que yo, se ha quedado callado.
Trato de no recordar a Dante, mas resulta imposible, ¿así habrá llegado a sentirse? ¿Olvidado y desechado cuando me marché a Venezuela dejando de venir? Me dolió, duele sentir que prefiere alejarse de mí. No hemos hablado, no sé qué decirle porque cometí un error, o mejor dicho varios errores.
—¿Pensando en él?—inquiere Martín, asiento con la cabeza y vuelvo a mirar hacia adelante—. Sabés que Dante está muy dolido, piensa que lo olvidaste e hiciste a un lado cuando empezaste a salir con ese chico...—estuve a punto de pedirle que dejara de recordármelo. Quisiera poder cambiar la historia de algún modo.
—Eso hice—afiancé observándolo, me miró sorprendido debido a que no pensaba que lo aceptaría así de fácil—. Al final resultó que estaba engañándome, terminamos hace poco más de un año—suspiré, tampoco tenía pensado contarle todo aquello que viví esos años que no aparecí por aquí ni en pintura.
—¿Y cómo te sentiste?—sonreí escuchando aquella consulta.
—Me alegré mucho de saber quién era realmente y no ser como él, ¿por qué debería estar triste? Considero que soy afortunada, gracias a eso aprendí muchas cosas. Por ejemplo, quiénes importan de verdad—culminé pensativa. Nunca llegó a afectarme demasiado cierta situación, diría que lo tomé bastante bien.
—No te sientas culpable, yo estuve tan ausente como vos, desaparecí por irme a recorrer el mundo junto a mi madre—me recordó mirando a través del ventanal, sonrió ante esa silueta de avión que se perdía entre las nubes.
—Dante sólo está molesto conmigo—lamenté otra vez, preferiría que hablásemos de cualquier otra cosa puesto que debo sacarme ya este tema de la mente—. ¿Pensás quedarte el resto del año acá?—Martín esbozó una sonrisa al oírme.
—Sí, se lo prometí a mi mejor amigo, basta de viajes por un tiempo—respondió poseyendo ciertos aires de tristeza. Dudo que sea capaz de cumplir aquella promesa.
Álex conversaba metros más allá con Devi, ambos acariciaban a otros dos cachorros que a juzgar por su parecido, podrían ser hermanos y haber sido rescatados juntos.
—¿Necesitarás ayuda para bañarlos? Puedo quedarme cuidándolos mientras Ailín y vos intentan bañar a ese gigantón—rió señalando al San Bernardo que olfateaba algunos juguetes alrededor suyo. Vi sus ojos llenos de dolor y aquello hizo que me volviera la mala sensación el pecho.
—Sí, ¿creen que puedan quedarse? Todavía falta darles de comer—desvié mi mirada hacia esas bolsas de comida a medio terminar.
—Claro, no tengo nada que hacer, intentaré darles de comer a todos—contestó Martín echándoles vistazos rápidos a todos los perros del refugio. Valentín y Devi debieron esforzarse mucho ya que este sitio cuenta incluso con ambulancia animal.
—Genial, gracias, iré a preparar las cosas—informó Devi poniéndose de pie. Llevándose consigo unas cuantas toallas y tres frascos de shampoo especial, desapareció tras cruzar la puerta que nos separaba del pasillo.
Existe un área dedicada por completo a los baños, otra es exclusiva de atención médica y una tercera vendría siendo donde venden diversos artículos para mascotas.
—¿Creen que sería buen voluntario? Devi dijo que necesitaría ayudantes nuevos y estuve pensando apuntarme—contó dejando de lado dicha timidez que puede llegar a tener. Me sumaría a esta noble causa si este no fuera mi último año de escuela, tendré que dedicarle mayor tiempo del que ya le dedico.
—Sí, de hecho yo quisiera unirme pero dicen que los últimos años de colegio son más difíciles—se quejó Martín, además sabe que debemos adaptarnos al ritmo que posee nuestra nueva escuela.
—¿Desde cuándo no sos bueno en algo?—le sonreí alentándolo, Álex a veces necesita a personas que estén recordándole ciertos puntos.
Escucho unos pasos apresurados dirigiéndose a nosotros, mis sentidos entonces se ponen en alerta y observo a Álex, parece haber percibido lo mismo. Devi regresa sosteniendo su teléfono celular, luce agitada y preocupada, lo que causa que borre aquella sonrisa que dibujé hace rato. Ella suspira, Martín también está confundido pese a que prefiere no preguntar y esperar a que hable por sí misma, sin presiones.
—Milán y Daniela están detenidos.
Llegamos al lugar dándonos con la sorpresa de que Gopal, Maia y Manuel están allí también. Veo que nuestros hijos no son los únicos implicados en esto. A pesar de saber que mis amigos están pasando por lo mismo, no logro tranquilizarme ni saber de mi mente aquella idea de que algo malo haya podido ocurrirle a Daniela. Le di permiso para que fuera a un parque de diversiones cercano en autobús, ella nunca rompería esa promesa.
Me aproximo a la puerta de entrada y esquivo a dos oficiales que se acercan a hablarme, primero necesito estar seguro de que está bien.
—¡Dany!—exclamo apenas puedo verla, ella corre hacia mí y estando delante mío, decide dejar su frialdad de lado y darme aquel abrazo que necesitaba.
Estoy más tranquilo ahora que está conmigo. Este ha sido de los sustos más grandes que he tenido, creí que había tenido algún tipo de accidente o algo parecido.
—Perdón, perdón, perdón—suplicaba sin querer soltarme. Cada vez entendía menos de lo que ocurría, ¿qué está sucediendo? Daniela nunca traicionaría mi confianza—. Lo siento mucho, papá, de verdad, no quería hacerlo—se disculpaba haciéndome sentir extraño. No sacaré conclusiones apresuradas.
—¿Qué pasó? Decime, por favor—le pedí queriendo escucharla. Un guardia de seguridad vino a nosotros entonces, evitando que Daniela pudiera contármelo todo.
—Disculpe, tiene que acompañarnos—indicó, a lo cual asentí. Dejé que Dany fuera a sentarse y obedecí, jamás fui de querer ganarme problemas con autoridades.
Maia observa a sus hijos de manera negativa.
Noah evita mirar a Milán.
Gopal le sonríe a Mariana fingiendo estar calmado.
Manuel niega mientras se gira a ver a Thiago.
Franco y yo seguimos confundidos, no tenemos idea de lo que ocurre hasta que coincidimos volteando hacia afuera. El auto de Noah está chocado junto al patrullero.
—Señor García Iturbe, su hijo manejaba sin licencia de conducir y dañó nuestra patrulla, tendrá que correr con los gastos—él asintió, dedicándole una mirada negativa a Milán que causó que este se diera media vuelta y se perdiera adentrándose en el lugar.
—¿Usted es padre esa chica?—me preguntaron señalando a Daniela, inmediatamente asentí pues quería escucharlo de una vez—. Estuvo forcejeando con el piloto, ¿sabe que eso puso en riesgo la integridad de todas las personas que circulaban?—cuestionó enojado, jamás había tenido problemas debido a Daniela. No pensé que fuera a comportarse así algún día.
***
¡Hola!
Weno, aquí les traigo otro capítulo ❤ ojalá les haya gustado.
¿Cómo va todo en su país?
¿Creen que Inti castigue a Daniela? ¿Qué dirán los demás cuándo se enteren de este incidente? ¿Álex se apuntará como voluntario del refugio animal? ¿Qué le dirá Noah a Milán después de que salgan de la comisaría? ¿Cómo reaccionarán Maia, Manuel y Gopal?
Gracias por leer hasta aquí :3
¡Nos leemos luego! 👋🏻
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