Capítulo 7: Canciones en el auto

—¡Ya no tiene excusa!—canté apenas encendí la radio, aquella canción llevaba sonando desde hace semanas en varias emisoras y es imposible no haberla escuchado.

—¡Hoy salió con su amiga disque pa' matar la tusa!—continuó Daniela, quien iba sentada a mi costado. Estoy seguro de que algunos transeuntes voltearon a ver el auto.

—¡Que porque un hombre le pagó mal!—siguió cantando Federico situado atrás mío. No creí que fuera a saberse la letra aunque siendo conocida dicha canción, tiene sentido.

—¡Está dura y abusa!—exclamó Julieta al lado de su hermano, aquel tema era realmente pegadizo. Tendrá que pasar mucho tiempo para que olvidemos semejante melodía.

—¡Se cansó de ser buena!—prosiguió Thiago uniéndose a nosotros. Ni idea qué estén pesando esas personas de los autos que pasan por nuestro costado, deben creer que estamos locos. Y no se equivocan.

—¡Ahora es ella quién los usa!—culminó Mariana la primera parte. A veces pienso que cantamos sin analizar lo que dicen las canciones, porque analizándola bien, no da ningún mensaje particular.

—¡Aquí viene, aquí viene!—informé cuando estuvimos a punto de llegar al coro y mi parte favorita. Subí el volumen mientras me preparaba, necesitaba cantarlo por milésima vez.

—¡Pero hice todo ese llanto por nada, ahora soy una chica mala!—cantamos todos juntos en tanto yo intentaba no descuidarme. Había manejado pocas cuadras y comenzaba a adentrarme a esa avenida cercana a casa.

Hubiera seguido cantando si no hubiese llegando la parte del rap, sé bastante inglés mas eso de cantarlo rápido no va conmigo.

—Y acá cambio de emisora para cantar algo que sí pueda—aclaró Federico, acercándose a mover los botones de esa radio que solía usar cada que empezaba a aburrirme.

Detesto el aburrimiento.

—Si alguna vez sentiste algo lindo por mí, perdóname—cantó Daniela y entonces comencé a tener mis dudas. Preferí resolverlas preguntándole ya mismo, aprovechando que está a pocos centímetros de mí.

—Dany, ¿a cuál de tus ex le estás cantando? Porque para serte sincero perdí la cuenta de cuántos novios has tenido—manifeste dudoso, a lo cual me observó fulminante. Quizás debí aclarar que iba con buena intención y sin ofender.

—A ninguno, Milán, sólo cantaba la canción—contestó sonriéndome de cierta manera que denotaba fastidio. Adoro molestar a mis amigos, si nunca he fastiado hasta el cansancio a alguien, no puede considerarse mi amigo.

—¿Pero cuántas ex parejas has tenido?—indagué buscando fastidiarla más. Lo merecía por no haber confiado en mí, creyó que chocaría el auto, ¿pueden creerlo? Obviamente seguimos vivos.

—¿Qué te importa?—cuestionó irritada, apuesto a que dejó de disfrutar ese tema que minutos atrás yacía cantando.

—Seguro no me superas—afirmé queriendo presionarla, Federico y Julieta reían escuchando cierto interrogatorio sentimental.

—Tengo cinco ex—respondió cruzándose de brazos. La canción que había puesto Fede parecía estar llegando a su fin y por cómo observa Daniela aquellos botones, diría que quiere cambiar de emisora.

—¿No eran diez?—inquirió Julieta, Dany negó intentando continuar calmada. Agradezco ese respaldo, Juli.

—Tampoco te pases—rió echando un vistazo hacia los asientos traseros. Volteé un poco hacia ahí, no obstante, Daniela añadió—: ¡Ambas manos en el volante y mirada hacia adelante!—ordenó sacando de sí esa preocupación que creí olvidada. Pensé que ya confiaba en que yo podría regresarnos sanos y salvos.

—Como que suficiente pop—comentó Thiago moviendo los botones de la radio, cayendo en otra emisora. Esta pasaba canciones demasiado lentas para mi gusto.

—¡Déjalo ahí y sube el volumen!—pidió Mariana, él hizo caso de inmediato algo confundido. Estaba tan desconcertado como yo, no entiendo qué les gusta de las baladas.

—¡Y cómo mirarte, esos ojos que me dejan en enero! ¡Cuando sé que no son míos y me muero!—empezaron a cantar Julieta, Daniel y Mariana. Jamás había escuchado una letra más cursi—. ¡Y cómo olvidarte, si la vida me enseñó que vas primero! No me importa la distancia, ¡yo te quiero!—gritaron a punto de romper mis tímpanos. Debo actuar o terminaré sordo, no puedo con tantos gritos.

Cambié de emisora obteniendo quejas de parte suya. Y empezó a sonar Tu sicaria.

—¡Ya me estás llegando!—vociferó Daniela intentando regresar a la canción anterior. Empecé a poner resistencia dejando a cargo del volante a mi mano izquierda.

Trataba de apartarla del botón que permitía cambiar emisoras descuidando algunos momentos lo que había delante nuestro. De todas formas, la avenida está despejada y pocos autos circulan por aquí.

—Ya basta, ¿no creen?—intervino Thiago, logré escucharlo pese a los reclamos de Dany.

—Sí, Milán, concéntrate, por favor—exigió Mariana mirando a través del vidrio a nuestros costados. No pasaban muchos automóviles, debido a ello, tenía total seguridad de que podremos llegar en perfecto estado al parque de diversiones.

—¡No cambies nada! ¡Deja ahí o te bajo del auto!—amenacé mostrándome serio, aunque dudo poder cumplirlo. No lo haría puesto que ella conoce dónde queda.

Usaría GPS si no estuviese malogrado, siento haberlo averidado hace meses. Debí tener mayor cuidado y no derramar jugo encima.

—¡Bajame entonces! ¡Olvidate de que vuelva a llevarlos a otro sitio!—gritó enojada subiendo el volumen a ochenta en un intento de cambiar cierta canción. No dejaría que se saliera con la suya.

Mi auto, mi decisión.

—¡Mira adelante!—indicó Federico, poquísimo alcancé a escuchar a causa del alto sonido que salía de la radio. No permitiré que malogren absolutamente ningún aparato de aquí—. ¡Necesito regresar a casa vivo!—reí creyendo que exageraba, no tendríamos ningún accidente.

—¡Frena!—denotaron tomándome desprevenido. Permanecí inmóvil desconociendo qué hacer, no encontraba aquellos frenos que impedirían que impactáramos.

Entiendo por qué mis profesores me catalogan como irresponsable y dicen que soy un desastre andante.

Dany quiso voltear y esquivar aquel patrullero estacionado adelante, lástima que fue tarde. Chocamos generando que tres policías salieran de la comisaría a ver qué sucedía. Quise bajar y salir corriendo, mas no podía dejarlos adentro para que enfrenten errores ajenos. Volví a arruinarlo, Daniela tuvo razón.

Joder, papá me va a matar.

No esperé que Jazmín viniera a visitarme, pensé que preferiría quedarse en casa a venir y estudiar conmigo. Sé que no tomarán ningún examen de ingreso, sin embargo, prefiero estar preparada y recordar algunas cosas que aprendí el año pasado con ayuda de mi institutriz.

—¿Capital de Afganistán?—preguntó sosteniendo entre sus manos las hojas que contenían aquella tabla que armé para aprenderme las capitales de los países.

—Kabul—respondí a ojo cerrado, estuve estudiando desde anoche. Creo que mañana puedo pasar a otro curso y dejar geografía, quizás literatura—. Siguiente pregunta—pedí preparada, o al menos creía estarlo.

—¿Capital de...? ¿Qué dice aquí?—señaló confundida, así que me acerqué dispuesta a leer mejor. Había cambiado de continente, dejamos Asia y pasamos a África.

—Zimbabue, su capital es Harare—indiqué tras recordar algunos minutos. Jazmín asintió dando una lectura rápida a cada país y ciudad, después me entregó los papeles.

—Ahora preguntame a mí, empecemos por Latinoamérica—pidió suspirando nerviosa. Ella sabe que debe aumentar sus calificaciones este año y voy ayudarla si necesita algo.

—Te dire el país y vos decís su capital, ¿de acuerdo?—volvió a asentir prestándome mayor atención. Comenzaría por países conocidos ya que así sería menos complicado, luego aumentaría la intensidad—. Argentina—inicié haciéndola sonreír. Esa está demasiado fácil.

—Buenos Aires—contestó sin mucho esfuerzo. Bajé unos cuantos casilleros de la table y continué, no quería saturarla de pronto.

Seguimos con México, Venezuela, Brasil, Chile, Perú, Cuba y Estados Unidos. Terminado esto decidí saltar hasta otra parte del mundo, regresé a Asia esperando que pudiese adivinar algo. A fin de cuentas, la capital era el nombre del país.

—Kuwait—pronuncié confundiéndola, alzó una ceja desconcertada y negando. Desconocía qué responder.

—¿Qué? ¿Eso existe?—inquirió tomando las hojas y chequeando su correcta escritura. Admito que quizás aquella pregunta fue demasiado rebuscada.

—Sí, Jaz—reí al observar que dejaba aquellos papeles sobre mi escritorio. Espero que pueda quedarse a cenar, Dante salió con Martín y no ha regresado aún.

Deben tener mucho de que ponerse al día, hace meses que no ve a su mejor amigo. Si Jazmín y yo viviésemos lejos estaría igual, pese a que más mejores amigas tengamos un vínculo sanguíneo que nos une pues nuestros padres son hermanos.

—Permiso, ¿se puede?—sonreí asintiendo apenas vi a mamá. Traía dos vasos de jugo y galletas en una bandeja que dejó encima del escritorio—. Tranquilas, no las cociné yo—garantizó dándonos cierta tranquilidad. Aunque siendo honesta tampoco sé hacer nada relacionado a cocinar, cosa que Jazmín sí.

—Debería enseñarles algo uno de estos días, ¿qué tal chocotejas?—propuso Jazmín entusiasmada, sonaba bien puesto que debería aprender a preparar algunas cosas.

—Por mí perfecto pero a Celes no le gusta el chocolate—indicó mamá observándome, a lo cual asentí. Dante dice que es raro aquel detalle debido a que a la mayoría de chicas le encanta.

—Podemos hacerlas con chocolate blanco—sugerí mientras reía, creo que puedo intentar aprender este sábado antes de que empecemos las clases.

—Racista—murmuró Jazmín tosiendo, a pesar de ello, alcancé a escucharla—. Gracias, Azul, ¿puedo quedarme a almorzar?—inquirió alegrándome el día, sabía que mamá diría que sí.

—Claro, no olvides avisarle a Matías o vendrá preguntando por vos como la vez pasada—recomendó acordándose del incidente anterior, el papá de Jaz comenzó a prepcuparse mucho porque no regresaba a casa. Finalmente mamá salió de mi habitación dejándonos solas y cogí esa tabla de ciudades de nuevo.

—Espera, tengo una llamada de Dany—informó revisando su celular. Hablamos horas atrás y dijo que iría con los chicos a un parque de diversiones, quizás quiera mostrarnos dicho lugar.

Resultó ser invitación a un videochat, Jazmín respondió en seguida y ni bien estuvimos conectadas, observé a Daniela sentada sola. No parecían estar dentro de ese parque que mencionó, no habían juegos ni yacía al aire libre sino dentro de algún cuarto cerrado.

Miré más de cerca a la pantalla muy desorientada, Jazmín lucía como yo. No estábamos entendiendo qué sucedía.

—¡Vos!—me señaló Dany, a lo que opté por sonreírle de buena manera—. ¿Sabés cuántas veces te llamé? ¡Y no vuelvas a decirme que volviste a quedarte sin batería! Estás peor que mi ex—vociferó enojada, todavía faltaba que nos explicara qué ocurría. Federico salió detrás de ella, observó a Jazmín y tomó asiento al costado de Daniela.

—¿Jaz? ¿En serio? ¡Dijiste que ibas quedarte en casa y no que irías con esta de acá! Pero qué bueno que no viniste—comentó luego de señalarme. Lo sé, debo contestar mis llamadas y cargar mi teléfono a tiempo, no esperar a que se apague para recién hacerlo.

Prometo cambiar... algún día.

—¿Nos pueden decir qué pasó?—cuestioné teniendo suficiente, quería acabar con todo este misterio ya mismo.

—¡Iremos presos! ¡Moriré en la cárcel! ¡Díganle a mis padres que siempre fui buen chico! Gracias por ser amigas de este antisocial y estar cuando las necesité... ¡Si Milán escapa del penal, mátenlo!—intervino Thiago cogiendo el celular de Dany, quien tras batallar unos segundos por su devolución consiguió recuperarlo y volver a dirigirse a nosotras.

—Milán chocó el auto de Noah contra un patrullero, descubrieron que no tenía licencia de conducir y nos detuvieron—explicó brevemente. Jazmín no le creería así de simple, por ello Daniela enfocó a los dos oficiales detrás suyo y regresó a hablarnos—. Están por llamar al papá de Milán... Noah y Venecia lo van a matar—agregó dando un suspiro, seguro se sentía responsable por haber dejado que conduzca.

—No te sientas mal, vos intentaste impedir que Milán conduciera y no es culpa tuya que él...—Jazmín intentó tranquilizarla obteniendo una mirada negativa de Federico.

—¿Perdón? Si supieras lo que hizo no la defenderías tanto—resopló mirándola enojado. Dany omitió revelarnos algunos detalles por lo que veo.

—Callate, Fede, yo no hice nada—rechazó volteando a observar a esos policías, quienes debían estar realizando ciertas llamadas porque yacían hablando por teléfono.

—¿Que no hiciste nada dices? Estuviste peleando con Milán porque cambió de emisora cuando escuchábamos la canción de Sebastían Yatra por esa maldita radio—le reprendió Mariana llegando hacia donde ellos estaban, al parecer esperaban que viniera a buscarlos un adulto responsable— . ¿¡Cómo se te ocurre hacer eso teniendo el auto en movimiento!? No quiero imaginar qué pasará si mi mamá se entera de esto—añadió enojada, quizás nunca antes la haya visto molestarse de esa manera.

—¿¡Vos estás loca, Daniela!? Pensé que eras la única cuerda ahí—indiqué sorprendida, costaba poder creerlo. Tenía motivos por que sentirse bastante culpable.

—¡Estuvo a punto de matarnos!—escuchamos gritar a Julieta, Federico asintió de acuerdo y suspiró preocupado apenas vio entrar al lugar a otros tres efectivos policiales.

—Sí... me alegra haber venido a estudiar con Celeste y no haberme ido presa—culminó Jazmín mientras negaba. No quería imaginar cuál sería la reacción de Noah, Inti podría tomárselo con calma pero Maia... Fede y Juli cavaron su propia tumba el momento que decidieron ir.

—¡Señorita, deje el celular!—le reprocharon a Daniela, no tuvo más remedio que obedecer puesto que dudo que quisiera cometer otras faltas a autoridades.

***
¡Hola!

Weno, espero qué les haya gustado ❤ ¿reconieron alguna canción?

¿Cuál es su canción favorita y cantante preferido? Mi canción favorita es HANDS y THIS IS ME 💞

Ojalá se encuentren bien en sus hogares a pesar del actual problema del coronavirus :c mis mejores deseos para ustedes 🙏🏻💖 que en su familia y seres queridos reine la salud.

¿Escucharon alguna canción puesta aquí? ¿Cómo creen que reaccione Noah? ¿Qué le dirán a Milán sus padres? ¿La mamá de Mariana se enojará con ella? ¿Jazmín podrá subir sus notas?

Gracias por leer :3

¡Hasta pronto! 👋🏻


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