Capítulo 5: Sobreprotección
Dany suspiró comenzando buscar algo en su pequeña mochila negra, mientras reía por lo alto junto a mi amigo. Julieta observaba a Milán algo extrañada, aunque luego cambió de expresión debido a las razones que este individuo dio.
—Gracias, le prometí a Flor que iba a comprarle un paquete pero no tenía la farmacia—se excusó apenas Daniela decidió entregarle tres toallas femeninas... ¿de flujo abundante? Diablos, Daniela.
—Son cinco pesos—extendió su mano izquierda esperando dinero a cambio, sorprendiéndonos bastante—. También tengo pastillas para el dolor menstrual a mitad de precio si compras tres tabletas—agregó sacando lo que ofrecía, veo aquí delante nuestro una próspera mujer de negocios.
—¿En serio vas a cobrarme?—inquirió Milán, Dany negó riendo aunque luego asintió.
—Puede que me interesen las ventas, sin embargo tampoco creas que voy a vender todo—carcajeó guardando las tabletas adentro del bolsillo de aquella mochila—. Bueno, ¿dónde nos quedamos?—preguntó perdida, tras haber llegado Milán la conversación que manteníamos tomó otro rumbo, uno muy distinto.
—En cómo llegábamos al parque de diversiones—respondí, Milán observó nuestros rostros confundio. Debíamos ponerlo al tanto.
—Te resumo el chisme, pensamos ir a un parque que queda pasando una zona peligrosa y estamos viendo cuál sería la mejor ruta—contó Julieta, consisa y precisa. Entonces Daniela siguió comentándonos del posible plan que intentaríamos llevar a cabo.
Debíamos tomar un autobús, luego el metro y finalmente, transporte público de nuevo. Duraría unas dos horas o quizás menos, aquel trayecto. A pesar de esto, Milán negó puesto que viajaba poco en transportes así.
—Vamos en auto, le puedo decir a papá o manejo yo—esa primera idea parecía más coherente que la segunda, ¿Milán manejando? Oh vamos, soy joven aún.
—¿Manejando vos? De momento, quiero vivir—afianzó Thiago asustado, él también sentía desconfianza teniendo a nuestro amigo de chofer.
—No pasará nada, sí llegaré... además dudo que tengamos tanta mala suerte de que justo ahí nos pidan mi licencia de conducir—acotó sonriéndonos, lo queríamos bastante; no obstante, preferíamos mantenernos a salvo. Cabe resaltar que él ya tuvo un accidente automovilístico antes y por eso dejó los aviones.
—Como sea, ¿quien se apunta?—interrogó Thiago, haciendo que todos levantamos las manos. Estábamos seguros de que queríamos divertirnos previamente a retornar a clases.
—¿Quiénes más irán?—quiso saber mi melliza, era obvio que pensaba decirle a Jazmín acerca de la idea que teníamos. Podíamos pasar un gran día allá, hace años que no voy a sitios de ese tipo.
—Quizás Mariana, se lo diré después—contestó Thiago revisando su celular. Ellos hablaban de forma constante mediante dicho aparato, así que solía unirse a menudo a las salidas que hacíamos.
—Se lo comentaré a Jaz—afirmé sonriente, esperaba que dijira que sí a pesar de que fuera apegada a las reglas que le ponen sus padres.
—Y Celeste tal vez llegue a animarse—expuso Daniela, pienso que le vendría bien dejar el estrés de lado y venir. Celes recién retornará al colegio luego de años, lo cual no sera fácil.
—Lo bueno es que quedé en buenos términos con mi ex—garantizó Milán, de nuevo haciéndonos reír. Tenía razón puesto que pese a los asuntos pasados, siguen llevándose de maravilla.
Entro al estudio fotográfico, saludo a la recepcionista, quien sonríe mientras continúa hablando por teléfono, e ingreso volteando a ambos lados. Seguro sabe a qué he venido, ¿por qué otro motivo estaría acá? Él olvidó su cámara de nuevo y vine a entregársela.
Observo a mis alrededores intentando encontrarlo, se supone que debe estar cerca. Me adentré más en las instalaciones analizando cada detalle, sin duda hizo un buen trabajo. Quise llamarlo para preguntarle dónde estaba hasta que recordé que mi celular no tenía batería. Ni si quiera puedo avisarle a mamá que llegué, y dijo que lo hiciera. Decidí subir las escaleras buscando su oficina, si mal no recordaba se ubicaba en el segundo nivel junto a la cafetería. Suspiré aliviada cuando lo tuve a tan sólo unos pasos, editaba algunas fotos bastante concentrado así que sabía que yo yacía atrás suyo.
—Papá—llamé haciéndolo voltear, saqué la cámara fotográfica con sumo cuidado del bolso que traía dispuesta a dársela—, procura avisarme en qué piso estás la próxima vez—indiqué sentándome a su costado. Pronto entraría a clases por lo que tampoco podría venir durante el día.
—Eso hice, ¿o te olvidaste de cargar tu teléfono?—cuestionó observándome tras dejar aquella cámara encima de la mesa del cafetín, me conocía bien.
—¿Podés decirle a mamá que estoy aquí? Por favor—le pedí, respondiendo afirmativamente y de manera indirecta, esa pregunta que realizó.
—Vamos a mi oficina—sugirió cerrando su portátil. Miré de reojo aquel reloj al frente mío, habían transcurrido varios minutos desde que salí. Quizás haya comenzado a preocuparse.
Creo que pensé bien, no estuve equivocada porque el celular de papá sonó. Él contestó sonriendo y supe por aquello mismo que era ella, ninguna otra persona lo hace sonreír de dicha forma.
—Está conmigo, amor—aseguró apenas respondió. Sabía que mamá preguntaría por mí, debería tener mayor cuidado y no olvidar cargar mi móvil.
—Prometo que no volverá a pasar—afirmé sintiéndome culpable, detestaba preocupar a mis padres ya que les hice pasar por muy malos momentos casi siempre.
—Justo iba a llamarte ahora, Celes dice que nunca más sucederá, ¿le vas a creer?—interrogó haciendo que riera, sabe cómo hacerlo. A veces piensa que prefiero a mamá, no obstante, jamás he tenido alguna preferencia.
Soy incapaz de elegir a uno, los dos han estado apoyándome durante aquellas dolorosas quimioterapias y operaciones, por ejemplo el transplante de médula ósea que afronté.
—Quiero creerle pero la conozco, avisame apenas salga o enviaré a Dante a buscarla—oí cuando puso esa llamada en altavoz. Esperaba que no estuviese enojada aunque, ¿cuándo lo ha estado? Mamá no posee aquel tipo de temperamento.
—Como digas, Azul...—pronunció sin querer terminar de hablar, sus conversaciones telefónicas estando lejos solían tardar demasiado—. Te amo, perdoná por no decírtelo a menudo—añadió él, apuesto a que generándole una gran sonrisa.
—Y yo a vos, Franco—escuché contestarle, imaginé su rostro deseando averiguar cuán rápido eran sus latidos, ¿será verdad todo lo que dicen los libros sobre el amor? Dudo descubrirlo, siendo sincera.
Tuve cáncer, también tengo una cicatriz que recorre mi espalda, ¿qué clase de chico querría mantener cierta relación con alguien así? Saldrían corriendo al enterarse, y entiendo, debido a que sentí asco de mí misma.
Espero volver a ver a ese chico que vi hoy limpiando parabrisas. No debe tener mucho dinero y me alegraría enterarme de que pudo salir adelante, aquella sensación que se instaló adentro de mi pecho fue horrible, odié cada palabra que soltó ese hombre, quien creyó tener derecho de menospreciarlo. Sus ojos eran cafés, algo claros y poseía cabello rubio. Intentaré pasar por allí de regreso a casa, a pesar de que quizás haya decidido irse.
—¿Ari?—debí haberme quedado pensando, por ello papá me miraba extrañado. Entrecerré mis ojos volviendo a la realidad.
—¿Usarás mi segundo nombre?—inquirí perturbada, él asintió cabizbajo cargando sus cosas y poniéndose de pie.
—Sé que lo odiás—afianzó empezando a caminar, dejándome atrás.
Tomé la cámara fotográfica y emprendí esa corta marcha hacia su oficina, hacía mucho que no entraba ahí a pesar de adorar las fotos. Venía seguido antes de que comenzara a tener historia con cierta enfermedad de nombre leucemia.
No había cambiado tanto. Quizás logró sorprenderme por tener pocos recuerdos acá mas sonreí observando tres fotografías encima del escritorio de papá. Mamá sosteniendo unas flores, rosas azules, sus favoritas figuraba en la primera. Después se hallaba Dante camimo al colegio, lucía animado y feliz por ir a estudiar, debió ser su primer día de clases.
Finalmente, yo luciando aquel vestido que compraron por los quince años que cumplí y no quise celebrar. Nadie insistió, jamás me han obligado a hacer fiestas o algo que no quiera.
—¿Qué hago ahí?—consulté señalándome, todavía poseo corto el cabello. Quisiera que creciera más rápido.
—Necesito inspiración para que las fotos que edito queden bonitas—respondió papá sentándose, tomó mis manos y sonrió. Parecía estar recordando, permaneció callado unos segundos en tanto observaba las facciones de mi rostro.
—¿No pensás sacarla?—indagué, creyendo conocer qué contestaría. Él negó de inmediato acariciendo aquella fotografía, fue tomada hace algunos meses.
—Sólo la quitó cuando entra algún chico, por cuestiones de seguridad—garantizó sacando a flote otra vez dicha parte suya, ¿qué puedo decir? Crecí con un padre celoso—. No me mirés así, debo cuidarte. Hay hombres que van a querer hacerte daño—agregó temoroso, a lo que asentí. Puede que por esa razón prefiera no aventurarme al amor.
—Qué lindo sos—culminé sarcástica, aunque conocía los motivos por que decidiera protegerme tanto.
Si tu hija desaparece y la tienen privada de su libertad dos meses, no será fácil dejarla salir sola luego. Entiendo que debieron haberla pasado horrible, pero odio rememorar aquellos días fatídicos.
No tengo idea de a dónde haya ido Milo esta vez, probablemente a alguna cantina a beber, aunque es mejor así. Sólo estamos Rocky y yo en casa, nadie más que nosotros. Comparto algunas galletas con él hasta sentirme bastante culpable, entonces prefiero no comer otro bocado y termino dejándoselas.
Si algo bien hice, fue rescatarlo de la calle hace un par de meses. Puede que siga pasando hambre aunque por lo menos no le faltará techo.
—Tú nunca engordas—reí mientras lamía mi mano, acabando aquellas cuatro pequeñas galletas que había. Su lengua comenzó a subir llegamdo a mis cicatrices, hecho que hizo que la retirara de inmediato—. Ven, siéntate conmigo—le pedí subiéndolo al sillón. Adoraba observarlo jugar entre los cojines, tirándolos y sacudiéndolos.
De alguna manera siento que Rocky será la única familia que tendré y no quiero imaginarme lejos suyo. Quisiera abrazarlo para jamás soltarlo.
Escucho azotarse nuestra puerta de entrada, debe ser Nicolás. No creo que pueda haberle ido peor, ¿o sí? Yo fui a comprar algunas pastillas que según leí, ayudaban a bajar de peso y bailé a cambios de ciertas monedas.
—Conocí a una chica igual a ti—sonrió Nico, señalándome demasiado contento, ¿esto realmente estaba sucediendo? Apenas lo vi entrar sonriendo de esa forma pensé que había regresado con Lidia.
—¿Y cómo se llama?—pregunté, tomándole mayor interés a esa repentina alegría que a eso que quería contarme.
—Olvidé preguntarle...—murmuró apenado. Por fin conoce a alguien que quizás logre arrancarle a Lidia de los pensamientos y olvida preguntarle el nombre.
—Ojalá que la próxima vez olvides a Lidia—rodé mis ojos, Rocky gruñó recostándose en mí. A él tampoco le caía bien esa chica.
—Sé sincera, ¿de acuerdo?—asentí, apuesto a que quiere hacerme una pregunta respecto a ella. Espero que no se enoje por responderle lo que pienso—. ¿Crees que Lidia es buena persona?—estallé en carcajadas tras escucharlo. Y pensaba que iba a deprimirme, gracias, Nicolás.
—¿En serio? Es como si me preguntaras qué animal es Rocky—reí casi sin poder creerlo, no obstante, Nico esperaba que respondiera y parecía tomarlo de manera importante—. No creo que lo sea—contesté dejando de reír. Él querí saber qué opinaba así que no quiero que termime molesto.
—Quizás tengas razón—admitió causándome un asombro increíble, ¿esto estaba sucediendo? Sí que le hizo bien conocer a esa otra chica.
—¿Estás hablando de verdad? Mira, no sé que hayan hecho contigo pero que sigan haciéndolo—deseé esperanzada, tal vez podría olvidarla aunque dudo que suceda rápido. A pesar de ello, ha dado grandes avances tras un mes.
—Igual no quiero relaciones por ahora—suspiró cansado, trabajar limpiando autos puede resultar muy duro—. A propósito, tengo otro trabajo, soy mesero—soltó de repente. Hoy está lleno de sorpresas, ¿qué tan genial habrá sido su día? Prefiero que me cuente todo, así podré sacar mis malos pensamientos y desconectar unos minutos.
—Pues no vas nada mal—comenté sorprendida. Rocky bajó del mueble, comenzando a caminar y olfatear los sofás. Quisiera poder comprarle juguetes mas debo priorizar sus alimentos y comidas diarias.
—Al principio fue horrible, un hombre empezó a insultarme cuando limpiaba otro automóvil pero mi cliente intervino y luego vino esa chica...—culminó sonriendo, desconozco quien sea ella y ya pienso que deberían volver a verse. Lidia conseguía que llegara llorando, maldiciendo el haber existido en tanto aquella otra ocasiona algo opuesto. Fantástico—. Idéntica a ti, por cierto—repitió examinándome, a lo cual alcé una ceja extrañada.
—Deja de mirarme así, pareces acosador—manifesté incómoda y tirándole la pelota roja a Rocky, el único juguete que tiene—. Seguro por eso ella salió corriendo, asustas—indiqué volviendo sentir vacío estomacal. Probablemente vomitara luego, sin embargo, quiero comer cualquier cosa.
—¿Tan feo soy?—interrogó acomodando su cabello. Dicha pelota que le tiré a Rocky cayó a sus pies, Nico sonrió lazándosela lejos y haciendo que fuera persiguiéndola.
—Saca tus propias conclusiones—concluí entrecerrando los ojos, reaccioné apenas Rocky puso esa pelota en mi regazo pues quería que volviera a lanzarla. Todo dio vueltas unos instantes ya que sufrí otro mareo.
—¿Puedes ir a comprar al boulevard de acá cerca? Iré intentando preparar la cena, gané más que otros días y creo que alcanzará para comprar comida—indicó sacando de su bolsillo unas cuantas monedas y dos billetes.
—Bien, ya regreso—cogí el dinero que, pese a no ser mucho, podía dejarnos comer tranquilos esta noche.
Mañana tendré que trabajar hasta tarde si quiero conseguir mayores ganancias, las necesito. Tengo nódulos en mis cuerdas vocales, y si quiero volver a operarme debo pagar una costosa operación. Además de cumplir la mayoría de edad, porque no pienso ir al doctor con Milo.
***
¡Hola!
Weno, ante todo muchas gracias ❤ por leer y comentar.
Espero poder actualizar pronto, pero no lo sé debido a que sere operada mañana mismo a las 3 de la tarde en Perú. Mi problema volvió así que me practicarán una segunda intervención para retirarme los tumores que tengo. Afortundamente son benignos 🙏🏻💜
Gracias de nuevo por leer hasta aquí, espero que todo salga bien y poder escribirles pronto :')
¿A quiénes les gustaría ver en el próximo capítulo? ¿Violeta volverá a cantar? ¿Nico olvidará a Lidia? ¿Celes encontrará el amor? ¿Por qué Franco será tan celoso? ¿Milán manejará al parque de diversiones? ¿Él y Celeste fueron novios?
Dudas resueltas en los próximos capítulos 👌🏻🤔
Les agradezco de todo corazón, ojalá esta vez pueda reponerme más rápido puesto que la vez pasada fue algo lento ya que el tumor medía 7 cm aprox.
¡Nos leeremos dentro de poco! 👋🏻
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