Capítulo 27: ¡Bruno!
Llegada la tarde del viernes, empezó a llover. Era el clima perfecto para quedarme en casa y aprovechar para hacer algunas tareas, aunque lo que predominaba en mi mente era aquella celebración que se llevaría a cabo dentro de poco. Apuntaba ciertas canciones que podríamos bailar, puesto que estábamos completos, sonrío satisfecha y tarareo una melodía.
De pronto escucho unos pasos acercándose, los cuales reconozco de inmediato. Mamá venía apresurada, esto último se me hizo extraño. La observé unos segundos, sus ojos estaban llorosos y sostenía el celular mientras temblaba.
—¿Qué sucede? ¿Por qué estás así?—inquiero preocupada. Recordaba haberla visto de esa manera hace muchos años, cuando enfermé y mis padres yacían desesperados.
—Lo encontraron, Dany, han encontrado a Bruno—responde con voz temblorosa.
No puedo evitar ensanchar mi sonrisa, y voy a darle un fuerte abrazo. Mamá me corresponde y seca esas lágrimas detrás de mí, jamás le ha gustado que la vean llorar.
—¿Acaban de avisarle a Devi?—asiente conmocionada. Entiendo que esta noticia le sorprenda.
—Luz tenía razón, ella siempre dijo que volvería a casa, incluso cuando comenzábamos a perder esperanzas—responde ahora, observándome a los ojos. Quisiera que papá estuviese aquí también, mas tiene turno en el hospital donde trabaja y no regresara hasta tarde.
—Entonces eso significaba la revelación...—murmullo para mis adentros, no obstante, consigue escucharme.
—¿Pensás que haya querido advertir el retorno de Bruno?—pregunta, a lo cual guardo silencio unos instantes.
—Hay una gran posibilidad, pero no fue lo único que reveló Devi—le contesto. Mi madre parpadea producto de la curiosidad.
—¿Qué más decía su revelación?—pide que se lo recuerde.
—Hablaba de que un alma gemela no estaba hecha polvo, ¿a qué creés que haga referencia?—mamá tose, aclarándose la garganta y suspira volteando a ambos lados.
—No tengo idea—niega rotundamente. Parece incomodarle hablar al respecto, lo cual compruebo cuando cambia de tema—. ¿Ya terminaste tus tareas?
—Todavía no, estaba pensando en algunas canciones para mi fiesta de quince años—respondo confundida. Siempre nos hemos tenido suficiente confianza, no veo por qué me ocultaría algo.
—Cuesta aceptar que cumplirás esa edad—suelta entusiasmada. Creo que a las dos nos causa la misma ilusión dicha celebración.
—¿Y lo decís porque...?—dejo incompleta aquella frase, esperando a que mamá decida terminarla.
—Sabés que hubieron unos momentos, que no son de mi agrado recordar, donde pensé que te perdería—rememora dolida. Tampoco soy amante de esos recuerdos, sin embargo, no hago nada para evitarlos—. El temor se quedó conmigo varios años, tenía miedo de que volvieras a enfermar.
—Han pasado casi siete años y no he recaído, ¿contenta?—ríe satisfecha y vuelve a asentir.
—No olvides que mañana viene tu hermano Tomás—comenta mi madre, quien sabe qué planeo pedirle. No veo a otra persona ocupando aquel lugar, ¿quién mejor que él? Ha estado junto a mí cada que lo necesité.
—¿No pensaba ir a casa de Noah?—ella niega. Sigo sin olvidar que un sábado nos dejo plantados.
—Esta vez eligió almorzar con nosotros, al menos eso me ha dicho—aclara mamá. Cierro los ojos y la imagino al día siguiente, bombardeando a Tomás de preguntas acerca de sus estudios.
—¿Le has comentado que voy a hacer una fiesta?
—Prefiero decírselo en persona—sonríe ella y acaricia mi cabello rojizo, muy parecido al de papá—. ¿Recordás cuando cumpliste cuatro?—asiento, pese a que desconozco a dónde quiere llegar.
—Por supuesto que sí, nunca olvidaría las fiestas que hice—indico nostálgica. Aquellos eran buenos tiempos, Tomás vivía aquí y yo apenas comenzaba la escuela.
—Fue tu hermano el que tuvo la idea—confiesa, agacho mi cabeza y sonrío de nuevo. No suelo manifestar demasiado mis emociones.
—Recordame agradecerle por ello.
—Espero que no te queden dudas de que dirá que sí—desea y me abraza, me envuelve entre sus brazos emocionada.
Más que tener una fiesta, ocasiona esta alegría que mis padres estén conmigo. No sería lo mismo cumplir quince sin estar juntos, quisiera que fuera así eternamente, pero sé y acepto a mala gana que el tiempo transcurre rápido.
En un abrir y cerrar de ojos, dejé de ser una niña. Estoy cerca de comenzar otra etapa diferente, que me entusiasma iniciar a vivir.
Le sonrío desde mi lugar y bebo otro sorbo, justo lo que necesito para afrontar este frío clima. No dejado de llover, por ello preferí quedarme en el hotel hasta que al menos viera alguna mejora. Si salgo camino a casa ahora, lo más probable es que terminara enfermo con Luz reprendiéndome por haberme expuesto así. Observo las calles empapadas y agradezco tener un techo donde resguardarme, muchos no poseen tanta suerte, yo incluso tengo una tasa de café.
A pesar de todo, Devi y Valentín tuvieron que salir rumbo a la comisaría, por suerte Noah se ofreció a llevarlos para que no tuviesen tomar un taxi.
A muchas personas este frío podría provocarles tristeza, a mí me brinda felicidad, porque acaban de encontrar a alguien que llevábamos años buscando.
—¿Cómo pensás que estén?—pregunta mi hermano, sonrío y suspiro aliviado. Hemos visto a nuestros amigos sufrir demasiado, hoy llegó a su fin cualquier angustia.
—Imagino que felices, van a traerlo a casa después de seis años—le recuerdo y vuelvo a mirar hacia la sala de estar.
Jazmín está conversando a gusto con Federico, intercambian palabras que no alcanzo a escuchar y regreso a ver a Franco, quien yace pensativo.
—Hay cosas que todavía no entiendo—expone inquieto y bebe otro poco de café.
—¿Qué no te ha quedado claro?—le pregunto confundido. Creo saber a qué se refiere.
—La revelación de Devi decía algo más, ¿hay algo que falte cumplirse?—interroga sin ideas. Imagino que debe tener miedo de que sean malos presagios.
—No lo había pensado así, mejor dicho, no quiero creer que estaremos en problemas de nuevo—respondo dudoso. Intento ser optimista, Luz dice que debemos pensar positivo para quedarnos tranquilos.
—Espero que esté equivocado—concluye y termina de tomarse la bebida.
—¿Por qué las preguntas? ¿Has vuelto a tener sueños extraños?—Franco niega, echándole un vistazo a los chicos que platican delante nuestro y baja su volumen de voz.
—Yo no, Azul sí—murmura en respuesta mientras trata de disimular que le afecta hablar del tema—. De todas formas supongo que es normal, Celeste cumplirá quince años pronto.
—¿No te has preguntado por qué les pasa?—indago, de sucederme a mí no estaría tan calmado.
—Prefiero atribuirlo al estrés del trabajo—responde, a lo cual frunzo el ceño. No tiene sentido.
—Dudo bastante que sea eso—manifiesto incrédulo. Escucho a Jazmín reír y regreso a verla, parece estarse divirtiendo.
—¿Siempre se han llevado así de bien?—interroga Franco, a lo que asiento gustoso. No recuerdo haberlos visto pelear o discutir alguna vez.
—Nunca han tenido problemas—me encojo de hombros y termino mi café—. Pensándolo bien, somos muy diferentes—agrego convencido, Franco lo entiende al principio.
—¿Por qué lo decís?
—Porque vos estarías celoso si Celeste estuviera cerca de algún muchacho—acierto con una sonrisa. Él no se molesta en negarlo y asiente, dándome razón.
—¿Jamás te has sentido así?
—Federico es un buen chico—le garantizo sin dudarlo y después aclaro—: Quiero decir, no es igual que yo cuando tenía edad y eso me alegra.
Franco quiere responderme tras unos segundos, mas escuchamos cerrarse la puerta del hotel y cómo saludan a alguien que acaba de llegar Jazmín y Federico. Gala cierra el paraguas que trae consigo, viene hacia nosotros con paso apresurado y nos damos cuenta de a quién viene a buscar.
—¿Han visto a Noah?
—Salió a llevar a Valentín y Devi a la comisaría—contesta Franco, ella asiente cansada, lo que me hace pensar que ha venido a pie.
—Venecia tampoco está, lo siento—lamento antes de que pregunte por la pelirroja, Gala suspira y desvía su mirada—. Sigues buscándolo, ¿verdad?
—Desde hace catorce años, y no voy a darme por vencida—aclara decidida. Si hay algo que debo admirar de su persona, es aquella perseverancia que posee.
—Entiendo que quieras encontrarlo porque es hijo de tu mejor amiga, pero...—Franco no termina de hablar, pues Gala toma la palabra por tercera vez.
—No tengo excusas, seguiré buscando, todavía viviré unos años más—sonríe y voltea hacia las calles cuando oímos que las gotas de lluvia golpean con mayor fuerza el vidrio de la ventana.
Son increíbles todas las emociones que siento al mismo tiempo, mientras el auto avanza y cruza calles empapadas por la lluvia cada vez más fuerte, es como si quisiera detenerme e impedir que me reencuentre con aquel niño que traje a este mundo. Sigo sin saber qué decirle, ni cómo comenzar a explicárselo todo, era muy pequeño cuando me lo arrebataron bruscamente de mis brazos. Después de años ejerciendo presión sobre los investigadores para que hagan su trabajo, lograron encontrarlo.
Estoy feliz, y es sorprendente sentirme así, pues estaba olvidando lo que era la alegría. A pesar de ello, duele aceptar que Bruno no recordará que soy su madre y me verá como alguien más.
—Date prisa, por favor—le pide Valentín a Noah, quien asiente y acelera cuidándose de no exceder los límites de velocidad.
—Iré lo más rápido que pueda—accede Noah, quien entiende lo que estamos sintiendo ahora mismo.
—Todo estará bien—intenta tranquilizarme Valentín, sin embargo, sé que está igual de nervioso que yo y por ello no ha soltado mi mano desde que salimos del hotel.
—¿Les dijeron alguna otra cosa cuando los llamaron?—inquiere Noah, él resopla al tener que detenerse frente a un semáforo en rojo.
—No fueron muy específicos ni dieron mucha información, sólo nos pidieron que vayamos porque lo habían encontrado—contesto tras varios minutos callada. Entrecierro mis ojos, producto de los recuerdos que llegan a mí y sonrío, la búsqueda ha terminado.
—Nos basta con que Bruno haya aparecido sano y salvo—comenta Valentín, observando ese semáforo impaciente. Lo entiendo, yo estoy igual.
—Quizás sea complicado al comienzo que entiendas las cosas, pero tendrá a sus padres allí para que le expliquen lo ocurrido—advierte Noah. Lamento que Bruno haya tenido que pasar por esto, hubiese querido tenerlo con nosotros siempre.
—Pensándolo mejor, tal vez mi revelación significaba que Bruno regresaría—expongo y esbozo una sonrisa.
—Puede que sí, aunque no era lo único que dijiste—me recuerda Valentín. Él estuvo conmigo en ese momento y apuntó cada palabra que salió de mi boca—. Hablaste también de un alma gemela y una luz.
—¿Qué dijo exactamente?—indaga Noah, luego pone en marcha el vehículo. Cada vez falta menos para llegar al lugar donde tienen a Bruno, debe estar muy asustado, necesito llegar cuanto antes.
—No recuerdo bien, le di a Daimon el papel en que apunté todo—responde Valentín sonriente, ya que estamos avanzando otra vez.
—Giras a la derecha en tres cuadras—indico ansiosa, a lo cual Noah asiente y obedece.
No tardamos mucho en recorrer las cinco calles restantes, son pocos minutos que me parecen una eternidad y le aprieto la mano a Valentín, comienzo a sujetarla con mayor fuerza apenas visualizo aquella comisaría. Hay dos autos de policía estacionados al frente, algunos oficiales vigilan la entrada y poseen un serio semblante. Noah se estaciona y no espero a que nos indique que podemos bajar, abro la puerta y corro hacia adentro, teniendo a Valentín siguiendo mis pasos.
Tengo las emociones a flor se piel, recorriéndome de pies a cabeza y acumulo lágrimas que dudo si sea correcto soltar, a pesar de que son difíciles de retener. No puedo, lo he buscado desde hace seis años y varias veces creí que no volvería a verlo, no obstante, nunca me di por vencida ni pensé rendirme. Bruno es mi único hijo, ¿a quién más tengo? Y el hecho de, quizás haber tenido otros hijos, no habría logrado que dejase de buscarlo.
Volteo a mi izquierda y después al otro costado, empiezo a desesperarme y aumentos los nervios que siento, hasta que lo escucho llorar. Una oficial de policía intenta tranquilizarlo, y yo corro hacia él sin poder esperar más.
—¡Bruno!
***
¡Hola!
Espero que ustedes se encuentren bien en sus hogares y gocen de buena salud en estos tiempos difíciles ❤ cuísense muchísimo.
Ojalá les haya gustado este capítulo :3
¿Creen que Tomás acepte ser el chambelán de Daniela? ¿Emma está ocultándple algo a su hija? Y si es así, ¿qué piensan que sea? ¿Federico y Jazmín serán algo más que amigos algún día? ¿Matías se lo tomará bien? ¿Cómo reaccionaría Franco si Celeste se acerca a un chico? ¿Gala encontrará al hijo de Valentina? ¿Bruno recordará a Valentín y Devi o le costará confiar en ellos y entender lo sucedido?
Nos leeremos pronto, ¡adiós! 👋🏻
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